Ruy Mauro Marini Ensayos
(pequeñas notas)
I)
Pequeña burguesía y revolución
Toma del poder: cambiar el “actual” orden jurídico y político;
reemplazo de la burguesía por el proletariado como clase dominante y la
sustitución del estado burgués por el Estado proletario
La especificidad de la "vía chilena" (término que engloba una
amplia gama de posiciones) estaría en que la toma del poder no precede, sino
que sigue a la transformación de la sociedad; en otras palabras, es la
modificación de la infraestructura social lo que, alterando la correlación de
fuerzas, impone y hace posible la modificación de la superestructura. La
toma del poder se realizaría así gradualmente y, en cierto sentido,
pacíficamente, hasta el punto de conformar un nuevo Estado, correspondiente a
la estructura socialista que se habría ido creando.
Cuando se trata de la revolución burguesa, se da la posibilidad, aunque
sea teórica, del cambio político gradual y pacífico, ya sea por el hecho de que
el capitalismo como modo de producción es la condición previa de existencia de
la burguesía y precede a la sociedad política burguesa, ya sea porque las dos
clases que pugnan entre sí por el poder se basan igualmente en la explotación
de otras, lo que abre márgenes de acuerdo entre ambas. La situación del
proletariado, cuya condición de existencia no es el socialismo sino el mismo
capitalismo y que tiene como objetivo de clase la supresión de la explotación,
plantea en un plano totalmente distinto el problema del enfrentamiento político
y de la posibilidad de proceder al cambio social mediante adaptaciones o
reformas en el modo de producción
Pareciera ser, a primera vista, que la toma
del poder, la conquista del aparato estatal, constituye la culminación de un
proceso en el que se había iniciado ya la transformación social.
En realidad, ello no es así. El carácter semifeudal de la sociedad
y la autonomía política relativa de las regiones no permiten hablar, en el caso chino, de un Estado, en el
mismo sentido que damos a la palabra al referirnos a Rusia
El desplazamiento radical y —como
subraya Lenin— violento de la burguesía por el proletariado en el poder
político, como condición para llevar a cabo la transformación social, aparece
así como un rasgo peculiar de la revolución socialista, que la diferencia
netamente de la revolución burguesa.
Esta concepción del Estado —el Estado como esfera de la coerción, para
decirlo con Lenin—se diluye cuando se le borran los límites, hasta hacerlo
coincidir con el sistema de dominación sobre el cual reposa. Es lo que han
hecho recientemente Althusser y, en cierta medida, Poulantzas, cuando,
recurriendo a algunas proposiciones de Gramsci, desarrollan el tema de los
aparatos ideológicos del Estado: escuela, sindicato, partidos, iglesias, medios
masivos de comunicación, familia. Por
esto nos parece útil distinguir entre el sistema de dominación, que incluye el
conjunto de elementos en los que una clase basa su poder, y la expresión
institucional de ese poder, el Estado, tomado como cúspide del sistema de
dominación. El carácter más o menos autoritario que asume la dominación
de clase reside precisamente en el grado de absorción por el Estado de las
funciones sociales
En el límite, encontramos formas
de Estado, como el Estado fascista, que coinciden realmente con el sistema de
dominación;
Es precisamente porque el
Estado no es lo mismo que el sistema de dominación que la conquista del aparato
estatal burgués no soluciona de golpe el problema del poder proletario
La importancia que asume para el
proletariado la posesión del aparato del Estado reside básicamente en la
posibilidad que éste le da de cambiar la correlación social de fuerzas,
antes favorable a la burguesía, y volcarla en su favor.
