A raíz de una nota en la
cual se extractaba una declaración del compañero Nicolás del Caño - en el
contexto del lanzamiento de su pre-candidatura presidencial-, vuelve a rondar
por el campo de la “izquierda” el “lenguaje de los derechos”. A los compas del
PTS los respeto mucho, y es en razón de este respeto que dejo este extracto
referido al tema, el cual escribí a principios de año en el contexto de un
“análisis concreto de la situación concreta” propia de Bolivia:
“…Ahora bien, como
acertadamente señala un dirigente obrero de La Paz, la negociación por rama y/o
federación requiere el paso previo del fortalecimiento de los sindicatos de
base, fortalecimiento que permite: a) tener la suficiente coordinación y unidad
de acción para poder actuar genuinamente como rama o federación; b) generar un
marco material en el cual las futuras negociaciones por rama o federación no
sean meros arreglos concertados por las cúpulas dirigenciales. En este
contexto, a quien escribe le parece muy lúcida la siguiente frase de este
obrero de La Paz:
“Es necesario lograr que el
conflicto de derechos, tenga como marco el conflicto de intereses” (citado en
Escobar de Pabón, 2010)
Sostenemos que esta declaración es lúcida y
muy importante, porque, en lo esencial, cuestiona el marco “ciudadanista” en el
cual ha tendido a encuadrarse la lucha de los productores explotados desde el
quiebre que supuso el comienza de la cuarta fase capitalista. Lo hace porque
cuestiona el hecho de que la lucha de los explotados: a) no tenga un enemigo
claro (la clase explotadora); b) reproduzca la división sociedad civil/Estado y
mantenga la división clasista de la primera; c) constituya una demanda general
abstracta vinculable a cualquier condición social y no a una precisa (la
obrera); d) tome al Estado como ente neutral capaz de arbitrar por sobre las
clases y asegurar derechos “para todos”; e) permanezca en el terreno del
derecho burgués, el cual es necesariamente formal y está imposibilitado de
establecer cuestiones positivas (de contenido) esenciales; f) entienda a la demanda
de los explotados como una meramente superestructural (jurídica) y no
material132.
132 Esta frase de nuestro obrero de La Paz es
particularmente relevante para el escenario político chileno configurado desde
1990. En éste, partidos a la izquierda como el comunista, ya en 2005
establecieron que su tarea en el mediano plazo era la lucha por “derechos
sociales”; hoy, distintas orgánicas políticas en el campo de la izquierda han
naturalizado esta forma de lucha y el marco que impone a las demandas de los explotados
(y oprimidos). Se dirá que no se lucha por unos meros “derechos”, sino que por
“derechos sociales universales”. Sin embargo, como lo demuestran los programas
y demandas de la mayor parte de las orgánicas que actualizan este tipo de
lucha, la lucha por los derechos sociales universales no ingresa al mundo del
trabajo y la producción (o, si lo hace, éste ingreso es meramente el de “un
sector más” que habría que “incluir”). Así, lo “social” pareciera ajeno a
cualquier dimensión relacionada directamente con los explotados, que continúan
siendo la mayoría de la población en cualquier formación social capitalista. Y
no es sólo que no se incluya (o se incluya parcialmente) a la mayoría de la
población en su actividad principal (su trabajo), sino que se olvida que
cualquier otro derecho fuera del campo de la producción, está determinado por
lo que sucede en ésta (esto si se adopta una postura materialista consecuente).
Por último, adicionar el término “universales” a la expresión “derechos
sociales”, no hace más que reproducir el discurso de los derechos humanos
(burgueses), discurso que “pasa por encima” de las clases y los intereses de la
clases (de ahí que muchos en este campo de la izquierda chilena utilicen la
expresión “para todos”…).
[y dejo una cita más referida al tema,
consignada también por nosotros en el trabajo que aquí cito]
…“…si bien las cuestiones
vinculadas al consumo, tal como el acceso al agua potable, constituyen una
parte esencial de la lucha más amplia de la clase obrera, así como también la
construcción de coaliciones entre grupos sociales diferentes es necesaria para
revertir la polarización social exacerbada por el neoliberalismo, las
coaliciones que se enfocan en abaratar los bienes-salario en detrimento de la
lucha obrera por mejores salarios y condiciones de trabajo, corren el peligro
de contribuir a la declinación de la clase obrera como un todo…La experiencia
de Cochabamba demuestra que la adopción acrítica de coaliciones multi-clasistas
enfocadas en el consumo y en los derechos ciudadanos, no es una panacea o
sustituto de la autoorganización y movilización obrera, esto si un desarrollo
genuinamente emancipatorio y humano desea ser construido” (Susan Spronk, 2006)
El
discurso de los derechos en el Chile de hoy
"La educación es un derecho y no un bien
de consumo" (Andrés Allamand, fines de 2013, en Tolerancia Cero).
Boric, Vallejo y Pancho Figueroa repiten lo
mismo desde 2011. No pareciera un gran plus en la lucha política contra la
derecha (ni hablar de la lucha social contra la clase dominante), este discurso
sobre los derechos.
Claude y TALM tenían como objetivo
programático construir una "sociedad de derechos". Estamos hablando
de una orgánica que, en palabras de Pablo Varas a principios de 2013,
consideraba que la izquierda que hablaba de clase obrera estaba demodé. No
pareciera ser muy adecuado entonces consignar al "discurso de los
derechos" como el plus de una política clasista.
IA y nodo xxi se autodefinen como los
luchadores por los "derechos sociales universales". Pero este marco
de lucha se da por parte de tipos como Víctor Orellana, quien despreció a la
clase obrera en septiembre de 2013 en un foro público (y es un compañero que
explicitó tener orígenes obreros -que tristeza lo que le hace la universidad a
algunos-). Esta tendencia política no solo es apoyada por la progresía alemana,
sino que saca declaraciones en apoyo del actual gobierno patronal en Venezuela,
así como le escribe súplicas a la mami Bachelet para que recuerde sus compromisos democráticos con la educación.
De nuevo, no pareciera ser muy adecuado unir el discurso de los derechos a una
política clasista genuina (y menos todavía como un plus democrático)
...así con la temática de
los derechos.....
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