El debate se centra en el libro de Mcnair de 2008,
Revolutionary Strategy
Contribución
Dave Easterson
“Kautsky fue un típico centrista: discurso marxista
que encubre una práctica reformista”
Uno de los capítulos del libro aquí criticado
incluso se titula “La estrategia revolucionaria del centro”. Sin embargo, “el
hecho de que Kautsky pasó la mayor parte de su vida insistiendo por qué la
revolución bolchevique fue un error no se menciona. El hecho de que esta estrategia
no fuera capaz de llevar a cabo una sola revolución no es explicado”.
No obstante todo esto, Macnair escribe: “La
estrategia paciente de centro fue más exitosa que otras estrategias cuando se
trató de construir efectivamente un partido de masas”
El mismo Macnair admite en su libro: “…la
estrategia del centro colapsó y devino la política de la derecha cuando llegó
el momento de la verdad”.
Siempre
hay que aclarar que cuando los autores hablan de la derecha, están hablando de
la derecha del movimiento político comunista: la izquierda son los
revolucionarios (Lenin, Luxemburg), el centro los centristas (Kautsky, POUM), y
la derecha los reformistas (Bernstein).
“Por lo tanto, esta estrategia paciente no fue tan
efectiva después de todo…Este gran movimiento obrero resultó absolutamente
inútil a la hora de parar la guerra –como un paraguas con hoyos-, bueno hasta
que llueve”
“Por tanto, mientras Macnair de hecho identifica
ocasionalmente algunas debilidades en Kautsky, su explicación de cómo la
política de Kautsky colapsa y deviene la política de la derecha, es separada de
su supuestamente correcta “estrategia revolucionaria”. La tarea de hoy es
emular el centro Kautskyano pero con modificaciones. La izquierda “necesita una
estrategia paciente, como la de Kautsky: pero una que sea internacionalista y
democrático-radical, una que no acepte el orden actual de estados nacionales”
A
la crítica de Easterson debe sumarse el hecho de que este libro es publicado en
2009, en plena crisis capitalista mundial (y es publicado en los centros
capitalistas, donde la actual crisis pega más fuerte). Que bajo un contexto de
aguda crisis capitalista se argumente la necesidad de una estrategia paciente,
ya nos dice mucho sobre la posición política de Macnair. Si bien no bajo todas
las crisis capitalistas las cosas suceden de la misma manera y por tanto se
requieren siempre estrategias y planes de lucha concretamente diseñados según
cada situación específica (temporal y geográficamente hablando), por lo general
en los períodos de crisis la tarea comunista-clasista no fue (ni debiera ser)
actualizar una práctica paciente. Antes bien, los períodos de crisis agudizan
contradicciones y develan el dominio y la explotación, en este momento más transparentes
y desnudos a ojos del “obrero de a pie”. Por esto, las condiciones materiales
de una crisis permiten “crecimientos acelerados” en la acumulación de las
organizaciones comunistas-clasistas, “crecimientos acelerados” que involucran
el crecimiento de los miembros partidarios (posibilidad de construir
organizaciones con influencia de masas), avances programáticos, avances en la
formación de cuadros (que cada vez pueden representar un mayor número de la
militancia), avances en la práctica clasista del movimiento obrero en general
(no solo la “fracción partidaria” del mismo), conquistas democráticas
arrancadas mediante la lucha a los capitalistas, mayores niveles de
organización y coordinación revolucionaria, etc. De hecho, las mismas crisis
capitalistas actualizan el programa de transición: proveen la posibilidad de
tales avances para las fracciones clasistas-comunistas, incluso se plantea
la posibilidad de la toma del poder del Estado en algunas formaciones
capitalistas determinadas. Durante la actual crisis (que comienza en 2008),
algunos de estos avances sí existieron (crecimiento de partidos de izquierda
–no anticapitalista, eso sí- en Grecia), e incluso podríamos decir que uno de
los efectos mediados de la crisis fue la posibilidad insurreccional que se
abrió en países árabes como Túnez y Egipto a partir de 2011. En el contexto
