El uso del concepto de Modo de
producción en América Latina: algunos problemas teóricos (Agustín Cueva)
La discusión sobre los modos de
producción en América Latina adquiere relevancia a mediados de la década
pasada, cuando a partir de ciertos textos de André Gunder Frank y Luis Vitale
se entabla una apasionada polémica sobre el carácter feudal o capitalista de
América Latina
la tesis del
pancapitalismo latinoamericano, esto
es, de la existencia del sólo y único modo de producción capitalista en América
Latina desde la conquista ibérica hasta nuestros días… lucha armada
destinada a implantar, de manera igualmente inmediata, el socialismo en
nuestros países (Frank)
Paradoja: todos los movimientos que en ese momento
estaban luchando armas en la mano por la implantación del socialismo lo hacían
convencidos de la existencia de un sector todavía feudal en América Latina… tal
convicción era quizás el único punto en que no podría registrarse mayor
diferencia entre comunistas, maoístas y castristas. La revisión
teórica que ciertos intelectuales realizaban por su lado, poco tenía pues que
ver con las prácticas revolucionarias que por otro lado venían efectuándose.
¿qué
necesidad había, en efecto, de insistir en que América Latina nunca fue total o
parcialmente feudal, en un momento en que era mucho más fácil demostrar que las
formaciones sociales que la componen era ya predominantemente
capitalistas y que los elementos feudales de su estructura habían pasado a
ocupar un plano totalmente secundario en la inmensa mayoría de aquellas
formaciones? (primó el
intelectualismo abstracto)
…en ningún momento se aportaran
nuevos datos en apoyo de la reciente interpretación del carácter de América
Latina desde sus orígenes
…la
tesis del pancapitalismo en América Latina, que se presentaba como la más
revolucionaria y auténticamente marxista, sólo podía sostenerse y efectivamente
se sostuvo sobre ciertas bases teóricas proporcionadas por la ciencia social
burguesa, que define al capitalismo como una economía “abierta” o por la simple
existencia de moneda y comercio;
no solo se combatía en nombre del
marxismo con armas muy poco marxistas, sino que además se embestía contra
supuestas interpretaciones marxistas de América Latina que con frecuencia eran
puros molinos de viento.
Mariátegui: en la
interpretación de su país descubrió una articulación compleja de por lo menos
cuatro modos de producción –comunidad primitiva, feudalismo, elementos
esclavistas y capitalismo-, en un marco colonial y semicolonial que tampoco dejó
de percibir y analizar
De hecho la teoría de la dependencia,
corriente hegemónica durante más de un lustro y que aún sigue ejerciendo cierta
influencia, hizo suyas las tesis de Frank o por lo menos procedió como si ellas
fueran ciertas abandonando por completo el análisis de la articulación y
evolución de los distintos modos de producción en América Latina.
Severo Martínez Peláez: llega a conclusiones
tan literalmente incomprensibles como ésta de que “puede darse un régimen que
no sea típicamente feudal y que ofrezca, sin embargo, un marcado carácter
feudal, como fue el caso de Guatemala durante la colonia”
“Las categorías
teóricas no aparecen con claridad cuando en el análisis histórico concreto se
utiliza la noción de ‘servidumbre’, ya que de ese reconocimiento a la
calificación de ‘feudal’ sólo hay un paso; el contenido de la relación entre la
peonada desposeída y el propietario que al disponer de la fuerza de trabajo
dispone de la persona misma, verificándose de esta manera una cierta e
irresistible ‘privatización’ del poder. Esto último no obstaculiza la
persistencia de rasgos de paternalismo entendido a la manera weberiana que
también están presentes en la hacienda
(Edelberto Torres –extraña mezcla de Marx y Weber)
La discusión que
acabamos de evocar se situó desde luego en un horizonte político muy complejo,
marcado, entre otras cosas, por la crisis del marxismo a nivel mundial (pugna chino soviética, sobre todo), así
como por las complejas repercusiones del proceso de desestalinización.
(Primero) la
intelectualidad “neomarxista” de la década pasada surgió y se desarrolló con
una total desvinculación orgánica del movimiento obrero, salvo muy contadas
excepciones. Segundo, porque una
fuerte tradición nacionalista y populista había inculcado en el grueso de la
intelectualidad del continente la convicción de que nuestra historia es tan
original, que mal cabe “encajarla” dentro de conceptos y teorías (“moldes”)
“foráneas”, venidas de Europa en particular
…los intelectuales latinoamericanos
partían de una formación de base (nos referimos a su formación académica) muy
poco marxista y menos todavía leninista. Desestalinización del pensamiento
marxista significó entonces para ellos la posibilidad de leer a Marx con lentes
weberianos, estructural-funcionalistas o cepalinos
De
las provenientes de los Estados Unidos se habla, por razones obvias, mucho
menos. Cabe aclarar. Además, que el
mito de la originalidad irreductible de América Latina data por lo menos de
principios de siglo, con la teoría del “mestizaje”; se consolida luego con las
“soluciones” populistas y por fin cree hallar un fundamento “científico” con la
teoría de la dependencia
¿Eurocentrismo de quién, cabe preguntar? ¿De Lenin,
a no dudarlo, puesto que en todo momento luchó contra los populistas propugnadores
de una “originalidad” rusa irreductible a los conceptos “europeo-occidentales”,
cosa que no le impidió analizar a fondo la especificidad de su sociedad y
transformarla? ¿O
de Mao, quien utilizando conceptos y esquemas “europeos” ha logrado también
algunos resultados no despreciables en los campos teórico y práctico?
…y el mismo concepto de especificidad,
que es pertinente para el caso de cualquier formación social, tiene que ser
entendido en sentido marxista y no a la manera de la ciencia social burguesa
que, confundiendo los distintos niveles teóricos del análisis, hace de la
particularidad un sinónimo de singularidad absoluta, “irreductible”.
Personalmente me
temo que la interpretación que Ciro Cardoso hace del marxismo esté más de cerca
de una perspectiva weberiana que de una tradición realmente marxista-leninista. Weber creía, en efecto, que era gratuito
y esterilizante encerrar la realidad en conceptos “genéricos abstractos” y que
de lo que se trataba era más bien de “articularla en conexiones genéticas
concretas, de matiz siempre e inevitablemente individual”; y sin duda pensaba, también él, que la
evolución del área europea occidental era “una vía de evolución entre muchas”
(teoría de la contingencia histórica sin la cual el resto del razonamiento y
las investigaciones weberianas carecerían de sentido); vía a la que sólo una
ética especial pudo conferirle determinado sentido, que sin la incidencia de
esa “variable” bien habría podido ser otro totalmente distinto.
Otra
me parece ser, en cambio, la perspectiva marxista, que parte de la idea de que
existe una determinación entre las fuerzas
productivas y las relaciones
sociales de producción, que hace que las primeras fijen ciertos límites
estructurales a la índole de las segundas, que por su parte y en lo esencial
no pueden darse en número infinito ya que representan una relación entre pocos
elementos: medios de producción, productores directos y, en el caso de los
modos de producción clasistas, no productores que se apropias del excedente.
Matriz de la que se desprenden además, las relaciones fundamentales de
clase, que tampoco pueden ser, por lo tanto, radicalmente distintas y siempre
inéditas, según la historia “peculiar” de cada pueblo, hacienda, aldea o
región.
Y, de hecho, me
parece difícil encontrar en la América poscolombina otras relaciones básicas de
producción que no sean las de esclavitud, servidumbre y trabajo asalariado, con las consiguientes situaciones mixtas
y transicionales, que tampoco son privativas de este continente, (retener esto que nosotros
trabajamos y desarrollamos) y
todas las particularidades y hasta singularidades propias de cualquier
formación social, y más todavía de las formaciones dependientes,
coloniales o neocoloniales
(Pablo
González Casanova tiene razón en señalar a éstas como las únicas relaciones
básicas de producción en la evolución de este continente, en buscar la
especificidad de nuestras formaciones en la combinación asimismo específica de
tales relaciones, dentro de un
sistema colonial que es precisamente el que las articula, pero sin llegar a
presentar excluyentes o competitivos los conceptos “colonial” y dependiente” de
una parte y “esclavista”, “feudal” y “capitalista” de otra. Los reproches que al respecto le hace
Ciro Cardoso me parecen desprovistos de fundamento)
Retener para nuestra propuesta.
Observaciones
válidas, claro está, a condición de no caer en un empirismo puro y simple, como
el que ha llevado a autores como Fernando Henrique Cardoso, por ejemplo, a ver
en los “coroneles”, “hacendados del café”, “estancieros”, “ganaderos”,
“indios”, “libertos”, “agregados”, etc., seres extraños cuya naturaleza social
escapa y tiene necesariamente que escapar a cualquier intento “tradicional”
“marxista” de conceptualización
“Cualesquiera
que sean las formas sociales de la producción sus factores son siempre dos: los
medios de producción y los obreros. Pero tanto unos como otros son solamente,
mientras se hallan separados, factores potenciales de producción. Para producir
en realidad, tienen que combinarse. Sus distintas combinaciones distinguen las
diversas épocas de la estructura social”. (El Capital, Fondo de Cultura Económica, vol II, p 37. Subrayando
nuestro)
Actitud
teórica que se sitúa exactamente en las antípodas de la de Marx, quien, sin
desconocer la existencia de esa maraña empírica en que muchas investigaciones
se pierden, pensaba que había que partir en busca de una relación
económico-social básica, reveladora del “secreto más recóndito” de todo el
edificio social
La
“definición demasiado estrecha de un modo de producción sólo –o principalmente-
en función de las relaciones de producción”, que autores como Ciro Cardoso
engloban entre las “concepciones dogmáticas”, es la del propio Marx, a quien
pertenece también la afirmación de que “lo único que distingue unos de otros
los tipos económicos de sociedad. v. gr., la sociedad de la esclavitud de la del
trabajo asalariado, es la forma en que este trabajo excedente le es arrancado
al productor inmediato, al obrero” ;y por supuesto, el descubrimiento básico
del marxismo, de que el capitalismo o, si se prefiere, el capital, es una
relación social. (Casi huelga aclarar que esta definición del modo de
producción a partir de las relaciones sociales de producción no deja de lado el
elemento fuerzas productivas, puesto que éstas son el fundamento de aquéllas).
sistema feudal, lo determinante en él, para nuestro
propósito, es que se trata de un sistema cerrado o débilmente ligado al mundo
exterior
(Frank)
O se llega a
aseverar, como Luis Vitale, que “la relación entre las clases a veces no
coincide del todo con el modo general de producción de una sociedad”, ¡cosa que
habría ocurrido en América Latina durante por lo menos cuatro siglos de
capitalismo sin burguesía strictu sensu ni proletariado!
Ver como esta posición está implicada en la
interpretación de las clases que presenta Meiksins basándose en Thompson
Criticar a Vitale y ver como su marco
teórico está impactado por lo real objetivo, pero no le permite comprenderlo…
Relación
entre el concepto de modo de producción y las situaciones colonial y de
dependencia.
“las formaciones
sociales de América colonial se caracterizan por estructuras irreductibles a
los modos de producción elaborados por Marx”, puesto que “la dependencia –que
tiene como uno de sus corolarios la transferencia de una parte del excedente
económico a las regiones metropolitanas-, por circunstancias propias del
proceso genético evolutivo de las sociedades en cuestión, es un dato
inseparable del concepto y de las estructuras de dicho modo de producción” (Ciro Cardoso)
No
sólo cree que ello nos obliga a investigar qué modos de producción inéditos se
engendraron por eso en América Latina…
nos
sugiere elaborar un nuevo concepto de modo de producción para estas áreas: “Me parece que los diversos sentidos del
concepto de modo de producción mencionados más arriba (los que se encuentran en
Marx, según Cardoso, AC), no convienen al análisis de los modos de producción
coloniales en América. Para llegar a construir su teoría y comprender su
carácter esencial, creo que es necesario proponer el concepto –mejor dicho, la
hipótesis de otra categoría: la de modos de producción independientes” (Ciro Cardoso)
Discutir y reflexionar
Paso por encima
el hecho, llamémoslo “formal”, de que si definimos el concepto modo de
producción a nuestra manera ya no estaríamos hablando de los modos de
producción en o de América Latina, sino de otra cosa a la que hemos
decidido llamarla así
Situación
colonial, dependencia: de lo que se
trata es de saber si tales situaciones engendran necesariamente modos de
producción originales –“irreductibles”- y por qué razón; de demostrar que el concepto clásico de
modo de producción incluye como elemento constitutivo el rasgo no dependencia; y de averiguar, en fin, si los conceptos
modo de producción, de una parte, y situación colonial y situación de
dependencia, de otra, se ubican en el mismo plano teórico.
