Conclusión
Concluir el trabajo desarrollado no es tarea fácil.
No deseamos repetirnos en este respecto, por lo que intentaremos ser breves.
Hemos caracterizado a la formación boliviana como una en la cual existe un
régimen kerenskista débil, el cual se caracteriza por administrar un Estado a
todas luces capitalista, ergo, un régimen que reproduce la tendencia de este
tipo de Estado a “potenciar” (“intensificar” y “extender”) las relaciones
capitalistas de producción y explotación. Toda la política del MAS a lo largo
de 8 años confirma nuestro diagnóstico. Aún es más, es posible que este régimen
kerenskista débil haya comenzado a girar hacia un régimen democrático burgués
“normal”, toda vez que en 2013 han ocurrido dos fenómenos cruciales. Primero,
el gobierno de Morales Ayma ha cristalizado un explícito pacto con la fracción
capitalista del oriente, acuerdo que incluso propone una “colaboración” entre
ambas partes hasta 2025 (ver nuestro apartado sobre el MAS y el agro en
especial las páginas). Segundo, la COB y las organizaciones de los
productores/explotados han comenzado un proceso (¿sin retorno?) de firme desmarque
respecto de las filas oficialistas (de ahí que la COB denomine “nueva derecha”
al gobierno y proponga crear un “nuevo instrumento político de los
trabajadores”). Si este viraje del régimen se concreta o no, o si supone un
cambio de gobierno que a la vez modifique el régimen político vigente, las
luchas futuras lo decidirán.
Al caracterizar al MAS como partido, consignamos
que éste mostraba rasgos progresistas y social-liberales, en ningún caso
elementos reformistas. Para terminar este trabajo, quisiéramos extendernos un
poco más sobre esta afirmación y las implicancias de la misma en el contexto de
un régimen kerenskista. Para quien escribe, el campo de “la izquierda” está
compuesto, desde el comienzo de este nuevo siglo, de 5 corrientes político-prácticas.
Mencionaremos cada una de éstas de acuerdo a su radicalidad, esto es, en
función de cuán certeramente “aprehenden o no los problemas por la raíz”. En
primer lugar, y para quien escribe objetivamente fuera del campo de la
izquierda[1],
se encuentra el anticapitalismo objetivo. Enraizado en las tradiciones
comunistas de “los rabiosos” durante la “Revolución Francesa” (e.g. Babeuf), y
retomado y perfeccionado por Marx y algunas corrientes marxistas posteriores
(e.g. fracciones trotskystas), ésta corriente aprehende efectivamente los
“problemas por la raíz”, por lo que adopta una postura clasista coherente. Por
esto, actualiza un horizonte poscapitalista en el cual la transición activada
por el Estado obrero es una cuyo objetivo futuro (materializado también en el
presente), constituye la igualdad material (en todos los respectos) en
conjunción a la existencia de una libertad colectiva positiva[2].
Y, esencial, esta corriente político-práctica entiende que una tarea
fundamental de cualquier Estado obrero que genuinamente llegue a cristalizar en
el futuro, es la de extender sus conquistas a otros Estados (a su explotados) y
por el mundo entero. En segundo lugar, y dentro ya del campo de la izquierda
(pero siempre ingresando desde fuera), se encuentra la corriente reformista.
Ésta es una que posee una base social obrera, evidencia un discurso marxista y
pretende superar el capitalismo. Sin embargo, la alternativa que esta corriente
propone continúa siendo una alternativa explotadora: si del reformismo
dependiera, debiera repetirse la urss pero sin los crímenes de Stalin y con
algo más de democracia política. Un ejemplo paradigmático de este tipo de
reformismo (que en algún sentido continúa siendo consecuente en su lucha contra
el capitalismo) fue la Unidad Popular chilena (sus tendencias internas
dominantes). La misma muestra cómo el triunfo reformista es imposible, porque
en sí mismo éste supone la colaboración de clases con los explotadores. Debido
a esto, el reformismo no toma los problemas por su raíz[3].
En tercer lugar, está la socialdemocracia. No posee una base social definida
(al menos no una obrera) y se caracteriza por una defensa de ciertas
instituciones (las del Estado de bienestar). Esta corriente dentro de la
izquierda no plantea un horizonte más allá del capitalismo, sino que aspira
sólo a regular éste. Así, tampoco esta corriente “toma los problemas por su
raíz”. En cuarto lugar, tenemos al “progresismo”. Nace en los 1970s y toma
demandas obreras y marxistas que siempre estuvieron vinculadas a un proyecto de
superación del capitalismo. Las demandas de las que se apropia son (entre
otras), "lucha de género", "lucha indígena", "lucha
medioambiental" (ecologismo), "lucha democrática", etc. Lo
esencial, no obstante, es que a todas estas demandas les sustrae su base
clasista (son "ciudadanistas") y, por implicación, cualquier
conflicto agudo con la clase explotadora (menos todavía podemos hablar de un
horizonte que proponga superar el capitalismo). Tampoco toma los problemas por
su raíz. Y, por último, tenemos al social-liberalismo, el cual sólo es de
izquierda por el nombre, ya que cuando ha estado gobernado ha implementado
políticas que serían caras a casi cualquier tipo derecha política (a lo más
podría descartarse al fascismo). En efecto, éste se encuentra
paradigmáticamente representado por los gobiernos de Tony Blair (partido
laborista inglés), Rodríguez-Zapatero (PSOE español) y Bachelet en Chile (entre
otros). Ahora bien, las cuatro últimas corrientes de izquierda que mencionamos,
debido al hecho de que “no toman los problemas por su raíz” pueden convivir e
imbricarse.