europeo actual, las tesis de Macnair son funcionales a la estrategia no
comunista ni clasista de partidos como Syriza
“El internacionalismo paciente no es explicado. Es una
frase vacía….Aparentemente la meta de Macnair
ya no es el socialismo, sino que la democracia radical, tal como fue
para Kautsky”
“Macnair sostiene que la estrategia paciente es la
esencia del kautskysmo. Él sostiene que es superior al colaboracionismo de la
derecha reformista y a lo que él denomina la “estrategia de la huelga general”
“Él ensalza la estrategia de Kautsky de crear
partidos que sólo buscaran el poder una vez hubieran conquistado a la mayoría
para sus políticas y su programa. Hasta que este punto era alcanzado, estos
partidos debían permanecer como una mera oposición –no debían tomar el poder,
ni aliarse con la derecha en coaliciones”
El modelo de partido que propone Macnair es el del
SPD (alemán) de antes de la primera guerra. “Tan poderoso y exitoso fue este
partido, que fue aplastado por los nazis en 1933 sin una sola pelea”
“Lo que es bastante sorprendente es cuán poca
atención Macnair le otorga al rol de la lucha de clases como factor que modela
los eventos. Casi no existe análisis de las diferentes posiciones que las
distintas tradiciones dentro del movimiento socialista tomaron en relación con
la lucha de clases –de qué lado estuvieron-, y de qué nos dice esto de las
citadas diferentes tradiciones. Todo es analizado de manera abstracta. Se nos
dice que la estrategia paciente es buena. Fueron sólo errores respecto del
estado-nación y el internacionalismo lo que llevaron a Kautsky por el mal
camino”
“¿En verdad? ¿Qué sucede con su posición (la de
Kautsky) respecto de las huelgas generales en Bélgica para conquistar el voto y
con el hecho de que –como hizo muchas veces en el campo de la lucha de clases-,
él cubrió las traiciones de la derecha consignando la necesidad de la
“paciencia?”
“¿Y qué puede decirse de su justificación de la
hostilidad de la burocracia sindical respecto de la acción de la base obrera en
la huelga de masas ocurrida durante la revolución rusa de 1905?”
“Dado que Macnair separa el desarrollo del marxismo
y el movimiento socialista de los desarrollos en la lucha de clases, él cubre
el verdadero rol del Centro –sus traiciones- y ataca a aquellos que se pusieron
del lado de la clase obrera en estas luchas, la izquierda y la “estrategia de
la huelga de masas”
Derrotismo
revolucionario e independencia partidaria
-
Fue sólo cuando la mayoría de los partidos
social-demócratas y socialistas europeos apoyaron a sus propios países (a sus
burguesías) en la primera guerra mundial (1913-1914), que Lenin reconoce la
necesidad de un partido marxista plenamente independiente respecto de los
partidos de masas socialdemócratas marxistas que hasta entonces existían. Con
esto nosotros enfatizamos en el hecho de que el “Qué hacer” es de 1903, y que
el mismo sólo enfatiza la necesidad de una “facción revolucionaria” (bolcheviques) dentro de un partido marxista
socialdemócratas más amplio.
-
El derrotismo revolucionario, recordemos, es la
“estrategia” (sic “la táctica”) que convierte a la guerra entre países en
guerra civil interna y proporciona la posibilidad objetiva de la toma del poder
por parte de los explotados
Macnair desarrolla una posición similar a la de
Kolakowski, ya que argumenta que la misma revolución rusa de octubre de 1917
estaba marcada irrenunciablemente con el signo de la burocratización (y el
consecuente debilitamiento del movimiento obrero):
“Pero la
victoria de la Revolución Rusa por sí misma, o el curso de la revolución
después de fines de 1917-principios de 1918, no pueden ser ya tomados como
evidencia de la estrategia bolchevique como un todo. A lo que llevó no fue a
una conquista estratégica para la clase obrera mundial, sino que un impasse del
movimiento obrero global que duró 60 años y que explica la profunda debilidad
de este movimiento actualmente” (Macnair)
Compárese
esto con las elaboraciones de Kagarlitsky de 1999, las cuales fichamos hace como
