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11 de febrero
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Compa:
Le comparto un par de materiales que pueden hallarse
en nuestra página. Críticas, comentarios, etc., son -por supuesto-
bienvenidos.
-Posicionamiento elecciones FECH 2013 (ante las distintas listas
NM, IA, UNE-IC-FEL, La Chispa, ACR).
-Posicionamiento ante las elecciones nacionales 2013*:
*Esta declaración remata con ciertos palabrejas de tintura trotskista
ortodoxa ("problemas nacionales") que sobre la base de caracterizar a
Chile como un país semi-colonial se plantea -entre las medidas socialistas- la
tarea de liberación nacional (como una de las tareas combinadas de la dictadura
proletaria). Esta caracterización la hemos comenzado a cuestionar -se ha
reabierto el debate-: Chile no es un país semi-colonial sino capitalista
dependiente. No hay "liberación nacional" irresuelta, la burguesía
chilena no es una mera "marioneta" de los grandes paises
capitalistas, ni la "nacion chilena" es explotada
por éstos. Exige reformular radicalmente y delimitarse también de la
actitud estatista y nacionalista de la izquierda tradicional ante las
nacionalizaciones burguesas (del cobre, por ej.).
-Declaración de principios
-Análisis de la situación política general del movimiento estudiantil de
ESUP y las tareas revolucionarias
Saludos!
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12 de febrero
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Van algunos comentarios
atte
msm
Comentarios a la CER
Compañero Rengo Zamora, me pidió unos comentarios. Los doy:
En general, sus análisis me parecen correctos. Sin embargo, tengo
algunas dudas respecto de ciertos puntos:
(i) La "laxitud" con la que se utiliza la denominación
"reformismo". Se
llega a hablar de "reformismo pequeñoburgués" incluso. Si bien Lowy
de hecho en ocasiones utliliza incluso la expresión de "reformismo
burgués", es mi parecer que debemos ser más rigurosos en su utilización.
Como yo lo veo (aunque no lo tengo totalmente resuelto), el
"reformismo" nace en 1900 con el escrito de Luxemburg "Reforma y
revolución".
Antes nunca se habló de "reformismo" (e.g. Marx nunca habló de
reformismo). En lo sustancial, esta polaca utiliza el término para desarrollar
las implicaciones del revisionismo de Bernstein. Este suponía poner el acento
en las nuevas capas medias, el evolucionismo acrítico, el rechazo de la
pauperización de la clase obrera como tendencia objetiva, el rechazo de la
teoría del valor, un eticismo neokantiano. En la práctica, esto se expresaba en
la desestimación de la necesidad de la organización y el partido ("el
movimiento lo es todo..."), el parlamentarismo y una tendencia a la
conciliación con la burguesía. Sin embargo, toda esta amalgama teórica y práctica
nace dentro de un partido marxista obrero (Bernstein fue un marxista parte del
PSD alemán) -aún si la deriva revisionista de Bernstein se derive de
cohabitación con los fabianos ingleses-. De hecho, para Luxemburg lo que a
primera vista sorprende del reformismo es la concordancia de horizonte
"socialista" entre éste y el marxismo revolucionario. Más allá de
esto (que en alguna medida es criticable), lo esencial es destacar la base
social obrera del primer reformismo.
Avanzando en el tiempo, "reformismo" se codifica clásicamente
con Lenin, quien critica a Kautsky su nacionalismo y carácter conciliador (a
partir de 1912). En 1916
("El imperialismo..." de Lenin), Vladimir Illich destaca la base
social del reformismo kautskyano (según Lenin, la aristocracia obrera sobornada
por el pillaje imperialista de cada capitalismo nacional). Aquí, nuevamente
vemos como el reformismo: a) nace de un partido marxista; b) tiene una base
social obrera (aún si la misma supuestamente es privilegiada). Asimismo, Lenin
critica fuertemente a Kautsky su "traición" (insultos tras insulto):
un elemento que sugiere la coincidencia de horizonte entre el reformismo y el
marxismo revolucionario.
En ambos casos criticados por Luxemburg y Lenin, la burguesía seguía
teniendo sus propios partidos (incluso su fracción pequeñoburguesa). El
reformismo se constituye, entonces, a partir de la parcial penetración de la
ideología y métodos de organización burgueses en el seno de entidades
originariamente independientes (en términos clasistas).
Eso en lo que hace a la dimensión genética del "reformismo". A
mitad de los 1920s se acuña el nuevo término "centrismo" (entre el
reformismo y el marxismo revolucionario según Trotsky), pero eso ya es arena de
otro costal.
