I. Unidad y
diversidad en la historia Latinoamericana (Ian Roxborough)
Dimensiones comunes en la
historia de los países latinoamericanos
(i) Todos tienen un pasado colonial ibérico
(ii) Todos alcanzaron la independencia
política aproximadamente por la misma época
(iii) La
mayoría se integró a la economía mundial en expansión a fines del siglo XIX, y
lo hizo principalmente a partir de la exportación de materias primas y
alimentos
(iv) Gran
parte de estos países parecieran mostrar un patrón de desarrollo económico y
político similar durante el siglo XX
Teorías sobre la unidad
latinoamericana
a) H.
Wiarda: el patrón distintivo de desarrollo de AL se debe a que todos
sus países tienen por herencia común la “tradición corporativista” ibérica
b) C.
Véliz (1980): lo que distingue
a AL es que sus naciones comparten la “tradición centralista”, heredada por
españoles y portugueses
-
“El
dominio colonial fue autoritario, y los intereses y asuntos de las colonias
estuvieron subordinados a las influencias directivas de España y Portugal. Las
sociedades metropolitanas buscaban regular la vida colonial con mínimo detalle.
Esta tendencia fue luego fortalecida
por las reformas borbónicas y pombalinas. Como resultado, los
latinoamericanos aprendieron a mirar hacia el estado para las soluciones a los
problemas sociales, económicos y políticos; antes que formar asociaciones
libres, la respuesta política natural de los latinoamericanos fue orientar su
acción directamente hacia el Estado. Esta tradición, arguye Véliz,
sobrevive hoy bajo la forma de los gobiernos militares centralizados que
dominan la región”
Típico
revisionismo: toma una tendencia pasajera –autoritarismo militarista de los
1970s-1980s de AL- y la convierte en una esencia que se autodesarrolla, la
generaliza
-
Pausa liberal: a)comenzó a mediados del siglo XIX y empezó a tambalearse con la Gran
Depresión y el período entreguerras; b) experimentó un cierto
resurgimiento con la segunda guerra y los años inmediatamente posteriores; c)
este resurgimiento acabó a fines de los 1960s y principios de los 1970s
Críticas de Roxborough
(i) Ya el mismo período colonial no pareciera
haber sido uno de continuado centralismo. Durante el siglo XVII y gran parte del siglo XVIII, el control imperial
sobre las colonias fue laxo e inefectivo. Sólo con las reformas borbónicas de fines del siglo XVIII, los
ibéricos intentaron controlar más estrechamente a sus colonias
(ii) La “pausa liberal” de Véliz cubre la mayor
parte de la historia independiente de AL. De 1850 a 1980, quizás 30 años solamente (23%) se adecuen al modelo
centralista de Véliz
c)
Dependentistas: la “herencia
colonial”, inscrita en el sistema económico de AL, es lo que explica su unidad
como región subdesarrollada
Patrón modal cercano al
dependentismo (Sunkel, Furtado, O’Donnell)
-
En la
fase ISI los bienes manufacturados localmente (textiles, procesamiento de
alimentos) estaban dirigidos a un amplio espectro de población
-
En la fase B-A (Estado burocrático
autoritario), el estímulo para el crecimiento económico estuvo dado por el
sector de bienes manufacturados durables (autos, aplicaciones eléctricas), los
cuales solo podían ser solventados por los estratos de altos ingresos. Así,
esta fase supone la acusación de los diferenciales de riqueza.
Hacer
la crítica con Weaver
El patrón
modal para América Latina
|
Centro
|
Periferia
|
Clases
dominantes
|
Forma
estatal
|
Movimientos
políticos
|
1850/70-1930
|
Madurez Industrial de GB
|
Exportación de materias primas
|
Oligarquía agraria exportadora
|
Parlamentarismo oligárquico
|
Desafío radical de las clases medias
|
1930-1960
|
Dominación de eeuu
|
ISI
|
Burguesía nacional
|
Bonapartismo
|
Expansión populista
|
1960 y después
|
Capitalismo monopolista tardío: crisis de
dominación de eeuu
|
Neoliberalismo y dominación de las
multinacionales
|
Capital monopólico asociado
|
Corporativismo autoritario
|
Exclusión autoritaria
|
Hacer
la crítica con Weaver
Preguntas de Roxborough
(i) ¿Existe
una conexión entre la lógica de acumulación de capital y las políticas
económicas y políticas efectivamente adoptadas de forma tan determinada como el
modelo sugiere? Esto es, ¿son adecuados los vínculos causales en la
cadena de razonamiento teórico?
(ii) ¿Pasa
cualquiera o todas las economías latinoamericanas por esta secuencia triple, y
lo hace en los tiempos especificados por el modelo?
(iii) ¿Existe
alguna asociación empírica entre estas tres fases de crecimiento económico
(asumiendo que existen) y las formas de comportamiento político?
Críticas
de Roxborough
General
“Puede
ser argumentado que el modelo de patrón modal es seriamente deficiente vis a
vis estas tres objeciones, y que existe base suficiente, tanto lógica como
empírica, para rechazarlo, incluso en términos de los países a partir de los
cuales fue formulado”
Específicas
(i) Países
modelo: usualmente se utiliza a Argentina
y Brasil. Incluso en estos casos el modelo no se adecua
(ii) ¿Populismo
durante 1930-1960?
(ii.1) Populismo
es propio de Vargas en Brasil (1930-1945), Cárdenas en México (1936-1940) y
Perón en Argentina (1946-1955)
(ii.2) Populismo
es todo lo que ocurrió en AL entre 1930 y 1960 (Octavio Ianni)
(ii.3)
Definición clásica de populismo (G. Ionescu E. Gellner en “Populism”,
1969; Nicos Mouzelis en “Ideology and class politics”)
-
“…es un fenómeno que vincula una forma
particular de ideología con rasgos organizacionales y de estructura social.
Para los teóricos clásicos, el populismo
supone un movimiento multiclasista organizado laxamente y unificado por un
líder carismático bajo una ideología y programa de justicia social y
nacionalismo. Bajo esta perspectiva, el vínculo entre la ideología y la
organización es la fortaleza de esta definición; vincula la ideología con modo
definidos de participación política. Existe un contraste explícito o implícito
con una supuesta naturaleza de la política orientada en términos clasistas,
propia de las sociedades industriales avanzadas de la Europa occidental.
La participación popular en los movimientos populistas, se afirma, no adopta un
carácter de “clase”. O los
estratos subordinados componen una masa, o la clase trabajadora aún no posee
sus organizaciones autónomas.
Tiende, por tanto, a estar organizada y liderada por otras clases sociales o
fuerzas políticas de una forma heterónoma. La ausencia o debilidad de
una clase trabajadora autónoma es central para esta definición clásica del
populismo”
-
“Claramente
una gran variedad de enfoques diferentes caen bajo la definición “clásica” de
populismo. Esencial a todas ellas
es el contraste entre los tipos de acción y organización supuestamente
asociados con los actores de clase y los característicos de situaciones de
“no-clasistas”
(ii.4)
Definición mínima de populismo, discursivismo (E. Laclau en “Politics
and ideology in marxist theory” de 1977; Emilio de Ipola, Ideología y discurso
populista de 1977; G.G. Debert en Ideología y populismo de 1979)
-
“…el populismo es primero y antes que todo un
fenómeno ideológico: el populismo es
una ideología, o un tipo de ideología, que afirma que el conflicto político es entre
“el pueblo” (que es visto como la “nación”) y la “oligarquía” o el
“imperialismo”. Por tanto, cuando
quiera que sea que un líder político apela al “pueblo” éste es un populista, y
su movimiento o gobierno puede ser descrito por extensión como “populista”.
En esta definición, nada es dicho acerca
de las causas del populismo, acerca de su base social, sus políticas, o acerca
de su estilo organizacional”
-
“Más todavía, si el populismo es una
“apelación al pueblo”, de esto no se sigue que aquellos que están siendo
apelados por éste le presten atención”
-
“Un
corolario de esta definición mínima del término es que uno debe esperar
encontrar el “populismo” en una amplia variedad de contextos, y este es, de
hecho, el caso en América Latina.
Apelaciones populistas al pueblo fueron hechas por el demócrata cristiano
Eduardo Frei en el chile de los 1960s, por los presidentes mexicanos a lo largo
del siglo XX, por el gobierno militar peruano de fines de los 1960s y
principios de los 1970s, y por una abigarrada multitud de hombres civiles y
militares en una variedad de contextos”
-
“El resultado, sin embargo, de utilizar tal
definición mínima, como ha argumentado Laclau, es que varios otros movimientos
diversos, incluyendo la Alemania Nazi, deben ser etiquetados “populismo”
(ii.5) La escuela del patrón modal dependiente se queda con la
definición clásica de populismo y propone como paradigmáticos a Vargas en
Brasil (1930-1945), Cárdenas en México (1936-1940) y Perón en Argentina
(1946-1955)
-
“Esto es, el apoyo de los líderes populistas
no estuvo dado por una alianza multi-clasista, con sindicatos independientes
que prestaron el apoyo de una clase trabajadora organizada autónomamente a una
figura Bonapartista, sino que, antes bien, fue un movimiento de
masas amorfo o coalición con vínculos directos entre los individuos y el líder
carismático” (esta análisis se
basa en Weber –líder carismático- y en Durkheim –sociedad de masas, como W.A.