un año. Kagarlitsky desarrolla una tesis plenamente inversa a ésta de Macnair
Easterson, por su parte, escribe: “No hizo esto. Y
decir otra cosa es borrar la mayor conquista de la clase obrera hasta nuestros
días –tal como hizo el renegado Kautsky-”
Easterson y
una lúcida contribución respecto de la lucha política
-
“…el resultado de las huelgas que hemos
liderado, las acciones que hemos organizado, las campañas que hemos llevado a
cabo. Todo esto requiere dos cosas, ninguna de las cuales encaja en la
estrategia paciente y sin vida de Macnair. Requiere, primero, una estimación de
en qué medida hemos conquistado a aquellas fuerzas que pueden alcanzar la
victoria. Requiere, en segundo lugar, una voluntad para probar esta evaluación
enfrentando al enemigo en la lucha…Kautsky nunca quiso enfrentar al enemigo en
la lucha –ni quiere eso hoy Macnair”
La
revolución rusa como una apuesta (espacio de la indeterminación y de la
táctica)
-
“La cuestión esencial es, ¿estaban justificados
para apostar los bolcheviques? La respuesta es sí, de nuevo, de nuevo y de
nuevo –primero, porque las condiciones ponían a la revolución obrera rusa en la
agenda como una tarea inmediata, segundo, porque Europa misma estaba madura
para una revolución que habría (y podría haber) llevado la historia enormemente
hacia adelante”
-
“La única solución para la crisis enfrentada por
la sociedad que podía hacer ir a Rusia más allá de la guerra, el caos y la
hambruna, fue la propuesta por los bolcheviques –todo el poder a los soviets”
-
“La revolución obrera liderada por los
bolcheviques fue a la vez necesaria y legitima desde una perspectiva que se
propone hacer avanzar la historia”
Macnair y su
deshistorización (o lo bolcheviques estuvieron en lo cierto)
-
Macnair plantea que toda la culpa del
aislamiento y la burocratización de la revolución rusa se debió al centralismo
democrático vanguardista de los bolcheviques. Sin embargo, esta posición deja
de lado la historia (lo que efectivamente ocurrió):
(i) Los bolcheviques sí estuvieron en lo correcto
al pronosticar una generalización de las situaciones revolucionarias para
Europa, como lo demuestran la revolución alemana (derrotada) de 1918 y de la
1923 (derrotada), la huelga general inglesa de 1926, la situación
revolucionaria en Hungría en 1918 y en 1919 en Italia, los eventos de lucha de
clases en Austria, y Francia, etc
(ii) La derrota de la clase obrera en estas
situaciones revolucionarias fue, en no poca medida, función de las traiciones de
la derecha reformista, a la cual estaba aliada el kautskysmo centrista
(iii) El aislamiento de la Revolución Rusa fue
combatido con un internacionalismo consecuente (y una línea correcta) por los
bolcheviques hasta por los menos 1923.
(iv) La burocratización de la revolución rusa no se debió, en lo fundamental, a los supuestos “pecados autoritarios” del “centralismo democrático”, sino a la destrucción de la base obrera clasista y combativa en la defensa de la revolución rusa (primera guerra mundial, ataques de 21 ejércitos extranjeros, guerra civil, etc)
Macnair y su
propuesta de volver al capitalismo
-
“Macnair argumenta que el fracaso de la apuesta
en Rusia dejó a los bolcheviques en el poder en un país mayoritariamente
campesino. La única opción realista era, él argumenta, una “retirada
controlada” hacia el capitalismo. Sin importar que esto hubiera implicado la
muerte de miles –tales factores nunca entran en la consciencia de Macnair”
-
“Su crítica del bolchevismo del período
1918-1923, es que al no seguir éste el camino por él sugerido se dejó abierto
un solo curso de acción –la burocratización. El partido debía basarse en el
campesinado y actuar progresivamente de manera autoritaria antes que de forma
democrática”
Una
evaluación más balanceada de lo sucedido entre 1918 y 1923 en Rusia
-
“Acciones como la prohibición de las facciones
se probarían como fatales para la salud del régimen. La generalización de los
métodos del terror llevo a cristalizaran profundas distorsiones en la política
revolucionaria. Los intentos, por parte de Trotsky y otros, de militarizar la
