By Nick Beams
11 March 2016
El Banco Central
Europeo (BCE) ayer (10 de marzo) dio a conocer una nueva serie de medidas
inscritas bajo el marco de su programa de relajamiento cuantitativo, que
incluyen una expansión en la compra de activos financieros, una nueva baja en
las tasas de interés, así como también un incremento en el financiamiento de
los bancos. Estas medidas no son más que una apuesta desesperada para contrarrestar
la cada vez más desmejorada perspectiva de la zona euro y la economía global.
El BCE redujo su tasa
de depósito a -0.4 desde el anterior -0.3, e incrementó la compra de activos
financieros desde el actual nivel de 60 billones de euros al mes, a 80 billones
de euros al mes. A esto se suma el hecho de que por primera vez se incluye la
compra de deuda emitida por corporaciones no financieras. Anteriormente este
programa, que se estableció operará hasta marzo de 2017 o incluso más allá si
se considera necesario, solo incluía la compra de deuda soberana.
También se incluye la
extensión de los créditos a los bancos bajo las denominadas operaciones de
refinanciamiento de largo plazo, con cobros de tasas tan bajas como -0.4 por
ciento –en los hechos se les paga para que se endeuden.
Sin embargo, el
efecto inmediato de estas medidas fue justamente el opuesto al deseado.
Inicialmente, los mercados se alzaron debido a que la expansión del programa de
compra de activos a 20 millones de euros fue mayor de lo esperado, pero al
final de día terminaron a la baja. El euro primero bajó frente al dólar, pero
luego se alzó rápidamente, en uno de los vaivenes monetarios diarios más grandes
de la historia. En Wall Street el Dow Jones cayó tanto como 178 puntos, esto
antes de alzarse para terminar el día solo 5 puntos por debajo.
La causa de estos vaivenes
en las monedas y en los mercados accionarios, parece haber sido la declaración
del presidente del BCE Mario Draghi, quien sostuvo que no habría nuevas rebajas
a las tasas de interés. Dijo que, si
bien las tasas de interés “permanecerán bajas, bien bajas, por un largo período…no
anticipamos una nueva necesidad de bajar las tasas más todavía en el futuro”
Draghi indicó que el
banco central no podía bajar a placer las tasas sin que hubiera consecuencias
para el sistema bancario. Desde el giro del Banco de Japón hacia tasas
negativas a fines de enero y la difusión del régimen de tasas negativas a
tantos países hasta llegar a llegar a incluir un cuarto del producto bruto
global, han comenzado a surgir importantes preocupaciones debido a que el mismo
ha tenido un impacto negativo en el modelo de negocios de los bancos, con
significativas bajas en los valores accionarios de éstos.
En sus ya preparadas
declaraciones, Draghi formula una evaluación pesimista de la economía de la
zona euro. El crecimiento real del PIB para el cuarto cuarto de 2015 fue de 0.3
porciento. Apoyado en la demanda interna, fue “enfriado por la contribución
negativa de las exportaciones netas”, mientras los estudios más recientes
apuntan “una dinámica de crecimiento más baja de lo esperado para el comienzo
del año”
Su evaluación de las
perspectivas inmediatas fue internamente contradictoria. Comenzó estableciendo
que el BCE esperaba que “la recuperación económica continuara a un ritmo
moderado” –el mantra estándar de todas las instituciones financieras mundiales aún
antes una perspectiva económica mundial que no deja desmejorar-
“Sin embargo”, continuó,
“la recuperación económica en el zona euro continúa siendo enfriada por las bajas
perspectivas de crecimiento en los mercados emergentes, la volatilidad de los
mercados financieros, los necesarios ajustes en los balances de algunos sectores
(la necesidad de reducir préstamos con altos riesgos de no pago por parte de
los bancos europeos) y el lento ritmo al cual se implementan las reformas
estructurales”
El último punto es
una referencia a la demanda de larga data del BCE de que la flexibilidad en el
mercado de trabajo –la destrucción de las condiciones de trabajo- sea
intensificada en el conjunto del área euro
Sobre todo “los
riesgos en el área euro permanecen inclinados negativamente”, lo cual se
relaciona con “la alta incertidumbre en la economía global así como también los
riesgos geopolíticos”, con el BCE habiendo rebajado su estimación de crecimiento
desde su reunión de diciembre.
