Marcos
Winocur (“Las clases olvidadas en
la revolución cubana”, 1979)
Afirma “que existían en Cuba sectores sociales a
la vez burgueses y nacionalistas y que resulta imposible entender la Revolución
de 1959 si se prescinde del papel jugado por esos sectores”
Deja en claro el “nacionalismo burgués de algunos
hacendados cubanos, … (como) la postura de algunos propietarios de ingenios-
Julio Lobo y otros- de la manera siguiente: estos hacendados estaban en los
años 1950 muy descontentos de la política de restricción azucarera y de
“reciprocidad” comercial que iba unida a la existencia de la cuota azucarera
norteamericana, y querían romper con ese tipo de relaciones con los Estados
Unidos”
Martínez Alier sostiene que “no sólo la política
expansionista de un Julio Lobo sino también la política restriccionista (unida
a la diversificación y sustitución de importaciones agrarias e industriales)
pueden ser, ambas, consideradas como políticas nacionalistas”
La tesis
tradicional errada de Hugh Thomas
“…Thomas distingue entre una clase media
profesional y una clase media burguesa, empresarial. La primera era
nacionalista. La segunda no. Con esta modificación –que no es convincente, por
razones que en seguida explicaré- Hugh Thomas se añade así a la lista de
historiadores que han pretendido explicar el relativamente fácil triunfo de la
revolución cubana por la ausencia de una burguesía nacionalista. En efecto, al
ser el nacionalismo patrimonio exclusivo de la clase obrera, o del pueblo, al
ser la burguesía cubana una burguesía totalmente dependiente del capitalismo
norteamericano, una revolución nacionalista no podía ser menos que una
revolución anti-burguesa, es decir, una revolución socialista. Esta tesis me
parece muy discutible…”
La
sacarocracia cubana
“¿Qué quedaba en el siglo XX de la “sacarocracia
cubana”? El proceso de concentración en la elaboración fabril del azúcar, junto
con la expansión azucarera de Camaguey y Oriente a principios de siglo, había
cambiado la estructura de la producción azucarera. En vez de ingenios
relativamente pequeños cuyos propietarios combinaban en sus manos tanto las
operaciones agrícolas como industriales, se disoció la parte agrícola de la industrial,
y muchos antiguos ingenios pasaron a ser “colonias” de los nuevos centrales”
En lo que respecta a la mencionada parte agrícola,
el informe de la Tariff Comision (eeuu) de 1924, consignaba:
“El sistema
de colonos en Cuba. Se estima que entre un 75% y un 90% del cultivo de caña en
Cuba es cultivado por colonos. El cono es un plantador que cultiva caña en su propia tierra, o en una
tierra que arrienda al molino azucarero. Frecuentemente es un hombre de
prestigio y riqueza. La industria de los colonos está tan bien definida como lo
está la de los molinos. La colonia promedio equivale a 1330 acres. Muchas son
incluso más grandes y llegan hasta 10 mil acres…”
Manifiesto
inicial de la Asociación de colonos de Cuba (1934)
1) “Que el
colono constituye una verdadera clase económica porque ocupa un lugar
determinado y prominente en la producción de azúcar y tiene los intereses
comunes de toda clase”
2) “Que tanto
en épocas pasadas como en la presente, la función económica y social
desempeñada por la clase de colonos, ha sido altamente beneficiosa para el
país, bajo todos los aspectos, atenuando los desastrosos efectos producidos por
el inevitable proceso de concentración efectuado en nuestra industria azucarera
durante los últimos 50 años y muy especialmente, durante la gran guerra y con
posterioridad”
3) “Que el
colono, además de ser la parte cubana y nacionalista de la industria azucarera,
es el único medio razonable y lógico con que cuenta la nación para aminorar los
efectos del latifundismo…”
“…la propia Asociación de Colonos recogía la tesis
de Ramiro Guerra y hacía suyo el slogan “Nación o Plantación”. Que Cuba se
convirtiera en una inmensa plantación, cuyos dueños serían norteamericanos,
debía ser evitado. Hay ciertamente paralelos en otras zonas del continente
latinoamericano de esta manera de pensar y que con matices están detrás de la
glorificación por Gilberto Freyre del viejo senhor de engenho y también el
nacionalismo aprista surgido en la costa peruana en la década del 20”
El mayor
hacendado cubano apoyó inicialmente la revolución
“…a entender la postura expansionista de hacendados
como Julio Lobo, y la inicial postura de expansionista de Fidel Castro en 1959,
lo que a su vez explica, como señala Winocur, la paradoja de que el mayor
hacendado cubano apoyara inicialmente la revolución”
Un
nacionalismo revolucionario que no negaba la monoproducción
“Sin duda quería decir también que la organización
de la industria azucarera bajo un sistema de plantación “puro” (propietarios
extranjeros, trabajadores asalariados), dejaba sin una función social y
económica adecuada a los hacendados cubanos y a los colonos cubanos –es decir,
el dilema nación o plantación no expresaba necesariamente una animadversión
hacia la especialización de Cuba en la exportación de azúcar, sino muy
frecuentemente una lucha nacionalista. Azúcar sí, pero en manos cubanas, tanto
en su parte industrial como agrícola”
Tanto la
política expansionista como la restriccionista tenían ribetes nacionalistas
-
Luego de la gran zafra de 1952, “hubo desencanto
creciente con la política de restricción azucarera reanudada en 1953”
-
Dentro de la Asociación de Colonos coexistieron
ambas tendencias (restriccionista y expansionista) durante la década de 1950
(e.g. el comité ejecutivo de la Asociación estuvo a afavor de la restricción en
1953 y 1954, y sostenía la necesidad de que en cuba existiera un “vendedor
único” que impidiera lo que se denominó “especulación a la baja”. En este