Kornhauser)
-
Coalición (según Roxborough): la mayoría
de las fuerzas políticas son coaliciones en la medida que su apoyo social
proviene de clases distintas
-
Alianza (según Roxborough):
organizaciones que representan a una clase (e.g. sindicatos) deliberada y
conscientemente forman una unión con otros actores sociales para promover sus
mutuos intereses
-
“Para que
la definición clásica de populismo tenga cualquier utilidad, debe ser
demostrado que estamos tratando con una situación en la cual las clases o
estratos subordinados están organizados dentro de una coalición populista de
una manera heterónoma. Si este no
es el caso, entonces estamos tratando con una alianza de clases antes que con
populismo. La evidencia disponible
sugiere que, por lo menos en las primeras fases, tanto Perón como Vargas
estuvieron apoyados por instituciones de la clase trabajadora organizadas
autónomamente –sindicatos relativamente independientes-. Estos
movimientos, por tanto, pueden ser analizados en términos de las alianzas más o
menos explícitas y deliberadas de la clase trabajadora con los individuos que
tienen el poder del Estado. Ninguna
referencia al concepto de populismo es necesaria para explicar esto, ni la
noción de populismo añade algo al análisis. Es sólo en una etapa
tardía que los sindicatos pierden su autonomía y la clase trabajadora se
subordina al Estado. Empíricamente,
ni el peronismo temprano ni el gobierno de Cárdenas se adecuan a la definición
clásica de populismo”
Clarificar
que la alianza no es entre una clase y un individuo con poder estatal, sino una
alianza entre clases o entre una clase y una fracción de otra clase (o una
clase secundaria)
(ii.5.1) El gobierno de Vargas
entre 1930-1945 no se adecua ni siquiera a la definición mínima de populismo
-
“Durante
el periodo que va desde su ascenso al poder hasta el llamado a elecciones luego
de la segunda guerra mundial, el discurso de Getulio Vargas no destacaba por la
frecuencia de sus apelaciones al “pueblo”. El suyo fue un régimen
conservador, autoritario y desmovilizador, que es difícil describir como
“populista” bajo cualquier definición” (basado en T. Harding, “The
political history of organized labor in Brazil; y en AC Bernardo en Tutela y
autonomía sindical: 1930-1945)
-
“Fue sólo
con el advenimiento de la política competitiva en el periodo posterior a 1945
que Vargas hizo una apelación sostenida al “pueblo”. En este periodo, de hecho, Vargas puede ser descrito como populista,
y el auge del populismo en Brasil puede situarse entre 1945-1964. Pero
el ISI brasileño ya estaba en funcionamiento en los 1930s y había comenzado
considerablemente más temprano. El
ajuste entre lo político y lo económico en este caso paradigmático es bastante
laxo”
(ii.5.2) Peronismo en Argentina
-
“En el
caso del movimiento peronista temprano, Juan Carlos Torre ha demostrado cómo la
demostración supuestamente “espontánea” del pueblo pobre el 17 de Octubre de
1945 para demandar la liberación de Perón, había sido llamada y organizada por
la confederación sindical principal, la CGT. Más todavía, en la reunión
del comité ejecutivo de la CGT donde la decisión fue tomada, los líderes
sindicales estaban profundamente divididos en lo que concernía a sus actitudes
respecto de Perón. De una parte,
estaban aquellos que no querían tener nada que ver con Perón; en una leve mayoría estaban aquellos que, a
pesar de considerables desconfianzas y recelos, decidieron apoyar a Perón como
mal menor”
-
“Más
todavía, la noción de que fueron los migrantes recientes del interior hacia
Buenos Aires –una “nueva” clase trabajadora- los que proveyeron a Perón su base
de apoyo principal, ha comenzado a sufrir sostenidos ataques. Little,
Murmis y portantiero han argumentado que el apoyo de Perón provenía de todos
los sectores de la clase trabajadora; reprimidos por los gobiernos
conservadores desde 1930, los trabajadores urbanos de Argentina y los líderes
sindicales vieron en Perón a un aliado potencial, aún si ambiguo. Existió, por tanto, una considerable
continuidad en el comportamiento político de la clase trabajadora, al menos
durante la primera fase del régimen…Los líderes sindicales erraron al
suponer que podrían retener el control de unos sindicatos relativamente
independientes, enfrentados a la política de Perón de establecer completo
control estatal sobre el trabajo”
-
“En cualquier caso, la evidencia sugiere que
con el peronismo estamos tratando con un intento de alianza entre la clase
trabajadora y el Estado, una alianza en la cual el Estado rápidamente tomó la
delantera y progresivamente subordinó a la clase trabajadora a su control.
Al confundir la posterior
subordinación de los sindicatos al Estado (1947-1955) con el periodo de la
génesis de la alianza entre los sindicatos y Perón (1943-1947), el modelo del
patrón modal desenfatiza seriamente la autonomía de acción de la clase
trabajadora y, al describir este fenómeno como “populismo”, implícitamente
adscribe motivos y orientaciones a la clase trabajadora que eran menos que
racionales”
-
“Sin embargo, inferir que del apoyo masivo a
Perón esta apelación (“populista”) fue exitosa, implica realizar una serie de
suposiciones no justificadas acerca de los motivos de la clase trabajadora”
(ii.5.3) El México de Cárdenas
-
“La
mayoría de los analistas han argumentados que los sindicatos mexicanos estaba
en un estado de desorganización cuando Cárdenas tomo el poder en 1934 y, en
cualquier caso, la clase trabajadora mexicana tenía una larga tradición de
tutelaje estatal. En una intento
por deshacerse del poder detrás del trono ejercido por Plutarco Elías calles,
el nuevo presidente movilizó activamente a la clase trabajadora y al apoyo
campesino en su nombre. El resultado de esto fue la reorganización
del partido dominante bajo líneas corporativistas, y la formación de la
Confederación de Trabajadores de México (CTM) en 1936”
-
“Tal
evaluación no es, sin embargo, enteramente correcta. Aún si el
movimiento sindical temprano estuvo subordinado al estado a través de la CROM
de Luis Morones, siempre
existieron sindicatos disidentes independientes. Para 1933, junto a algunos elementos descolgados de la CROM, la CGT y
los sindicatos del partido comunista (el CSUM) estaban experimentado un período
de crecimiento y militancia renovados. Cuando
Cárdenas fue electo presidente, el movimiento sindical –luego de dudas
iniciales considerables- fue en su apoyo en la lucha contra Calles. Este
cambio en la posición del trabajo organizado fue debido en parte al cambio en
la táctica del Comintern en 1935 hacia la política de los frentes populares.
