sábado, 12 de marzo de 2016

El banco central europeo recorta las tasas y vierte más dinero en los mercados financieros


By Nick Beams 
11 March 2016
El Banco Central Europeo (BCE) ayer (10 de marzo) dio a conocer una nueva serie de medidas inscritas bajo el marco de su programa de relajamiento cuantitativo, que incluyen una expansión en la compra de activos financieros, una nueva baja en las tasas de interés, así como también un incremento en el financiamiento de los bancos. Estas medidas no son más que una apuesta desesperada para contrarrestar la cada vez más desmejorada perspectiva de la zona euro y la economía global.
El BCE redujo su tasa de depósito a -0.4 desde el anterior -0.3, e incrementó la compra de activos financieros desde el actual nivel de 60 billones de euros al mes, a 80 billones de euros al mes. A esto se suma el hecho de que por primera vez se incluye la compra de deuda emitida por corporaciones no financieras. Anteriormente este programa, que se estableció operará hasta marzo de 2017 o incluso más allá si se considera necesario, solo incluía la compra de deuda soberana.
También se incluye la extensión de los créditos a los bancos bajo las denominadas operaciones de refinanciamiento de largo plazo, con cobros de tasas tan bajas como -0.4 por ciento –en los hechos se les paga para que se endeuden.
Sin embargo, el efecto inmediato de estas medidas fue justamente el opuesto al deseado. Inicialmente, los mercados se alzaron debido a que la expansión del programa de compra de activos a 20 millones de euros fue mayor de lo esperado, pero al final de día terminaron a la baja. El euro primero bajó frente al dólar, pero luego se alzó rápidamente, en uno de los vaivenes monetarios diarios más grandes de la historia. En Wall Street el Dow Jones cayó tanto como 178 puntos, esto antes de alzarse para terminar el día solo 5 puntos por debajo.  
La causa de estos vaivenes en las monedas y en los mercados accionarios, parece haber sido la declaración del presidente del BCE Mario Draghi, quien sostuvo que no habría nuevas rebajas a las tasas de interés.  Dijo que, si bien las tasas de interés “permanecerán bajas, bien bajas, por un largo período…no anticipamos una nueva necesidad de bajar las tasas más todavía en el futuro”  
Draghi indicó que el banco central no podía bajar a placer las tasas sin que hubiera consecuencias para el sistema bancario. Desde el giro del Banco de Japón hacia tasas negativas a fines de enero y la difusión del régimen de tasas negativas a tantos países hasta llegar a llegar a incluir un cuarto del producto bruto global, han comenzado a surgir importantes preocupaciones debido a que el mismo ha tenido un impacto negativo en el modelo de negocios de los bancos, con significativas bajas en los valores accionarios de éstos.
En sus ya preparadas declaraciones, Draghi formula una evaluación pesimista de la economía de la zona euro. El crecimiento real del PIB para el cuarto cuarto de 2015 fue de 0.3 porciento. Apoyado en la demanda interna, fue “enfriado por la contribución negativa de las exportaciones netas”, mientras los estudios más recientes apuntan “una dinámica de crecimiento más baja de lo esperado para el comienzo del año”   
Su evaluación de las perspectivas inmediatas fue internamente contradictoria. Comenzó estableciendo que el BCE esperaba que “la recuperación económica continuara a un ritmo moderado” –el mantra estándar de todas las instituciones financieras mundiales aún antes una perspectiva económica mundial que no deja desmejorar-
“Sin embargo”, continuó, “la recuperación económica en el zona euro continúa siendo enfriada por las bajas perspectivas de crecimiento en los mercados emergentes, la volatilidad de los mercados financieros, los necesarios ajustes en los balances de algunos sectores (la necesidad de reducir préstamos con altos riesgos de no pago por parte de los bancos europeos) y el lento ritmo al cual se implementan las reformas estructurales”
El último punto es una referencia a la demanda de larga data del BCE de que la flexibilidad en el mercado de trabajo –la destrucción de las condiciones de trabajo- sea intensificada en el conjunto del área euro
Sobre todo “los riesgos en el área euro permanecen inclinados negativamente”, lo cual se relaciona con “la alta incertidumbre en la economía global así como también los riesgos geopolíticos”, con el BCE habiendo rebajado su estimación de crecimiento desde su reunión de diciembre.