Retener como premisa a plantear en nuestra
propuesta
Ciro
Cardoso tiene razón al recordarnos que “no hay, en los textos de Marx, una
verdadera teoría de los modos de producción coloniales”, pero a mi juicio yerra
al suponer que ello se debe a que Marx no alcanzó a desarrollar tal teoría; es
decir, al atribuir tal “laguna” a una situación de hecho y no de derecho. Personalmente creo que no hay tal teoría
en Marx porque, desde su perspectiva, los dos conceptos, modo de producción y
colonial, se sitúan en niveles distintos de abstracción, correspondiéndoles,
por lo tanto, distintos rangos teóricos.
Retener
“En cuanto a las
conquistas hay tres posibilidades. El pueblo conquistador impone al conquistado
su propio modo de producción (lo que los ingleses hicieron en Irlanda en
nuestra época, y en un grado menor en la India); o bien deja subsistir el
antiguo modo de producción y se contenta con extraer un tributo (a la manera de
los turcos y de los romanos); o bien se establece una interacción que da lugar
a una forma nueva, una síntesis (lo cual realizaron las conquistas germánicas
en algunos países)”
(Marx, Grundrisse)
Nuestra propuesta sólo intentará
desarrollar estas tres posibilidades básicas previstas por Marx.
Ni
en éste ni en ningún otro texto Marx ha jamás concebido siquiera la idea de que
las situaciones coloniales, semicoloniales o de dependencia engendraran, por
principio, modos de producción cualitativamente distintos de los de las áreas
metropolitanas y requiriesen, por su sola “dependencia”, una nueva
conceptualización. Y
casi huelga aclarar que tal idea nunca afloró tampoco en la mente de Lenin, Mao
o Mariátegui. Cuando en los textos de
Marx y Engels el modo de producción de los pueblos conquistados difiere del de
sus conquistadores, ello no obedece a la relación de dependencia sino siempre a
una determinación en última instancia de las fuerzas productivas sobre las
relaciones sociales de producción y la “forma” toda de la comunidad
Retener (pero esta es la idea de formas de
explotación). Pensar
América
Latina actual. Los países que la conforman, con excepción de Cuba, son sin duda
países dependientes; sin embargo, sería absurdo decir que por ese hecho están
regidos por un modo de producción irreductible al concepto “europeo” modo de
producción capitalista, o pretender elaborar toda una teoría de la “forma
de producción capitalista, o pretender elaborar toda una teoría de la “forma de
producción mercantil simple dependiente”, por ejemplo. La misma expresión “modo de producción capitalista dependiente”, que
alguna vez se deslizó en ciertos textos, no es ahora más que eso: un desliz, en
el cual los propios autores se cuidan mucho de insistir
…meollo
de la cuestión y decir que el error no están en investigar las modalidades específicas
de funcionamiento de cada modo de producción en las situaciones coloniales,
semicoloniales y de dependencia –problema que debe estudiarse a fondo-, sino en confundir los niveles de
análisis (el más abstracto de modo de producción y el más concreto y
determinado de formación social), abriendo con ello problemas falsos que
en última instancia no hacen más que destruir la propia teoría que se pretende
desarrollar, el marxismo en este caso.
1. Predominio de
una relación básica de producción (servil) entre terratenientes y campesinos.
2. Neta
separación, en el tiempo como en el espacio, entre trabajo necesario y trabajo
excedente.
3. Expropiación
de ese excedente por medio de coacciones extraeconómicas.
4. Predominio de
técnicas “campesinas” a nivel de toda la producción.
5. “Ciertos
elementos de la superestructura del feudalismo europeo que efectivamente han
existido en la América colonial.”.
6. Una mentalidad,
es decir, una ideología “señorial” predominante.
7. Incluso “un
régimen de economía natural, es decir, un régimen en que las condiciones
económicas se crear totalmente o en una parte grandísima dentro de la misma explotación
y pueden reponerse y reproducirse a base del producto bruto obtenido de la
misma”
Si
pese a la presencia conjunta de todos estos elementos (y cito un caso histórico
concreto donde esto se dio: el del Ecuador, cuya historia conozco más de cerca
por razones de nacionalidad); si pese a esa presencia conjunta, decir, todavía
no es legítimo hablar de la existencia de un modo de producción feudal en
sentido marxista, creo sinceramente que ya no estamos ante un problema de mera
definición de lo que es un modo de producción, ni de lo que es tal o cual modo
en particular, sino ante un problema de reelaboración de todo el marxismo o, para ser más
precisos, de la construcción de una nueva teoría que ya no se parecerá, como no
sea de muy lejos, a la marxista-leninista. Claro
que entonces si podrá argüirse con legitimidad que el modo de producción al que
acabamos de referirnos no es feudal ya que fue engendrado de manera distinta
que el feudalismo del área mediterráneo-europea o porque una parte del
excedente que el señor extrae al siervo diluye, en este caso, a la metrópoli.
Razones a las cuales se podría apelar
también para mostrar que en el momento actual no existe un modo de producción
capitalista en América Latina, sino algo totalmente distinto.
…yo
no encuentro escandaloso, por ejemplo, el que se pretenda remplazar el concepto
de modo de producción feudal por el de “modo de producción basado en la
explotación de la fuerza del trabajo de los indios”, sólo que me gustaría saber
qué ganamos con ello y que se me precisen algunos puntos: ¿Cómo se arrancaba en
éste caso el trabajo excedente al productor directo ¿Cuáles eran las relaciones
fundamentales de clase que este modo de producción generaba? ¿De qué “indios”
se trata exactamente: de los esclavos que la Corona autorizó tomar en la Araucanía
a partir de 1608, de los siervos o comuneros de la sierra peruana o boliviana,
de las tribus jíbaras o qué? En fin ¿qué sucede teóricamente cuando al lado de
las áreas de servidumbre indígenas encontramos áreas de siervos blancos, como
ocurre al pasar del centro al sur de la sierra ecuatoriana, por ejemplo? ¿El
“cambio de piel” implica en este caso un cambio automático en el modo de producción?
Aquí por
ejemplo, lo que se ha hecho al decir “modo de producción basado en la
explotación de la fuerza del trabajo de los indios” es tomar un elemento (el
“indio”) constituido por determinado modo o modos de producción y convertirlo
en elemento constituyente, lo cual nos coloca inevitablemente en un callejón
sin salida.
El concepto de “indio”, recordémoslo,
es un concepto ideológico, perteneciente por lo tanto a la superestructura, es
decir a la representación (racista en este caso) con que la clase dominante
encubre a la vez que refleja distorsionadamente y además solidifica las
relaciones sociales reales de producción. Por eso es posible explicar el problema indígena a partir del
predominio de cierto modo de producción en vastas áreas de América Latina,
sobredeterminado por la situación colonial, pero resulta imposible seguir un
camino inverso, esto es, definir un modo de producción específico a partir del
concepto de “indio”.
En
fin, la recuperación de una categoría marxista antes relegada del análisis: la
de forma (o modo) de producción mercantil simple, parece revelarse muy
fructífera, sobre todo para la explicación de nuestras estructuras agrarias,
tal como los recientes trabajos de Roger
Bartra, por ejemplo, lo demuestran
Hemos
heredado, por esta razón, un conjunto de “conclusiones” sobre la encomienda o
el “salario” colonial, por ejemplo, que son más bien comentarios a la letra de
las leyes, antes que análisis de las relaciones reales de propiedad y
producción.
Punto que debe tenerse muy en cuenta sobre todo tratándose de una época en que
la aguda lucha en el interior de la clase dominante determinó que, frente a la ley de la fracción
“metropolitana” se desarrollara también una contra norma practicada por la
fracción “indiana” que, según su propio decir, “acataba las leyes pero no las
cumplía”.
En
lo que se refiere al funcionamiento específico del modo de producción feudal en
la América colonial me parece que a veces se tiende a confundir la relación
fundamental de clase, que era una relación entre terratenientes y campesinos
siervos, con el efecto de una contradicción secundaria a nivel de la estructura
de la propiedad señorial. La
contradicción entre las fracciones de la clase dominante señaladas en el
numeral anterior determinó, en efecto, que la propiedad de esta clase estuviese
dividida de hecho entre la Corona y los encomenderos, en grados y con modalidades
que se explican justamente por el desarrollo histórico de este nivel de la
lucha de clases. Hecho que desde
luego tuvo consecuencias importantísimas en la evolución de nuestra sociedad
colonial, pero que tal vez no autorice a conceptuar la relación entre la Corona
y los indios como un modo despótico-tributario de producción. Al menos creo que
esto no sería válido para el caso de los indígenas vinculados también al
sistema hacendario laico o eclesiástico
Esta cuestión se puede relacionar con los
análisis de Cliff sobre el feudalismo y la apropiación colectiva señorial (de
la Iglesia) diferenciada de la apropiación señorial individual. Y también debe
vincularse con los debates acerca del mpa
Me
parece también que a veces se busca en la propiedad feudal del periodo colonial
las mismas características de la propiedad burguesa y luego, al descubrir en
aquélla rasgos comunitarios o estatales que ésta no presenta (al menos en
determinada fase de su desarrollo), se los toma como rasgos incompatibles con
la propiedad feudal…
Marx y Engels en
el sentido de que la propiedad privada tal como hoy la concebimos sólo se
desarrolla con el advenimiento del “capital
moderno, condicionado por la gran industria y la competencia mundial, que
representa a la propiedad privada en su estado puro, despojada de toda
apariencia de comunidad y habiendo excluido cualquier acción del Estado sobre
el desarrollo de la propiedad” (Marx)
Retener para la reflexión del comentario
anterior
En
el caso de las comunidades indígenas que conservaron una autonomía real frente
al sistema hacendario subsiste la duda de saber si su modo de producción fue
simplemente el comunitario (tesis de Mariátegui) o si se trata en verdad de un
modo de producción despótico-tributario, como la sostiene Enrique Semo… ¿Desde
qué momento y en qué condiciones la imposición de un tributo pasa a constituir
un verdadero modo de producción? ¿Cuándo,
en cambio, puede afirmarse, como Marx, que el conquistador no establece un
nuevo modo de producción? ¿El diezmo que la Iglesia recaudó en
Francia, por ejemplo, hasta el momento de la revolución, significó lo mismo que
según Semo significó en América, esto es, una relación despótico tributaria? En
fin: ¿el tributo que todos los indios pagaban a la Corona constituía realmente una
relación de clase distinta de la relación señor-siervo, o era simplemente la
expresión de un mecanismo de distribución de la renta feudal entre fracciones
de la clase dominante?
Elementos para continuar la reflexión
Lucha
de clases:
como contradicción en el seno de la clase dominante, contradicción sin la cual
toda la “protección” de la Corona a las comunidades indígenas, que permitió la
subsistencia de éstas, sería inexplicable; y como lucha entre explotadores y
explotados, a través de la cual se afirmó la cohesión interna y la conciencia
histórica de tales comunidades. Esto me parece lo substancial.
Creo
que sólo con la investigación a fondo de este problema lograremos superar los
esquemas dependentistas o cepalinos según los cuales nuestro desarrollo no es
más que el reflejo pasivo de lo que sucede en la metrópoli o el resultado de
una conexión mecánica entre zonas mineras destinadas a enviar metales a España,
zonas agrarias destinadas a alimentar a las zonas mineras y zonas de
autoconsumo destinadas a reproducir la mano de obra para las dos anteriores. Esquemas
de los que está ausente toda la trama compleja de contradicciones internas y
externas –es decir, la dialéctica real del proceso-, expresada en una lucha de
clases asimismo compleja, que a lo largo de todo el periodo colonial se
manifestó a través de los levantamientos indígenas o las rebeliones de los
esclavos negros, las insurrecciones de los encomenderos y los alzamientos de la
“plebe” urbana, hasta desembocar en la Independencia.
Crítica a “Dependencia y Desarrollo” de
Faletto y Cardoso
la
gestación problemática de las formaciones sociales latinoamericanas. Pues es un hecho que no puede considerarse
a América Latina entera como una sola formación social en aquel momento, ni
asumir que hacia fines de la Colonia, por ejemplo, hubo tantas formaciones
sociales como repúblicas se constituyeron después. Lo que hay que hacer es analizar
el desarrollo y la articulación de los distintos modos de producción en su
historicidad ya concreta, acordando la debida importancia al papel de la
instancia política e institucional y a los factores ideológico-culturales.
Sólo así haremos, además, un poco de claridad sobre el famoso periodo de
“anarquía” que siguió a la Independencia y respecto del cual parece seguir
primando la interpretación colonialista que no ve en él más lógica que la de
una “barbarie” salpicada de elementos pintorescos.