Así, y de
acuerdo a lo anterior, aquí planteamos que el MAS constituye un régimen
político kerenskista “débil” cristalizado por un partido que incorpora
dimensiones socialdemócratas, progresistas y social-liberales. Creemos que a la
luz de lo que hemos expuesto a lo largo de este trabajo, no debiera ser difícil
para el lector reconocer estas dimensiones en las diferentes políticas
masistas. Así, cuando Evo Morales dijo en Chile en 2013 que “los servicios
sociales debían ser provistos sólo por el Estado”, no actualizaba sino una
cantinela socialdemócrata. Por otra parte, todo el discurso indigenista,
autonomista y “democratista”, tan propio de la intelectualidad adherida a las
filas masistas, es paradigmáticamente “progresista”. Así también, los criterios
mantenidos de estabilidad macroeconómica (representados, por ejemplo, en un
viceministro que dice a los trabajadores que “deben acostumbrarse a vivir con
pan y café”), nos muestran un rasgo típico de la izquierda social-liberal.
¿Ausencia de dimensiones reformistas? Sí, esto es lo que planteamos. En lo
fundamental porque el MAS nunca tuvo una base social obrera y hoy, después de 8
años de gobierno, menos todavía la tiene[4].
Lo más que hubo bajo el MAS fue “desarrollismo” (que no es necesariamente de
izquierda), el cual estuvo representado en los ex miembros del equipo masista
que hoy le hacen “críticas industrializadoras” (ver pp).
Quien
escribió este trabajo (y espera que también los que lo lean), considera que la
tarea de los productores/explotados bolivianos hoy, es enfrentarse
decididamente al régimen político kerenskista débil descrito. Desarrollar la
lucha desde una perspectiva de clase coherente, teniendo el comunismo como horizonte
futuro y el socialismo como la “sociedad transicional” que debe ser impuesta
por el Estado obrero luego de la derrota de los actuales expropiadores.
Entender que la lucha de clases nunca se soluciona en el terreno nacional, y
que un Estado obrero tiene una de sus tareas esenciales en el hecho de expandir
sus conquistas a otros estados. Que el socialismo sólo será una realidad (como
mínimo) a nivel continental, y que el comunismo sólo puede ser mundial.
Ahora bien, estos son meros principios generales.
En lo concreto, con Roberto Sánz “dejamos
sentado que al escribir desde Argentina [Chile] seguramente este trabajo contiene una serie de inexactitudes, errores
y límites que sólo se podrán corregir y/o precisar al compás de la experiencia militante en la misma Bolivia”
Para los comunistas chilenos, quedan las enseñanzas
de “cuidarse de las nacionalizaciones espurias”, el tener tino con respecto a
la colaboración de clase que supone la demanda de una asamblea constituyente,
el precaverse frente a los anti-latifundistas (porque sólo buscan desarrollar
el capitalismo), la necesidad de armarse en todos los frentes ante los
obstáculos que suponen el social-liberalismo, el progresismo, la
socialdemocracia y, en alguna medida, el reformismo. Pero, fundamentalmente,
armarse contra el enemigo principal: la clase dominante/explotadora, la clase
capitalista y su “periferia burguesa”.