La lógica oficial que
sustenta al programa de estímulo monetario es el alza de la tasa de inflación
de la zona euro hacia un nivel de 2% pero no más allá. La tasa inflacionaria de
Febrero fue -0.2 comparada con el 0.3 de Enero y solo sería de 0.1 por ciento
para 2016 en su conjunto, esto según las estimaciones de propio BCE.
Durante la sesión de
preguntas y respuestas, Draghi intentó responder la crítica de que la política
del banco central era inefectiva y que el mismo “ya no tenía más herramientas”.
Argumentó que la nueva batería de medidas era “muy significativa”, y que era
estúpido pensar que se podía volver al 2 por ciento con una economía que aún no
se había recuperado. Pero una vez existiera una sólida recuperación en la zona
euro se vería un alza de salarios y precios
La afirmación de que
el programa del BCE y otros bancos centrales eventualmente traerá una recuperación,
ha sido plenamente refutada por la misma realidad económica. Ya han pasado 7
años desde el derrumbe de 2008 y el producto de la zona euro aún no alcanza los
niveles obtenidos antes de la crisis financiera.
Las subsiguientes
declaraciones de Draghi dejaron entrever la verdadera naturaleza de estas “medidas
poco convencionales” adoptadas por las autoridades financieras. “Supóngase que no
hubiéramos actuado en ningún sentido…¿Cuál habría sido el contrafáctico? Y por
supuesto consideramos que el contrafáctico hubiera sido una desastrosa
deflación”, dijo Draghi.
En otras palabras,
las acciones del BCE no son un programa cuyo objetivo sea una recuperación
económica real –su efecto más significativo ha sido el incremento de la riqueza
financiera y la ampliación de la desigualdad social-, sino que meramente
suponen una operación de contención para sostener el sistema financiero y
prevenir un colapso como el de los 1930s. Más todavía, el hecho de que el
programa haya debido ser continuamente ampliado, significa quelas
contradicciones subyacentes, no solo no han sido resueltas, sino que las mismas
se intensifican.
En la víspera de la
reunión del BCE, el principal estratega de inversión del Bank of America
Michael Hartnett, apuntó que las políticas de los bancos centrales los últimos
7años no han estimulado el crecimiento económico
“La falla de estos 7
años es que la narrativa subyacente de los mercados continúa deflacionaria, esto
a pesar de 619 recortes en la tasa de interés, $10.4 trillones en compras de activos
financieros por parte de los bancos centrales, $9 trillones de deuda soberana
global con rendimientos de 0 porciento –aproximadamente igual a un 23 por
ciento de toda la deuda soberana mundial”,
dijo. No existen signos de que un estímulo monetario llevará a una aceleración
del PIB “en ningún momento cercano”.
Si bien las últimas
medidas no harán nada que impulse el crecimiento de la economía real, éstas sí
tendrán un impacto. A pesar de afirmaciones en contrario de Draghi, implican
una intensificación de una guerra de monedas en la cual cada país trata de
mejorar su posición en los mercados globales mediante la baja en el valor de su
propia moneda a expensas de sus rivales.
En un intento por
desestimar tales críticas, Draghi se refirió a la reciente reunión del G-20 en
Shangai, donde “todos los países acordaron solemnemente evitar tal guerra”,
pero luego reconoció que algunas de las últimas medidas sí se “derramarían en
el mercado mundial de divisas”
El otro impacto de
importancia será en el mercado de bonos. La mayor compra de activos incrementará
su precio y bajará su rendimiento (las dos se mueven en dirección inversa), en
algunos casos hacia territorio negativo. Esto implicará que la inversión en
bonos no será llevada a cabo para asegurar un ingreso mediante el pago de
intereses, sino que con el objetivo de vender el mismo bono a un precio aún mayor
en tanto las tasas de interés caen.
Como un analista
comentó con precisión, con bonos de rendimiento negativo “estás esencialmente rogando
para venderle esencialmente a un tonto más grande”
En otras palabras,
mientras las medidas del BCE no lograrán impulsar la economía real, ellas sí
contribuirán a transformar el mercado de bonos en un gigantesco esquema Ponzi
dependiente del continuo influjo de dinero, por tanto creando las condiciones
para un nuevo desastre financiero.
Traducción: manuel
salgado
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