Junto al partido y las organizaciones amplias de masas, el Estado es
por excelencia el instrumento que sirve al proletariado para la consecución de
este propósito. La gran enseñanza de Lenin está en que no es intentando obtener
el apoyo de la mayoría del pueblo como el proletariado puede tomar el poder, como
sustentaban los oportunistas de su época al establecer su estrategia de la vía
electoral, sino que es tomando el poder como el proletariado puede ganar para
sí el apoyo de esa mayoría. Porque
sólo el ejercicio del poder permite al proletariado demostrar prácticamente a
las clases aliadas y a las capas vacilantes del pueblo su disposición y su
capacidad para liberarlas de la opresión burguesa y la explotación capitalista,
encaminándolas hacia la edificación de un modo superior de convivencia
Pero la lucha de clase del proletariado, en el
marco de su dictadura política, no se agota en la lucha contra la burguesía: en
un segundo plano, y adquiriendo importancia creciente a medida que se debilita
la reacción burguesa, se plantea también la lucha contra sus propias clases
aliadas, con el propósito de guiarlas por el camino del socialismo. A
diferencia de la situación anteriormente descrita, el método principal que
utiliza el proletariado en este sentido no es la violencia, sino la persuasión
y la educación política… a capacidad para generar su propia legalidad y
aplicarla mediante la coerción y, en grado cada vez más significativo, la
persuasión (lo que distingue a la dictadura del proletariado de la dictadura
burguesa, que se basa esencialmente en la primera), aparece como una necesidad
ineludible de la lucha de clase proletaria.
Es así como, a diferencia de México, en donde esa capa utiliza su
posición en el Estado para ascender a las filas de la burguesía, dando origen a
lo que se ha llamado burguesía burocrática, o de Brasil, en donde, además de su
subordinación efectiva a la burguesía, sufre una degradación progresiva,
pasando a vegetar en los puestos subalternos del aparato estatal, la pequeña
burguesía burocrática en Chile logra mantener la posición conquistada, sin que
esto acarree para ella el desprendimiento de su clase y su incorporación a la
burguesía. Por el contrario, mantiene con ésta una relación de clase a clase
La pequeña burguesía chilena
llega así a conformar una verdadera capa política dirigente, que, respondiendo
a los intereses de su clase, convierte a ésta en su conjunto en una clase de
apoyo activa al sistema de dominación vigente. No sorprende así su adhesión
decidida a las instituciones y valores que ella misma ha ayudado a forjar y que
le han resultado por lo general beneficiosos. El profesionalismo de las fuerzas armadas chilenas y su respaldo a la
institucionalidad no son sino una manifestación de esa actitud de clase de la
pequeña burguesía, una vez que el aparato armado del Estado quedó también
virtualmente en sus manos
(Comentario: explicitar
como este carácter relativamente independiente de clase que posee la
pequeñaburguesía chilena muestra sus límites con el advenimiento del golpe.
Esto es, la relación de “clase a clase” en la cual enfatiza Marini, muestra sus
asimetrías en tanto una de estas clases –la pequeñaburguesía- es una clase
subordinada al modo de producción dominante en una formación particular; se
muestra de manera explícita la distinción entre clase dominante y “clase apoyo
activa”)
la pequeña burguesía chilena no constituía en la década de 1960
una fuerza social movilizable en torno a una política insurreccional. Se
diferenciaba en ello de la mayoría de las capas medias latinoamericanas
que, ocupando una posición francamente subordinada en el sistema de dominación,
no experimentaba lealtad particular a éste, y que, enfrentadas a un grave
deterioro de su situación económica, se polarizaban rápidamente alrededor de
las corrientes políticas más radicalizadas.
Comprometida con un proceso de acumulación capitalista dependiente, no
podía escapar a la dinámica propia de ese proceso. La monopolización
creciente de los medios de producción, el impulso a la producción de bienes
suntuarios y la declinación relativa de la producción de bienes esenciales de
consumo, que caracterizan a la acumulación dependiente, generaban presiones
cada vez más fuertes por parte de la burguesía para readecuar la estructura del
mercado; un elemento fundamental de esa readecuación está dado por la distribución
regresiva del ingreso
por tanto inevitable que el gobierno democristiano abandonara de manera
cada vez más ostensible su plataforma progresista, que contemplaba la elevación
de los niveles de consumo popular mediante reformas estructurales y una política
redistributiva, en favor de la política antipopular propiciada por el gran
capital nacional y extranjero… el cambio de orientación de la política
económica del gobierno de Frei resquebrajó gravemente la alianza entre la
burguesía y la pequeña burguesía.