Retener. Esto es lo que nos hace
reflexionar sobre la cuestión e la unificación política y las leyes de
movimiento
El
mismo análisis del desarrollo del capitalismo en América Latina depende de una
correcta comprensión de la articulación de éste con los modos de producción
precapitalistas. Pues es obvio que el
capitalismo no se desarrolló aquí sobre un vacío social, y que por ejemplo su
fase inicial, la de la llamada “expansión hacia fuera”, fue también y
necesariamente la etapa de un desarrollo “hacia adentro”, en el que el proceso
de acumulación originaria marcó la pauta fundamental de relación entre los
distintos modos de producción. (Retener)
Lo
cual no fue más que el inicio del largo proceso de implantación del capitalismo
en nuestras sociedades con fases y modernidades de transición hasta ahora
insuficientemente estudiadas
El
proceso y las vías de desarrollo del capitalismo en el campo, por ejemplo,
proceso aún no terminado en muchas áreas del continente; o el de la
constitución del Estado verdaderamente capitalista luego de las fases
“anárquica” y “oligárquica”, de transición
El
mismo problema indígena, tal como se ha desarrollado históricamente en áreas
como la de Bolivia, Perú y Ecuador o en Guatemala y vastas regiones de México,
resulta difícil de analizar si no es a partir de una articulación
específica de modos de producción
Cueva se suma a la pandilla de Rey, Meillasoux,
Terray y Godelier. Junto con Bartra son los exponentes de AL de esta “teoría”.
También hay que tener en cuenta que aportan siempre nuevas tesis interesantes
(desacumulación originaria, acumulación primitiva permanente, matriz
precapitalista, etc)
…no
cabe olvidar que tal situación se origina en una articulación estructural
concreta, correspondiente a la vigencia de modos precapitalistas de producción
o
de fragmentos de éstos en la matriz social general. Por eso, el avance
del modo de producción capitalista en América Latina va “resolviendo” a su
manera dicho problema; es decir, haciendo paulatinamente del asunto indígena un
asunto del proletariado a secas, como en las minas de Bolivia o las
plantaciones capitalistas de la costa ecuatoriana, o un asunto del subproletariado
sin más calificativo, como en los cinturones de miseria de las grandes
ciudades. Tendencia que por supuesto
no excluye la existencia de una problemática propia de la fase de transición
La cuestión de las formas de explotación
resuelve mejor el problema que la articulación de capitalismo y precapitalismo,
la cual es poco concreta y cae en vaguedades como “fragmentos de modos
precapitalistas” (análisis sustancialista). Rescatar que Cueva incluya la
cuestión de la transición en el debate general acerca de los modos de
producción
…necesario reconocer la existencia de un
espacio propio de análisis para las relaciones interétnicas e interculturales
–que poseen cierto grado de autonomía relativa- y hasta que se les denomine, si
se quiere, relaciones de “colonialismo interno”, pero a condición de ubicar el
problema en el lugar teórico que le corresponde, esto es, como una
sobredeterminación de la estructura de clases por efecto de la articulación de
determinados modos de producción, y no como sustituto de tal estructura
o como un sistema especial que permitiría que todas las clases “blancas” o “ladinas”
exploten a todas las clases “indígenas” (El término ha sido utilizado
principalmente por Pablo González Casanova, Rodolfo Stavenhagen y Carlos Guzmán
Böckler, aunque con alcances y connotaciones distintos en cada uno de ellos)
Buena resolución el problema del
colonialismo interno
lucha
de clases. Esta se desarrolla, ciertamente, en el marco de determinados modos
de producción, sin cuyo conocimiento teórico la misma estructura de clases se torna
incomprensible; es cierto, igualmente que un modo de producción no puede
existir como no sea sobre la base de determinado grado de desarrollo de las
fuerzas productivas; mas todo esto no debe hacernos olvidar que,
dentro de aquellos límites estructurales, es la lucha de clases el motor de la
historia
Retener que quienes abrevan en los
desarrollos de la teoría de la articulación de modos de producción no siempre
derivan en tesis que minusvaloran la lucha de clases, como lo hace Robin al
interpretar la RF. Tanto Rey como Cueva ponen el acento en la lucha de clases.
Es que de hecho el althusserianismo da cabida para este tipo de propuestas; el
mismo Poulantzas es un ejemplo
Modos de producción, historia y desarrollo desigual (Samir Amin)
Dependencia, modos de producción y análisis de clases de
Latinoamérica (Colin Henfrey)
A mitad del siglo XX la región
constituía la etapa más alta de subdesarrollo existente en el mundo, con sus
correspondientes contradicciones políticas, económicas y sociales
India
sería una zona que tendería a negar esto
La teoría de la dependencia pretendía
ofrecer los fundamentos para un análisis de clases tal que el mismo pudiera
llevar a la transformación de la estructura clasista de la sociedad (Un
fundamento para el análisis de la lucha de clases y las estrategias que
promuevan la lucha de clases…(el cual lleve) a una reestructuración de la
sociedades, una reestructuración que limite el capitalismo y promueva el
socialismo en la búsqueda de una nueva y mejor sociedad”-Chilcote-) . La discusión de los modos de
producción, que supera la corriente anterior, de hecho hace la crítica de la
dependencia enfatizando en la necesidad de un análisis de clase más preciso y
científico.
La teoría de la
dependencia nace y se desarrolla como una crítica al etapismo evolucionista (y
su correlato reformista) propio de la estrategia y teoría de los partidos
comunistas latinoamericanos durante el siglo XX. En el caso de la discusión acerca de los
modos de producción, ésta se origina y asienta a partir de antecedentes como:
a) el debate Dobb-Sweezy sobre la transición entre el feudalismo capitalismo
en los 50’s; b) el estructuralismo marxista francés, que en algún sentido se opone
al determinismo económico y el evolucionismo también muy propio de los pc’s
europeos.
Ambos
párrafos “contexto”
Asimismo, el desarrollo del debate
acerca de los modos de producción en AL también reflejaba una crítica a la
estrategia política correlato de la corriente dependentista, a saber, el
foquismo guerrillero (como afirma Cueva).
La tesis del
autor es que ambas corrientes fueron (o han sido) incapaces de producir un
efectivo análisis de clase concreto, deviniendo la relación entre éstas una
mera discusión entre generalidades (e.g.
el debate acerca de los modos de producción solo trabajó secundariamente con
datos concretos, los mismos sólo sirviendo como ilustración de una definición
correcta de “feudalismo”, “capitalismo”, etc)
¿Es la teoría de la dependencia “una”
teoría, una serie de teoría no necesariamente unívocas y homogéneas, o siquiera
podemos denominarla teoría? Al responder esta cuestión debe tenerse en cuenta
que la afirmación que sostiene que los desarrollos de Gunder Frank son típicos
y representativos de la teoría de la dependencia, es una no justificada. Esto es, debe distinguirse dentro del
“género” dependentista.
Una primera
forma de entender a los dependentistas es a través de sus diferentes “formulaciones”:
-
el
desarrollo del subdesarrollo de Frank;
-
la
nueva (contemporánea) dependencia de Dos santos;
-
la relación entre dependencia y desarrollo
(Cardoso);
-
el vínculo entre imperialismo y dependencia
(Quijano basado en Magdoff y O’Connor, entre otros).
“Aún si informativas, estas categorías
se aplican a enfoques bastante distintos. Por caso, tanto Frank como Cardoso
tratan inseparablemente del pasado y el presente, pero de formas que incorporan
concepciones conflictivas acerca de la misma naturaleza de la dependencia”
Una segunda forma de entender a los
dependentistas es considerarlos como un grupo de teorías o una teoría en
desarrollo (“llegando a ser una teoría”), para distinguir dentro de este
conjunto, no a partir de los distintos modos de análisis de la realidad que se
evidencian, sino en función de su mensaje político explícito:
-
Autores como Myer y O’Brien toman este camino
“clasificatorio”, en el cual apuntan como marxistas revolucionarios a Marini,
Dos Santos y Frank,
-
mientras
estructuralistas reformistas serían Furtado y Sunkel. En un campo intermedio se
sitúa a Ianni, Quijano y Fernandes.
-
Aún
si la formulación de Cardoso es debatida, la misma tiende a situarse en el
campo reformista por el poco énfasis que sus análisis ponen en la lucha de
clases.
Otra forma de entender este campo es
considerar el trabajo de Cardoso y Faletto en la tradición latinoamericana de
análisis orientados a la praxis (del tipo de Mariátegui y Caio Prado junior),
al tiempo que se entiende como una sobregeneralización formal de la teoría del
subdesarrollo.
Esta tercera forma de entender el campo
ilumina la comprensión acerca del hecho de que esta última forma de análisis
sea más masivamente “consumida” en una norteamérica alejada de los problemas
prácticos propios de AL.
Una cuarta
manera de comprender la teoría de la dependencia es desarrollada por Weffort.
Para este autor, esta corriente intelectual, al tener como base el
estado-nación, dejó de lado el análisis de clase y su vinculación con el imperialismo. “Enfatizando
la improbabilidad de un desarrollo capitalista nacional autónomo, obscureció el
potencial para formas alternativas de crecimiento capitalista, en las economía
dependientes”.
Y una quinta comprensión de la
dependencia es la que explicita Cardoso: “…su propio concepto heurístico de
dependencia. Como él y Faletto lo entendían, la dependencia no era una
propuesta teórica, sino un instrumento empírico: una
metodología para especificar los patrones localmente variables de formación de
clases y estructuras políticas en las sucesivas fases de expansión
imperialista. En corto, su énfasis estaba puesto en las situaciones concretas
de dependencia; y esta era una cuestión de identificar las variables históricas
sustantivas dentro de una teoría del imperialismo que el marxismo ya había
propuesto. En lo que concernía al estado
nación, el propósito era simplemente examinarlo como la esfera política de la
dependencia, no era un principio explicativo que tomara el lugar del análisis
de clase”
Se desarrolla cierta crítica a la visión de Frank,
para quien, en realidad no existe nada nuevo en la naturaleza de la
dependencia: cada nueva fase no es más que el continuo desarrollo del
subdesarrollo (esto bajo la premisa frankiana de la “continuidad en el cambio”)
Se cita la
discusión entre Marini y Cardoso, estableciendo la dificultad que el primero
encuentra en llevar al campo de la producción el análisis circulacionista de
Frank.
“Para Marini, la formación de las
clases está dada por las leyes del capitalismo dependiente, mientras para
Cardoso no existen tales leyes específicas de la dependencia. Existen solamente
situaciones concretas históricamente estructuradas, en las cuales los nuevos
patrones del imperialismo (donde se sitúan las leyes del capitalismo y el
capitalismo como un todo se encuentra localizado) se enraizarán en diferentes
grados determinados por la composición de las relaciones sociales. Estas pueden
o no permitir la reproducción ampliada del capital (la producción de plusvalor
relativo) en casos específicos de dependencia, pero dentro de las determinantes
de esta cuestión ciertamente se encontrarán variables políticas: el rol
potencialmente autónomo del Estado, la naturaleza de la clase dominante…”
Retener
el hecho de que Marini intenta delimitar la leyes del capitalismo dependiente.
Reflexión y discusión
Henfrey sostiene que el
debate entre ambos, sin embargo, deviene circular e ideológico toda vez que la
evidencia es utilizada selectivamente y se “afirma” más que investigarse.