Avanzando en el tiempo, y llevando la discusión al campo nacional, diría
que un referente reformista de importancia -capaz de iluminarnos sobre la
naturaleza del reformismo- es el PC chileno (y su existencia bajo la UP). El PC tenía una base social
obrera, era marxista y planteó en 1970 un horizonte poscapitalista (según ellos
"socialista"). Esto fue lo que llevó a participar en la formulación
del programa de la UP, el cual sí tenía algunos elementos progresivos y que, si
hubiera sido aplicado realmente (Allende renunció a aplicarlo cuando asumió al
firmar el "Estatuto de garantías"), es posible que hubiera llevado a
algún experimento interesante. Sin embargo, lo que distinguía en términos de
clase al PC y al programa de la UP era la inclusión del capital medio y pequeño
dentro de la "fuerzas populares revolucionarias". En efecto, existía
una diferencia "estratégica" entre esta "alianza
antimonopolista" y un anticapitalismo obrero real y objetivo. Es que el
horizonte poscapitalista de la UP era, en realidad, un "socialismo
clasemediero". En esos tiempos (1950-1970) estaba en boga la tesis de la
nueva clase tecnocrática (revolucionaria) en sus diferentes variantes. Una de
ellas, interpretaba que esta nueva clase era un tipo de estrato burocrático
como el de la urss, y que, a la vez, "capitalismo" y "socialismo
real" tendían a converger: esas fueron la premisas que permitieron
formular el "socialismo clasemediero" de la UP. Menciono esto porque
este caso nos proporciona otro rasgo inherente al reformismo que antes se
encontraba algo velado, el mismo señala la diferencia de horizonte entre
anticapitalismo (genuino) y el reformismo. Mientras el segundo no apunta hacia
la transformación del la división social del trabajo intra-fábrica (no apunta a
transformar las relaciones de explotación o el "despotismo de
fábrica"), el segundo sí lo hace (o debe hacerlo) -basta leer a Trotsky
para entender que la rectificación del Estado obrero degenerado supone una
tendencia en este sentido, la cual va de la mano con una orientación práctica
definida hacia el igualitarismo material-. Si aceptamos, entonces, la
diferencia de horizonte, vemos que el mismo está vinculado, por naturaleza, con
una diferencia estratégica. Esto es, el anticapitalismo requiere necesariamente
de la "independencia de clase", mientras el reformismo, al ser
meramente "antimonopolista", renuncia a esta independencia. Y si aún
se quiere hilar más fino, horizonte y estrategia se vinculan de alguna manera
también con la "táctica": de ahí que la UP haya renunciado a aplicar
su programa cuando asume el gobierno -es la táctica legalista lo que la inhibe
a no llamar al plebiscito en 1971 cuando tenía más del 50% de los votos, es
esta misma táctica la que la hace condenar la asamblea del pueblo (que estaba
en el programa), etc-
Ahora bien, es muy importante no olvidar que el el PC reformista de 1970
era un partido obrero y marxista que llamaba a aliarse con el capital medio y
pequeño; no tenía una base social burguesa o pequeño burguesa.
Paralelamente a estos desarrollos, en 1934 nace la estrategia (para mí
no es una táctica) de los “frentes populares”. Sintéticamente hablando,
podemos decir que los frentes populares (que existen como estrategia
marxista-comunista hasta 1970 de manera central) son la reactualización de la
tesis menchevique de la necesidad de la revolución democrático-burguesa. En lo
que nos concierne, son los partidos reformistas (PCs en la periferia y partidos
socialdemócratas en el centro), con su base social obrera y sus raíces
marxistas quienes adoptan esta estrategia. La misma supone la
colaboración con las fracciones progresistas de la burguesía (aún no
identificadas como antimonopólicas)
Por último, hay que recordar que el último desarrollo propio del
reformismo (después pierde peso social) fue el eurocomunismo: el rechazo explícito de la
necesidad de la dictadura proletaria junto a una tendencia en los PCs a
incorporar una base social más de capas medias (pero este es un momento en que
los PCs empiezan a incorporar elementos progres)
A partir de esto, podemos sintetizar algunos elementos propios del
reformismo:
a) Nace del marxismo
b) Tiene una base social obrera
c) Su horizonte posclasista es un “socialismo clasemediero”, el cual se
vincula a un tipo de estrategia determinada (antimonopolista con la UP). En el
caso del reformismo de frente popular su horizonte posclasista es menos claro
(se encuentra menos presente)
d) Rechaza la dictadura proletaria (pero este es un momento en que los
PCs empiezan a incorporar elementos progres)
Todo este largo mamarracho para dejar claro que el reformismo no puede
tener una base social burguesa. También para enfatizar en el hecho de que reformismo no designa
cualquier mero cambio dentro del mpc, sino que requiere de formular un programa
definido con horizonte posclasista.
¿Cuál es la utilidad de realizar esta operación? Distinguir y sostener una
política diferenciada según se trate verdaderamente de reformismo o no se trate
de éste. En términos prácticos, existen otras denominaciones que abarcan de
mejor manera ciertos fenómenos políticos-sociales actuales. Así, yo preferiría
definir al autonomismo chileno como propiamente “progresista”, esto es,
propugna libertades democráticas pero les sustrae su contenido de clase. El
“progresismo” nace a mediados de los 1970s, reincorporando ciertos elementos
propios del marxismo, bajo un prisma posmoderno sustentado en la temática de
los “nuevos movimientos sociales” (NMS). Históricamente, viene a reciclar el
radicalismo democrático pequeño-burgués que Marx a ciertos grupos que actuaron
durante la lucha de clases francés entre 1848-1851. En lo fundamental, enarbola
un discurso “ciudadanista aclasista” y su base social es burguesa.
Hoy muchas organizaciones tienen importantes dimensiones “progres”; en
términos de “alta” política nacional: a) Meo es paradigmáticamente progre, pero
se imbrica cierta defensa de un “socialismo” basado en la defensa de ciertas
instituciones (fetichización del estado de bienestar); b) Claude incorpora
también ciertas vetas progres, pero la mezcla, en su caso, con el desarrollismo
de viejo cuño
Asimismo, podríamos sumar el “populismo” al baile
actual. Me parece que los compas de La chispa andan en esa. Esa es una
discusión aún más larga…dejo algunos comentarios que escribí al respecto
debatiendo con otros compas.
¿Quiénes serían reformistas el chile actual?
Hasta hace algunos años, el PC seguía teniendo importantes rasgos
reformistas. Ahora es cada vez más progre y ciudadano.
(ii) Revolución socialista
Es un tema complejo, pero me parece que sería mejor hablar de revolución
obrera (de los productores/explotados). ¿Por qué?
- Porque te distingue de un vocablo que
pueden usar hasta los social-liberales de la concertación
- Porque designa al agente del cambio
de manera enfática
- Porque te vincula más estrechamente
con el marxismo, primero en vincular la lucha obrera con la sociedad
posclasista. Es que en tiempos de Marx se hablaba mucho de socialismo
(Proudhon, Blanqui, Rodbertus, Owen, St Simon, Fourier), pero pocos lo ligaban sistemáticamente
con sus bases materiales viables y efectivas (agente social del cambio)
- Porque no prejuzgamos el carácter de
la transición al comunismo. Por mi parte yo prefiero hablar de Estado obrero…
(iii) ¿Estatización o gratuidad?