La lógica oficial que sustenta al programa de estímulo monetario es el alza de la tasa de inflación de la zona euro hacia un nivel de 2% pero no más allá. La tasa inflacionaria de Febrero fue -0.2 comparada con el 0.3 de Enero y solo sería de 0.1 por ciento para 2016 en su conjunto, esto según las estimaciones de propio BCE.  
Durante la sesión de preguntas y respuestas, Draghi intentó responder la crítica de que la política del banco central era inefectiva y que el mismo “ya no tenía más herramientas”. Argumentó que la nueva batería de medidas era “muy significativa”, y que era estúpido pensar que se podía volver al 2 por ciento con una economía que aún no se había recuperado. Pero una vez existiera una sólida recuperación en la zona euro se vería un alza de salarios y precios   
La afirmación de que el programa del BCE y otros bancos centrales eventualmente traerá una recuperación, ha sido plenamente refutada por la misma realidad económica. Ya han pasado 7 años desde el derrumbe de 2008 y el producto de la zona euro aún no alcanza los niveles obtenidos antes de la crisis financiera.
Las subsiguientes declaraciones de Draghi dejaron entrever la verdadera naturaleza de estas “medidas poco convencionales” adoptadas por las autoridades financieras. “Supóngase que no hubiéramos actuado en ningún sentido…¿Cuál habría sido el contrafáctico? Y por supuesto consideramos que el contrafáctico hubiera sido una desastrosa deflación”, dijo Draghi.  
En otras palabras, las acciones del BCE no son un programa cuyo objetivo sea una recuperación económica real –su efecto más significativo ha sido el incremento de la riqueza financiera y la ampliación de la desigualdad social-, sino que meramente suponen una operación de contención para sostener el sistema financiero y prevenir un colapso como el de los 1930s. Más todavía, el hecho de que el programa haya debido ser continuamente ampliado, significa quelas contradicciones subyacentes, no solo no han sido resueltas, sino que las mismas se intensifican.
En la víspera de la reunión del BCE, el principal estratega de inversión del Bank of America Michael Hartnett, apuntó que las políticas de los bancos centrales los últimos 7años no han estimulado el crecimiento económico
“La falla de estos 7 años es que la narrativa subyacente de los mercados continúa deflacionaria, esto a pesar de 619 recortes en la tasa de interés, $10.4 trillones en compras de activos financieros por parte de los bancos centrales, $9 trillones de deuda soberana global con rendimientos de 0 porciento –aproximadamente igual a un 23 por ciento  de toda la deuda soberana mundial”, dijo. No existen signos de que un estímulo monetario llevará a una aceleración del PIB “en ningún momento cercano”.
Si bien las últimas medidas no harán nada que impulse el crecimiento de la economía real, éstas sí tendrán un impacto. A pesar de afirmaciones en contrario de Draghi, implican una intensificación de una guerra de monedas en la cual cada país trata de mejorar su posición en los mercados globales mediante la baja en el valor de su propia moneda a expensas de sus rivales.
En un intento por desestimar tales críticas, Draghi se refirió a la reciente reunión del G-20 en Shangai, donde “todos los países acordaron solemnemente evitar tal guerra”, pero luego reconoció que algunas de las últimas medidas sí se “derramarían en el mercado mundial de divisas”
El otro impacto de importancia será en el mercado de bonos. La mayor compra de activos incrementará su precio y bajará su rendimiento (las dos se mueven en dirección inversa), en algunos casos hacia territorio negativo. Esto implicará que la inversión en bonos no será llevada a cabo para asegurar un ingreso mediante el pago de intereses, sino que con el objetivo de vender el mismo bono a un precio aún mayor en tanto las tasas de interés caen.
Como un analista comentó con precisión, con bonos de rendimiento negativo “estás esencialmente rogando para venderle esencialmente a un tonto más grande”
En otras palabras, mientras las medidas del BCE no lograrán impulsar la economía real, ellas sí contribuirán a transformar el mercado de bonos en un gigantesco esquema Ponzi dependiente del continuo influjo de dinero, por tanto creando las condiciones para un nuevo desastre financiero.
Traducción: manuel salgado