producción y los sindicatos no sólo fueron errados, sino que peligrosos”
-
“Pero subrayar estos errores e ignorar el hecho
de que Lenin, Trotsky, Bujarin, la Oposición Obrera y otros, no sólo fueron
capaces de oponerse a muchas políticas erradas, sino que en ocasiones también
tuvieron éxito al introducir poderosos correctivos a éstas, es presentar un
historia falsa y unilateral del bolchevismo post 1917. Aún más, es, nuevamente,
abstraer tanto las medidas como los errores de la realidad de la guerra de
clases”
-
“Para ganar la guerra civil era necesario que
los bolcheviques llevaran a cabo medidas de centralización y represión. La
democracia tiene un contenido de clase. La democracia para los contrarrevolucionarios
activos y asesinos, habría significado que los bolcheviques no iban en serio en
su intención de mantenerse en el poder”
-
“…cuando los obreros se van a la huelga,
habiendo tomado una decisión mayoritaria, utilizan la represión contra los
esquiroles. No extienden los derechos democráticos –en comités de huelga y
otros- a los esquiroles. Reconocen que por la duración de la lucha la norma de
“respetar la opinión de cada uno” se encuentra suspendida. ¿Por qué? Porque la
batalla ha comenzado…Pero no nosotros no generalizamos a partir de las
condiciones de guerra para establecer que en todas las circunstancias
celebramos la represión y la suspensión de la democracia. Es una excepción”
-
“En el caso de Rusia esto significó formar el
Ejército Rojo, y que el ejército necesitara comer significa la necesidad de
requisar grano a los campesinos –y hacerlo a punta de pistola”
-
“Es efectivamente cierto que elementos de la
denominada política de bolchevización de Zinoviev en el Comintern ignoraron las
condiciones específicas que justificaron estas medidas extremas y difundieron
la idea de que los partidos revolucionarios debían ser monolíticos. Esto a su
vez fue utilizado por la burocracia estalinista
para imponer el centralismo burocrático…Pero Macnair fusiona todos estos
elementos en uno: el centralismo burocrático. Fue establecido en 1918 y llevó
inexorablemente al estalinismo. Así, pasa por encima de toda la lucha de la
Oposición de Izquierda y la Oposición Unificada y sugiere, por tanto, que el resultado
fue el producto solamente de una apuesta errada”
Respuesta de Mike Macnair
El autor sostiene que el 90% de la crítica de
Easterson es basura. Lo es porque, él sostiene, se lo acusa de escribir cosas
que no escribió, y no se mencionan cuestiones que sí escribió. Macnair afirma
que la crítica de Easterson es puro bla-bla que
quiere aparecer como un agresivo y enojado “revolucionarismo”. Si bien
por nuestra parte no tenemos los suficientes elementos de juicio para ver cuán
cierto es lo afirmado por Macnair, al menos la siguiente cita que el mismo nos
provee (extractada del libro criticado por Easterson), da pie para ver que hay
algo de cierto en la defensa de Macnair:
“…cuando
critico los argumentos y decisiones de los líderes de la Revolución Rusa, no
intento con esto elaborar un cierto tipo de juicio moral sobre la decisiones
que tomaron bajo circunstancias extremadamente difíciles…Tampoco quiero
implicar que existía una alternativa superior abierta que ellos no tomaron. Por
ejemplo, he dicho más arriba que la Revolución de Octubre fue una apuesta sobre
la revolución en Europa occidental, la cual falló. Pero la alternativa a esta
apuesta propuesta por Martov y Kautsky –un gobierno de los socialistas
revolucionarios con los mencheviques basado en una asamblea constituyente- era
irreal: la alternativa real era, o la política que los bolcheviques
efectivamente siguieron, incluyendo la coerción del campesinado para el
suministro de alimento, el “terror rojo” y demases, o el gobierno de los
generales blancos y el “terror blanco. El problema en esta cuestión no son las
acciones que los bolcheviques tomaron: lo es la sobre-teorización de estas
acciones que ha sido heredada por la moderna ultr-izquierda” (Macnair)
Según Macnair, esta cita demuestra cuán cercana es
su posición a la sostenida por Easterson.