Este es un punto que quiero me aclaren compas. El punto es que, si bien
universidades estatales y universidades privadas están subsumidas bajo la
lógica capitalista, no es menor la diferencia en la naturaleza formal de la
propiedad. La cuestión es simple, las universidades estatales no tienen un
patrón particular orientado hacia la ganancia individual; de hecho, las
universidades estatales por lo general funcionan con números rojos (la uchile,
que es la más elitizada, hace un par de años tenía un 2% de ganancia…). En
cambio, en las universidades privadas no es así. Esto es importante porque, al
establecer la gratuidad generalizada, estaríamos subvencionando la ganancia
particular del capitalista que opera en las universidades privadas (el
financiamiento es siempre a las instituciones nunca a los individuos). Dos
elementos más: a) el plantel universitario más precarizado (cercano a una
condición social obrera) hasta 2011 estaba en las universidades estatales de
regiones, no en las privadas; b) el mundo de las privadas es muy heterogéneo,
lo que dio pie para que se incorporara al confech en 2012 a la UAI
Como yo lo veo, la política correcta era (es) intentar reformular el
confech: a) sacar a las privadas tradicionales; b) intentar incluir,
selectivamente, algunas universidades privadas con estudiantes pauperizados; c)
negar de plano la posibilidad de la efectivización de un supuesto sentido
público en las universidades privadas (como quiso la jota en 2010); d) impulsar
decididamente la política estatización con control comunitario a las
universidades privadas que lucren y/o se vayan a pique (como lo planteó el PTR,
los estudiantes de la U del mar, etc); e) enfatizar en tratar de una manera
similar el tema de los CFT y los IP
En todo caso, para mí la gratuidad sirve desde una perspectiva de clase
sólo si la entiende sin selección (acceso irrestricto)
Si bien universidades privadas y estatales están subsumidas bajo la
lógica capitalista mercantil (aunque diría que esto es más profundo en el mundo
privado), si queremos ganar posiciones en el mundo educacional (como ustedes
proponen) es mucho más factible hacerlo sacando primero al patrón particular
(expropiando); la manida democratización (triestamentalidad o cogobierno,
definición de contenidos, apertura a la comunidad aledaña, eliminación del
subcontrato, etc, etc) solo se podrá lograr bajo este marco. Sobre las virtudes
de la estatización como estrategia de lucha, escribí esto a principios de 2012:
(iv) ¿Por qué omiten hacer un análisis de igualdad y la candidatura de
Miranda?
Atte
msm
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12 de febrero
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Compa,
Muchas gracias por el intercambio,
le envío algunos comentarios a los puntos que plantea.
Saludos!
Compañero:
En primer lugar agradezco harto, sinceramente, que
se haya tomado el tiempo de leer los materiales y compartir sus planteamientos.
Sobre los distintos puntos:
(i) Debiera darle más vueltas, pero por lo que
planteas parecería que efectivamente - en términos estrictos- hemos hecho un
uso muy “generoso” o abusivo del término. Al menos en relación al empleo que se
ha hecho de éste en la tradición marxista. Aunque me cuesta ver el
impacto negativo en la política práctica que esto ha significado. Sospecho que
–hasta ahora, al menos- no lo ha tenido mayormente, o en absoluto.
Puede que impida a futuro distinguir ciertos matices y saber qué esperar
políticamente de una u otra organización/partido. Francamente, voy a
pensarlo mejor (y compartir, si es que estás de acuerdo, este intercambio
internamente con otros compañeros/as).
Eso sí, asumiendo la base de tu crítica, agregaría
que:
a) El reformismo (y el centrismo) no sólo puede ser
de corte marxista, sino también anarquista (de base -o pretensión de
estructurarse en- sectores obreros). De otro modo no tendríamos manera de
caracterizar a organizaciones como la FAI o dirigentes de la CNT durante la
Guerra Civil Española. En Chile tiene la importancia de que parte importante
del mundo libertario está en ésa (con retazos “progres”, como señalas).
b) Me parece que el abandono de la lucha por la
destrucción del Estado burgués y la instauración de la dictadura proletaria no
comenzó con el eurocomunismo, sino que –hasta donde sé- se remonta ya a las discusiones
de la misma Luxemburgo con Bernstein (este último planteaba la “democratización
política del Estado” como medio “para la realización progresiva del
socialismo); o Lenin contra los “kautskianos” en Estado y
Revolución. Incluso más atrás, el mismo Marx en su Crítica al
Programa de Gotha rechazó la idea de “Estado popular libre” que
defendido por el Partido Obrero Alemán.
(ii). Me parece importante, como planteas, destacar
al agente. Ahora, creo que en términos estrictos e integrales, para definir el
carácter de la revolución también debemos incorporar
su “tarea fundamental”. Con todas sus letras,
debiera plantearse como revolución proletaria y socialista.
Advierto esto porque hoy, por poner un caso, un partido como el PC(AP) si bien
reconoce en su programa a la clase obrera como “la principal fuerza de la
revolución”, al mismo tiempo se ciñe a una estrategia “por etapas”: para
ellos hoy la revolución en Chile sería eminentemente de contenido
“anti-imperialista/democrático-popular”. Me parece que es similar el caso del
FEL/OCL con su “ruptura democrática” (en sus momentos de mayor bravura “izquierdista”
pueden incluso llegar a hablar de la clase obrera como agente principal, pero
al mismo tiempo planteando que el objetivo estratégico de la “etapa” actual es
conquistar una “democracia de masas” (tienen los ojos puestos en el chavismo
como modelo de capitulación).