Se entiende así que esta clase iniciara un proceso de autonomización
política frente a la burguesía, que se refleja en su comportamiento
contradictorio a partir de 1967. Pasando por el intento de conformar una
alternativa propia (que cristalizará en 1970 en la candidatura de Radomiro
Tomic), ese comportamiento presenta dos variantes extremas: por un lado, el
desplazamiento hacia la derecha de algunos sectores…por otro lado, el fenómeno
izquierdizante
Es, por tanto, en las
condiciones de la lucha de clases previa a septiembre de 1970 que debemos
buscar la explicación para el fenómeno de la Unidad Popular. El
deseo de la coalición electoral de izquierda de atraer o neutralizar a sectores
de la pequeña burguesía obligaba a tomar en consideración la situación real de
ésta: salvo una fracción muy minoritaria, el grueso de la clase procuraba
encontrar una salida dentro del marco institucional
Sin abandonar la línea que
sostuviera anteriormente, en el sentido de que la UP excluía de la alianza de clases al proletariado
no organizado y a las capas más pobres del semiproletariado, el MIR
sino también que el gobierno
de la UP sólo es popular en el sentido de que se
identifica con las aspiraciones del pueblo. Sin embargo, esa identificación no
impide que siga siendo un cuerpo de funcionarios que actúa en
representación del pueblo, y que no sea la expresión directa del pueblo
organizado ejerciendo funciones de gobierno
El hecho de que la lucha de
clases plantee hoy como centrales tareas revolucionarias (entendidas como lucha por el poder político solamente), no quiere
decir empero que las cuestiones de la transición sean indiferentes al
proletariado chileno…Por lo demás, no existe una muralla china entre los
momentos de un proceso. Los órganos de combate que el proletariado crea en su
lucha contra la burguesía son potencialmente sus órganos de poder; esta fue la
gran enseñanza de los soviets. Las
medidas que el proletariado adopta para hacer frente a la reacción burguesa son
aquellas que le permiten operar la transformación de la sociedad
II)
Critica a Lelio Basso y el reformismo
Esta idea, repetida hasta la
saciedad, nace del planteamiento de Basso, según el cual la sociedad
capitalista es el campo donde se enfrentan dos
lógicas: la de las relaciones sociales, encarnadas en la burguesía, y la de las
fuerzas productivas, protagonizadas por el proletariado
Por cierto, el cambio de la
vieja sociedad no consiste tan sólo en hacer cristalizar los elementos que han
de conformar la sociedad socialista, sino también en la destrucción de las
estructuras de explotación y opresión que se oponen a su surgimiento.
Kautsky:
“La revolución había sido
precedida de una serie de intentos reformistas, particularmente los de Turgot,
para no citar los más conocidos, y esos intentos tenían, bajo muchos aspectos,
el mismo objetivo que debería orientar después a la revolución. Ahora bien, ¿qué distingue las reformas de
las medidas análogas tomadas por los poderes revolucionarios? El hecho de que
las segundas resultaban de la conquista del poder político por una nueva clase.