Por nuestra parte, debemos preguntarnos si
Macnair simplemente omite importantes pasajes de su libro donde sí argumenta
que la táctica adecuada era retirarse controladamente hacia el capitalismo. O
si simplemente Easterson sobre-critica algunas sugerencias marginales presentes
en el libro de Macnair. En segundo lugar, es importante tener en cuenta que,
aún en la cita que Macnair presenta, los bolcheviques emergen como un campo
unificado y homogéneo (no está presente la lucha de tendencias y la lucha de
clases). Y, bajo esta premisa es fácil atacar a los “bolcheviques” (en general
–y, ergo, a sus principales principios de funcionamiento como el partido de
vanguardia con influencia de masas y el centralismo democrático) por la
burocratización de la revolución rusa. Macnair olvida que la sobre-teorización
de algunos de los errores bolcheviques es posterior a 1923, y que la misma
coincide solamente con el estalinismo y el maoísmo. Mayormente libre de esta
sobre-teorización errada, se ha visto siempre el trotskysmo (la menos alguna de
sus facciones), así como también el luxemburguismo, el consejismo, el comunismo
de izquierda y algunas corrientes anarquistas
Macnair sostiene que en su libro en ningún sentido
intenta rehabilitar el kautskysmo post 1914, y que en esto sólo consigna dos
excepciones. El que Easterson sea incapaz de ver esto se explica por la crítica
distorsionada a su libro que fue hecha hace un tiempo por Bill Jeffries:
Primera
excepción
-
Macnair se opone a la prohibición de partidos y
medios de expresión-comunicación para todo el que no sea contrarrevolucionario.
Esta posición fue defendida por Kautsky erradamente (porque en este caso sólo
se prohibía a los contra-revolucionarios), y por Luxemburg correctamente
(porque ella se opuso en 1918 a la prohibición de la facción izquierdista de
“socialistas revolucionarios” en Rusia, el partido con una base de masas más
grande del país –y que además había ganado las elecciones-)
-
“La objeción, que yo comparto, es que sin
libertad para organizarse contra la mayoría temporaria, el proletariado como
clase no puede gobernar”
-
Por lo demás, la lógica de ir desde la
prohibición de partidos y tendencias hasta el sistema de partido único, no fue
el efecto de alguna actividad contrarrevolucionaria de los “mencheviques
internacionalistas” o de los social-revolucionarios de izquierda al terminar la
guerra civil. Antes bien, Macnair sostiene, ésta provino de la idea
hegeliano-marxista de la “estricta unidad de la voluntad”. Esto es explícito en
el discurso de Lenin al 3er congreso de los sindicatos rusos de 1920, así como
también es claro en otras intervenciones de Lenin y otros
Segunda
excepción
-
Macnair
sostiene que Kautsky estaba equivocado al evaluar las posibilidades de la
revolución socialista en términos meramente nacionales y no internacionales,
mientras Trotsky sí estuvo en lo correcto al enfatizar en que las posibilidades
de la revolución existían, pero que esto sólo se daba en términos
internacionales
Macnair sostiene que
la distinción entre “dictadura del proletariado” y “socialismo” casi no existía
antes de los 1920s. Fue sólo con la discusión de la Comintern durante esta
década que esta distinción cristalizó definitivamente
podríamos
preguntar entonces: ¿los comunistas no habían leído las glosas al programa de
Gotha hasta los 1920s? ¿Era un texto que no se había estudiado y solo
considerado como algo marginal?)
Centro,
derecha e izquierda
-
Según Macnair las distinciones entre estos tres
campos no son plenas y definidas. Así, Bernstein (derecha, reformismo) era más
cercano al marxismo que Keir Hardie o Jaures, mientras Luxemburg (izquierda)
tendía más hacia el centro Sorel, Labriola, Gorter, Pannekoek, Bogdanov o
Lunacharsky
-
La tesis esencial de Macnair era que el
bolchevismo era una tendencia dentro del centro, no una opuesta (desde la izquierda)
a él. Así, el autor afirma que esto ha sido demostrado por el libro de Lars
Lih, “Lenin Rediscovered”
El
bolchevismo como facción con arraigo de masas
-
“La victoria (temporal) de la revolución Rusa se
debió a la presencia de un partido-facción que expresaba la aspiración de los
obreros de tomar el poder político y reconstruir la sociedad: los
bolcheviques…es claro que para Febrero de 1917 los bolcheviques eran un
partido-facción con una base amplia y profunda en las masas. No eran un simple
grupito que repentinamente “creció” bajo las condiciones de una crisis
revolucionaria, sino un partido-facción que en 1912-1914 ya estaba conquistando
la mayoría del voto obrero tanto en la Duma como en las elecciones sindicales,
pero que había sido golpeado temporalmente por la represión de 1914-1916”
-
“Las repetidas crisis revolucionarias ocurridas
desde 1918 sólo han confirmado y reconfirmado este punto. Si la clase obrera
debe tomar el poder político, ésta debe poseer un partido con una base de masas
real, que tenga la determinación de luchar por el poder político, antes que la
crisis estalle. Las sectas –incluso las sectas que crecen sustantivamente como
los Fedayeen en el Irán de 1979-1980- no son un sustituto”
-
“Pero esto significa que la construcción de un
partido de masas tiene que ocurrir bajo condiciones en las cuales las cuestión
del poder no se encuentra inmediatamente postulada. Más todavía, significa
que el trabajo de organización y
propaganda, cuya retribución no es inmediata es tan importante como la
agitación inmediata en torno a las huelgas y otras formas de lucha de clases.