(iii). Reconociendo la heterogeneidad social del
estudiantado, una organización revolucionaria en el frente estudiantil debe
estructurarse, fundamentalmente, en el sector precarizado (como dice, cercano
-por origen y destino- a una condición social obrera). En esa perspectiva,
creemos que es un gran error dividir las filas precarizadas (“proletarias”) del
estudiantado sobre la base de si pertenecen a instituciones educativas del
Estado burgués o no. Sin embargo, esta es la política actual de buena parte de
la izquierda al plantear que la gratuidad -como demanda organizadora
y movilizadora- debiese ser exclusivamente para los estudiantes de
instituciones educativas estatales (o sea, universidades). Esto se agrava si
tomamos en cuenta que la mayoría de los compañeros/as precarizados estudia
en el sector privado. Sólo a modo de aproximación, si tomamos datos de “quintiles”:
de los dos primeros quintiles, un 37% que se matriculó en ESUP el 2011 lo hizo
en CFTs e IPs , un 32% en universidades no-CRUCH y un 31% en universidades del
CRUCH. Según la encuesta CASEN 2009, del primer quintil matriculado en ESUP el
33% estudia en CFT e IP (sólo el 10% en universidades); del segundo quintil los
hace el 45% (vs. el 14% en ues.); tercer quintil 46% (vs. 17%); cuarto quintil
45% (vs. 23%). No debiera extrañar entonces que la mayoría de estos compañeros
de ESUP no se movilice: la mayoría de la izquierda (y ciertamente la dirección
política del mov. estudiantil de los últimos años) privilegia el buen cuidado y
fortalecimiento del Estado burgués y su aparato.
Entonces, como CER reivindicamos la gratuidad
transversal no en un sentido de “derecho social de toda la
humanidad” (es decir, incluyendo al hijo de cualquier burgués y estudiante de
la U.Andes), sino como demanda que refleja los intereses del estudiantado
precarizado -que estudia tanto en estatales como privadas (sobre todo en estas
últimas)- y que permite llevarlos a la lucha, modificando la
“correlación social” al interior del mov. estudiantil, y abriendo así un campo
mayor para la lucha por una dirección política revolucionaria al interior de
éste (o como tendencia importante).
Aclaro que esto no lo hacemos demagógicamente al
costo de transgredir nuestros principios: sencillamente no vemos problema
en que el Estado, como “capitalista colectivo”, subvencione la
ganancia particular de tal o cual capitalista. Tampoco es
que estemos “a favor”, sino que sencillamente creemos que eso es un asunto que
compete a la burguesía...que ella y sus políticos resuelvan los mecanismos de
financiamiento, o si acaso le conviene más estatizar la educación privada, etc.
Creemos que sólo así es que podemos fomentar una real independencia política
ante la burguesía y su Estado; lo que a nosotros nos concierne es darle una
expresión política, en perspectiva revolucionaria, al estudiantado “proletario”
y en ese camino la gratuidad transversal es hoy una de las demandas
fundamentales.
Del mismo modo, al luchar por “mejor salud” sería
un disparate demandar que el Estado sólo emplee vacunas, medicamentos, equipos,
etc., producidos por una empresa estatal, o –en su ausencia- reivindicar la
creación de una productora estatal (burguesa) de vacunas. De nuevo, hasta que
el proletariado no conquiste el poder esa parte del asunto la deben resolver
ellos. Asimismo, podemos luchar por un pasaje escolar gratuito sin demandar al
mismo tiempo que el Transantiago pase a manos directas del Estado burgués (¿qué
beneficio traería eso? ¿Habría necesariamente un mejor “sistema de
transporte”?). Como se ve, tampoco estamos de acuerdo con un plan de
estatizaciones burguesas como “viga maestra” de una estrategia revolucionaria.
En el fondo, de lo que se trata es de mantener
firmemente el siguiente criterio: en la lucha por demandas básicas
no debemos ponernos a asesorar a la burguesía y sus políticos respecto a los
mecanismos de financiamiento, resolución, etc. Me parece que hacerlo y ponernos
a razonar como estadistas burgueses sólo lleva –en mayor o menor grado- a la
colaboración con el capital y su Estado, ahogando la lucha por la independencia
de clase.
En ese mismo sentido (y esto se lo comentaba a un compañero, Rolando Astarita –digo porque voy a copiar y pegar esta parte), reivindicar o no estatizaciones burguesas bajo el criterio de “si impulsan una distribución más igualitaria del ingreso” termina siendo pernicioso para la independencia política de los explotados ante el capital y su Estado.
Por ejemplo, el gobierno burgués chavista ha pretendido aislar y reventar las huelgas en SIDOR, siderúrgica estatizada, aduciendo que se trata de una empresa “de todos” y que su paralización merma las arcas fiscales del Estado (burgués) y por tanto los gastos sociales del gobierno (http://www.2001.com.ve/con-la-gente/maduro—si-sidor-se-para-indefinidamente-estaria-en-peligro-la-gran-mision-vivienda-venezuela-.html).
Otro caso, el gobierno contrarrevolucionario de Allende presentó argucias de la misma calaña para aplastar huelgas en empresas del cobre estatizadas. Dijo Allende ante la huelga de los trabajadores de El Teniente en 1973: “Ser trabajador del cobre en este país es un privilegio desde el punto de vista patriótico y revolucionario [...] del cobre depende que podamos comprar repuestos, materias primas, insumos, alimentos y medicamentos.” Naturalmente, fue reprimida sin contemplaciones por el gobierno, acusándolos de “economicistas”, se contrató rompehuelgas y se ordenó la militarización de las provincias. (http://www.youtube.com/watch?v=eUlc2tiDQKI).
Sin embargo, como se hace evidente, es muy difícil enfrentar estas ofensivas patronales si la izquierda, en primer lugar, apoyó su estatización bajo la misma premisa de “distribución más igualitaria” (por más que uno incluso desenmascare el carácter burgués del Estado). Es una política que luego es hábilmente explotada por gobiernos burgueses, llevando a la división de las filas obreras entre quienes trabajan en empresas estatales y privadas, en donde los primeros son sacrificados en ofrenda a los “intereses superiores de la patria”. Por otro lado, en la medida que la izquierda se desentiende de estos conflictos, subordinándose a tal o cual gobierno “progresista”/”socialista” y el criterio “distribucionista”, se abre el camino para que estos sectores obreros caigan bajo influencia de organizaciones de derecha y fascistas (eso pasó en la famosa huelga de El Teniente).
