A mediados de 2013 mis ex compas de fragua
entrevistaron a Astarita en Argentina. Lo que me sorprendió en ese momento, es
que la compa que habló con él contaba que para el profe "como que no había
habido una crisis que iniciada 2008" (o al menos no una estructural). En
ese momento comenté que Astarita iba en contra de lo postulado por Shaik,
Michael Roberts, Guglielmo Carchedi, Paul Mattick jr, Andrew Kliman, etc. No me
parecía un juicio acertado por parte del profe.
Bueno, sigo sosteniendo esta crítica. Hoy
vivimos el 7mo año de crisis estructural (basada en la ley de movimiento
fundamental del mpc, la TDTMG). Y los desarrollos de la economía mundial
durante este año vienen a confirmar este juicio. No solo la política de Abe en
el Japón no ha logrado sacar del marasmo a una economía que está estancada y
sobre-endeudada desde 1992, no es solo que la tasa de crecimiento de la
eurozona se acerque peligrosamente a 0. No es solo que se presenten nuevas
tendencias guerreristas y conflictos entre los distintos bloques imperialistas
(el conflicto ucraniano y las sanciones contra Rusia, las guerras en siria e
Irak, las guerras de Francia en africa noroccidental). No es solo que EEUU haya
terminado el relajamiento cuantitativo y ahora deba alzar la tasa de interés
mientras Japón implementa un dramático relajamiento cuantitativo, todo esto
mientras Europa busca paliar la deflación con una política fiscal expansiva en
sentido contrario a los yanquis. No es solo que estemos en presencia de una
emergente "guerra de monedas".
No es solo eso. El jueves la OPEP decidió no
recortar los volúmenes de producción de petróleo, una política económica que
parecía obligada debido a la rápida y acelerada baja en los precios del crudo.
Esta simple acción es muestra de un proceso económico-político mucho más
amplio. A la "guerra monedas" se suma hoy una emergente "guerra
por los mercados": la OPEP busca desplazar la competencia yanqui en el
campo petrolero manteniendo un precio bajo (cercano a 80 dólares y con el
horizonte de 60 dólares por barril). Es que los yanquis desde 2005 comenzaron
una tendencia acelerada a la independencia energética: si este año importaban
el 60% de su consumo energético, hoy importan solo el 21%. Esta tendencia se
relaciona con una nueva variante de petróleo explotada en el país del norte (el
shale oil). El punto es que la misma requiere amplias inversiones y sus costos
de producción son tales que solo es rentable si el precio del crudo no baja de
los 80 dólares. De hecho, si el precio se mantiene a este nivel, más de la
mitad de las nuevas empresas petroleras yanquis deberían cerrar por baja
rentabilidad. Y a esto se suma el hecho de que esta nueva variante petrolera
fue financiada con crédito barato no muy distinto al que hizo emerger la crisis
subprime en 2007. En efecto, hay condiciones para que explote una nueva burbuja
especulativa en el país del norte, y esta vez con consecuencias mundiales y
nacionales muy significativas para la economía "productiva" y su base
energética.
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