Incluso cuando la CTM se formó, los
comunistas y los izquierdistas independientes retuvieron un considerable apoyo
dentro del movimiento sindical como un todo, y fue sólo con las purgas de 1948 que el movimiento sindical fue
definitivamente subordinado al control estatal”
-
“Como
sucedió en el caso del peronismo, aquí tenemos un movimiento obrero
independiente que entra en una alianza con el Estado y subsecuentemente es
subordinado por este Estado. Las
nociones acerca de una “masa movilizable” o acerca de una coalición que
involucra una clase trabajadora heterónoma –cruciales para la definición
clásica del populismo– son inaplicables”
(iii) El modelo
burocrático-autoritario de Sunkel, Furtado y O’Donnell (fines de 1960s)
(iii.1) México
-
No
existe una clara discontinuidad entre las formas de dominación política o los
modos de acumulación de capital desde el principio de los 1950s. Es difícil
precisar una ruptura clara con la fase ISI
-
La tesis que del modelo B-A, que la nueva
fase requiere un mayor control de la fuerza de trabajo por parte del Estado
(salarios estancados o declinantes, menos huelgas y acciones, sindicatos
patronales, etc) no se sostiene para
México: los salarios reales cayeron durante la segunda guerra, se estabilizaron
hasta principios de los 1950s, y crecieron desde ahí hasta mediados de los
1970s. En suma, no existió una tendencia a que los salarios reales
decayeran
(iii.2) Brasil
-
José
Serra ha argumentado que no existe un quiebre en el crecimiento ni en el modo
de acumulación con el golpe de 1964. Antes bien la economía ha crecido a
una tasa anual promedio de 6% desde los 1930s
-
Dentro
de la tendencia secular señalada, Serra admite que existen fluctuaciones (una
recesión entre 1964 y 1967; luego un rápido crecimiento entre 1967 y 1973 –lo
que dio lugar a las teoría sobre el “milagro brasileño” en un contexto militar
autoritario-)
-
Serra
argumenta que no ha existido una profundización del capital a partir de 1964,
como sostienen los teóricos del modelo burocrático-autoritario (modelo B-A)
-
La tesis que del modelo B-A, que la nueva
fase requiere un mayor control de la fuerza de trabajo por parte del Estado
(salarios estancados o declinantes, menos huelgas y acciones, sindicatos
patronales, etc), no se sostiene en
el caso brasileño: desde los 1930s
los salarios reales de la clase trabajadora urbana han crecido lentamente;
la caída en los salarios reales a partir
de 1964 sólo es la contratendencia a la rápida alza salarial durante los
últimos años del gobierno de Goulart (1961-64). En suma, no existió una
caída sostenida de los salarios reales
d) Cardoso y Faletto
-
No queda claro si intentan desarrollar una
teoría general sobre AL o sólo aplican una metodología particular a casos
concretos
-
Su noción
de enclave no designa
necesariamente lo que palabra evoca (una entidad aislada y geográficamente
separada), sino que más bien indica si las empresas concernidas son de
propiedad extranjera o nacional (y, aún lo agrícola no de plantación ha
estado en general en manos nacionales, mientras lo minero y las plantaciones en
manos extrajeras, la distinción de los autores continúa siendo laxa)
-
Problema central tratado por los autores: la incorporación política de
las clases medias al sistema de dominación oligárquico durante el siglo XX:
a) Economías de enclave (domina la oligarquía)
Éxitos
-
México: incorporación mediante una
ruptura violenta con el orden oligárquico (e.g. revolución mexicana)
-
Chile: incorporación gradual a través del
Estado debida a los conflictos dentro de la oligarquía dominante
Fracaso
-
Colombia: resistencia de la oligarquía
b) Economías con control nacional del sistema
productivo (domina oligarquía +
burguesía)
Éxitos
-
Argentina: unidad de las clases
dominantes supone que la incorporación política de las clases medias ocurre
bajo la hegemonía de la burguesía
-
Brasil: dado que las clases dominantes
estaban fragmentadas, sólo ocurrió una incorporación política parcial de las
clases medias
Fracaso
-
Perú: debilidad de las clases medias
Críticas de Roxborough
-
Lenguaje elíptico y ambiguo (no se define
nunca a la oligarquía, las clases medias, la burguesía)
-
Se asume
que ciertos grupos políticos representan a ciertas fuerzas clasistas. Sin
embargo, la existencia de estas fuerzas clasistas es meramente afirmada y no
demostrada empíricamente: “Si no
existe una medida independiente de estas variables, entonces es posible que se
nos esté presentando un análisis que tanto reduccionista como tautológico:
reduccionista porque las fuerzas políticas son tomadas como indicadores de la
existencia de clases sociales; tautológico porque la evidencia de la existencia
de estas clases es la existencia de estos actores políticos”
-
Con su
exagerado énfasis en la clase dominante, el trabajo de Cardoso y Faletto corre
el riesgo de transformarse en “un modelo de una sola clase”
Crítica sobre Argentina
-
Aún si Cardoso y Faletto reconocen en este
caso diversas fracciones dentro de la clase dominante, afirma sin dudar que la
clase dominante es el sector exportador agro-ganadero y que la
misma está unificada. Sin embargo,
los estudios recientes de Portantiero y Murmis establecen que, en realidad, la
clase dominante argentina estaba fuertemente dividida: a) en el agro, entre los
criadores del interior y los engordadores de la pampa cercana a Buenos Aires;
b) en Buenos Aires, entre los
industriales ligados a las empresas extranjeras y los industriales basados en
el mercado interno
Crítica sobre Brasil
-
Cardoso y
Faletto afirman que la fragmentación dentro de la clase dominante era entre los
plantadores de café y los industriales de Sao Paulo
-
Sin embargo, los industriales de Sao Paulo
provenían de los plantadores de café
-
Las
divisiones dentro de la clase dominante no fueron entre distintos sectores
productivos (industria/agro), sino que fueron divisiones regionales (con
imbricación de sectores productivos). Cada región tenía su fracción de clase dominante basada en el auge de
algún producto de exportación en el mercado mundial (café, algodón, azúcar)
-
La división en la clase dominante que permite
el ascenso de Vargas en los 1930s, es entre el bando de Sao Paulo y Minas
Gerais (la alianza del café con leche) contra las oligarquías más débiles de
Rio de Janeiro, Río Grande do sul y los estados del noreste
-
La pretendida autonomía del estado durante
el ascenso de Vargas ha sido refutada por E. Diniz y R. Boschi
Críticas sobre Chile
-
Cardoso y Faletto, siguiendo a Claudio Véliz,
afirman que los conflictos dentro de la clase dominante fueron los que
permitieron la incorporación política de las clases medias
-
Maurice
Zeitlin, Kirsch y Ratcliff, no obstante, han demostrado empíricamente lo
unificada que se encontraba la clase dominante chilena, lo homogénea que ésta
era (unidos y homogéneos se encontraban banqueros, industriales,
terratenientes, comerciantes)
-
“Las
contradicciones entre el capital agrario y el industrial, y los choques sobre
las políticas que los afectaban…no emergieron a partir de unos segmentos
clasistas ontológicamente “reales” de terratenientes y capitalistas. Porque los
intereses contradictorios y los clivajes sociales dentro de la clase dominante
no coincidían; antes bien, los elementos dominantes agrarios e industriales
estaban relacionados internamente, sino “fusionados”, en un patrón tan
complejo, que ninguno de ellos poseía una autonomía específica o una identidad
social distintiva” (Maurice Zeitlin,
1975)
Contrastar
con lo planteado sobre Chile por Neocosmos
e) Ian Roxborough
“He
argumentado que la noción de que América Latina posea una cierta unidad y
persistencia esenciales, tanto en el tiempo como en el espacio, supone una
lectura errada del registro histórico, el cual muestra diversidad y cambio”
Sugerencias
-
Debe utilizarse con sumo cuidado el término
“clase media”, el cual en realidad uno que funciona como cajón de sastre
meramente descriptivo
-
“…paradoja, de una parte, uno de los principales
factores en la génesis de la intervención militar en América Latina fue la
militancia del trabajo organizado; de otra parte, la sabiduría aceptada en el
campo es que el movimiento obrero en América Latina ha sido generalmente débil
y/o conservador. Skidmore pregunta, ¿cómo han podido los
trabajadores latinoamericanos, una vez considerados como eminentemente
manipulables, ser capaces de amenazar a los guardianes de la seguridad
nacional? Existe, de hecho, una buena cantidad de evidencia que
muestra que la clase trabajadora urbana de Latinoamérica, en ningún caso ha
sido tan políticamente pasiva o incapaz de perseguir sus propios intereses de
clase como algunos autores nos querrían hacer creer, aún si esto varía
naturalmente de país a país”
II. El
fetichismo de la hegemonía y el imperialismo (Agustín Cueva, 1984)
“Al parecer se trata, en lo esencial, de que
Gramsci habría demostrado, en contra de toda una tradición, que la clase
dominante se impone como tal no sólo a través de la coerción, o sea de la
violencia física, sino también mediante la “hegemonía”, es decir, por medio de
una dirección “intelectual y moral” capaz de asegurar incluso el consenso
activo de los gobernados”
“Lo cual es
desde luego cierto, pero no constituye
una novedad dentro del pensamiento marxista-leninista. La Ideología Alemana, de Marx y Engels,
está enteramente dedicada a demostrar que las ideas dominantes en una sociedad
son precisamente las de la clase materialmente dominante; y la obra toda de Marx (El Capital
incluido) intenta poner en claro los mecanismos estructurales y
superestructurales a través de los cuales el momento ideológico de la
dominación se realiza: el
fetichismo de la mercancía…”
“Y en cuanto a Lenin,
casi huelga aclarar que para el proceso de dominación social comprende
también un importante momento de dominación cultural que no se puede ignorar”
“¿En donde reside entonces la novedad del
pensamiento gramsciano? Tal vez no tanto en sus escritos cuanto en
una lectura muy particular de ellos, que tiende a separar el momento
ideológico-cultural de la dominación de clase de esa dominación misma”
“…creo que en
tu pregunta hay una segunda intención más profunda que podría formularse así:
¿es acaso utópico conquistar la hegemonía si precisamente antes de alcanzar el
poder o por lo menos en una estrategia de lucha por el poder, la hegemonía no
es sino una parte de la dominación? Si la hegemonía está ya dentro de la
dominación es evidente que no puede ser conquistada. En cuanto a esto, creo que
hay que revisar el concepto de ideología y, adoptando el pensamiento de Gramsci
como modelo de análisis, hay en él otra teoría de la ideología diferente a la
de Marx en algunos aspectos. La cuestión de la ideología no puede plantearse
simplemente en términos clasistas-instrumentales, es necesario hacer un
análisis mucho más complicado” (Christine
Buci-Glucksman)
“En efecto, si se quiere encontrar a toda costa