De nuevo, debemos luchar sin razonar como “estadistas” (del Estado burgués, se entiende).
*Coincido con que no podemos sencillamente incluir a todas las privadas en la CONFECH sobre una base democratista abstracta. Hay que luchar al interior por que esto se haga con criterio de clase, evaluando caso a caso.
*Me parece correcto luchar por el acceso
irrestricto (fin a la PSU y otros filtros de ingreso), aunque siempre dejando
en claro las limitaciones que impone el capitalismo para que no sea realmente
“irrestricto” en relación a la juventud “precarizada” (compañeros/as que del
liceo sencillamente pasan directamente a trabajar, o desertan, o son expulsados
por echarse ramos dada su formación previa, etc.).
*En cuanto al debate sobre el “sentido público”.
Creo que la lucha ideológica con el PC y la Jota no debe consistir en refutar
el supuesto “sentido público” de tal o cual institución de educación privada.
Si hacemos eso lo único que estamos propagando es la ilusión de que el Estado y
sus instituciones educativas sí tendrían un “sentido público”, puesto que son
“de todos” (es decir, son “neutrales”, por sobre la lucha de clases, y
no tienen -en principio al menos- un carácter burgués). Me parece
que si optáramos por esa vía de ataque nos estaríamos mimetizando con la
izquierda “anti-neoliberal” (con su base programática anclada en el
seudo-enfrentamiento Estado/Mercado). Considero que una lucha ideológica
marxista debe partir por desenmascarar el carácter burgués del “sistema
educativo” en su conjunto, estatal y privado.
*Ante la quiebra de la U. del Mar, sí nos parecía
necesario que los estudiantes demandaran su estatización para así no quedar en
la calle. Fue criminal el abandono que hizo la dirección del CONFECH de estos
compañeros/as.
Sin embargo, era necesario, fundamental, hacer la
prevención de que no cambiaría su carácter de clase por el hecho de pasar a
manos del Estado burgués (como contraejemplo: el PTR/ACR sencillamente se montó
sobre las ilusiones estatistas).
Ahora, como CER no estamos de acuerdo con la
demanda de “estatización bajo control comunitario”, que no es sino una
adaptación estudiantil de la clásica demanda trotskista de “estatización bajo
control obrero” (ojo, no uso la palabra “trotskista” en un sentido peyorativo
al modo libertario o estalinista). La razón es la siguiente: por su
propia naturaleza, la estatización burguesa es una demanda, no una imposición.
No es sólo una apelación “jurídica”, sino que su contenido real es exigirle a
la burguesía que mediante su Estado y burocracia asuma las palancas
administrativas de tal o cual empresa. El control obrero (o el
“control comunitario”), por el contrario, es hijo del doble
poder, se impone revolucionariamente en oposición y por sobre
la burguesía. No por nada Trotsky lo concebía en
virtud de “una superioridad indiscutible de las fuerzas políticas
del proletariado sobre las del capital”. En este sentido, concordamos con las tesis de la
Internacional Sindical Roja: “El control obrero es incompatible con el
principio bipartidista planteado por la burguesía, con la nacionalización
[burguesa], etc. Opone la dictadura del proletariado a la de la burguesía”
(1921).
Sucede que un control obrero que se “demanda” o se
concede dadivosamente desde arriba no es más que un acuerdo entre
obreros y burgueses/burócratas estatales, pavimentando el camino a la
institucionalización de la colaboración de clases, con la
integración-cooptación de los dirigentes sindicales, su coronación como
burócratas ejecutores de tareas patronales, la sustitución de los
métodos de lucha por mesas de diálogo, el
disciplinamiento de las bases obreras al servicio de la patronal e intereses
estatales burgueses, etc.
En el fondo, diferimos del modo en que el
trotskismo entiende las consignas transicionales. Creemos que éstas, por su
propia naturaleza, sólo pueden tener un sentido en una situación
revolucionaria, de doble poder, o derechamente tras la conquista del poder
obrero. Pero
plantearlas urbi et orbi, en toda situación de la lucha de clases, introduce
–por lo bajo- confusión en las filas obreras y estudiantiles, o –en el peor de
los casos- lleva a la colaboración de clases (como es el caso del control
obrero: ver la situación en Venezuela…como ha dicho un dirigente sindical: “no
hay ningún control obrero […] lo que hay son obreros controlados”).
*Aunque da para discutirlo muchísimo más –y
debo/debemos estudiarlo más profundamente- el problema de fondo tras este
particular uso de las demandas transicionales está en las tesis clásicas del
imperialismo/capitalismo monopolista (distinguiéndosela del capitalismo
competitivo, “a lo Marx”). Puesto que este sería un “capitalismo en
decadencia”, “toda demanda seria –dice Trotsky- sobrepasa los
límites de las relaciones de propiedad capitalista y del Estado burgués”
(PT). Concuerdo con el compañero argentino Rolando Astarita con que
no hay forma de encajar estas tesis con la realidad, por lo que las consignas
transicionales para todo momento y lugar terminan siendo mera fraseología]
*Si bien hasta ahora como CER hemos reivindicado el
cogobierno triestamental, en lo personal –y junto a otros crxs.-, estamos por
rechazarlo, dadas sus implicancias para los trabajadores en las instituciones
educativas (por los mismos motivos señalados arriba).