“La problemática de Marini –su
formulación de la cuestión en términos de contradicciones económicas con
inferencias sociopolíticas necesarias y universales- bloquea a priori cualquier análisis concreto
de la lucha de clases”. Aún si este
autor sostiene que la sobreexplotación es común a países políticamente tan
diferentes como Uruguay, Chile, Argentina o Brasil, su análisis no es capaz de
comprender por qué en cada uno de estos diferentes escenarios se han dado
resultados tan distintos (desindustrialización neoliberal en Chile,
industrialización dependiente en Brasil, dificultad para plasmar el nuevo tipo
de dependencia en Argentina, etc)
Marini: “No sólo ve las leyes de movimiento como
abrumantemente determinantes, también trata sus contradicciones –tal como el
problema de la realización la población excedente relativa (la marginalidad
sobre la cual enfatiza)- no como propias del modo de producción capitalista –a
saber, como tendencias generales que se expresan en diferentes grados y maneras
de acuerdo a los contextos particulares. En cambio, él las localiza en un
capitalismo dependiente distintivo. Por tanto, éstas son vistas no sólo como
tendencias en lo abstracto sino, necesariamente, en lo concreto; ellas
adquieren una presencia invariable e inexorable en todas las formaciones
sociales latinoamericanas. Esta
confusión en el “capitalismo dependiente” de dos conceptos de un estatus tan
diferente como “modo de producción” y “formación social”, que Marini por lo
demás raramente utiliza, es intrínsecamente anti-analítica. De un plumazo se
borra la complementariedad teórica de enfoque entre el primer concepto y la
flexibilidad y especificidad propias de la noción de “formación social”
Retener
la crítica. Enfatizar, sin embargo, que
formación social no puede ser un concepto “tan” diferente al de modo de
producción. Deben ser conceptos vinculados; el segundo como concepto-totalidad,
el primero como “concepto intermedio” que funciona como el mismo desarrollo del
concepto-totalidad en un sentido hegeliano. Enfatizar en esta cuestión supone
terminar con la dicotomía estructura (determinación)/ y formación social
(contingencia). Las mismas tendencias generales implicadas en la noción total
de modo de producción deben especificarse y desarrollarse en formaciones
sociales; en éstas no existe pura contingencia, sino mayor concreción y especificación de la
determinación. En este sentido, el concepto de formación no puede ser en
extremo flexible, sino que debe estar estructuralmente vinculado con el
concepto total de modo de producción, sólo especificando
sus leyes de movimiento
Se critica a Marini por la
sobregeneralización que supone su teoría de la sobreexplotación como adecuada a
toda AL; se entiende que de esta manera solo invierte la estrategia política de
los pc’s latinoamericanos: mientras para éstos toda la región aun no se haya
preparada para el socialismo, para Marini cualquier zona de capitalismo
dependiente puede ya encontrarse preparada para éste.
Henfrey apunta un interesante juicio
acerca de la reproducción de la fuerza de trabajo. Por un lado, si se acepta la
tesis de Marini acerca de que la fuerza de trabajo, pagada bajo su valor, logra
reproducirse porque se emplean ahora dos cabezas de familia (hombre y mujer),
entonces, debe explicitarse como esto entra en contradicción con la idea de la
marginalidad y el masivo desempleo. Ahora bien, Marini no explicita este tipo
de contradicción. Su solución, en la práctica puede verse en dos realidades
imbricadas y de alguna manera complementarias. Por un lado, la existencia de
modos no capitalistas de producción que coadyuvan a reproducir la fuerza de
trabajo capitalista existiendo así un trasvasije de valor hacia el mpc (como
señala Henfrey). Por otro, la reproducción de una estructura dual del mercado
de trabajo (como se profundiza bajo el neoliberalismo) –la tesis de que existen
unos pocos empleos calificados y
formales y una gran masa precarizada
(Reflexión:
es importante tener en cuenta que es correcto afirmar que es el modo de
producción el que posee leyes de movimiento, las cuales se expresan de manera
diferencial según las particularidades históricas de cada formación social. Sin
embargo, el error de Marini no es uno que no se encuentre determinado por una
realidad propia existente: esto es, la manera particular en que expresan las
leyes de movimiento del capital en AL no es sólo una función de lo
histórico-particular, sino que de la existencia específica de distintos modos
de producción, los cuales se relacionan de manera particular con el mpc –de
desarrollo tanto endógeno como exógeno-. Esto es, entender AL como una zona en
la cual existe un “capitalismo distintivo” no es del todo errado, porque
finalmente a lo que se está apuntando es a la cuestión de que la diferencia
propia de la región es una de fundamentos y no de grado, una determinada
abstractamente por leyes específicas y no solamente por la historia –leyes de
movimiento de los distintos modos de producción, por caso, de las distintas
relaciones de producción, formas de explotación, autogeneradas o funcionales al
mpc, etc-. La crítica a Marini es correcta si se comprende que el mismo no
logra distinguir las especificidades diferenciales de AL como totalidad, las
cuales, más todavía, deben teorizarse al nivel abstracto de leyes de
movimiento, si es que asumimos la idea de la articulación de modos de
producción. Finalmente, la gran pregunta de todo nuestro debate se resume en si
comprendemos las diferentes formas de explotación –o relaciones de producción-
como estructuras con leyes de movimiento específicas, capaces de modificar
parcialmente las leyes de movimiento del capital más allá de lo
histórico-particular, o no lo hacemos. Si es que algunas de estas relaciones
tienen esta “propiedad” y otras no. Si es que esto depende de la fase
capitalista particular que esté vigente; de si los modos no capitalistas poseen
también fases; de si influye la génesis (la historia) en esta cuestión –si es
que el tipo de articulación entre modos de producción de producción y su
momento específico en el desarrollo de ambos es determinante en el
funcionamiento futuro de la estructura que se genera-; de si existen modos
primarios y secundarios; de si es relevante el hecho de que ciertas relaciones
de producción sean autogeneradas o no –si de hecho esta pregunta tiene algún
sentido más allá del originismo, ya que siempre será un dato de la causa el
hecho de que el mpc “crea” ciertas relaciones de explotación a partir de lo que
ya encuentra como existente…la esclavitud colonial viene a negar esta tesis…)
Para Cardoso la
contradicción esencial se localiza intraclase y no entre clases. Esto es,
cada clase posee una fracción ligada a la dominación imperialista y otra que no
lo está. Ahora bien, Cardoso argumenta que no se encuentra fundamentando
una alianza con la burguesía nacional, aunque no es claro al respecto
(utilización de la noción de pueblo, lo popular). Por lo demás, la idea de que la contradicción esencial
es intraclase y no interclase sólo es pertinente para la burguesía local
(porque es un poco abusivo considerar que la clase obrera que reproduce
la dominación imperialista en la periferia –la explotada en los enclaves, por
ejemplo-, es una polarizada a favor del imperialismo). Por lo demás, debe especificarse si esta polarización en
fracciones es una cuestión de mera voluntad
o está determinada por interese económicos. (Entender la política no como
contingencia, sino a partir de intereses, y de ahí a partir de la economía…continuar
reflexión)
El argumento de Cardoso, que enfatiza en
el hecho de que los nuevos desarrollos en la teoría marxista (Baran, Sweezy,
Magdoff, Mandel) apuntan todos hacia la importancia del mercado interno
dependiente, generaliza a partir de la ignorancia sin distinguir las
diferencias radicales entre estos autores (e.g. entre Mandel y Baran)
“Sin embargo, mientras Frank enfrentó
este problema como uno que suponía la necesidad de encontrar una nueva
teoría…lo que Cardoso y Faletto notaron fue que la crisis de la nueva
dependencia tomó diferentes formas en países particulares. Tanto en Brasil como
en Chile llevó a un impasse económico y a una eventual transformación del orden
sociopolítico. Sin embargo Méjico pareció estar experimentando una transición
estable a la nueva dependencia. De
esto ellos concluyeron que la diferencia crucial debía ser política, en tanto
fue el estado postrevolucionario, con sus efectos corporativos integradores, lo
que distinguió más claramente a Méjico de los otros países latinoamericanos.
Por tanto la teoría de la dependencia no era la cuestión. Ésta existía ya en
las aproximaciones marxistas al imperialismo, que ya cierto número de autores
habían actualizado. En cambio, la tarea era metodológica: identificar
sistemáticamente las variables sociopolíticas que habían formado los límites
distintivos y cambiantes de las diferentes respuestas de los países
latinoamericanos a las distintas fases imperialistas. Es esto lo que
diferencia entre distintas situaciones concretas de dependencia. La crisis de
la nueva dependencia, por caso, descansaba en la contradicciones específicas
entre las nuevas formas de imperialismo y lo alineamientos políticos
preexistentes. Correspondientemente, es el rol del Estado, con su autonomía
creciente, que hace al desarrollo dependiente posible, a pesar de sus
contradicciones intrínsecas. Igualmente, es en el nivel político como principal
motor que Cardoso busca, aún si opacamente, una salida a estas contradicciones…Esta prioridad de lo político es la llave
para su (de Cardoso) noción y la de la Faletto de dependencia como un método
histórico para tratar con situaciones concretas. Como tal, es igualmente la
llave para su alcance y sus limitaciones en relación con la teoría marxista”
Retener
esta cuestión. Reflexionar en función de la relación entre leyes de movimiento
(modo de producción) y unidad política (formación social). Ver cómo la unidad
política puede constituir focos de acumulación que expliquen diferencias en los
tipos de dependencia. En este sentido, el énfasis en lo sociopolítico no sería
errado; sin embargo se entendería que la unidad política (la unificación
política) sería la que permitiría un tipo de acumulación (económica) que
explicaría los distintos tipos de dependencia. Asimismo, la misma unificación
política (formación social) sería permitida y determinada estructuralmente en
su forma y posibilidades por las realidades económicas subyacentes (el tipo de
articulación de modos de producción, las formas de explotación secundarias, el
mismo tipo de vínculo económico con las metrópolis, etc)
Henfrey señala las mismas críticas de
Cueva a Cardoso y Faletto: a) ambigüedad en el tratamiento del concepto de
clase; b) sobreenfatización en las clases dirigentes; c) compleja prioridad de
lo político por sobre lo económico. “La
esencia de todos estos problemas, sin embargo, descansa en uno solo básico: su
fracaso en no ver que su variable fundamental de control interno/economía de
enclave como una cuestión no sólo de control sino de tipos de capital
involucrados, a partir de las cuales las diferencias políticas emergen como una
función en las diferencias de formación de clase”
Retener
el punto de Henfrey e incorporar en nuestra propuesta
Una de las
ventajas del análisis que realizan Cardoso y Faletto está en el hecho de que
comienzan desde la esfera de la producción y la acumulación (desde el control
de los medios de producción), y no desde el subconsumismo (Marini) o la
circulación (Frank).
“Sin embargo, el
primer problema mayor es que la naturaleza de estas relaciones entre lo
político y lo económico y las razones de por qué estas debieran implicar la
dominancia de lo político, no son examinadas teóricamente”. Mientras C y F
establecen que la clase dirigente en las fs de AL siempre domina políticamente
porque el centro económico nunca se encuentra presente (dependencia), Henfrey
enfatiza que las diferencias políticas se derivan de los distintos tipos de
capital (y las relaciones sociales diferenciales que este supone) involucrados
en las diferentes fs. Así, mientras en aquellas en las cuales existe cierto
desarrollo endógeno lo que predomina es el capital industrial, en aquellas en las cuales este desarrollo
endógeno no existe lo que domina es el capital mercantil y unas formas no
capitalistas de desarrollo. A la luz de esta distinción, la dominancia de lo
político es una cuestión diferente en cada caso: en un caso, una función de una
clase capitalistas propiamente tal, en el otro, de unas relaciones sociales de
producción que, siendo menos típicamente capitalistas, son reproducidas
ampliamente por formas de coerción políticas e ideológicas antes que
económicas”. Esta distinción sería la que nos permitiría comprender las
diferencias entre el devenir diferencial de Brasil y Chile, por ejemplo.
(Comentario: no queda claro si la
diferencia entre Chile y Brasil se debe a las distintas formas de capital involucradas- ¿mercantil en
Chile e industrial en Brasil?...esto negaría el análisis de C y F, los cuales
enfatizan en la industrialización de Chile, aún si la misma se da por una vía
distinta a la de Brasil-. Asimismo, Henfrey simplemente asume que la presencia
del capital mercantil supone un “no-capitalismo”, sin indagar en las
diferencias internas de esta índole ni sobre si las mismas suponen una vigencia
específica del mpc. Esto es, Henfrey es demasiado sumario cuando iguala mpc con
presencia de capital industrial y no mpc con presencia de capital mercantil)
Retener
el hecho de quela dominancia de lo político puede ser muy distinta y expresar
causas derivadas de distintos modos de producción. Tratar la variable
explicativa de Henfrey, “distintos tipos de capital”, de manera más compleja,
matizada y fértil. Esto es, suponerla como una definición primitiva y
provisoria de nuestra tesis central. Lo que existiría no serían sólo distintos
tipos de capital, sino que distintas formas de explotación, acumulación
primitiva permanente, subsunción formal, articulación entre modos secundarios y
primarios y entre modos primarios, rasgos típicos de la dominación del
capitalismo comercial como entendido por van Zanden, elementos señalados por
Banaji y por la teoría del modo dual de producción
“(Para C y F)… lo interno deviene lo
político…y lo externo lo económico: la prioridad de lo político dentro de las
formaciones sociales dependientes no es ya una función de las relaciones
económicas y clasistas de estas últimas, sino una prioridad supuesta. En corto, deja de ser una noción marxista y
se transforma en una noción weberiana”. Esta ambigüedad y confusión
teórica se expresa en un análisis que es más de grupos y capas sociales que uno
de clases. Así también, las clases explotadas no son tematizadas ni
reconocidas, solo lo son las dominantes-explotadoras
Retener
crítica. Nuestra propuesta trata de subsanar este error
Henfrey desarrolla una crítica a C y F,
la cual se basa en el reconocimiento de su creciente weberianismo y falta de
análisis de clase. Si en el análisis del pasado C y F reconocen una
diferencia sustantiva entre Brasil y Chile (mientras en el primero la
fragmentación de una clase dominante con una base de acumulación interna
permitía cierta autonomía estatal pero limitada y burguesa; en el segundo, por
el contrario, una clase dirigente sin base de acumulación interna pero
unificada permitió una autonomía estatal mayor, habilitan proyectos como el del
frente y la up), en el presente esta
diferencia se diluye: la diferencia sustantiva es ahora sólo entre Méjico
(transición suave) y el resto de la región. Así, C y F son incapaces de
aprehender las diferencias (muy claras) entre el devenir chileno y el brasileño
(diferencias que se expresan en la
existencia de la up en el poder en Chile mientras en Brasil la dictadura llega
antes contra un régimen solo nacional-popular). Esta incapacidad se
debe a su weberianismo que no les permite un análisis de clases efectivo.