Allí reside la diferencia esencial entre las reformas y una revolución"…
Inversamente, son fases de una revolución si son la obra de una clase que,
hasta entonces oprimida política y económicamente, acaba de conquistar el poder
político”
Para Rosa Luxemburgo, las reformas no tienen como efecto crear los
“elementos” de la nueva sociedad dentro de la vieja, sino tan sólo mejorar las
condiciones a partir de las cuales la clase que niega a la sociedad existente
acumula fuerzas para liquidar esa sociedad
Al contestar la concepción bernsteiniana, Rosa Luxemburgo (en una línea
que sería retomada más tarde por Lukacs) se plantea precisamente el problema de
si es posible que las relaciones socialistas empiecen a engendrarse aún dentro
del sistema capitalista, del mismo modo como éste se gestó dentro del modo de
producción anterior, ya que tal posibilidad constituye la condición sine qua
non de la transición pacífica
Rosa Luxemburgo niega
enfáticamente que esa posibilidad exista, cuando se trata de la transición del
capitalismo al socialismo
"Es una nota peculiar
del orden capitalista, que en él los elementos de la sociedad futura adquieran
primero, en su desarrollo, una forma que no se acerca al socialismo, sino por
el contrario, se aleja más y más de él"
Kautsky
"Este idilio (Kautsky se
refiere al que proponen los "enemigos del método revolucionario",
RMM) sólo tiene validez si se admite que uno de los términos de la oposición,
el proletariado, es el único cuya fuerza crece, mientras que el otro, la
burguesía, permanece en su situación anterior… Se ve entonces que la burguesía
crece en poder. Cada progreso del proletariado la impulsa a desarrollar nuevas
fuerzas, a inventar y emplear nuevos modos de resistencia y opresión… La lucha
de clases no desaparece, el capitalismo no es absorbido por el socialismo. Muy
al contrario, la lucha se reproduce con una amplitud cada vez mayor; cada
victoria, cada derrota tienen consecuencias cada vez más profundas
Lenin
“Antes del triunfo del proletariado,
las reformas son un producto subsidiario de la lucha de clases
revolucionaria. Después, constituyen, además, en el país en que aquél ha
triunfado (aunque en el plano internacional sigan siendo un producto
subsidiario), una tregua necesaria y legítima en los casos en que es evidente
que las fuerzas sometidas a la máxima tensión no bastaban para dar tal o cual
paso revolucionario”
Lo novedoso está en que Lenin atribuye a las reformas el carácter de
elemento táctico, para ser utilizado por el proletariado victorioso en su
estrategia de transformación revolucionaria de la sociedad. No se ve allí
sombra alguna de los elementos de un nuevo orden social, nada que se parezca a
una "lógica socializante" en el periodo previo a la revolución
Si no lo hacemos así, podemos
llegar hasta donde llega Basso, cuando afirma que "los aumentos salariales
son indudablemente reformas estructurales"( y esto último, para Basso,
implica ya una transición al socialismo)
Como lo señala el "Marx
maduro", citando al "joven Marx" del Manifiesto Comunista,
al cerrar el primer volumen de El Capital, el progreso del capitalismo
se traduce en el crecimiento constante del proletariado, que es el producto
natural de la gran industria. Pero esta lucha no desarrolla una lógica ajena
al capitalismo, ni mucho menos una lógica socialista: el proletariado no es el
agente de un principio lógico (lo que suena más a Hegel que a Marx), él es el
fruto del capitalismo y su condición de existencia. Cada avance del proletariado, cada incremento de su capacidad de lucha,
es también un avance del capitalismo
Medidas como las de defensa de su
salario, por ejemplo, impulsan el sistema a avanzar, a llevar hasta el límite
la acumulación basada en la plusvalía relativa, a enfrentarse en forma siempre
más dramática a la baja tendencial de la tasa de ganancia.
No hay allí ninguna lógica doble: es la propia lógica del capitalismo
la que lo lleva a desarrollar la clase llamada a destruirlo. Pero es
también a través de esas medidas como el proletariado acumula fuerzas y reúne
mejores condiciones para luchar contra la burguesía
El primero, es la razón por la cual Lelio Basso aboga por ese
procedimiento: la preservación del "patrimonio histórico-cultural” legado
por las sociedades anteriores. Se incurre evidentemente en un error: el
ordenamiento jurídico, político y social no es lo mismo que ese patrimonio,
sino más bien uno de los factores que determinan que, en la sociedad
capitalista, la mayor parte de la población esté excluida de su goce. Para poner tan sólo un ejemplo, al suprimir
las trabas que limitan hoy el acceso a la universidad y al marchar en dirección
a la supresión de esa institución, no estará dañando el patrimonio
histórico-cultural; por el contrario, se lo estará poniendo al alcance de toda
la sociedad
III)
Prólogo a “La revolución cubana: una reinterpretación” (Vania Bambirra)
Crítica de Regis Debray bajo el seudónimo de Clea Silva
Distingue una etapa
democrática (antes de la mitad de 1960) y otra socialista en la
RC. Esto implica vierta ambigüedad, la
cual podría llevar a la tesis equivocada de la existencia de una burguesía
revolucionara en algunas naciones de AL.