(iv) En retrospectiva, autocríticamente, creo fue
un error político no haberla incorporado en ese momento. Quizá pesó el hecho de
que al elaborar y publicar la declaración era MC quien parecía ocupar –en
términos muy generales- el “nicho” de Miranda, es decir, el amplio espectro
“anti-neoliberal”. Aunque probablemente el votante promedio de Miranda haya
sido ligeramente más “a izquierda” que el de Claude, en cualquier caso -más
allá de odiosidades “identitarias” entre ambos bandos- me parece que están
ligados por importantes vasos comunicantes. No fue casualidad que en medio de
la campaña electoral un sector aparentemente importante del PI quebrara
políticamente, agarrara sus maletas y se instalara en TALM. Si bien como CER
hace falta un análisis colectivo al respecto, en términos personales
me parece que la candidatura de Miranda expresa una “síntesis” entre
vertientes populistas (“que el pueblo mande”/lo poblacional) y el progresismo
“radical” tipo Gabriel Salazar (y su Frankenstein de “poder popular
constituyente”). Esto se cristaliza políticamente en su estrategia denominada
“vía popular a la constituyente”.
Eso, compañero, y perdone la extensión. Como
dijeron por ahí, “le envío este extensa carta porque no tuve tiempo para
escribirle una breve”. Espero haber sido lo suficientemente claro respecto a
los distintos problemas.
Saludos!
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13 de febrero
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Envío nueva respuesta
Un gusto el debate (realmente ayuda a afinar los
argumentos)
atte
msm
Nueva respuesta a los cabros del CER (al compa
Rengo Zamora)
I. Reformismo y centrismo
No soy un versado en la Guerra civil española, pero
me parece que el “centrismo” se ubica entre el reformismo y el marxismo
revolucionario. Es heterogéneo en sí mismo (Trotsky dijo que es casi imposible
dar una definición “positiva”), pero dos de sus rasgos son relevantes en
nuestra discusión: a) tiene base social obrera; b) es ecléctico y utiliza
terminología marxista “pareciendo” revolucionario. Podríamos considerar al poum
español como típicamente centrista…
II. Socialismo
El punto es qué entendemos por “socialismo”. Ahí sí
que confundimos y no distinguimos. ¿Es igual al comunismo como plantea
Chattopadhyay? ¿Es la fase transicional al comunismo como plantea Lenin? ¿Viene
necesariamente después de la dictadura obrera? ¿Cómo se relaciona con ésta?
¿Existe una transición de la transición, como dirá Mandel, una fase previa
larga anterior al socialismo?, etc, etc. En este sentido, más allá de algunos
estalinistas y maoístas, ningún progre, reformista o antineoliberal hablará de
su horizonte como “comunismo”. En cambio, sí hablará de su horizonte como
“socialismo”. Por tanto, en el contexto de la lucha práctica, si utilizamos el
horizonte “socialista”, operaremos con un mero término con multivocidad
equívoca de significados. Por contraste, el comunismo (como horizonte) no tiene
ese carácter tan amplio y difuso. Más que nada, para el compa de a pie, éste es
identificado con la urss y/o los PCs. Yo prefiero esta confusión a la otra.
Porque es una confusión que no traspasa barreras de clase (de ahí la discusión
sobre el reformismo anterior). En términos prácticos, en el momento de
aclaración, solo deberemos especificar que con comunismo no nos referimos a la
urss ni a los PCs, sino al igualitarismo de un Trotsky (por ejemplo). Además, en
términos de origen y tradición, el comunismo es más radical y tiene una base de
productores/explotados más clara que el socialismo. Esto porque fueron los
rabiosos (e.g. Babeuf) durante la RF quienes elaboraron esta noción. Por el
contrario, de socialismo te hablará el capitalista Owen, el aristócrata St
Simon, el pequeñoburgués Rodbertus, la socialdemocracia light de de 1990 y (en
Chile actual) Escalona y Fernando Atria. En este caso necesitaremos muchas más
aclaraciones.
En términos de “lo transicional”, yo prefiero
hablar de Estado obrero (una forma de establecer la dictadura proletaria a la
Lenin). La cuestión esencial, como yo lo veo, es definir el contenido de las
tareas a realizar por este Estado (transicional). Más allá de expresar el
resultado de una victoria de los explotados por sobre los explotadores (y de
continuar la lucha de clases contra todo aquél que intente seguir explotando),
entiendo que estas tareas esenciales serían (no jerarquizadas): a) tendencia
igualitarista irrenunciable (con su correlato de repartición democrática de las
tareas); b) libertad positiva (definición democrática del “qué, quién, para
quién, cómo y cuánto” se produce); c) extensión regional y mundial de estas
conquistas (apoyo a los explotados de otros estados, etc).
Último apunte: no por nada Chávez y Morales pueden
hablar sin sonrojarse demasiado de socialismo (del siglo XXI en uno de los
casos); no hablan de “comunismo…”. Otro caso, urgente y actual, de cómo el
“comunismo” distingue y genera mayor independencia que el
“socialismo”
Otra cuestión es el anticomunismo acendrado en toda
AL por la política de Guerra fría implementad por los yanquis hasta 1990 (y
después de eso también). Es claro que si nuestro horizonte es designado como
“comunismo”, quizás seremos menos populares a corto y mediano plazo…quizás esto
sea necesario para generar la política principista propia del marxismo…
III. Composición social educación terciaria
Le planteo en el trabajo que le mando que los
estudiantes universitarios más precarizados hasta 2011 estaban en la ues
estatales de regiones. Si usted concuerda con la necesidad de unificar bajo un
criterio de clase, entonces, a nivel universitario, la cuestión sigue teniendo
ribetes que lindan con el carácter de la propiedad
A nivel de CFT e IP la cuestión de la propiedad no
se plantea, porque la dimensión estatal simplemente no existe (hasta
donde sé)
IV. Estatismo y gratuidad
a) Si la cuestión es “incorporar más compas (hijos
de obreros) a la lucha”, entonces la pregunta que hay que responder es bajo qué
condiciones esta lucha puede existir y desarrollarse con más y mejores
posibilidades. Hay varias maneras de encarar esta pregunta
(i) En términos funcionales, Estado y empresa
privada son estructuralmente diferentes (weber está equivocado en su analogía).