Cardoso, cuando tematiza las clases
explotadas de manera más explícita, sólo cae en el argumento (dualista) de la
existencia de una clase integrada
moderna (una suerte de aristocracia obrera) y otras atrasadas y sólo
parcialmente integradas; no es capaz de integrar la historia y lo
político-ideológico (la diferencia entre la autonomía de la clase obrera
chilena y el carácter clientelar de la clase obrera brasileña)
(Es
interesante notar que en muchos estudios se entiende la autonomía de la clase
obrera chilena en un análisis comparativo chileno; esta autonomía, sin embargo,
no es una autonomía con referencia al Estado, sino una con referencia a la
clase dominante local…)
La misma idea de
que Frank sería el teórico de la guerrilla y el foquismo es errada (Cueva
señala que Guevara hizo la revolución en Cuba luchando contra el feudalismo)
Han sido los teóricos de los “modos de
producción” quienes han inflado el discurso de Frank tomándolo como frente de
ataque.
Se
cita el segundo artículo de Foster-Carter que ya leímos. Se lo
critica por ensalzar un Neomarxismo que en realidad no tiene en cuenta la
historia y las clases, un marxismo más moral que científico y estrechamente
vinculado con el vanguardismo, la derrota, la agencia independiente (muy
propios de los 60’s), en tanto que substitutos de la teoría. Se cita a
Anderson, quien de hecho enfatiza que la única ética marxista posible es una materialista;
de hecho, la Tercera Internacional tenía una de este tipo, aún si la misma se
encontrara distorsionada (la historia de los fracasos basados en las teoría que
ensalza Foster Carter, sería un argumento materialista al respecto…recordando
que Cuba existió luchando contra el feudalismo)
“Su rasgo
principal es su negativismo –su rechazo de las dos categorías de una burguesía
nacional progresista y del feudalismo en la periferia-. Por tanto, la típica
historia de la formación de clases propia de la teoría de la dependencia es un
tipo ideal de no-historia –no una en la cual las clases se han formado y cómo,
y las relaciones entre ellas, sino una en la cual éstas han inevitablemente han
fracasado en esta empresa (de formación y relacionamiento) en función de la
acción externa negativa de fuerzas históricas incambiadas como la “apropiación
del excedente”. Esto es complementado por una teoría opaca acerca de las clases
–el proletariado, el lumpenproletariado, los campesinos- que supone agentes de
la revolución”
Retener
la crítica acerca del carácter negativo de la teoría de Frank
“(Frank)…Antes que
malinterpretar todas las relaciones de clase como capitalistas, como
típicamente sugieren sus críticos, el les otorga tan poca importancia a éstas
que fracasa al caracterizarlas como tal”
Henfrey critica a los teóricos
dependentistas, todos los cuales compartirían con Frank la falta de análisis de
clase y la sobregeneralización. Se critica a Marini con su sobreexplotación
generalizante; a Dos Santos con su “nueva dependencia” demasiado economicista;
a Quijano por su análisis economicista del Perú y la marginalidad. En este sentido, Frank no sería poco
representativo de la teoría de la dependencia.
(Henfrey,
sin embargo, critica la misma idea de generalizar y de poner en primer lugar a
la economía. Al menos implícitamente lo hace)
El resultado es que Frank permanece
dentro de la misma epistemología o construcción teórica del tema en términos
del desarrollo capitalista autónomo….Ofrece un modelo histórico igualmente
lineal, aún si bi-lineal –uno del desarrollo capitalista y del subdesarrollo,
con el último no menos predeterminado por su igualmente homogénea meta de una
revolución simultáneamente antiimperialista y anticapitalista”
Retener
la crítica a la permanencia de la epistemología que se apoya en la cuestión el
desarrollo autónomo
Se establece que
el desarrollo del debate acerca de los modos de producción en América Latina
puede ser entendido como una serie de respuestas a las distintas fases de análisis
que atraviesa la propuesta de Frank. La
primera etapa consigna su crítica en la noción reificada de subdesarrollo de
Frank; la segunda en sus conceptos
operativos (e.g. la apropiación de excedente por parte de las metrópolis a
partir de la periferia); la tercera cuando el autor trata
específicamente la historia (e.g. la correlación inversa entre economía abierta
y desarrollo). La primera respuesta muestra la misma falencia de aquello a
lo cual responde, en tanto intenta construir una gran teoría; la segunda
adolece de la misma falla de Frank en esta etapa de su pensamiento, si
consideramos que sólo se queda en el economismo y en la mera denominación de
las relaciones sociales. “Es sólo cuando el análisis de los modos de producción
se dirige directamente a la historia empírica, o la etapa tres de del
pensamiento de Frank, cuando ordena e investiga datos, no menos porque no
intenta ya una explicación total de ellos”
(Henfrey,
aún si tiene un punto interesante, decae cuando establece que el problema era teorizar
acerca de la totalidad…)
Retener
comprensión de Henfrey acerca del decurso del debate sobre los modos de
producción en AL
Así, el autor
plantea que la última fase del debate acerca de los modos de producción no es
una panacea más, sino que una invitación a los análisis clásicos como los
realizados por Trotsky, Marx, Lenin y Gramsci. En este sentido, el tratamiento concreto de la noción de revolución
permanente, el sistemático tratamiento de las superestructuras y su relación
con la base, y el análisis concreto del problema de las clases; a todo
ello es una invitación la última fase de la discusión sobre los modos de
producción, la vuelta a lo neoclásico
(ni el paleo marxismo ni el neo marxismo)
“…y el sentido de la agencia de clase y
coyuntura que una vez mantuvo la continuidad entre conceptos abstractos como
modos de producción y los momentos de la praxis política como se ve en las
Tesis de Abril”
Es
precisamente esto de lo que debe ser capaz nuestra propuesta
Discusión sobre modos de producción
1) Primera etapa: Taylor
Se construye una gran teoría a partir de
la revisión estructuralista del marxismo, la cual afirma la independencia de la
teoría. Esto, expresado como crítica Frank, comprende que la situación del
tercer mundo no es un nuevo objeto real que requiera una nueva teoría (como
está implícito en Frank), sino una realidad plausible de ser captada por la
teoría totalizadora del marxismo (los modos de producción). En este sentido,
contrariamente a lo que plantea Canales, no es la sociedad la que guía, en
tanto objeto, al conocimiento de la misma, sino que es el conocimiento autónomo
el que puede comprender distintas realidades sociales
Reflexión
Taylor rechaza la idea de Hindess y
Hirst de que los objetos de pensamiento no puedan aprehender los objetos reales
ni puedan devenir empírico-prácticos.
Se tematiza
Balibar
“(Los modos de producción)…En cambio,
son vistos por Balibar como esencialmente constructos teoréticos: la dinámica
del pensamiento antes que las formas literales de la historia, con sus niveles
políticos e ideológicos determinados sólo en última instancia por la economía”
“…cada nivel particular disfruta su
propio “tiempo histórico” o libertad de movimiento diacrónica. Por tanto,
cualquier formación social puede involucrar no sólo modos de producción
distintivos, sino también la interpenetración de sus niveles –la reproducción
parcial de la ideología de un modo, digamos, de las relaciones sociales de otro
modo-.
Si
uno piensa en el caso brasileño, con su duradera herencia patrimonial derivada
de un antecedente no-capitalista, éste es obviamente un concepto sugerente”
Retener
estos desarrollos fértiles derivados de Althusser y Balibar
“Cómo se relacionan con la historia
actual es una cuestión que Balibar constantemente asigna a un plano diferente
para una consideración subsecuente separada. Adicionalmente, la noción de la
dinámica de cada modo de producción como autocontenida necesariamente inhibe la
identificación que cualquier relación entre ellos. ¿Cómo puede uno pensar la
transición de un modo de producción a otro, o correspondientemente, su
articulación, que los estructuralistas identifican como la lleva para
comprender las formaciones sociales del Tercer Mundo?”
(Me
parece que Balibar establece la existencia de modos de producción
transicionales…ver de dónde saqué esta idea)
La
saqué del mismo Balibar
“…pero dada la ausencia en la matriz
estructuralista de una mediación efectiva entre los modos de producción como
objetos de pensamiento y las formaciones sociales como objetos reales, las
últimas son a lo más meras reflexiones o yuxtaposiciones de los primeros”
Esta
es la crítica de Meiksins Wood y Anderson: nosotros nos reapropiamos de ella y
tratamos de solucionarla sin perder ciertas ideas fértiles del mismo Althusser
y de Balibar
La premisa anterior la expresa Taylor,
según Henfrey, en el hecho de que visualiza a AL como una región en la cual el
feudalismo permanece gracias a su instalación por parte del capital mercantil
en una fase previa de expansión
(Reflexionar
sobre la relación entre capital mercantil y feudalismo: ¿sistemática y solo
propia del mpf? ¿se desarrolla el capital mercantil bajo otros mps con la misma
sistematicidad?. Otra cuestión es determinar si realmente el estructuralismo
marxista no logra mediar de manera efectiva los modos de producción y las
formaciones sociales, lo abstracto y lo concreto)
Esta forma de comprender AL se pergeña
comparativamente frente a la historia particular del capitalismo en Asia, donde
se “encuentra” (¿?) no con el feudalismo, sino con el modo de producción
asiático
(así, implícitamente Taylor entiende que
en el caso asiático se enfrentan dos modos desarrollados endógena e
independientemente, mientras en AL se enfrentan dos modos, pero uno de ellos es
exportado por una fase particular del desarrollo de otro modo en otro lugar
físico, siendo así no independiente ni endógeno)
Retener
idea y discutir
“En cambio, las ideas historizadas
devienen una idealización de la historia…incluso la relación general entre
los dos modos involucrados es incierta, aparte de la noción de que el
capitalismo es de alguna manera obstruido por el feudalismo. Tales formaciones sociales son descritas
como transicionales –pero “hacia” qué y “cómo” es bastante poco claro desde
esta forma de entender la contradicción entre sus modos de producción
componentes, en tanto da poca indicación
de las formas de su articulación como distintas de su mera coexistencia…¿Se
generalizará el modo de producción capitalista, y si es así, es la contradicción
actual de importancia sustantiva?¿O esta (generalización) se encuentra
permanentemente obstruida, y con qué implicaciones políticas? En el trabajo de Taylor no existen
conceptos mediadores como “acumulación” o “formación de clases” entre los dos
mundos del pensamiento y los objetos reales que ayuden a contestar estas
preguntas. Las relaciones de clase y de hecho toda la historia aparece
como dada por los modos de producción. Uno recuerda la crítica de Ranciere de
esta perspectiva como una en la cual la estructura misma es determinante y la
clases no son siquiera no-agentes, sino los ingredientes de la historia de una
forma remotamente específica”
(Es
interesante reflexionar sobre un punto: ¿por qué se enfatiza en el hecho de que
el feudalismo bloquea la transición al capitalismo si, su particularidad, de
hecho es haber permitido el nacimiento del mismo en Europa?. Quizas la
respuesta está en el hecho de que el feudalismo de AL no es autogenerado y se
encuentra ya enfrentado a un capitalismo en fase madura)
Retener
ideas de Henfrey acerca de los “conceptos intermedios” (la misma sugerencia de
Meiksins Wood). Ver cómo acumulación y clases pudieran ser relevantes. Observar
como las formas de explotación secundarias, la acumulación primitiva
permanente, la subsunción formal, etc pueden ser también buenos candidatos…
2) Segunda Etapa: Laclau
“El postscriptum de Laclau reniega de
tal reificación de los modos de producción como objetos empíricos”
(Reflexionar
sobre el hecho de que si proponemos un marxismo hegeliano, con una
epistemología realista, seremos tildados de reificadores como se lo tildó a
Hegel en su momento. Reflexionar acerca del concepto de
reificación/hipostatización en relación con el nominalismo weberiano)
Otra opción es
encontrar un modo de producción en cada esquina (cada relación e producción
distinta denota un modo de producción diferente). Un ejemplo
de esto es el trabajo de Long, quien encuentra numerosos modos de producción en
un corto viaje por los andes, incluso entro de una misma unidad de producción
“Claramente a
este nivel empiricista –el inverso de la tendencia de Taylor a subordinar los
datos a la abstracción- el concepto ha perdido todo valor interpretativo. Es también
puramente económico, lo que implica la exclusión de sus otros aspectos y una
interpretación excesiva incluso de la dimensión económica. Si los modos
“existen” o dejan de existir, y las relaciones reflejan un modo u otro,
entonces los componentes de este último no pueden ser ya desagregados. Por tanto,
la distinción potencialmente informativa de tiempos históricos distintos de los
varios niveles de un modo de producción de pierde, junto con sus sutiles
implicaciones para el análisis de la formación de las clases. Por caso, uno no
puede ya concebir, dentro de este concepto de modo de producción como un todo
real indisoluble, una ideología precapitalista persistiendo en la formación de
la relación entre capital y trabajo en Brasil”. La única determinación de
clase que aquí se reconoce es la de la articulación para el trasvasije de
excedente hacia el mpc, siendo ésta una estrecha y economicista. De aquí a la
idea del semifeudalismo hay un paso solamente. Se cita como soluciones alternativas la idea de las formas de
explotación de Banaji y la idea de los campesinos como proletarios de
Roseberry.