una novedad trascendental en las reflexiones de Gramsci, ello no puede
desembocar en otra cosa que en una revisión del pensamiento del propio Marx y
no sólo de las supuestas “desviaciones” ulteriores. En una perspectiva de este tipo el concepto de “hegemonía” adquiere
ciertamente originalidad, en la medida en que ya no aparece como momento
constitutivo de un proceso estructurado de reproducción social (reproducción de
determinado modo de producción), sino como una dimensión autónoma de la
sociedad que sería posible alterar cualitativamente aún antes de que la
estructura de poder haya sido realmente trastocada”
“No se trata pues, de que Lenin ignorara la
necesidad de una dirección intelectual y moral de la de la sociedad o
desconociera la dimensión “pedagógica” de todo quehacer político, elementos sin
los cuales mal puede alcanzarse una verdadera hegemonía: se trata de que, para él, esos elementos no
pueden operar como variables independientes del poder tout court. Por eso, el problema de la conquista de
la hegemonía en determinada sociedad no puede aparecer, según Lenin, como algo
desvinculado de la conquista del poder político, so pena de que de
la teoría marxista del estado y la revolución “no quede en pie más una noción confusa de un cambio lento, paulatino,
gradual, sin saltos ni tormentas, sin revoluciones” (Lenin)
“Que Gramsci
jamás llegó a formular tesis como las que Lenin critica parece la evidencia
misma. Hasta donde conocemos,
nunca renegó del leninismo ni negó que hay un momento militar (técnico-militar
y político según sus palabras) de la lucha de clases, que no puede ser
sustituido por el solo combate ideológico”
Críticas a Gramsci
-
Su tesis central, de que las condiciones de la
revolución en occidente son distintas a las de la revolución en occidente, al estar planteada en términos
oriente/occidente, da pie para que más
tarde se interpreta la misma de forma culturalista
-
Es incapaz de fundar la diferencia entre
occidente y oriente en el desarrollo diferencial de la base productiva en ambas
regiones (esto es parte de su deficiente manejo de la economía política)
-
Su deficiente manejo de la economía política
le impide preguntarse por las condiciones infraestructurales de constitución y
desarrollo de la hegemonía burguesa
-
En
ocasiones la autonomía relativa de la esfera política pareciera casi devenir en
una autonomía absoluta
-
“Cuando
Gramsci se refiere a la evolución del estado en “Occidente”, jamás menciona
siquiera el hecho de que se trata de Estados imperialistas; dato que,
por asombroso que pueda parecer, también tiende a ser sistemáticamente omitido
por la mayoría de sus intérpretes y exégetas. Gracias a esta omisión, que dista
mucho de ser peccata minuta, el importante aporte de Gramsci para la mejor
comprensión de la forma (modalidad concreta) que la dominación burguesa asume
en los Estados imperialistas será convertido, póstumamente, en una especie de
verdad ahistórica e indeterminada, en principio aplicable a cualquier Estado
capitalista”
-
Significado
del término “hegemonía”. Tanto
en los idiomas español, como italiano e inglés, el término tiene dos acepciones: a) Supremacía de un
Estado sobre otros; b)
Superioridad en cualquier grado. Cueva
habla de hegemonía cuando se refiere a la supremacía imperialista, y habla de
“hegemonía” cuando se refiere a la dirección intelectual y moral”
“…si uno se atiene a la mayor parte de los
estudios pretendidamente gramscianos que circulan hoy en día, hasta pareciera
ser que el capitalismo ha alcanzado por fin una etapa de humanización en la que
la dominación burguesa ya no descansa en última instancia en la “boca del
fusil”, sino en la democracia y el consenso”
“En todo
caso, conviene tener presente que la fase imperialista del capitalismo no se
caracteriza por una tendencia general al predominio de las formas democráticas
de dominación, sino más bien por un desarrollo desigual de su superestructura
política, correlato inevitable del desarrollo desigual de la base económica.
Ello determina una suerte de división internacional de las modalidades de
dominación en función del lugar que cada eslabón nacional ocupa en la cadena
capitalista imperialista”
“…la misma
clase dominante que por un lado parece imponerse por su capacidad de “dirección
espiritual y moral” (en los eslabones fuertes primordialmente), por otro lado necesite aplicar niveles
supremos de violencia en los eslabones débiles, sobre todo cuando se desarrollan
movimientos sociopolíticos que buscan alterar significativamente dicha
configuración (movimientos de liberación nacional). No está por demás recordar, a este
respecto, que son los mismos aparatos armados supuestamente “democráticos” y
“apolíticos” de los Estados Unidos y algunos países de Europa Occidental –los
mismos, ni más ni menos- los principales encargados de desestabilizar a los
regímenes progresistas del Tercer Mundo, cuando no de aplicar en éste, de
manera sistemática, desde la tortura hasta el genocidio…después de todo la eficacia represiva de
los gobiernos de América Latina no deriva de ninguna tradición autóctona de
“barbarie”, sino del entrenamiento, asesoramiento y apoyo logístico
proporcionados por los centros “democráticos” de Occidente, de donde proviene,
además, lo medular de su alimento ideológico”
“En
efecto, uno de los mayores espejismos que genera el sistema imperialista es el
de una articulación lineal y no estructural de sí mismo, según lo cual pareciera que la contextura
de sus puntos más “avanzados” poco o nada tiene que ver con la de sus lugares
“atrasados”, ni siquiera en el plano económico y menos aún en el político:
cómo si el comportamiento de gentleman
que la burguesía exhibe en sus centros imperiales fuese completamente ajeno a
las tropelías que comete en la periferia, anverso y reverso de una única
medalla”
“De acuerdo con esta distorsión ideológica, el
problema de la “hegemonía” o no “hegemonía” de la burguesía en determinado
espacio aparece como una cuestión exclusivamente interna, es decir nacional,
desvinculada de la otra hegemonía, sin comillas, que se articula con una
envergadura internacional y constituye el verdadero soporte de la primera”
“…es
innegable que en los eslabones fuertes se ha desarrollado una contextura
estructural caracterizada simultáneamente por la flexibilidad y la resistencia,
que al mismo tiempo que ha ampliado el espacio reformista ha disminuido las
posibilidades de ruptura revolucionaria, y a la par que ha permitido la
vigencia de formas democrático-burguesas de dominación, ha opuesto una sólida barrera para su
superación. De suerte que, si
bien la superestructura política de los países “avanzados” del capitalismo registra
en cierto sentido (desarrollo de la democracia burguesa) un correlativo avance
con respecto a la de los países subdesarrollados, desde otra perspectiva, que
es la de las posibilidades de una transformación revolucionaria, involucra
actualmente un considerable retraso en relación con el Tercer Mundo”
“Convencidas de que bourgeoise oblige, las corrientes eurocomunistas, por ejemplo, esperan ahorrarse los dolores del
parto de una nueva sociedad, que cuentan con alumbrar con la sola mediación de
una ordalía ideológica que llevaría a la conquista de la hegemonía”
“…verdad
a medias: la afirmación de que
la democracia burguesa vigente en los eslabones fuertes se explica, de manera
indeterminada, por la lucha de sus clases populares. Verdad a medias, decimos, puesto que aquí
también se omite algo que es más que un mero detalle: los parámetros
estructurales del sistema que han permitido que esa lucha de clases, que nadie
pretende ignorar, produzca ciertos efectos y no otros, como los que se
registran en los países subdesarrollados, por ejemplo. ¿O es que se piensa, seriamente,
que suiza es más democrática que Guatemala porque en el país alpino la lucha de
clases es y ha sido más intensa?”
Frases
-
“Pero
también hay en tal postura mucho de snobismo y dependencia intelectual, siempre
resulta más elegante glosar el último libro europeo que escudriñar a fondo
nuestra realidad o rescatar el inmenso acervo revolucionario acumulado por los
movimientos de liberación del Tercer mundo”
-
“De sobra conocemos que el mundo de
hoy se ha tornado más intrincado y contradictorio que nunca; pero pensamos que
ninguna frondosidad o enmarañado follaje deben hacernos perder de vista los
perfiles del gran bosque”
¿Errores
de la izquierda latinoamericana?
-
“En
primer lugar es falso que la izquierda latinoamericana haya descuidado este
problema (la democracia) hasta antes de recibir la última “iluminación”
metropolitana. La revolución cubana triunfó como abanderada de la
democracia en contra de la teoría batistiana; la experiencia chilena fracasó
por llevar su vocación democrática hasta sus últimas y casi suicidas
consecuencias; el movimiento sandinista encarnó y sigue encarnando las
aspiraciones democráticas de su pueblo”
-
“En segundo lugar es asimismo falso que la
izquierda ha fracasado en América Latina por no haberse percatado de que, junto
a las reivindicaciones estrictamente proletarias, debía incluir también las de
índole nacional y popular-democrática. Si de algo ha pecado la izquierda
latinoamericana en algún momento de su historia es más bien del error
contrario: no haber logrado imprimir una dirección proletaria a tantos y tantos
movimientos democráticos y nacionalistas. El problema se ubica en síntesis en otro
nivel: ¿cómo recuperar lo nacional-popular sin caer en el nacional-populismo
que algunos parecen añorar?
-
“Como quiera que sea, es pertinente recordar
que la necesidad de forjar una “voluntad nacional popular”, como ingrediente
necesario de nuestra liberación, la formuló claramente José Martí un siglo ha”
III. ¿Teoría de
la cultura o análisis materialista histórico del campo denominado cultural?
(Agustín Cueva, 1982)
“…de un
lado, queda la convicción de que aquellos clásicos (Marx y Engels)
sí sentaron las bases para una explicación de la cultura; de
otro, está la cuasi certidumbre de que apenas si la mencionan en sus
obras. Cuando a ella se refieren explícitamente, es siempre de manera
tangencial, jamás, en todo caso,
utilizan el término cultura como un concepto teórico, es decir, como un
concepto destinado a producir el conocimiento de un objeto determinado”
“Lenin
nunca precisa lo que ha de entenderse por cultura y, lo que es más, emplea el
término en los más variados sentidos y, lo que es más, emplea el término en los
más variados sentidos: conocimientos científicos o técnicos, educación,
literatura, arte, ideología, hábitos, costumbres, etc. Se trata, a no dudarlo, de un uso simplemente descriptivo del vocablo:
con él alude a un campo abigarrado de
la realidad, que no a un objeto teóricamente construido. Como luego se
verá, cada conjunto de fenómenos culturales es, además, sujeto a un tratamiento
político distinto por parte de Lenin”
“¿Insuficiencia de los clásicos del marxismo? ¿Laguna teórica que hay
que colmar?”