El capital privado está dirigido al beneficio y el Estado no lo está. Si bien
las funciones del Estado son amplias y complejas de definir (cuestión que trato
más abajo), ya esta delimitación “negativa” nos permite aprehender una dimensión
fundamental de la diferencia entre ambos: el estado puede no
subordinarse a la lógica de costos mercantiles, el Estado (bajo una formación
capitalista) tiene la posibilidad de operar en cero o con números rojos. Esto
le quita una barrera de contención importante a la hora de generar espacios de
lucha (lo que usted llama incorporar más compas a la lucha). Ante la
ampliación del acceso, la democratización de la institución, etc, el Estado no
puede argüir “los números no nos van a calzar”.
(ii) En términos económicos, el Estado tiene la
posibilidad de no vender mercancías capitalistas. Un privado tiene mucho menos
posibilidades (e.g. corporaciones, fundaciones) de esto. Asimismo, la
ampliación de las estatizaciones reduce la esfera de inversión del capital
privado, generando más posibilidades de crisis e inestabilidad (e.g. aumenta la
guerra competitiva entre capitalistas). Por otra parte, los miembros
de la entidad estatizada hacen la prueba con la planificación, viendo cómo la
misma es imposible y negada por la anarquía mercantil capitalista. Así, existen
posibilidades de cuestionar la premisa (mercado capitalista)
(iii) En términos políticos, la movilización
reivindicativa bajo la propiedad estatal adquiere rápidamente un carácter
político. Esto lo vimos en Hungría y Polonia en 1956, en Alemania del este en
1953, en Bolivia en 1985, etc: estos ejemplos no son gratuitos, para mí el
mismo es un rasgo estructural-general. La misma huelga en Sidor es un ejemplo:
antes que preguntarnos acerca de cómo responden los patrones ante la
paralización, nos tenemos que preguntar por qué en Sidor (estatal) pudo darse
este tipo de lucha. En el caso boliviano actual (que estudio ya hace un tiempo)
suceden cosas similares.
La cuestión es que la dimensión política del problema colinda de manera muy estrecha con las funciones propias del Estado capitalista (i). El Estado capitalista no es mero instrumento de la clase explotadora, no sólo domina, no sólo reproduce las rsp, no sólo organiza a la clase dominante y desorganiza a la clase dominada; el Estado, en tanto “capital en idea” (Engels), requiere generar “legitimidad”. No me estoy poniendo gramsciano, pero me parece que esta necesidad estructural, de hecho abre espacios de lucha (pongo un ejemplo: en la Bolivia actual existen movilizaciones en empresas estatales, las mismas se conocen a la brevedad y se llega al momento de negociación en ocasiones; en el caso del mundo privado (muy mayoritario) nadie conoce lo que está sucediendo (con los obreros) porque la dirección del trabajo no tiene recursos ni voluntad para implementar derechos democráticos mínimos (precondición de cualquier movilización).
(iv) En términos concretos, hoy, en el Chile
actual, las posibilidades de movilización (de lucha y organización) son mucho
mayores en la ues estatales. Los compas en las privadas ni siquiera pueden
tener organizaciones estudiantiles (e.g. en la central acaban de echar a unos
cabros sólo por organizarse, sin siquiera justificar la medida; en la hurtado
sucedió esto en 2012…y estamos hablando de universidades privadas que se venden
como democráticas). Y esto no se da porque en el mundo privado los patrones
sean malos y en el estatal no lo sean. Se da porque las instituciones estatales
no tienen patrón particular (más allá del estado como patrón abstracto). En las
entidades estatales lo que existe es una subsunción al mercado capitalista,
pero una subsunción en el cual las decisiones son en alguna medida más
anárquicas que en la esfera privada
Al final del día, respecto de este tema hay que
plantear las cuestiones de urgencia práctica:
- Si
mi objetivo es incorporar más compas a la lucha, ¿Dónde tendrán éstos mayores
posibilidades de organizar esta lucha?
- Si
mi objetivo es infligir daño a los explotadores, ¿qué harán éstos si ofrezco
subvencionarles o financiarles su negocio otorgando educación gratuita en el
mundo particular?: 1) Celebrarán la medida; 2) Invertirán en educación,
mercantilizando más todavía la vida social de manera directa, aumentando su
base de acumulación y ampliando su esfera de explotación. Más todavía, ¿qué
sucederá con éstos si sólo propongo gratuidad estatal y su ampliación como
tendencia?: 1) Atacarán la medida; 2) Verán su base de acumulación/explotación
reducida
b) Si la premisa es generar, hacer perdurar y
desarrollar la independencia de clase, manteniendo el objetivo a), entonces el
problema pasa por la jerarquización que realicemos entre ambos. Si enfatizamos
en “a” siempre está el riesgo autonomista. Si enfatizamos en “b” está el riesgo
colaboracionista (como usted bien señala). Si bien de entrada tiendo a entender
que debe otorgársele prioridad a “a”, no tengo el asunto resuelto. Algunos
elementos que ayudarían a la hora de abordar esta cuestión serían: a) elaborar
una propuesta materialista; b) desarrollar un planteamiento histórico. En
términos materialistas (a) parece ser que debe otorgársele prioridad a “a”.
Aquí no nos preguntamos si debemos apoyar un sindicato “amarillo” o uno”
independiente” (la respuesta es obvia, aún si el “amarillo” pueda tener más
recursos y otorgar más beneficios cortoplacistas a sus miembros); nos
preguntamos si la organización obrera debe priorizarse por fuera o por dentro
de la entidad estatal en tiempos “normales” (inexistencia de crisis
prerrevolucionaria y revolucionaria). Pienso que, materialmente, existen más
posibilidades de meramente existir (pero también de desarrollarse) “por
dentro”. Esto porque el Estado tiene el monopolio de la fuerza y la violencia.
Históricamente (b): 1) las organizaciones obreras lucharon por incorporarse al
Estado capitalista (e.g. sufragio universal para los cartistas, para Marx
incluso); 2) las organizaciones clandestinas (típicamente guevaristas)
desaprovecharon una infinidad de buenas oportunidades revolucionarias en AL
(como señala Nahuel Moreno).