Tener
en cuenta que la identificación de las formas de explotación con modos de
producción, supone tratar con el concepto totalidad de manera sumaria como
unidad simple e irreductible. Es esto precisamente lo que nosotros tratamos de
evitar con nuestra propuesta. Nuestra concepción de modo de producción
(realista, dialéctica-hegeliana) permite la especificación de conceptos
intermedios y deja espacio a la investigación histórica. Es un
concepto-totalidad que se desarrolla pero cuyo desarrollo no está
predeterminado, es un concepto-totalidad abierto y no auto-contenido, uno que
por lo tanto posibilita y no cierra la conjunción de teoría e historia
“…solo las formaciones
sociales, que son no sólo sitios para la dinámica abstracta de los modos de
producción, son objetos reales de transformación, las única que implican la
historia de la lucha de clases” (Henfrey parafraseando a Laclau)
(Reflexión
acerca de la idea de los modos de producción como no históricos y no sujetos a
transformación, la cual Laclau saca de Poulantzas, quien está leyendo a
Bettelheim ¿No supondría la imposibilidad de reconocer fases de un modo de
producción particular? ¿No supondría un modo de producción estático y no
contradictorio, en tanto de él está ausente la lucha de clases, manera como se
expresa la contradicción entre ffpp y rsp? )
Toda nuestra propuesta niega la
tesis de Poulantzas/Bettelheim, quienes en realidad niegan que un modo de
producción pueda ser historizado; esto es, niegan la vinculación sistemática
entre concepto y realidad, trabajan con nominalismo weberiano. Por esto, de
ninguna manera es sinsentido reconocer fases en cada modo de producción; más
todavía se deben reconocer fases porque los modos de producción deben ser historizados
“Las
idiosincrasias del estado capitalista en la ausencia de una hegemonía burguesa
completa son, después de todo, la preocupación mayor de Marx en la masa de sus
escritos políticos”
Retener
excurso
3) Tercera etapa: Cueva, Bartra y Assadourian
Los tres autores se caracterizan por
rechazar la tesis de Marini de que el capitalismo dependiente tiene sus propias
leyes que le dan cierta unicidad y especificidad. Al
contrario, estos autores consideran de que en AL sólo se expresan de manera
particular las leyes de movimiento del capital en general
Cueva
La transición al capitalismo en AL se
dio en el final del siglo XIX, conjuntamente con la expansión imperialista. “Su particularidad, por tanto, descansa en
sus revoluciones burguesas incompletas típicamente liberales-oligárquicas.
Su camino de desarrollo capitalista en la agricultura y en el mercado interno
de tipo Junker significa que el estado capitalista que mantiene esta
particularidad unida…difícilmente puede ser democrático-burgués. En este
contexto, las tareas democráticas siempre han sido propias de las fuerzas
populares; sus implicancias, como Cuba muestra, son por tanto más socialistas
que burguesas”
Relacionar
con la temática de la revolución que discuten Davidson, Meiksins Wood, Teschke,
Callinicos, Anderson. Sumarle lo postulado por Cardoso acerca de las
revoluciones burguesas que emergen con la nueva dependencia en AL (década del
60 del siglo XX)
Se enfatiza en el hecho de que la
industrialización de AL a mitad de siglo no fue sólo ni exclusivamente función
de la desvinculación de los mercados internacionales, sin en el balance interno
de las fuerzas clasistas (en Brasil el fundamento de la industrialización fue puesto en los 20’s
antes de la crisis; en Chile, la industrialización sólo se dio cuando las
clases populares accedieron al poder en 1938)
“Adicionalmente…Cueva
percibe que sólo Méjico ha sostenido un crecimiento balanceado desde los 40’s;
pero esta excepción no se explica por la naturaleza de su mismo Estado, sino
porque Méjico es el único caso (con excepción de la frustrada revolución
boliviana) de ruptura del poder oligárquico desde el interior de sus
fundamentos sustancialmente precapitalistas. No fue un conjunto de arreglos
políticos ni un programa burgués concertado, sino la base campesina de la
revolución la que pavimentó el camino para el lanzamiento de un proceso de
desarrollo bonapartista por parte de Cárdenas”
Ahora bien, los problemas de Cueva se
derivan del hecho de que no es lo suficientemente preciso acerca de los modos
no capitalistas de producción, cuestión que le es legada por la pocas
categorías que le proporciona la teoría marxista clásica (feudalismo,
capitalismo, esclavitud). Asimismo,
aún si entiende que en la noción de capitalismo dependiente, el sustantivo es
“capitalismo” y el adjetivo es “dependiente”, no puede distinguir de buena
manera las razones de la diferente evolución diferencial de la relación
capital/trabajo en las diferentes formaciones sociales de AL. “Como observa Bartra, Cueva concede sin poder realmente
incorporarla, la forma concreta principal de articulación entre los sectores
capitalistas y no capitalistas en el siglo XX latinoamericano es la producción
simple de mercancías en todas sus variedades, rurales y urbanas”. Ahora, como
cierto prejuicio dogmático no permite su consideración como mp, su presencia
generalizada ha sido negligentemente tratada por el marxismo (cumple la misma
función que la “marginalidad” para los dependentistas)
Retener
las críticas a Cueva (aquí sería pertinente el comentario de Meillasoux acerca
de no bloquear innecesariamente la generación de categorías analíticas para
enriquecer la elaboración teórica –cuestión que tampoco caería en el
taxonomismo)
Retener
la crítica a la utilización del mpsm como categoría residual o categoría
parche. Tratar esta cuestión e intentar solucionarla (nuestros desarrollos
acerca de la subsunción formal, y las distinciones dentro de ella, son
pertinentes al respecto)
“Su teoría del subdesarrollo está
ideológicamente concebida enfatizando la depredación antes que la explotación y
la estructura, y es teleológica si la consideramos como construida en tanto que
antítesis del modelo nocional de desarrollo metropolitano autónomo” (Ley
critica a Frank quien se basa en Baran)
Finalmente el autor sostiene que la fase
final del debate acerca de los modos de producción es sólo un buen punto de
partida para el análisis de la dinámica y la lucha de clases. La misma idea de que los modos de
producción son una estructura, ha inhibido percibir la dinámica de los mismos
(como afirma Banaji). Así, el autor rechaza la “teoría de la dependencia” y
la teoría de la “articulación de los modos de producción”, decantándose por una
teoría de las formaciones sociales de AL (que pueda vincular la teoría del
imperialismo con la historia de las clases explotadas).
Retener
la conclusión de Henfrey. Establecer, sin embargo, que la crítica no es válida
en tanto entendemos la estructura como un concepto-totalidad en desarrollo,
abierto, heterogéneo (unidad en la diferencia) y dinámico-contradictorio
“Franz Fanon una
vez estableció que el gran problema de África era su falta de teoría. En el
caso de Latinoamérica es tentador, pero peligroso, sugerir lo inverso”
Retener
crítica pero cuestionarla. Nunca habrá demasiada verdadera teoría; ésta sólo es
la imbricación entre historia y teoría entre concepto y realidad. Existe
demasiada teoría cuando los conceptos no pueden ser historizados, existe
demasiada teoría cuando se utilizan sumariamente las noción como reificación a
modo de crítica
Modos de producción, historia y desarrollo desigual (Samir Amin)
“¿Son
las fuerzas que definen un sistema social y determinan su movimiento de la
misma naturaleza de una sociedad a otra, de una fase histórica a otra? ¿O son
específicas a cada modo de producción? ¿Cuál es el estatus epistemológico de estas leyes de la sociedad?
¿Es idéntico al de las leyes que gobiernan la naturaleza? ¿Propuso Marx un
sistema general capaz de dar cuenta del movimiento general de la historia?”
Retener
preguntas
El hecho de que
el capitalismo haya emergido a partir del feudalismo en Europa occidental, pero
no lo haya hecho en sociedades avanzadas de otra índole en otras partes del
mundo, ¿expresa una mera cuestión fortuita o se deriva de la naturaleza misma
del feudalismo europeo occidental?
Esta
es la pregunta de Brenner. De alguna manera, Brenner sostiene que existe
determinación inmanente inserta en el mpf, pero es bien específico en ello y
trata de trabajar con la teoría institucionalista de las consecuencias no
deseadas de la acción. De hecho, las elaboraciones de Brenner deben
reapropiadas en tanto intentan desarrollar esta
idea de Dobb
“La idea de que la historia de la
humanidad se desarrolla en una dirección
objetiva dada mediante leyes objetivas determinadas es una relativamente
moderna. Hoy, dos hechos de la causa parecen establecidos e indebatibles: a) la
realidad del avance de las fuerzas productivas; b) el carácter desigual, en
términos temporales y espaciales del ritmo y el nivel de este desarrollo”
Retener
premisas de Amin. citar
“…la
transparencia de las relaciones económicas (incluida la explotación) en todos
los modos precapitalistas de producción (yo enfatizo en el “todos”) implica la
dominancia de la instancia ideológica (aún si la infraestructura material
permanece determinante en última instancia) y define el contenido y la forma de
la alienación social de una manera que corresponde a esta dominancia
ideológica”
Esto
puede tener cierta corrección. Aún así, se conflictúa con la tesis de Marx de
que en la Antigüedad “dominaba” la política
“Capitalismo: primero, lo opaco de
las relaciones económicas (incluyendo la explotación) mediante la
generalización de las relaciones de mercado. Segundo, comenzando desde ahí, la
emergencia de un dominio particular de la vida social que tiene su propia
autonomía: el dominio de la economía dirigido por primera por leyes económicas
impuestas como leyes objetivas, y la dominancia de un contenido nuevo,
económico, para alienación social dominante (que deviene alienación en la
mercancía)”
“Yo
sitúo en este contraste el elemento esencial de las especificidades del
capitalismo de un lado, y de todas las sociedades precapitalistas del otro. La
posibilidad de una ciencia autónoma de la economía capitalista, y
complementariamente la imposibilidad, o la inutilidad, de una ciencia análoga
de la economía precapitalista, resulta de este contraste”
Podríamos
estar de acuerdo con todas estas tesis. Sin embargo, tenemos ciertas dudas: a)
la diferencia de naturaleza es entre capitalismo y precapitalismo; así el
concepto-totalidad sería capital y no modo de producción. Esto es complejo
porque definimos negativamente lo anterior al capitalismo, no le otorgamos
ningún contenido positivo. Y, así, imposibilitamos distinguir dentro del
precapitalismo. De alguna manera, esta forma de entender el problema
sobregeneraliza y trata de manera sumaria justamente lo que es más esencial.