Más allá, el partido debe llevar acabo propaganda y agitación acerca de
“cuestiones políticas” –sobre la estructura y constitución del poder político-.
Esto deslegitima el orden existente, legitima la lucha de clases y la
solidaridad obrera, y prepara el terreno político para que los trabajadores
apunten hacia el poder cuando la crisis estalle”
-
“Esto explica por qué el centro construyó
partidos de masas, uno de los cuales -los bolcheviques- pudo conquistar el
poder, mientras la izquierda de la Segunda internacional no pudo hacerlo. Los
izquierdistas pensaban que la lucha de masas podía resolver el problema de la
burocracia: Luxemburg es explícita en este punto tanto como Trotsky, mientras
quienes realmente abogaban por la huelga de masas como Sorel o Bogdanov,
argumentaban que cualquier acción política bajo el capitalismo era corruptora”
-
Ejemplos de la izquierda (huelga de masas) para
Macnair: izquierda del SPD, SDKPil de Jogiches y Dzerzhinsky, deLeonists,
maximalismo italiano, etc
-
“Las ideas del centro de antes de 1914,
incluyendo a Kautsky, son por tanto el necesario punto de partida. Puesto de
otra forma, el bolchevismo, y no el Vpered-ism, es el punto de partida
necesario. Es necesario criticar las ideas del centro, y yo lo he hecho: se
encontraban radicalmente equivocados acerca del Estado, la nación contra el
internacionalismo, y –excepto los bolcheviques- equivocados acerca de la
“unidad del movimiento obrero” –la unidad con la derecha bajo cualquier
condición-, y por esta razón la mayoría de sus líderes devinieron traidores”
-
“Pero las idea de la izquierda de la Segunda
Internacional y el fetichismo de la “lucha” como opuesto a la acción política,
no constituyen una alternativa”
Varios
comentarios. Primero, que a la luz de estas últimas citas podemos ver cómo
Macnair elabora una estrategia para un período de lucha de clases que termina
con la crisis comenzada en 2008. La estrategia de construir partidos de masas
antes de que la crisis emerja, soslaya el hecho de que las condiciones para la
ocurrencia de una “crisis nacional objetiva” (Lenin) ya existen, debido a
emergencia de una crisis capitalista estructural desde 2008 (fundada en la
TDTMG). Como ya dijimos en el otro comentario, la “crisis nacional objetiva” se
dio en Egipto, en Túnez y en alguna medida también (aunque parcialmente) en
Grecia. Por esto las elaboraciones de Macnair se encuentran desfasadas. Quien
escribe en 2009 debe responder cómo hacer crecer y acumular al campo
comunista-clasista en el contexto de una crisis estructural derivada de la
TDTMG. Cómo hacer esto bajo condiciones
donde en formaciones determinadas ya suceden “crisis nacionales objetivas”
(como lo que hoy comienza a verse en Ucrania). Precisamente, en Ucrania,
¿podemos poner gran número de fichas en la mera agitación y propaganda sin
resultados inmediatos visibles y tangibles? Y, en Grecia desde 2009, ¿debíamos poner
el mayor número de fichas en la mera agitación y propaganda sin resultados
inmediatos visibles y tangibles? Una respuesta clasista, comunista y
materialista a esta pregunta debe ser necesariamente negativa. Antes bien, la
tarea en Grecia era seguir agudizando las contradicciones en el seno de la
clase dominante, y no canalizar la fuerza obrera (20 huelgas generales en un
año) hacia el parlamento (institución burguesa que siempre ha tenido rasgos
aristocráticos por su origen feudal), menos todavía canalizarla vía un partido
progre como Syriza, que busca buenas relaciones con la UE y en ningún caso es
obrerista u anti-capitalista. En Egipto, la opción comunista, clasista y
materialista, no era celebrar revoluciones democráticas pro-burguesas, sino
apoyar la movilización obrera masiva para romper en la práctica con el discurso
clasemediero de una apertura democrática (como sostuvieron los cliffistas en
este país). Y, hoy en Ucrania, la tarea no era celebrar una “revolución
democrática” (sic) con base social oligarca y fascista, sino observar la
tendencia obrera al alza en el este y el sur (Lugansk, Odessa, etc). Eso en
términos de política coyuntural.