respecto ver el siguiente fragmento de una de las actas de asamblea de 1954 de
la Asociación:
“…Nuestra
protesta llevaba el apoyo de los obreros, que inclusive declararon que si Julio
Lobo, que es el principal especulador bajista, insistía en su propósito, le
paraban todos sus ingenios…”
-
“Quiero destacar, simplemente, que en los
ataques contra Julio Lobo, o contra la Cuban Trading (los grandes hacendados y
vendedores, cubanos y extranjeros), está implícito, y a menudo explícito, el
deseo de que se haga una política de ventas en el interés nacional, e incluso
que se cree una institución gubernamental cubana que controle las ventas”
-
“El argumento en contra, en este mismo terreno,
es que precios demasiado altos fomentaban la expansión remolachera tanto en
Europa como en Estados Unidos, y por tanto, se decía, cuba debía lanzarse a la
conquista del mercado mundial. Así, no sólo fueron los grandes hacendados
(cubanos o extranjeros) los que se pronunciaban por la expansión, sino también,
en ocasiones, algunos de los dirigentes de los colonos”
-
“…como la política de expansión s hacía difícil,
entre otras razones, porque implicaba un reajuste muy grande en la organización
de la industria azucarera cubana que, desde los años 1920, funcionaba con un
sistema de cuotas de producción para cada ingenio, y para cada colono”
-
“…como esta polémicas…se desarrollaban en
términos de “defensa del interés nacional”, terminología característica de una
burguesía nacionalista, no muy poderosa tal vez, pero sí muy consciente de su
posición y de su responsabilidad histórica”
Una
revolución con claro apoyo y base social burguesa
“Mi tesis fundamental es que, en tanto que una
revolución socialista implicaba una revolución nacionalista, lo contrario no es
tan cierto como ha parecido (no sólo al propio Fidel Castro, que no es muy buen
historiador, sino) a todos los comentarista que han sostenido la tesis de la
ausencia de una burguesía empresarial nacionalista. Y vuelvo a hacer la
salvedad de que los “colonos” grandes eran únicamente una parte de esta
burguesía, y que deberían estudiarse otros sectores…”
“Los “colonos” saludaron con cierto entusiasmo la
revolución, pensado que era llegado el momento de conseguir una mejora en el
“arrobaje”, y pensando también que la propia reforma agraria, con los amplios
límites que inicialmente preveía, les beneficiaría. Así, fue la por la presión
de la Asociación de Colonos que la Ley de reforma Agraria incluyó su artículo
67, permitiendo el acceso a la propiedad de la tierra hasta el límite de 30
caballerías (una caballería =13.5 ha). Los colonos (en común, creo yo, con una
buena parte de la burguesía cubana) fueron neutralizados durante los meses
decisivos al pensar que iban a obtener más beneficios que perjuicios de la
reforma agraria, y, en general, de la revolución. Su confianza en los
dirigentes revolucionarios…”
Nacionalizaciones
mediante intervención
“Es importante recordar que buena parte de las
nacionalizaciones o socializaciones de fincas e industrias en Cuba en 1959 y
1960 se hicieron bajo la figura jurídica de la “intervención”: esto es, el
Estado se hacía cargo, provisionalmente en principio, de la administración de
una empresa por cuenta de los dueños en tanto que se solucionaban los problemas
de la liquidez, o laborales que habían llevado a la “intervención”. De hecho,
estas “intervenciones” resultaron ser definitivas”
“…tiene interés que la Asociación de Colonos,
cuando bastantes centrales retrasaron los pagos de la zafra de 1959, se
decidiera en agosto de 1959 a solicitar la “intervención de 43 centrales –es
decir, más de la cuarta parte de todos los centrales cubanos”
“No dijeron los colonos cuántos de esos ingenios
eran de propiedad norteamericana (algo más del 30% de la capacidad de
fabricación de azúcar estaba todavía en manos extranjeras, en la década de
1950), pero de todas formas la lucha contra los ingenios había tenido siempre
fuertes connotaciones nacionalistas. Y es de notar también que esos mismos
colonos grandes que, no sin cierta inquietud, se lanzaban por tales camino en
1959, iba a ser ellos mismos “intervenidos” –muchas veces a causa de problemas
laborales en sus fincas- durante los años 1960 a 1963”
Defensa
“revolucionaria” de los colonos ante la lucha de sus propios asalariados
“Así, aunque
protestaban de que “algunos delegados (del Instituto de la reforma agraria)
llegan por la libre, conjuntamente con el delegado sindical de la colonia, y
toman las tierras que les da la gana”, sus protestas fueron neutralizadas
durante unos meses decisivos mediante las seguridades que llegaban de algunos
de sus miembros bien conectados con las más altas instancias del nuevo poder.
En este caso (tomado también de las actas de agosto de 1959) quien les
tranquilizó fue un gran colono, Ramón Castro Ruz (hermano mayor de Fidel),
quien dijo:
“En oriente
ocurrieron cosas curiosas que vale más silenciar; y cuando yo vi de que todo el
mundo se estaba metiendo por la libre, vine a ver a Fidel y le dije que
teníamos unos amigos colorados que estaban mandando a la gente a entrar en las
fincas o a posesionarse de ellas, es decir, unos comunistas que se estaban
metiendo donde no debían y desgraciando la Revolución. Y entonces fue cuando
salió aquél decreto que prohibía a todo el mundo meterse en finca alguna…Y yo
digo a ustedes, compañeros colonos, que hay una ley, que pueden acogerse a la
ley públicamente, con el derecho que cada uno tenga. Lo que hay que hacer
ahora, cuando eso ocurra, es protestar, denunciar y defender en voz alta lo que
es justo, legal y razonable contra toda demagogia que pretenda imponerse”
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