Por lo demás, entender el concepto-totalidad como capital nos hace caer en el
originismo de Chattopdahyay y Meiksins Wood, originismo que redunda la
inaplicabilidad política práctica de las categorías teóricas (este originismo
lo muestra bien Echeverría, y además es evidente en las aserciones vacías de
Chattopadyay tales como “unidad del productor con sus condiciones de producción”);
b) pareciera ser que la autonomización de esferas propia de la modernidad (la
cual es una tesis esencialmente funcionalista), gana primacía teórica antes que
conceptos más propiamente marxistas como modo de producción, rsp, ffpp, lucha
de clases, etc; c) si sólo es posible una ciencia económica de la sociedad bajo
el mpc, pareciera entenderse por implicación que el materialismo histórico más
propio no es aplicable al precapitalismo, porque la realidad misma de estas
sociedades no ha constituido la categoría de objetividad (¿los modos
precapitalistas no tienen leyes de movimiento?); d) la misma tesis de Fahy
Bryceson, que supone que la ley del valor sino una forma de control social más
(las otras siendo la reciprocidad el parentesco, etc) entre otras, tiende a
negar la exclusividad objetiva del mercado capitalista. Cada modo de producción tendría su forma de control
social sobre el producto, y cada una de estas formas sería objetiva y ciega
(impermeable a la planificación real)
“Este es el sentido que yo le doy a la
expresión crítica de la economía política mediante la cual Marx subtitula El
Capital: no una crítica de una mala teoría económica mediante la cual él
substituye a ésta por otra buena (éste es el sentido convencional otorgado a la
palabra crítica), sino el descubrimiento del estatus epistemológico de la
ciencia económica, esto es, el descubrimiento de la realidad objetiva (el modo
capitalista de producción , las relaciones específicas de este modo dentro de
la base económica y la superestructura, la alienación del mercado) que pone a
las fuerzas económicas (y por tanto a las leyes económicas) como la palanca de
mando de esta sociedad en oposición a aquellas que la precedieron”
¿Pero
como entra la categoría de producción en todo esto? ¿Cómo estudiar las
sociedades precapitalistas? Dado que la propuesta de Amin es sumaria en este
respecto, debemos tener en cuenta esto para rechazarla
“…(por tanto) no es posible elaborar
una teoría del modo feudal de producción (una búsqueda de sus leyes económicas,
un análisis de la naturaleza de sus contradicciones y de la lucha de clases que
lo permean, etc) análoga a la del modo de producción capitalista. Esto me
parece fundamental, a pesar de una interpretación marxista (vulgar en mi
opinión) que transpone pieza por pieza el análisis del capitalismo a las
sociedades del pasado”
Criticar.
Ejemplos en contrario serían Anderson, Banaji, Brenner, Bois, Davidson (y
muuuuchos más)
Por supuesto, existieron “avances”
materialistas antes de Marx en sociedades anteriores (Tucídides en Grecia, Ibn
Khaldun en la arabia islámica, Maquiavelo en Italia, etc); sin embargo, éstos
permanecieron confinados a la esfera política y social porque precisamente
nacieron en sociedades que no eran capitalistas
“A riesgo de parecer sectario a ciertos
críticos, yo afirmaría que sólo Marx ofrece las herramientas para una visión
científica que responde las preguntas que la historia plantea. Las teorías desarrolladas
posteriormente, y más todavía en respuesta a Marx –si son de un positivismo
comtiano o de estilo anglosajón (Weber), ya sin hablar de Toynbee y otros- me
parecen casi infantiles en comparación. Pero Marx ofrece sólo un método, la
operación del cual no puede ser reducida a la exploración de las proposiciones
que Marx mismo sacó de él. El marxismo no puede ser reducido a la marxología,
aún si la última puede ser una especialización académica útil”
Algunos textos de Marx sustentan la
afirmación de que este autor propuso de hecho una teoría general de la
historia. Es ilustrativo, en este caso, el Prefacio de la contribución, lugar
donde muchos marxistas creen encontrar una fundamentación para otorgarle la
primacía a la ffpp.
Amin se pregunta por qué Marx no
menciona la lucha de clases en el Prefacio y si lo hace en el Manifiesto (cuestión que podemos responder con una
artículo que sintetizaremos más adelante)
“Yo observaría, primero, que no es la
misma cosa hablar, como resultado de la lucha de clases, de la victoria de los
oprimidos que de la victoria de los opresores. Hasta el día de hoy la opresión
y la explotación continúan de una fase histórica a otra incluso si las formas
son modificadas. Los señores son derrotados, pero los campesinos no son
liberados; los señores son derrotados en beneficio de una nueva clase, la
burguesía. La última, que emerge en el seno del sistema anterior, lidera la
batalla, a veces en cooperación con el movimiento campesino, a veces incluso
sin él o contra él. La lucha no es
entre dos clases sino entre tres participantes. ¿Es lo mismo en nuestra época
donde la lucha proletariado/burguesía abre el camino a un tercer participante
(la tecnoburocracia estatista –o la intelectualidad), una fuerza social emergente
en el mismo seno del sistema capitalista? En otro lugar he sugerido la
utilidad de una extensa discusión de esta tesis de la lucha de clases entre
tres participantes. Esto lleva a la calificación de los sistemas
post-capitalistas como “no socialistas” (no terminan con la explotación) sin
reducirlos a formas de capitalismo”
(Discusión:
¿cómo se relaciona la tesis de una lucha tripartita con la idea de la
existencia de los modos de producción, cuya dinámica supone el antagonismo
fundamental entre dos clases? ¿Es el tercer actor parte de un mismo modo de
producción –como pareciera sugerir Amin en referencia a la urss- o es parte de
un modo de producción distinto, imbricado con el modo dominante? ¿Define la
lucha entre tres participantes la dinámica histórica fundamental de un modo de
producción, o sólo lo hace al momento en que se encuentra cercana su
disolución? ¿Es este tercer actor expresión de un modo de producción diferente
al dominante? ¿Emerge éste a partir de las contradicciones del modo dominante,
o es independiente en su génesis y funcionamiento, llegando a imbricarse de
manera más sistemática sólo en los momentos de transición de un modo de
producción a otro? Si aceptamos la tesis de que un nuevo modo de producción que
emerge en el seno de otro anterior dominante, ¿por qué es que hablamos de tres
clases y no de cuatro? ¿Qué determina el hecho de que sólo sea relevante la
clase explotadora del modo emergente y no así la clase explotada del mismo? La
idea de Amin acerca de la tercera clase, expresada en la urss, tiene
implicaciones importantes. Por un lado, supone la vigencia del modo de
producción capitalista en términos mundiales, siendo la urss parte de este
mundo, una parte que emergió en el seno del mpc pero que tendió a autonomizarse
intentando imponer su propio “modo de producción”¿Qué es lo que determina la
emergencia de un nuevo modo de producción en el seno de uno anterior dominante?
¿Es propio esto sólo de algunos modos de producción o de todos? ¿Cómo podemos
explicar la emergencia de un nuevo modo –urss- que finalmente no pudo
establecer su dominación? ¿Es que no era un nuevo modo, sino una suerte de
estructura de estratos derivada del mpc? ¿Qué significa que emerja un nuevo
modo, en el seno de uno anterior dominante, que no sea más dinámico a la hora
de desarrollar la fuerzas productivas? ¿Cuál es la relación entre este nuevo
modo autonomizado –urss- y las tecnoburocracias en el mpc? ¿Son análogas, al
menos en términos de potencialidad?)
Buena
reflexión hicimos en su momento. Habría que sumarle la crítica a la
reapropiación que Amin hace de la tesis de la nueva clase (Burnham, Dumenil y
Levy, etc)
Sumarle
a estas reflexiones las tesis de Neil Davidson, que entiende la lucha de tres
clases de Amin bajo el marco de una lucha oprimido-explotador y
explotador-explotado. Además, Davidson incorpora implícitamente la tesis de la
articulación de modos de producción y la cuestión de las cuatro clases (que
Davidson puede incorporar sin mayor drama) si utilizamos la cita de Gareth
Steedman Jones consignada por Anderson y Meiksins Wood, y otros…
La tesis de Amin es que, así como el
desarrollo desigual del modo tributario supuso su trascendencia en la periferia
por parte del capitalismo, también el desarrollo desigual del capitalismo
supuso la posibilidad de su trascendencia “socialista” en la periferia.
(Comentario: aquí Amin supone una
dinámica de cambio social siempre igual, una suerte de repetición de los
mecanismos de cambio bajo nuevas formas aparentes. Asimismo, es problemático el
hecho de denominar a la Rusia de principios del siglo XX como una zona
“periférica” –existe un amplio debate concerniente a este punto-)
De esta manera
Amin comparte la tesis de Frank y Wallerstein de que el contraste entre centro
y periferia es inmanente a la expansión capitalista (la cual es una tesis a reflexionar
y discutir)
Es
ésta cuestión la que podemos discutir mediante la tesis de la formas de
explotación. Lo que es inherente al mpc es el desarrollo desigual y combinado
(interno al núcleo estructural, entre éste y las formas de explotación, etc).
Que esto siempre se manifieste como la relación centro-periferia es dudoso (la
misma reestructuración neoliberal, así como la crisis actual en la cual hasta
los mismos centros adquieren rasgos “periféricos”)
“Desde sus orígenes, al nivel
ideológico, este conflicto de tres participantes (los explotadores, los
explotados y los nuevos explotadores emergentes) también implica que uno no
debe reducir el conflicto de ideas a dos líneas –lo progresivo y lo
reaccionario-.
Retornando a tiempos pasados, la
ideología conservadora del feudalismo no choca solamente con el racionalismo de
la burguesía emergente sino también con el comunismo campesino, que es
frecuentemente religioso y elude una clasificación binaria. ¿Tenemos el derecho a calificar como reaccionaria esta última
tendencia porque es utópica y no favorece el desarrollo de las fuerzas
productivas?”
Davidson
trata bien este punto
Este mismo tipo de argumento es dado por
las nuevas tecnoburocracias, las cuales afirman que son ellas las destinadas a
desarrollar más ampliamente las fuerzas productivas y no así el proletariado
(que sería en este caso utópico). Ahora bien, Amin plantea sus dudas con
respecto a este argumento: cree que si bien la tecnoburocracia estatista
permitió cierto desarrollo de las fuerzas productivas en la periferia –urss-,
éste en ningún caso va más allá del desarrollo posible de la ffpp bajo el mpc.
Por esto, el autor explica el fenómeno soviético como una fase en una
transición más larga hacia el socialismo, una fase que supone un primer momento
de decadencia antes que de revolución.
Pero
al tratar este punto en su forma concreta bajo el capitalismo, Amin cae en el
sinsentido (las tecnoburocracias no portaban un nuevo modo de producción –en
este sentido, eran sinceras al decir que podían desarrollar de mejor manera las
ffpp, esto es, desarrollar de manera más fluida el modo de producción
existente, a saber, el capitalismo)
La idea de socialismo o barbarie ya se
encuentra en el Manifiesto (el resultado de la lucha de clases es el nacimiento
de una nueva sociedad o la autodestrucción de la sociedad y sus clases
componentes);
y no sólo es una consigna, la
explicación histórica de lo que en el pasado ha sucedido:
“La historia de
todas las sociedades existentes hasta este momento es la historia de la lucha
de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos,
maestros y oficiales, en una palabra, opresor y oprimido, estuvieron en
constante oposición entre sí, llevaron una ininterrumpida, ahora encubierta,
ahora abierta lucha, una lucha que cada vez terminó, o en una reconstitución
revolucionaria de la sociedad en términos amplios, o en la ruina común de las
clases contendientes”
(Marx, Manifiesto)
“Marx, por tanto, en mi opinión, no
propone una teoría general de la historia. Esto es porque el estatus de las
leyes de la sociedad no es el de las leyes de la naturaleza. Las últimas son
impuestas como constreñimientos absolutos. Las primeras siempre operan como
medios de expresión de fuerzas sociales, que dejan el resultado desconocido
sobre lo que viene, pero explicable después de lo ocurrido. Marx solo propone,
el método para analizar la interacción de estas fuerzas sociales”
(En este
sentido, Amin, al constatar que la analogía entre la transición
feudalismo/capitalismo y la transición capitalismo/socialismo no se sostiene
–la urss no desarrolla más allá, mediante la nueva tercera clase, las ffpp,
como sí lo hizo la clase capitalista en el seno del mpf-, llega afirmar que no
es sostenible una teoría general de la historia. Ahora bien, el autor sí
generaliza sobre ciertas dinámicas propias del cambio social: desarrollo
desigual, emergencia de una tercera clase en la periferia, lucha entre actores,
etc. No articula una teoría general de la historia en el sentido de que estas
características no se expresan siempre de la misma manera y no tiene siempre
los mismos resultados –la urss puede no constituir un nuevo modo progresivo y
no siempre la historia supone el desarrollo subsecuente de las ffpp-)
Es
acertado nuestro comentario de hace un tiempo. Sin embargo, habría que incluir
ciertas precisiones: a) la distinción entre sociedad y naturaleza es una
problemática, ya que ambas tienen dinámicas propias de la “necesidad relativa”
de Marx y Hegel (un marco estructural determina ciertas posibilidades más probables
que otras). La distinción, por tanto, no sería entre dinámicas diferentes, sino
en el hecho de que la realidad social supone la lenta emergencia de la
naturaleza autoconsciente (el hombre como ser natural); b) la idea de que la
naturaleza opere mediante constreñimientos absolutos es negada por lo que
comentamos en a). Estos constreñimientos absolutos solo lo son (y cada vez
menos) para el hombre como ser separado de la naturaleza
¿Nos invita el
método de Marx a distinguir en las sociedades precapitalistas una sucesión de
diferentes modos de producción correspondientes a niveles de desarrollo de las
fuerzas productivas que van desde lo inferior a lo superior?