En términos generales, situar la parte de león
de nuestros esfuerzos a la “agitación y la propaganda” y no a la lucha material
y concreta, implica cierto idealismo de la consciencia. Supone afirmar que el
desarrollo de la consciencia se encuentra desligado de la práctica concreta de
lucha contra el enemigo de clase. Es una tesis autonomista e idealista. Implica
no considerar la cuestión esencial señalada por Easterman: debemos siempre
probar en las batallas de la lucha de clases el grado en el cual hemos
alcanzado influencia en el movimiento (¡y la clase!) obrero. La acumulación es
una acumulación mediante la lucha práctica.
Obviamente, esto no debe hacernos caer en el “voluntarismo” y en el
fetiche de “la lucha por la lucha misma”. Para evitar esta desviación (que
siempre es una posibilidad si actuamos en la lucha de clases con voluntad de
poder), es esencial una caracterización correcta del momento de la lucha de
clases y de las tendencias de la producción (no caer en una lectura
subjetivista y catastrofista). Un segundo elemento que puede ayudarnos a
evitar, tanto el pasivismo que pone énfasis sólo en “la agitación y la
propaganda” como el voluntarismo y el “revolucionarismo”, es poner el acento en
la clase obrera y sus problemáticas cotidianas (en el contexto de la lucha
contra el enemigo de clase –las clases son relacionales y sustanciales-), antes
que en el socialismo y la sociedad futura. Antes que la hermandad y la
consciencia de los explotados, requerimos que el “desprecio de clase” devenga
“odio de clase”, y así “consciencia práctica de clase”. En términos políticos,
esto es igual a privilegiar los “frentes único de la clase” antes que los
“frente políticos” (“unidad de la izquierda”, “unidad revolucionaria”, “unidad
de los socialistas contra-hegemónicos”, etc). En tercer lugar, es importante
relevar que el privilegio unilateral de las batallas materiales en la lucha de
clases concreta por sobre “la agitación y la propaganda”, puede llevar a
retrocesos. Es simple: varias batallas perdidas en línea, tiene que afectar
materialmente y moralmente a la clase obrera y sus fracciones movilizadas.
¿Cómo resolvemos este problema ante la ausencia de una crisis nacional
objetiva? Primero, asegurándose de que la derrotas sean “derrotas” (un enemigo
demasiado fuerte) y no “fracasos” (fallas propias de las fracciones movilizadas
del movimiento obrero). Segundo, dejando claro cuando una “pérdida” es
mayoritariamente un “fracaso” o una “derrota”. Tercero, explicitando que, ante
la ausencia de una “crisis nacional objetiva” siempre será determinante el
elemento de “derrota” por sobre el “fracaso”. La cuestión es explicar claramente
como la “derrota” emerge (en lo aparente) como “fracaso”: cómo la clase
dominante/explotadora puede expresarse políticamente a través de fracciones
pequeño-burguesas, deformar demandas obreras, etc. Cuarto, planteando que
cualquier conquista obrera que no tenga como contexto la toma del poder del
Estado, es una concesión burguesa que se ha ganado con la lucha frente a ésta
(no es una dádiva, no es funcional, no expresa la armonía de clases, etc).
Quinto, realizar una evaluación objetiva del momento de la lucha de clases y de
las tendencias propia de la producción lo más fina posible, de modo que sepamos
nuestras posibilidades inmediatas, mediatas y de largo plazo. Esto es, saber en
qué punto una táctica esta siendo forzada por sobre la situación objetiva,
cuando una táctica deviene mera táctica, y no parte de una estrategia y su
horizonte específico
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