“…lo que habitualmente denominamos cultura, o
sea, la “completa y multiforme producción de toda la tierra” (o de un país
determinado, si se quiere restringir espacialmente el problema), está
constituido por un conjunto de fenómenos que no poseen otro denominador común
que el de ser “creaciones de los hombres”; es decir, productos no naturales. Ahora bien, parece evidente que similitud
tan general mal puede servir de fundamento para la conformación de un objeto
teórico: elaborar una “teoría de la cultura” resulta, en este
sentido, tan difícil como elaborar una teoría
de la naturaleza”
“En
segundo lugar, y como derivación de lo anterior, es patente que el campo
cultural engloba un conjunto de fenómenos que, más allá del denominador común
señalado, poseen estatutos teóricos diferentes en la medida que corresponden a
niveles asimismo diferentes de la realidad social. El clásico intento de clasificar a la cultura en por lo menos dos
grandes categorías, “cultura material” y “cultura espiritual”, demuestra, con
todo lo insatisfactorio que pueda ser, la existencia de una percepción del
problema planteado en casi todos los autores que abordan esta temática”
“Tercero:
al ser la cultura una creación de los hombres, es quiérase o no, un producto
social; no puede comprendérsela, por tanto, al margen de sus condiciones
sociales de producción, y consecuentemente, de la estructura social a partir de
la cual es producida. Contrariamente a lo que postula el
pensamiento idealista, no es la cultura la que confiere sentido a la sociedad
sino que es ésta, a través de sus estructuras y procesos, la que confiere
sentido a la cultura; en otras palabras, la que la determina”
“Por todo
esto, lo que en cierto momento aparecía como una paradoja de los clásicos del
marxismo, casi como una insuficiencia conceptual suya, resulta ser en el fondo
un movimiento teórico necesario en la medida en que corresponde, como decíamos,
a la contextura misma de la realidad. Ya que la cultura no es, en primera instancia, un factor
constitutivo (determinante) de la estructura social, sino más bien un campo
empírico determinado por ella, no sólo teórica sino también metodológicamente,
se impone un desplazamiento que consiste en alejarse momentáneamente del plan
de su existencia fenoménica (poniendo incluso entre paréntesis el concepto que
descriptivamente la señala), para ubicarse en el plano de las estructuras y
procesos que le confieren sentido”
“…el del
grado y las maneras en que una cultura históricamente constituida y
determinada, sobredetermina a su turno la forma concreta de desarrollo de los
procesos sociales y confiere a la formación social respectiva una “fisonomía”
nacional sui generis”
“En cada
cultura nacional hay elementos, por muy poco desarrollados que estén, de
cultura democrática y socialista, pues en cada nación hay la masa trabajadora y
explotada, cuyas condiciones de vida engendran inevitablemente una ideología
democrática y socialista. Pero en cada nación, hay también una cultura burguesa
(y, muy a menudo, una cultura reaccionaria y clerical)- y ésta no sólo bajo la
forma de “elementos”, sino en forma de cultura
“dominante”. Por eso la cultura nacional es, en general, la cultura de los terratenientes, de los popes y de la burguesía” (Lenin, “Notas críticas sobre la cuestión nacional”)
“dominante”. Por eso la cultura nacional es, en general, la cultura de los terratenientes, de los popes y de la burguesía” (Lenin, “Notas críticas sobre la cuestión nacional”)
“...la
categoría cultura no es ni puede ser considerada como categoría explicativa
central de ninguna disciplina de la ciencia social…sin embargo, es
indispensable precisar con claridad las relaciones categoriales, objetivas, y
lógicas, entre el aspecto cultural de la sociedad, y la categoría explicativa
fundamental de formación económico-social” (Luis Bate, sociedad, formación económico social y cultura, 1978)
“Por
esto, la cultura democrática y socialista existe, en este caso, bajo la forma
de simples elementos, mientras
que la cultura burguesa está presente bajo una forma distinta: como entidad
que, por el hecho de ocupar la posición dominante, se halla en mejores
condiciones estructurales de articularse a sí misma y de articular,
imprimiéndole su sentido, a la mayor parte de los elementos a ella
subordinados”
“…para
Gramsci, un importante segmento de la cultura “popular” aparece como una
verdadera amalgama, incapaz de articularse en la medida en
que carece, según sus palabras de “concepciones elaboradas, sistemáticas y
políticamente organizadas y centralizadas en su contradictorio desarrollo”
“…tanto
en opinión de Lenin como de Gramsci, la cultura solo puede articularse
realmente con el concurso de una ideología que la organice y confiera sentido a
cada uno de sus elementos. Sin el concurso de este factor
sistematizador y políticamente orgánico, la cultura mal puede rebasar su
espontánea condición de amalgama, como no sea en niveles estrictamente formales.
Lo que no quiere decir, por supuesto, que la cultura sea reductible a la ideología
que la articula: si ésta está en capacidad de organizar a aquella, es
justamente porque son distintas”
“Gramsci…cuando
se refiere a la “moral del pueblo”, o sea, a ese “conjunto determinado (en
el tiempo y en el espacio) de máximas para la conducta práctica y costumbres
que de ella se derivan o que han producido”, observa que:
“También en
esta esfera se deben distinguir diversos estratos: los fosilizados, reflejo de
condiciones de vida pasadas y, por consiguiente, conservador y reaccionarios, y
los que constituyen una serie de innovaciones, a menudo creadoras y
progresistas, espontáneamente determinadas por formas y condiciones de vida en
proceso de desarrollo y en contradicción con la moral de los estratos
dirigentes –o solamente distintos de ella” (Gramsci)
“Reflexión que nos previene contra toda
interpretación empirista de lo que ha de entenderse por cultura de clase. En
efecto, no todo lo que el pueblo produce, piensa o practica, constituye
automáticamente tal tipo de cultura, en la medida en que entre sus expresiones
culturales hay también una buena dosis de elementos “fosilizados” y de
prácticas y normas simplemente neutras en términos clasistas. Suponer lo contrario, a partir de cierto
romanticismo, jamás conduce más allá de posiciones populistas”
La dimensión no clasista de la
cultura
-
La definición que acabamos de formular
sugiere que no toda “la completa y multiforme producción de toda la tierra” se
constituye o puede constituirse en cultura de clase, sino únicamente una parte
de ella”
-
“…confundir
lo que es propiamente una cultura de clase…con lo que es una cuestión bien
distinta: la utilización por las
clases de ciertos elementos instrumentos culturales como instrumentos de lucha.
Los conocimientos en materia de aeronáutica, por ejemplo, no forman parte de
ninguna cultura de clase, por mucho que en una sociedad capitalista puedan ser
utilizados para reprimir a los sectores populares o destinarse al disfrute
preferencial de determinada clase. Son dos órdenes de problemas totalmente
distintos en la medida en que en un caso estamos ante objetos internamente
estructurados de acuerdo a una lógica de clase y en el otro no”
-
“Al
proclamar la consigna de “cultura internacional de la democracia y del
movimiento obrero mundial”, tomamos de cada cultura nacional sólo sus elementos
democráticos y socialistas, y los tomamos única y exclusivamente como
contrapeso a la cultura burgués y al nacionalismo burgués” (Lenin, “Notas críticas sobre la cuestión
nacional”)
-
“Hay que tomar toda la cultura que el capitalismo
ha dejado y construir con ella el socialismo. Hay que tomar toda la ciencia, la
técnica, todos los conocimientos, el arte. Sin ello no podemos construir la
vida de la sociedad comunista. Y esta ciencia, esta técnica, este arte, están
en las manos y en los cerebros de los especialistas” (Lenin, 1919)
-
“¿El
Lenin de 1919 contradecía realmente al Lenin de 1913? Por cierto que no.