Amin responde negativamente a esta
pregunta.
Afirma, por un lado que, en los momentos en que Marx pareciera responder
positivamente a esta pregunta, en realidad existen ciertos matices importantes
de tomar en cuenta. Así, en el mismo
Manifiesto, cuando Marx parece afirmar esta sucesión de etapas precapitalistas,
en realidad consigna en el mismo apartado la lucha no sólo entre clases propias
de un modo de producción, sino también entre subgrupos específicos distintos
dentro de un mismo modo de producción (e.g. patricios/plebeyos y esclavos/amos;
señores/siervos y maestros/oficiales). Por lo demás, la cuestión no es
determinar lo que Marx dijo o dijo, sino si el método que propuso supone la
inclusión sistemática de esta sucesión
Esta
es una de las formas de tratar con esta frase del Manifiesto. Davidson muestra
otra forma de tratar con la misma. Sin embargo, es importante consignar que
entre la comunidad primitiva y el feudalismo, sí hubo un importante avance de
las ffpp. La diferencia entre las ffpp del mpe y el mpf es bien argumentada por
Anderson, Bois y Davidson. Así, Amin se equivoca y no aplica una de sus
conclusiones iniciales (que las ffpp de hecho se han expandido durante el curso
de la historia). Y todo lo anterior no niega que pueden existir retrocesos y
cursos alternativos en el desarrollo de las ffpp
El desarrollo de
las fuerzas productivas en conjunción con las relaciones de producción sólo
habilita la distinción de tres etapas históricas (notar que
Amin iguala la noción de modo de producción a su acepción en tanto que etapa
histórica):
Etapa
comunitaria (no comunismo primitivo): existencia de un muy pequeño
excedente distribuido colectivamente
Etapa
tributaria:
todas las sociedades precapitalistas que suponen la existencia de un estado y
ciudades, junto con el desarrollo de la producción rural
Etapa
capitalista:
existencia de industrialización y urbanización
Discutir
con todos los comentarios anteriores
“El amplio rango de diferencias de
desarrollo de las fuerzas productivas dentro de una etapa no determinan las
distinciones necesarias para modos de producción sucesivos y un estatus
específico de los productores”
“La variedad de
modos de organización, estatus de los productores, etc, que definen la
multiplicidad de las sociedades de la etapa tributaria es extrema, y no debe
ser por ejemplo reducida a dos formas (esclavitud y feudalismo)…La esclavitud
se encuentra en diferentes etapas de desarrollo de las fuerzas productivas (y
no exclusivamente en la etapa anterior al feudalismo); la esclavitud no es una
forma estable porque generalmente no permite la reproducción de la fuerza de
trabajo. Pareciera ser una forma accesoria y accidental asociada con la
intensificación relativamente grande de las relaciones de mercado”
(Esto
puede ser cuestionado en el sentido de que la esclavitud romana fue más propia
de la esfera estatal, acerca de lo cual no estamos seguros es si participa de
intercambios mercantiles)
El
mismo Amin pareciera pisarse los pies: “…la multiplicidad de las sociedades de
la etapa tributaria es extrema”. Además, Amin iguala el esclavismo de la
antigüedad y el esclavismo yanqui. Iguala lo que podría ser considerado como un
modo de producción epocal y lo que fue una forma de explotación capitalista
secundaria. No opera con la distinción sugerida por Hindess y Hirst entre
esclavitud como mp y esclavitud como institución
Etapa tributaria (elementos comunes que habilitan su
definición):
a)
La predominancia del valor de uso y el dominio
restringido de las relaciones de mercado
(yo
pregunto: ¿y el auge del comercio en el feudalismo occidental y la
mercantilización propia de la segunda servidumbre oriental?)
Y aún
sigo preguntando después de meses: y las tesis de Banaji que establecen que el
comercio y la moneda existieron de forma importante bajo el mpa
b) La extracción de la producción excedente mediante
métodos extra-económicos
Característica
general “a la Brenner”. Criticable por su poca especificidad y concreción;
criticable desde Nikiforov/Lenin quienes distinguen entre feudalismo
(extracción económica del excedente) y esclavismo (extracción extraeconómica
del excedente)
c) La dominancia del momento ideológico y la forma
característica de este dominio ideológico (alienación social en la naturaleza
de un tipo religioso)
No
puede dar cuenta de la primacía del momento político en la antigüedad. Tampoco
puede dar cuenta de la diferencia ideológica (señalada en el libro sobre el mpa
que ya fichamos) entre la forma ideológica en el mpa y la forma ideológica bajo
el mpe antiguo. Este criterio sobregeneraliza y por esto es poco fértil como
categoría concreta (deviene abstracción vacía)
d) La aparente estabilidad que en realidad sólo expresa
el lento desarrollo de las fuerzas productivas
El
lento desarrollo de las ffpp de nuevo es una cuestión demasiado sumaria. No
puede dar cuenta de infinidad de cuestiones: a) la diferenciación de desarrollo
de las ffpp entre el mpe y el mpf; b) la contradicciones clasistas inmanentes a
un mp determinado (como hace el mismo Brenner); c) el mito de la estabilidad
sólo fue eso, un mito europeo tomado por Marx debido a información insuficiente
(nuevos trabajos de Abu Lughod, Mielantz, James Blaut, etc)
e)
Una lucha de clases fundamental entre los campesinos
y la clase tributaria que constituye la fuerza impulsora que dirige el
desarrollo de las fuerzas productivas
Explicación
sumaria de la naturaleza de las clases. Es criticable la utilización del
concepto de campesinado (e.g. a través de Vilar); más todavía porque es una
“clase” transhistórica y pertinente a distintos modos de producción. Asimismo,
la estipulación de una clase tributaria es demasiado general. Si entendemos
tributo como renta, deberíamos comprender que existen distintos tipos de renta
según los distintos tipos de modos de producción, ergo distintos tipos de
clases tributarias. En ambos casos los conceptos no son científicos sino
descriptivos
La dinámica del modo tributario supone
un progreso desde sus formas inferiores a sus formas maduras y completas (en
términos del desarrollo de las fuerzas productivas). En las
etapas inferiores el modo tributario aún se encuentra imbricado con formas
comunitarias de producción. Para Amin, el feudalismo es una etapa inferior
(recordar que no estamos hablando en términos cronológicos sino en términos de
la dinámica específica del modo tributario), aún mezclada con formas
comunitarias provenientes de los bárbaros; adquiere su forma definitiva y final bajo el absolutismo europeo. Una
forma madura de desarrollo tributario la encontramos en China
(Este
punto amerita la pregunta sobre cómo entendemos el desarrollo más rápido y
amplio de las ffpp durante el feudalismo en comparación con la época antigua
–que para Amin constituye una forma madura de modo tributario que debiera
desarrollar más completamente las fuerzas productivas-. Esta idea es planteada
por Anderson. Por otro lado, Amin entiende la existencia de la madurez del
feudalismo bajo el absolutismo europeo, cuestión que es discutible. Por un
lado, muchos autores entienden este periodo como uno transicional (o de
capitalismo mercantil, o de subsunción formal, etc). Además, la forma clásica
de feudalismo es bien argumentada y propuesta por Banaji cuando la sitúa en la
segunda servidumbre oriental)
También
se halla ausente un tratamiento sistemático de las rsp. Y esto es extraño ya
que lo que existe en realidad es una contradicción entre éstas y las ffpp. En
tanto Amin trata las ffpp de forma aislada cae en un análisis sustancialista
El lento
desarrollo de las fuerzas productivas bajo el modo de producción tributario, se
debe a que el ritmo del progreso no está internalizado por la competencia
económica, sino que se deriva de luchas de clases que operan siempre al nivel
de la instancia político-ideológica (y no en lo económico como en el mpc)
(Reflexión)
Continuar
reflexión
“Más todavía, el
desarrollo de las fuerzas productivas dentro de los sistemas tributarios
avanzados (China, cierta regiones de India yd el imperio otomano, Egipto) había
sido prodigioso, y en los siglos XVII y XVIII de ninguna manera inferior al
desarrollo de las mismas en el amanecer de la revolución industrial. Es
inexacto, según mi visión, establecer que estos sistemas no tenían ninguna
tendencia a crear el capitalismo. Por el contrario, las luchas significativas
que tuvieron lugar en este momento de hecho retaron las superestructuras
tributarias que constituían el obstáculo para la expansión de las relaciones
capitalistas emergentes. La tesis de Bernier acerca del “modo asiático”,
infelizmente tomada por Marx en un momento, es según mi visión, completamente
inexacta”
Aquí
Amin responde a un comentario anterior nuestro. Además concuerda con los
análisis de Banaji, Abu Lughod, Mielantz y Blaut
La discusión acerca de si la transición
al capitalismo desde el feudalismo europeo occidental se encontró determinada
fundamentalmente por fuerzas endógenos o fue más que función de la acción de
factores exógenos, es una que para Amin no tiene sentido, ya que ambos factores
contribuyeron de manera importante y decisiva. No obstante, Amin fundamenta
esta cuestión en que en Marx pueden encontrarse citas que sustenta ambas tesis
(ver el libro de Amin donde desarrolla este argumento y establecer si el
mismo se basa en lo que Marx dijo o en un estudio concreto de lo que sucedió)
Es
interesante la forma de desestimar esta polémica, cara a Louis Proyect. Quizás,
eso sí, deviene demasiado sumaria
Las
características específicas del feudalismo europeo permitieron el rápido
desarrollo del capitalismo. En ellas es fundamental la dispersión del poder
político, lo que habilitó el gran desarrollo del comercio en las ciudades. Esta
característica también explica el hecho de que el capitalismo fuera desde sus
inicios una economía mundial y no “imperial”
(Reflexión
acerca de dos puntos. Por un lado, se pone el acento en una variable política
–carácter del estado-, ¿supone esto una negación de la determinación en última
instancia por la economía? ¿O es posible fundamentar que era la misma forma de
producir feudal la que determinaba la existencia de cierto tipo estatal y
distribución del poder, por lo que, en último análisis, es la economía la que
determina la posibilidad de la transición al capitalismo? Por otro, vemos como
Amin acepta de entrada la tesis de que el capitalismo fue mundial desde sus inicios)
Otros
comentarios: a) en otro artículo ciertos autores postulan la tesis de que la
centralización estatal fue de sustancial importancia para la emergencia del
capitalismo; b) y esto está comprobado por la necesidad de la acumulación
primitiva y la concomitancia histórico-estructural de la emergencia del estado
nación con la emergencia del mpc; c) además, se vincula con nuestra discusión
acerca de la unidad política y los puntos focales de acumulación (debate acerca
de la relación entre fs y mp); d) Amin prejuzga demasiado el carácter urbano
del mpc; e) Amin se contrapone a la tesis de Davidson de que el mpc sobre sus
propias bases fue desde el comienzo un modo imperial (y estas es una tesis que
nosotros compartimos)
Amin rechaza la
tesis de que en Asia existía un modo particular que bloqueó la transición hacia
el capitalismo y en europa, por contraste existió un modo que favorecía esta
transición. El argumento, como vemos en el siguiente párrafo, es que la
diferencia estriba sólo en que bajo el feudalismo europeo la transición estaba
destinada a ser más rápida y explosiva
La tesis de Amin es la siguiente. La
forma periférica menos desarrollada del modo tributario que se manifestaba en
el feudalismo europeo, permitía una mayor flexibilidad: la sólo parcial
cristalización de la superestructura “típica” del modo tributario en este
contexto permitió el desarrollo de las relaciones comerciales. Por esto, cuando
esta superestructura finalmente alcanzó su forma madura, ya se enfrentó con una
economía mercantil mundial desarrolla (capitalismo emergente). El conflicto y
la contradicción fue entonces más rápido, violento y agudo.
Retener
tesis y desarrollar
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