Bibliografía sobre Bolivia
1. A Neoliberal Nationalization? : The
Constraints on Natural-Gas-Led Development in Bolivia Brent Z. Kaup Latin American Perspectives 2010
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2. Bolivia: de la derrota
de la oligarquía a la lucha contra el Gasolinazo Reaparecen los fantasmas de
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3. Bolivia: Populismo versus marxismo en el
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4. La nueva Constitución nace con la crisis al rojo vivo Entre los pactos y la Confrontación (Eduardo
Molina, Revista estrategia Internacional, 2008)
5. Bolivia: ¿El “proceso de cambio” nos conduce al Vivir
Bien? Carlos Arze Vargas en Promesas en su laberinto
Cambios y continuidades en los gobiernos progresistas de América Latina
(CEDLA,, 2013)
6. El instrumento político de los trabajadores: ¿frente
para la revolución o frente electoral? (Carlos Arze Vargas, mayo 2013)
7. Acuerdo cob - gobierno: perpetuación de las rentas
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9. Confounding Cultural Citizenship and
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American Perspectives 2010 37: 71)
10. Crítica del romanticismo “anticapitalista” (Roberto
Sáenz, Socialismo o Barbarie, revista Nº
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11. El Gobierno del MAS no es
nacionalista ni revolucionario Un análisis del Plan
Nacional de Desarrollo (Lorgio
Orellana Aillón, CEDLA, 2006)
12. Entre la hibridez del mundo
agrario y su idealización populista (Javo Ferreira, Revista Estrategia
internacional, 2010)
13. Evo Morales and the
Altiplano : Notes for an Electoral Geography of the Movimiento al Socialismo, 2002 --2008 (Fernando Oviedo Obarrio Latin American Perspectives 2010 37: 91)
14. Industria y manufactura:
los sindicatos frente a la precariedad laboral (Silvia Escobar de Pabón, CEDLA,
2010)
15. Más asalariados, menos
salario La realidad detrás del mito del país de independientes (Bruno Rojas,
CEDLA, 2010)
16. Políticas agrarias del
gobierno del MAS o la agenda del “poder empresarial-hacendal” (Enrique
Ormachea, CEDLA, 2013)
17. Revolución agraria o consolidación de la vía
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18. Roots
of Resistance to Urban Water Privatization in Bolivia: The “New Working Class,”
the Crisis of Neoliberalism, and Public Services (Susan Spronk, 2006)
19. Primera prueba de fuerza
con el gobierno de Banzer: CUATRO DÍAS DE HUELGA GENERAL (Eduardo Molina,
Revista Estrategia Internacional, 1998)
20. Tres hitos históricos de
la clase obrera boliviana (Revista Estrategia Internacional, 1998)
21. Bolivia: ¡viva el
levantamiento de Cochabamba (Revista Estrategia Internacional, 2000)
22. The Bankers can rest easy. Evo Morales: All
growl, no claws? (James Petras, 2006)
23. The National Development Plan as a Political Economic Strategy in Evo
Morales's Bolivia: Accomplishments and Limitations (Clayton Mendonça Cunha, Filho and Rodrigo
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24. Comunidad,
indigenismo y marxismo. Un debate sobre
la cuestión agraria y nacional-indígena en los Andes (Estrategia
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25. Unpacking U.S. Democracy Promotion in Bolivia : From Soft Tactics to
Regime Change (Neil Burron Latin
American Perspectives 2012)
Textos
base sobre teoría marxista del Estado
Revolución y contrarrevolución en Portugal
(1974-1975, Nahuel Moreno)
¿Cómo domina la clase dominante? (Goran Therborn,
1979)
El Estado en
América Latina (René Zavaleta Mercado, 1984)
La crisis del Estado (autores varios, editado por Nicos
Poulantzas, 1977)
p.d.: fichas y
comentarios sobre la mayor parte de los otros textos citados en este escrito,
pueden encontrarse en el blog: http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/04/los-comienzos-son-siempre-dificiles-y.html
Manuel Salgado Muñoz (investigación: enero-marzo 2014, escritura: abril 2014)
[1]
Para ver los argumentos que sostienen esta afirmación ver: http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/10/un-comentario-una-columna-de-frei-betto.html
[2]
Preferimos no utilizar el vocablo “revolucionario”, porque, en el pasado,
muchos autodenominados “revolucionarios”, nunca lo fueron en un sentido
anticapitalista objetivo y comunista. Es el caso de los revolucionarios cubanos
y de gran parte de la izquierda guerrillerista-foquista entre los 1960s y los
1980s. En ambos casos no existió anticapitalismo objetivo, por el tipo de
alianzas que estos grupos configuraron, las cuales, estructuradas en torno la
noción de “pueblo”, siempre incluyeron a burgueses y capitalistas. Para
argumentos en este respecto, ver: http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/10/sobre-pueblo-al-el-mir-y-faletto-2013.html.
Asimismo, muchos de estos “revolucionarios” practicaron “el socialismo en un
solo país” o un sucedáneo un poco más amplio a nivel latinoamericano (“La
patria grande”). Por lo tanto, al no ser internacionalistas genuinos (e.g.
muchos dijeron que la clase obrera de los centros explotaba a la periferia y ya
era “burguesa”), nunca fueron anticapitalistas objetivos propiamente tales.
[3]
Hoy el reformismo es casi inexistente, ya que sus organizaciones más
paradigmáticas (partidos comunistas) han dejado ya de tener una base social
obrera y de enarbolar demandas propias de los productores/explotados. En línea
con esto, muchas organizaciones que en el pasado fueron reformistas, hoy son
progresistas, socialdemócratas o incluso social-liberales.
[4]
Es posible que la base social original del MAS haya sido efectivamente la de
pequeños productores agrarios que no asalarizaban mano de obra. Sin embargo, ya
desde los 1990s, esta base social se transforma en una base social de
propietarios que asalarizan y se apropian de trabajo ajeno, ergo, una base
social capitalista. Por otra parte, recordamos aquí que para nosotros “base
social” se distingue de “base electoral”, ya que evidentemente muchos obreros
han votado, votan y seguirán votando por el MAS.
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