En 1920 volvió a insistir en que “no
se puede desterrar ni destruir a los intelectuales burgueses”, o sea, a
esos especialistas de los que hablaba un año antes; pero simultáneamente
recalcó que:
“…hay que
vencerlos, transformarlos, refundirlos, reeducarlos, así como, por lo demás,
hay que reducar, al precio de una lucha de largo aliento, sobre la base de la
dictadura del proletariado, a los propios proletarios, los cuales tampoco se
desembarazan de sus prejuicios pequeñoburgueses súbitamente, por milagro, bajo
la prescripción de la virgen, bajo el efecto de una consigna, de una
resolución, de un decreto, sino solamente al precio de una lucha de masas,
larga y difícil, contra las influencias pequeñoburguesas en las masas” (Lenin, “La enfermedad infantil del
comunismo: el izquierdismo”, 1920)
“El
socialismo presupone la técnica, la ciencia, la etapa capitalista; y no puede
importar el menor retroceso en las conquistas de la civilización moderna, sino
por el contrario la máxima y metódica aceleración de la incorporación de estas
conquistas en la vida nacional” (Mariátegui,
Ideología y política)
“…cuando afirma que de cada cultura nacional,
hay que tomar sólo (y lo subraya) sus elementos democráticos y socialistas,
Lenin alude a determinada dimensión de la cultura: la que tiene que ver con las
ideas, representaciones, costumbres, hábitos, etc, vinculados al plano de las relaciones
sociales de producción; es decir, a las relaciones de explotación y
dominación-subordinación que mantienen unos hombres con respecto a otros
(relaciones de clase). Y en este
plano, claro está, el socialismo mal puede hacer suya esta cultura: tiene que
vencerla”
“En cambio,
cuando Lenin habla de “tomar toda la cultura que el capitalismo ha dejado”, se
refiere sin duda a otra dimensión de esa cultura: concretamente, a todos los
conocimientos y maneras de hacer (técnicas) que implican variados grados de
dominio del hombre sobre la naturaleza; esto es, a la parte de la cultura que
tiene que ver con el desarrollo de las fuerzas productivas, tanto en su aspecto
“material” como “espiritual”. Por
eso aquí incluye también al arte, que en cierto nivel es una práctica
encaminada al dominio espiritual de la naturaleza (trátese de la exterior al
hombre o de la suya propia)”
“…parecen pues corroborar nuestra tesis de que la
órbita cultural vinculada al desarrollo de las fuerzas productivas no
constituye una cultura de clase propiamente dicha, por más que en una sociedad
antagónica dicha órbita esté, como es natural, instrumentalizada por la clase
dominante”
“…a) porque si el hecho de negar las culturas de
clase conduce inexorablemente a una desviación de derecha, la posición
contraria, de reducir toda cultura a términos clasistas, conduce a un error de
ultraizquierda; y b) por que aquella distinción determina dos formas
diferenciadas de la lucha de clases: lucha por la abolición de la cultura de
clase del adversario, en un caso; lucha por la expropiación de los elementos
culturales no clasistas que ese adversario ha acumulado, en el otro”
La cultura en su dimensión
formal: el ejemplo de la lengua
“En pocas
palabras: no puede incluirse a la lengua ni en la categoría de las bases ni en
la categoría de las superestructuras. Tampoco puede incluírsela en la categoría
de los fenómenos “intermedios” entre la base y la superestructura, pues tales
fenómenos “intermedios” no existen” (Stalin,
“Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. El marxismo y la
lingüística”)
“…por un lado, que existe alguna analogía entre
la lengua y los instrumentos de producción, ya que ambos “manifiestan una cierta indiferencia hacia
las clases y pueden servir por igual a las diversas clases de la sociedad” (Stalin); y por otro, que ello no
obstante la lengua no puede identificarse con tales instrumentos en tanto no
produce bienes materiales sino solo “palabras”
Base y superestructura
“En
efecto, si concebimos a estas dos instancias como categorías taxonómicas
destinadas a encasillar exhaustivamente la realidad social, con todos sus
procesos y fenómenos, siempre aparecerán la lengua, el deporte, la familia o lo
que fuere, para jugarnos una mala pasada teórica. Y nos la jugarán
inevitablemente, por la sencilla razón de que los conceptos de base y
superestructura no pueden ser tratados como casillas taxonómicas, sino como lo
que en realidad son: puntos nodales de articulación del todo social que, al
constituir su estructura fundamental, determinan en grado diferente al conjunto
procesos y fenómenos también sociales, pero que en sí mismos no constituyen,
por definición, ni una base ni una superestrutura. Las propias
ideas, recordémoslo, sólo forman parte de la superestructura cuando configuran
ideologías históricamente orgánicas, es decir, que son necesarias a determinada
estructura”
“…que el campo denominado cultural es mucho más
rico y variado que sus determinaciones estructurales, aunque sólo fuese por el
hecho de que siempre “el fenómeno es más rico que la ley”. Por algo la
“esencia” (estructura) tiene que ser aprendida mediante un proceso de
abstracción, o sea, como el mismo fenómeno lo indica, mediante la extracción de
ciertos elementos, los esenciales, con exclusión de los demás”
Lengua
-
“…su
configuración interna básica corresponde a la necesidad de establecer las
condiciones formales de emisión de un cierto tipo de mensajes y no a una determinación proveniente del
desarrollo de las fuerzas productivas o de tales o cuales relaciones sociales
de producción. No hay ninguna
morfología, sintaxis, fonética o fonología susceptible de explicarse por su
relación con alguno de esos planos estructurales; y ni siquiera el nivel semántico de un idioma puede explicarse por
tal tipo de determinación, a no ser en parcelas muy marginales y que en
realidad sólo adquieren pleno sentido cuando se pasa del plano del código
(lengua), al de los mensajes emitidos a través de él, lo que obviamente poseen
ya un contenido extralingüístico: ideológico científico, o simplemente
pragmático, según el caso”
-
“…la lengua
es un fenómeno cultural neutro en el sentido de que ni constituye un punto
nodal de la estructuran de una formación social ni su configuración interna
básica depende de determinaciones provenientes de tal estructura”
-
“…por ser la lengua un código que establece
las condiciones formales de emisión de cierto tipo de mensajes, se encuentra
por así decirlo al abrigo de una determinación que la convierta, por ejemplo,
en mero código de clase. Si la ideología dominante quiere realmente
dominar, tiene que emitir sus mensajes a través de un código que los dominados
entiendan, trátese del código lingüístico o de cualquier otro código análogo”
-
“Si bien es verdad que la estructura de una
formación social no determina la configuración interna básica de la lengua,
también es cierto que no por ello deja de sobredeterminarla en otros niveles o
aspectos de su desarrollo histórico”
-
“Emplear
determinados términos, construir la frase de determinada manera, pronunciar un
fonema en tal o cual forma, pueden efectivamente convertirse en “marcas” de
clase en la medida que allí entre a operar un segundo código (ya superestructural)
adherido al primero (propiamente linguístico)”
-
“…en
algunas formaciones sociales, la sobredeterminación a la que nos hemos referido
puede llegar a conferir un estatus a idiomas enteros”. Ejemplo: español: a) en Uruguay es neutro
y no tiene estatus); b) en eeuu es lengua dominada; c) en ciertas zonas andinas
es lengua dominante (por sobre las lenguas indígenas)
La nación como dimensión formal
de la cultura
-
“Nación es
una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de
la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología,
manifestada ésta en la comunidad de cultura” (Stalin, El marxismo y la cuestión nacional)
-
La cita de Stalin sólo es válida cuando se
entiende a la nación bajo la dimensión formal de la cultura
Ideas interesantes
-
“La producción y reproducción de la vida
social es un proceso que no sólo involucra contenidos (estructurales) sino también formas; las que en cierto sentido constituyen
materiales concretos a través de los cuales los hombres se ligan subjetivamente
con sus condiciones de existencia”
-
“No
hay que olvidar que cuando se habla de formas culturales se está hablando de
formas en perpetua búsqueda de contenidos; esto es, en busca de un sentido
histórico que no está dado de una vez por todas, sino que va conformándose al
calor de arduas luchas”
Reflexión
Formación económico-social
particular
-
Se utiliza este concepto para establecer la
diferencia con el empleo del concepto de formación económico-social en un
sentido más amplio, que se refiere a toda una etapa histórica del desarrollo
universal
-
“Consiste
en la unidad de la base con la superestructura, articulada de manera específica
gracias a la presencia de un Estado que, con su acción “reguladora”, tiende a
crear un espacio relativamente autónomo de acumulación, tanto en el sentido estrictamente
económico del término como en el sentido más amplio d una acumulación de
tradiciones y contradicciones, dotadas de un ritmo histórico particular”
-
Sociedad
civil: “…abarca toda la vida
comercial e industrial de una fase y, en este sentido, trasciende los límites
del Estado y de la nación, si bien, por otra parte, tiene que hacerse valer al
exterior como nacionalidad y, vista hacia el interior, como Estado” (Marx, la Ideología Alemana)
-
“Una formación económico-social solo puede
cohesionarse como tal en la medida que al mismo tiempo consolide su condición
de Estado-nación, forjando ese espacio relativamente autónomo de acumulación al
que hemos hecho referencia. Más el
problema reside, justamente, en las condiciones históricas concretas de
conformación y desarrollo de dicho espacio. El estado burgués, por el sólo hecho de existir, tiende desde luego
a cohesionar a la sociedad civil y a construir Estado-nación. Pero,
una cosa es lo que el estado se proponga como tarea, y otra, a veces muy
diferente, lo que efectivamente pueda lograr en determinadas condiciones
históricas. No olvidemos que
si por un parte el estado es el elemento “regulador” de las contradicciones de
la sociedad civil, por otra parte es también e inexorablemente el reflejo de
ellas, que son las que en última instancia lo determinan. Esa sociedad civil rebasa, por lo demás,
las fronteras del Estado-nación, “trasciende sus límites”, como lo recuerda
Marx, constituyendo por ende no sólo su condición interna sino también externa
de existencia”
Las condiciones de constitución
de un Estado-nación
-
“Una
condición interna fundamental para la configuración de un verdadero estado
nación consiste en la creación de un mercado interior que rebase los límites
puramente locales y regionales y abarque todo el ámbito de una
formación económico-social particular (mercado nacional). Mercado en el sentido
económico, naturalmente, puesto que allí radica la base objetiva de todo lo
demás; pero también mercado cultural, en el sentido de comunidad de
vivencias y símbolos nacionalmente compartidos”
-
“…un mercado
de tales características sólo puede constituirse sobre la base de la disolución
de la matriz precapitalista: el precapitalismo es, por definición, un
factor de disgregación y no de unificación en el terreno económico y, a