La etapa democrática de la Revolución cubana, tal como Vania Bambirra la
define aquí, es una dura lucha por el poder, un ingente esfuerzo por afirmar la
hegemonía proletaria en el seno del bloque revolucionario de clases que se
empezará a forjar en el curso de la guerra y por expresarla plenamente en el
plano del Estado
Ejemplos: de cómo el
aparato del Estado fue disputado palmo a palmo y conquistado a través de
medidas tales como la creación de los tribunales militares y el remplazo de
Miró Cardona por Fidel Castro al frente del gobierno; de cómo, a través de las
milicias armadas campesinas y obreras, cuya existencia cobró forma legal con el
estatuto de la
Milicia Nacional Revolucionaria, del 26 de octubre de 1959,
se continuó la incorporación y organización de masas cada vez más amplias de
obreros y campesinos al eje del poder revolucionario —el Ejército
La etapa democrática de la
revolución proletaria no es sino esto: una aguda lucha de clases, mediante la
cual la clase obrera incorpora a las amplias masas a la lucha por la
destrucción del viejo Estado y entra a constituir sus propios órganos de poder,
que se contraponen al poder burgués…La
etapa democrática de la
Revolución Cubana no
es la etapa democráticoburguesa que se ha pretendido erigir en necesidad
histórica de la revolución latinoamericana y que se definiría por sus tareas
antiimperialistas y antioligárquicas. Ella es más bien la expresión de
una determinada correlación de fuerzas, en la cual el poder burgués subsiste
todavía, la clase obrera aún no deslinda totalmente su propio poder para
enfrentarlo definitivamente al poder burgués y la constitución de la alianza
revolucionaria de clases sigue su curso, mediante la incorporación a ella de
las capas atrasadas del pueblo
La confrontación con la experiencia rusa, distinta bajo muchos
aspectos, es aleccionadora. Allí, el desarrollo del poder dual de los obreros,
campesinos y soldados atraviesa una primera etapa de coexistencia con el poder
burgués, que detenta el aparato estatal, pero se distingue claramente de éste,
inclusive en términos de estructuración orgánica; la situación es, pues, distinta a la de Cuba, donde ambos poderes
se confunden en el seno del Estado (Cabe señalar que esa transformación
gradual del Estado cubano nada tiene que ver con las tesis que se plantearon en
la izquierda chilena, respecto a una dualidad de poderes en el seno del Estado,
a raíz de las elecciones presidenciales de 1970)
Las diferencias entre la
democracia proletaria y la democracia burguesa están precisamente en que la
primera suprime esa máquina de opresión: ejército, policía y burocracia, y
asegura "la vida política independiente de las masas, su
participación directa en la edificación democrática de todo el
Estado, de abajo arriba", que la república parlamentaria burguesa"
dificulta y ahoga
Las tareas democráticas que
levanta el proletariado no son tareas de la burguesía ni pueden
ser cumplidas en el marco de la democracia burguesa. Esto es cierto
principalmente para las que se refieren a la democratización del Estado;
recordemos que, aun en su forma más avanzada: la república democrática
parlamentaria, el Estado burgués obstaculiza y ahoga la participación política
de las masas, ya porque restringe las tomas de decisiones a los órganos del
Estado, que se sitúan fuera de cualquier control por parte del pueblo,
Lo que define realmente el carácter de una revolución es la clase que
la realiza. En este sentido, debemos hablar de la revolución proletaria, del mismo modo como
hablamos de la revolución burguesa
Pero no son las tareas
económicas que cumple la revolución lo que determina su carácter —como lo han
sustentado en un estéril debate estalinistas y trotskistas— una vez que, para
realizarlas, el proletariado depende de los compromisos contraídos con sus
aliados y del grado de conciencia de éstos
(Comentario: enfatizar en el hecho de que este planteamiento posee ciertas
reminiscencias sustancialistas, en tanto no se comprende a las clases como un
“efecto relacional”. ¿Cómo puede desarrollarse el planteamiento de Marini sin
caer en el historicismo subjetivista luckacsiano, sin perder de vista el
carácter estructural-relacional de la realidad social?)