En fin, la cuestión es cómo potenciamos “a”
manteniendo la independencia de clase. Creo que esa es esencialmente una
respuesta práctica.
V. “Mera redistribución”, demandas transicionales y
período normal de lucha de clases
La pregunta no es “quien entrega un mejor sistema”,
sino dónde tengo mayores posibilidades de lucha desde la perspectiva de los
explotados. En lo anterior, he deslindado cómo bajo propiedad estatal estas
posibilidades son mayores (carácter directamente político que adquieren las
huelgas, necesidad de legitimidad, inexistencia de un patrón particular,
estrechamiento de la base de acumulación/explotación de clase capitalista, no
irrenunciabilidad de la orientación al beneficio, experiencia con el método de
planificación, etc)
En los razonamientos anteriores he puesto el foco en “dónde tenemos más
posibilidades lucha desde la perspectiva de los explotados”, no en una mejor
distribución del ingreso. Por lo demás, he fundamentado cómo, en momentos de
lucha de clases normal (no situación revolucionaria ni prerrevolucionaria) las
posibilidades de lucha se amplían.
Si se arguye que los “treinta dorados” (1945-1975 en Europa) muestran
cómo nuestra tesis no se cumple (supuesta estabilidad), podemos responder: a)
la relativa estabilidad es más corta de lo que se cree (sólo de 1950 a 1968);
b) la misma adviene luego de la guerra mundial más devastadora y terrible que
ha existido (y bajo el temor nuclear de que otra vuelva a suceder); c) el
período mencionado fue uno de excepcional crecimiento capitalista y renovación
radical la base tecnológica (lo cual pudo tener que ver con la existencia de
propiedad estatal, pero esto no es necesario ni a priori detemrinante); d)
existencia de un estado obrero degenerado y otros obreros deformados que
amenazaban al mpc y limitaban su competencia interna destructiva
VI. ¿Estado instrumento?
Un punto axial de nuestro debate está dado por el hecho que usted
unilateraliza la tesis leninista que considera al Estado como mero
“instrumento”. El estado tiene “autonomía relativa” (con respecto a los
capitalistas particulares y sus organizaciones). Poulantzas tiene algo de
razón. Desarrollo un poco esta cuestión:
a) El Estado no es mera expresión del sujeto-clase “burgués”, sino que
está traspasado por conflictos interburgueses. La misma tarea del Estado
burgués, organizar a la clase dominante/desorganizar a los dominados, requiere
la formulación explícita del conflicto y la contradicción. De hecho, el sujeto-clase
burgués no existe como “sujeto”. No es uno ni se encuentra unificado; está
traspasado por la competencia guerrera. Existe como clase agencial determinada
por un conflicto interno constitutivo. Así, una estatización bajo una formación
capitalista es, ciertamente, burguesa. Pero esto no implica mero
dominio no contradictorio. Implica medidas irracionales que llevan a la crisis
(analogía con la TDTMG). El capitalismo no es un modo de producción que se
autorreproduce meridianamente, excepto cuando el proletariado le plantea lucha
frontal. El capitalismo supone las crisis (que plantean el momento y la
posibilidad de la superación de este modo de producción), se organicen los
obreros en partidos revolucionarios o no. Una estatización puede acusar las
contradicciones burguesas (políticas y económicas).
b) Las medidas que adopta el Estado capitalista no son meras voliciones
de un sujeto-clase, consciente éste de todas sus causas y posibles
consecuencias (y capaz de manipularlas). Una determinada acción estatal expresa
una correlación de fuerzas, una demanda puede ser impuesta (hasta cierto
punto). La lucha tiene condiciones materiales (e.g. Marx luchó por el sufragio
universal masculino, por la jornada de 10 horas, etc). Una estatización va en
el mismo sentido (y tiene mayores posibilidades de desarrollo todavía)
c) Plantear la estatización “con control obrero” es muy necesario
porque: i) otorga una lectura práctica inmediata de lo que constituye el
horizonte mediato (forma transicional); ii) recuerda que el Estado no es
neutral y que tiene un contenido de clase; iii) llama a transformar las
relaciones de producción/explotación; iv) si esto se materializa en algún punto
de la formación social, nos indica que estamos en una situación plausiblemente
prerrevolucionaria (funciona como guía para la acción...)
VII. Sentido público
Por todo esto: “carácter directamente político
que adquieren las huelgas, necesidad de legitimidad, inexistencia de un patrón
particular, estrechamiento de la base de acumulación/explotación de clase
capitalista, no irrenunciabilidad de la orientación al beneficio, experiencia
con el método de planificación, etc)” …el mentando sentido público sólo tiene
posibilidades de ser “probado” bajo propiedad estatal. Que los agentes
experimenten la posibilidad de materializar este sentido público, pero que a la
vez vean frustradas sus expectativas en tanto continúa vigente la anarquía del
mercado capitalista, es una cuestión de importancia sustantiva.
VIII. Miranda, Igualdad y Claude
No comparto su lectura de Miranda e Igualdad. El
mismo hecho que usted destaca para asimilarlos, yo lo destaco como positiva
iniciativa de diferenciación/independencia. El sentido de clase de facciones
dentro de Igualdad les imposibilitó apoyar decididamente a un candidato y
programa pequeñoburgués. En términos de discurso, ni siquiera Allende planteó
un discurso clasista tan claro como Miranda en los debates de fin de año (por
contraste, a Claude lo apoyaba orgánica y fuertemente Pablo Varas, quien sostiene
que está pasado de moda hablar de “clase obrera”). En términos de programa,
hasta donde se Miranda no planteó desarrollar el capitalismo mediante un apoyo
a las pymes y el capital privado en la minería. Y en términos de base social,
Igualdad tiene un componente obrero no menor.
Sobre Claude y Miranda:
Un gusto el debate (ayuda caleta a afinar los
argumentos)…
atte
msm
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