fortiori, en el terreno cultural. En este sentido, la creación de las
condiciones materiales de existencia de un espacio nacional realmente
integrado guarda relación estrecha con el proceso de acumulación originaria…”
Nación, Estado y cultura en AL
-
“Pero tal
proceso no es necesariamente lineal ni uniforme. En América Latina, sobre todo, está marcado por un desarrollo
desigual en extensión y profundidad, por modalidades y ritmos que
varían no sólo de país a país, sino incluso de región a región, determinando
grados diversos de disolución de la base precapitalista previa”
-
“Al seguir el capitalismo latinoamericano,
ulteriormente y por regla general, una vía reaccionaria de desarrollo, la
disolución de los elementos precapitalistas deviene un proceso lento y
tortuoso, que dificulta la articulación de un mercado interior verdaderamente
nacional. Quiérase o no, la etapa denominada oligárquica implica una sociedad
todavía regionalizada y estamentalizada; de suerte que no es sino hasta la fase
siguiente (de “desarrollo hacia adentro” como diría la cepal) que tal mercado
se configura, simultáneamente con la conformación de un circuito interno
relativamente amplio de reproducción del capital. Pero aún entonces el problema
de la heterogeneidad estructural de nuestras sociedades persiste, en razón
misma de que el tránsito de una fase a otra se ha operado por medio de
mutaciones graduales y desiguales, que no mediante un transformación
estructural a la vez global y radical”
-
“Lo que es más: todo el proceso histórico al
que venimos refiriéndonos está estructuralmente determinado por la forma en que
América Latina se inserta dentro del sistema capitalista imperialista mundial;
o sea, por una situación de dependencia que no hace más que profundizar el
carácter contradictorio de nuestro desarrollo y obstruir, de maneras diversas,
la plena conformación de las entidades
nacionales”
-
“…glosando
aquella cita de Marx, podríamos afirmar que la sociedad civil latinoamericana,
estructuralmente heterogénea y dependiente, tiene una dificultad congénita para
“hacerse valer” hacia el exterior como nación independiente y, hacia el
interior, como Estado soberano, capaz de desarrollar con plenitud ese espacio
relativamente autónomo de acumulación”
-
“Por las razones que acabamos de señalar las
clases dominantes han sido, por regla general, históricamente incapaces de
asumir la “dirección intelectual y moral” de nuestras sociedades y, por ende,
de regir claramente el proceso de conformación de una cultura nacional
latinoamericana. El hecho de que el capitalismo no se haya desarrollado aquí por una
vía democrática, ciertamente les ha impedido nutrirse de la savia popular,
asimilarla y desarrollar con sus ingredientes una sólida cultura burguesa
nacional, legitimándose al mismo tiempo cm clase”
-
“…los
elementos democráticos y liberadores de nuestra cultura…Oprimida por el cerrojo
oligárquico-burgués-imperialista, de hecho las expresiones culturales más altas
de nuestro subcontinente corresponden a un movimiento de rebeldía contra él. Si
en el caso ruso al que aludía Lenin podía decirse, con razón, que la cultura
nacional es “en general la cultura de los terratenientes, de los popes y de la
burguesía”, en el caso latinoamericano no cabría afirmar legítimamente lo mismo”
-
“Y no se
trata, desde luego, que la cultura burguesa imperialista no sea aquí la cultura
dominante: sin duda lo es, pero no de manera omnímoda, ni sin una fuerte
resistencia. Por eso, tal cultura raras veces aparece como la expresión de una suave
“hegemonía”, sino más bien, en perspectiva histórica, como un proceso de
contrarrevolución cultural permanente. A las armas de una cultura
nacional bastante crítica, el bloque dominante frecuentemente no tiene otra
cosa que oponer que la crítica de unas armas sin mayor alternativa cultural
nacional. Es sintomático, por lo
demás, el que en gran parte de los países latinoamericanos la verdadera
intelectualidad “orgánica” de aquel bloque se encuentre en los institutos
castrenses, antes que en las universidades y otros centros propiamente
culturales”
-
Precisamente por nuestra temprana
incorporación al sistema capitalista mundial (siglo XVI), el horizonte cultural
de América Latina rebasa el ámbito de lo estrictamente nacional”
-
“El
nacionalismo de las naciones europeas –donde nacionalismo y conservatismo se
identifican y circunstancian- se propone fines imperialistas. Es reaccionario y
antisocialista. Pero el nacionalismo de los pueblo coloniales –sí, coloniales
económicamente, aunque se vanaglorien de su autonomía política- tiene un origen
y un impulso totalmente diversos. En estos pueblos, el nacionalismo es
revolucionario y, por ende, concluye con el socialismo. En estos pueblos la
idea de la nación no ha cumplido aún su trayectoria ni ha agotado su misión
histórica” (Mariátegui)
IV. ¿Vigencia
de la anticrítica o necesidad de autocrítica? (Agustín Cueva)
“Me parece de verdad deplorable que al cabo de
cuatro años y más de reflexión, los colegas Theotonio dos Santos y Vania Bambirra
no hayan encontrado mejor manera de refutar mi artículo “Problemas y
perspectivas de la teoría de la dependencia”, que a través de una serie de “recursos” que en lugar de esclarecer los
problemas de fondo, los sumergen en un terreno pantanoso por el cual resulta
difícil transitar”
“Nada se avanza, por ejemplo, con la confección
de extensas listas de “supuestos” adherentes a la teoría de la dependencia
(Vania Bambirra y Cardoso), ni con
acudir a la acumulación constante de autoelogios (Vania Bambirra a sí misma): los “comerciales” están de sobra en una
discusión de orden teórico”
“Tampoco se gana nada con “argumentar” que las
críticas a la teoría de la dependencia hacen retroceder al marxismo en más de
cincuenta años (como hace Dos Santos),
o
contratar de reducir la polémica a la simple oposición entre teóricos de la
dependencia “profundos” y críticos “superficiales” (como hace
Bambirra –Dos Santos, por su parte, trató de superficial al mismo Lenin)…como si existiera un dios encargado de
concentrar todas las virtudes en un círculo de elegidos”
“Y resulta completamente estéril plantear las
cosas en términos de, ¿dónde está un pensamiento superior al de los autores
dependentistas? (como hace Bambirra:
“Y la verdad es que hasta hoy ese pensamiento superior, que sea capaz de
entregar una explicación global, coherente y fundamentada de la realidad
latinoamericana aún no ha aparecido, ninguno de los críticos de la teoría de la
dependencia lo ha formulado”)…En lo
personal, carezco de la infatuación necesaria para atribuir “superioridad” a
ninguno de mis modestos trabajos; y, en lo que a la obra mis colegas
marxistas no dependentistas concierne, creo que no requiere de
turiferarios”
“En cuanto a la acusación de insuficiente manejo
de bibliografía “adecuada” (como hace Bambirra), me parece que tal vez
hubiera sido más prudente no mentar la soga en casa de los ahorcados. Limitada como en realidad es, la
bibliografía que empleo en mi citad artículo resulta una verdadera Biblioteca
de Alejandría comparada con la que los autores dependentistas utilizaron
(¿cuál?) al criticar al marxismo “tradicional” latinoamericano; o, para no ir tan lejos, con la que la
misma Vania Bambirra maneja ahora para reconstituir los planteamientos de
Enrique Semo o los míos”
“Y creo que no vale la pena detenerse a analizar el
resto de recursos anticríticos (e.g. No voy a entrar a discutir, por
ejemplo, razonamientos de este tipo: Dos Santos dijo que “hay que reformular
algunos equívocos en lo que incurrió Lenin”, pero jamás dijo que éste estuviera
equivocado, es absurdo leerlo de esa manera” –Bambirra-), que
más que una discusión realmente seria parece apuntar hacia un intento de
reproducción (ya simple) de la ideología dependentista”
“Antes de pasar a algunas precisiones de fondo, sólo
quiero consignar mi asombro de que Theotonio dos santos se indigne contra
quienes han tratado de “agrupar en una misma teoría a toda una corriente de
ideas donde hay enormes divergencias internas…produciendo una repelente
promiscuidad intelectual” (Dos Santos);
y mi perplejidad no menor por el hecho
de que Vania Bambirra llegue a escribir que “sólo los espíritus simplistas
pueden encajonar a todos bajo un mismo rótulo” (Bambirra), siendo que el
fundador de este método no es otro que Dos Santos, en un texto (de 1968)
que concluye diciendo que “este procedimiento es legítimo como discusión de
los principios epistemológicos que orientan posiciones completamente
divergentes desde otros puntos de vista” (Dos Santos)
“Hay un viejo refrán que dice que la caridad debe
comenzar por la propia casa; no estaría mal que con la recomendación de leer “a
fondo” los textos dependentistas ocurriera lo mismo”
“Supongo que para cualquier lector está claro que en mi referido artículo no pretendo
demostrar que las obras de determinados autores carecen de valor; ni negar
que los trabajos de orientación dependentista contengan aportes valiosos para
el estudio de nuestra realidad”
“Tampoco he reprochado jamás a los colegas
dependentistas –sería un tamaño absurdo- el haber tratado “los temas del
desarrollo, la dependencia, del atraso y de la lucha concreta de clases”, como
lo sugiere Bambirra”
“Lo que he
sostenido y sostengo es que la especificidad de la llamada teoría de la
dependencia radica en la aplicación de un paradigma simplista, mecánico,
unilateral, de análisis de los problemas latinoamericanos, que consiste en
deducirlo todo de nuestra “articulación con la economía mundial”. Y que,
metodológicamente adialéctico, dicho paradigma ha impedido comprender
adecuadamente la organización jerarquizada de las distintas determinaciones y
contradicciones de nuestro desarrollo histórico, así como de las categorías
susceptibles de explicarlo; hecho que, a su turno, ha desencadenado bizantinas
discusiones teóricas, ciertamente “originales”, pero no en el sentido que le
atribuían sus autores”
“Si alguien quiere tener una idea cabal del
grado de “originalidad” que se llegó
a atribuir a la realidad latinoamericana, no tiene sino que leer la ponencia de
Fernando Henrique Cardoso, incluida en el libro “Clases sociales y crisis
política en América Latina”. Hubo un momento, que las generaciones más
jóvenes seguramente tienen dificultad en imaginar, en que ya era casi imposible
utilizar un concepto clásico del marxismo sin que a uno se le respondiera de
inmediato: esa categoría es inaplicable porque nuestros países constituyen
sociedades “dependientes”
“Contra este
“marco teórico” (como entonces se decía) se produjo una fuerte reacción hacia
mediados de la presente década, reacción tan notoria que algún colega
(Edelberto Torres, si la memoria no me engaña) hasta la tildó de “moda
antidependentista”. Mi artículo de marras, que no es sino una modesta
ponencia de pocas páginas, se difundió de manera inesperada justamente por
ello: porque expresaba, con todas sus limitaciones y defectos, un malestar
teórico que había venido generándose en muchos ambientes académicos y políticos
de América Latina”
Frase
“Lo que
entonces cuestioné, y sigo cuestionando, no son pues personas ni “temas”: es la
viabilidad y pertinencia teórica de aquél paradigma analítico”
¿En qué consiste la teoría de la
dependencia?