La lucha por el socialismo es,
fundamentalmente, una lucha política, en el sentido de que el
proletariado tiene que contar con el poder del Estado para quebrar la
resistencia de la burguesía a sus designios de clase e imponer a los
sectores más débiles de ésta, a las capas medias burguesas, que subsisten
todavía durante un cierto tiempo, una política que destruya sus bases
materiales de existencia
IV) El Estado de la
contrainsurgencia
Más que buscar las semejanzas
y diferencias entre el proceso contrarrevolucionario latinoamericano y el
fascismo europeo— es preferible partir del supuesto de que ambos constituyen formas
particulares de la contrarrevolución burguesa y tratar, pues, de verificar
en qué consiste la especificidad que asume la contrarrevolución
latinoamericana, en especial desde el punto de vista del Estado.
Si no hubieran procedido así, si
hubieran confundido las formas particulares con el proceso general que las
produce
(Comentario: este es un
tema complejo. En un sentido, se puede definir un proceso general que produce
cierto tipo de resultado genérico –e.g. contrarrevolución burguesa-, mas
siempre debe tenerse en cuenta que la forma particular que adopta este
resultado genérico, no es autónoma sino que se deriva de la especificidad
propia de un proceso productor particular, el cual, ahora bien, puede inscribirse
dentro una categoría más procesual más general….El carácter general de este
proceso es definido por Marini de esta manera: “el recurso por la fracción
victoriosa al terrorismo de Estado para doblegar a sus oponentes, desde las
fracciones rivales hasta, y muy especialmente, la clase obrera”)
Contrarrevolución en AL
ese proceso no sólo generó
dictaduras militares, sino que afectó a Estados que no asumieron esa forma. En
este sentido, el primer efecto de la acción de esos factores no es tanto el
golpe brasileño de 1964, como se sostiene, sino las modificaciones que presenta
el Estado venezolano a partir de 1959, bajo el gobierno de Betancourt
a) La
primera vertiente de la contrarrevolución latinoamericana es el cambio
de estrategia global norteamericana, que interviene a fines de los años
cincuenta y principios de los sesenta, y que es implementada decididamente por
el gobierno de Kennedy. Su
principal motivación es el hecho de que Estados Unidos, en tanto que cabeza
indiscutible del campo capitalista, se ve enfrentado a una serie de procesos
revolucionarios en distintas partes del mundo, como Argelia, Congo, Cuba,
Vietnam, que arrojan resultados diferentes pero que hacen temblar la estructura
mundial de la dominación imperialista. Esto se acompaña de la modificación de
la balanza de poder entre Estados Unidos y la Unión Soviética ,
que implica un mayor equilibrio entre ambos. Todo ello conduce al cambio de
planteamiento estratégico norteamericano, que pasa de la contemplación de una
respuesta masiva y global, en un enfrentamiento directo con la URSS , a la de una
respuesta flexible, capaz de enfrentar al reto revolucionario (el cual, en
la perspectiva de Estados Unidos, es siempre un reto soviético) dondequiera que
éste se presentara.
Pero lo más significativo, para lo que nos
interesa aquí es la formulación de la doctrina de contrainsurgencia,
que establece una línea de enfrentamiento a los movimientos revolucionarios a
desarrollarse en tres planos: aniquilamiento, conquista de bases sociales e
institucionalización….En primer lugar, su concepción misma de la política:
la contrainsurgencia es la aplicación a la lucha política de un enfoque militar.
Normalmente, en la sociedad burguesa, la
lucha política tiene como propósito derrotar al contrincante, pero éste sigue
existiendo como elemento derrotado y puede incluso actuar como fuerza de
oposición. La contrainsurgencia, en una perspectiva similar a la del fascismo,
ve al contrincante como el enemigo que no sólo debe ser derrotado sino
aniquilado, es decir destruido, lo que implica ver a la lucha de clases
como guerra y conlleva, pues, la adopción de una táctica y métodos militares de
lucha
la contrainsurgencia, al pretender restablecer
la salud del organismo social infectado, es decir, de la sociedad burguesa bajo
su organización política parlamentaria y liberal, se propone explícitamente el
restablecimiento de la democracia burguesa, tras el periodo de excepción
que representa el periodo de guerra. A diferencia del fascismo, la
contrainsurgencia no pone en cuestión en ningún momento la validez de la
democracia burguesa, tan sólo plantea su limitación o suspensión durante la
campaña de aniquilamiento. Mediante la reconquista de bases sociales, se debe
pues marchar a la fase de institucionalización, que es vista como
restablecimiento pleno de la democracia burguesa.