“(la
teoría de la dependencia existe, pero)
Obviamente no en el sentido de una teoría general del modo de producción
capitalista, pues esto fue hecho por Marx; ni tampoco del “modo de producción
capitalista dependiente”, pues esto no existe; sino del estudio de las formaciones
económico-sociales capitalistas dependientes, vale decir, el análisis a un
nivel de abstracción más bajo, capaz de captar la combinación específica de los
modos de producción que han coexistido en América Latina bajo la hegemonía del
capitalismo” (Vania Bambirra)
“Versión tan remozada de las cosas, que no puede
menos que causarme extrañeza: resulta, a estas alturas, que la teoría de la
dependencia consiste en el análisis de la combinación específica de los modos
de producción que han coexistido en América Latina…¡nous voilá dependentistas, todos nosotros, sin haberlo sospechado
siquiera!”
“Pero
nuestros estudios sobre la dependencia, realizados en el equipo de
investigación del CESO, fueron más lejos aún y se trató de demostrar cómo no se
puede analizar el proceso de reproducción del sistema capitalista dependiente,
desvinculado del sistema capitalista mundial, sencillamente porque la
reproducción dependiente del sistema pasa por el exterior, es decir, en un
primer momento los sectores I (bienes de producción) y II 8bienes de consumo
manufacturados) están en el exterior…” (Bambirra)
“Hipótesis general tan evidente que ni el más
bronco economista burgués la impugnaría (¿para qué, además?); pero que, sin
embargo, se estropea de entrada con un
desaguisado teórico. En efecto
me gustaría saber cuál es esa primera etapa en la que los sectores I y II del
“capitalismo dependiente” latinoamericano están en el exterior; porque, así
formuladas las cosas, pareciera que se trata de los cinco primeros días de la creación:
al no haber en el interior de nuestras sociedades ni un sector I ni un sector
II, en términos marxistas simplemente no hay nada, y la única relación de
dependencia que puede establecerse es con respecto a dios. Sospecho lo que Vania Bambirra quiere
decir; pero justamente porque alude de manera teóricamente incorrecta a un
problema por lo demás archisabido, para cuyo descubrimiento no hacía falta “ir
más lejos aún”
Cueva señala otro cambio
registrado en el trabajo de Theotonio Dos Santos
“…nuestras
economías nacionales…tienen su procesos de acumulación condicionado por su modo
de inserción en esa economía internacional; y, al mismo tiempo, determinado por
sus leyes propias de desarrollo interno…las palabras condicionado y determinado
quieren reflejar conceptos precisos. Una estructura socio-económica dada tiene
sus leyes de movimiento determinadas por sus elementos constitutivos y las
relaciones que establecen entre sí. Son esos elementos los que explican, en
última instancia, sus leyes de movimiento” (Theotonio Dos Santos, 1978)
“Pero me
pregunto si esto es un mero desarrollo de las tesis dependentistas o una
rectificación post festum”
“La relación
de interdependencia entre dos o más economías, y entre éstas y el comercio
mundial, asume la forma de dependencia cuando algunos países (los dominantes)
pueden expandirse y autoimpulsarse, en tanto que otros (los dependientes) sólo
lo pueden hacer como reflejo de esta expansión” (Theotonio Dos santos, 1968)
“Ahora bien, si tal tipo de rectificaciones de
anteriores posturas teórico-metodológicas se ha producido en buena, ¿para
qué seguir insistiendo en la defensa a ultranza de una “teoría” que iba sin
duda por otros caminos?”
“Yo sé
que a Theotonio dos santos le desagrada que algunos, “con gusto muy
deteriorado”, hablemos de dependentismo; pero sucede que, por desgracia, la
denominada teoría de la dependencia sólo puede existir como tal dependentismo.
En efecto, ¿Qué queda de original en
la propia postura metodológica de Dos Santos con respecto a la naturaleza de la
relación de lo externo con lo interno, una vez que ha abandonado su antigua
tesis dependentista del “desarrollo-reflejo”? Nada”
“¿Y qué
teoría de la dependencia puede subsistir en Dialéctica de la Dependencia de Ruy
Mauro Marini, si en lugar de su postulado básico de que todos y cada uno de
nuestros problemas han de explicarse por la inserción de las economías
latinoamericanas en el mercado mundial, coloco el supuesto, que actualmente
maneja Vania Bambirra, de una articulación de modos de producción? En el
caso de Marini el problema se torna aún más evidente en razón del alto grado de
sistematicidad y rigor de su trabajo”
Lo político
“Agustín Cueva, por su parte, critica la
“ambigüedad” de Cardoso y Faletto; pero yo creo que el ambiguo resulta ser él.
A final de cuentas, ¿cuál es la posición suya respecto de la cuestión de la
revolución democrático-burguesa en América Latina? ¿Está aún por hacerse? Y si
sí, ¿con qué características? Estas cuestiones no están para nada claras en su
texto?” (Vania Bambirra)
Cueva:
“personalmente creo que la hora de las revoluciones democrático-burguesas
está definitivamente cancelada en América Latina; por más que subsistan, dependiendo de cada país determinadas tareas de
este tipo que descubrir”
“Pero sí quiero aclarar que lo anterior no
significa, desde mi punto de vista, que de aquí en adelante se torne superflua
toda lucha en pro de la democracia. Estoy
convencido que este tipo de lucha es más necesaria hoy que nunca, para abrir
nuevos espacios de desarrollo de las fuerzas populares, de sus organizaciones
clasistas y de su perspectiva socialista. Porque la lucha política real no
es cuestión de meras definiciones teóricas (“la revolución latinoamericana
deberá tener un carácter socialista”); sino de capacidad de organización
efectiva de las masas, de dirección adecuada de sus partidos, en la estrategia
y en la táctica; de visión correcta y oportuna para los sistemas de alianzas,
de apreciación justa de la coyuntura. Y en cuanto a esto, desafortunadamente,
no me siento calificado para dar lecciones a ningún partido de la clase obrera:
si poseyera una receta para hacer la revolución, hace un buen rato que la
hubiera hecho”
“Por eso,
cuando con excitación se me dice que lo que hay que hacer en América Latina es
la revolución socialista, siempre me pregunto cuál es el alcance exacto
de esta aseveración. Si lo que se
quiere afirmar es que este tipo de revolución es la única solución para
nuestros problemas básicos y que, por ende, hay que bregar por ella, estoy de
acuerdo; pero si lo que se
quiere decir es que debemos suprimir las etapas intermedias de lucha y
lanzarnos de inmediato a la toma de los respectivos “palacios de invierno”,
pienso que las actuales condiciones no lo permiten en la mayor parte de países
de América Latina. Es un problema de condiciones objetivas y
correlaciones dadas de fuerzas que ninguna “teoría” puede revertir con sus
solos razonamientos, por sesudos que sean”
“No concuerdo con Theotonio Dos Santos en su dilema
“socialismo o fascismo”, porque lo encuentro de un mecanicismo políticamente
riesgoso; tampoco coincido con las posiciones de Ruy Mauro Marini, porque me
parece que sus planteamientos cierran todo espacio de lucha democrática”
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