b) La segunda vertiente de la
contrarrevolución latinoamericana es la transformación estructural de las
burguesías criollas, que tiende a traducirse en modificaciones del bloque
político dominante…. Ello lleva a
que, en el curso de los cincuentas, y aún más de los sesenta, surja y se
desarrolle una burguesía monopólica, estrechamente vinculada a la
burguesía imperialista, en especial norteamericana.
El resultado de ese proceso es la ruptura, el
abandono de lo que había sido, hasta entonces, la norma en América Latina: el
Estado populista, es decir, el “Estado de toda la burguesía”, que favorecía
la acumulación de todas sus fracciones (aunque éstas aprovecharan desigualmente
los beneficios puestos a su alcance). En
su lugar, se crea un nuevo Estado, que se preocupa fundamentalmente de los
intereses de las fracciones monopólicas, nacionales y extranjeras, y establece,
pues, mecanismos selectivos para favorecer su acumulación; las demás fracciones
burguesas deben subordinarse a la burguesía monopólica
Podemos ver cómo las contradicciones
interburguesas no se guían ya, como en el pasado, por intereses divergentes de
la burguesía industrial y agraria, o de las capas inferiores de la burguesía
respecto a su sector monopólico, sino que nacen de divisiones surgidas en el
seno del gran capital, de la propia burguesía monopólica.
Conviene tener presente que no es posible ya, en
estas circunstancias, enmascarar las luchas interburguesas tras justificaciones
de corte nacionalista ni tampoco pretender encauzarlas hacia fórmulas del tipo
frente antifascista, ya que ellas dividen por igual a los sectores burgueses
nacionales y extranjeros que operan en el país y enfrentan a fracciones del
gran capital.
De todos
modos, las contradicciones interburguesas, al agudizarse, exigen espacio
político para poder dirimirse. La centralización rígida del poder
político, en manos de la élite tecnocrático-militar, debe flexibilizarse,
devolver cierta vigencia al parlamento como ámbito de discusión, permitir el
accionar de los partidos y la prensa, para que las distintas fracciones
burguesas puedan desarrollar su lucha. Ello no choca, además, con la exigencia
de que el Estado siga detentando capacidad suficiente para mantener en cintura
al movimiento de masas
c) La
tercera vertiente de la contrarrevolución latinoamericana es el ascenso del
movimiento de masas a que debe enfrentarse la burguesía, en el curso de los
años sesenta
Sin
embargo, por tratarse de sociedades basadas en la superexplotación del trabajo,
en ningún caso ella tiene condiciones para reunir fuerzas suficientes como para
derrotar políticamente al movimiento popular…Como quiera que sea,
las fuerzas contrarrevolucionarias no llegan jamás a un claro triunfo político,
sino que necesitan usar la fuerza para
hacerse del Estado y emplearlo en su beneficio; el terrorismo de Estado,
como método de enfrentamiento con el movimiento popular
A
diferencia del fascismo europeo, que fue capaz de arrastrar a las amplias masas
pequeñoburguesas y de morder incluso al proletariado, ganando allí cierto grado
de apoyo entre trabajadores desempleados y hasta obreros en actividad, la
burguesía monopólica en América Latina no puede pretender reunir verdadera
fuerza de masas, que le permita enfrentar políticamente, en las urnas y en las
calles, al movimiento popular. Por esto, se da como meta el
restablecimiento de las condiciones de funcionamiento del aparato estatal,
aunque sea temporalmente, para poder accionarlo en su provecho. Esto implica
resoldar la unidad burguesa
Para
captar esto, es necesario ir más allá de la mera expresión formal del Estado,
siendo que, siempre que encontremos ciertas estructuras, funcionamiento y
coparticipación entre Fuerzas Armadas y capital monopólico, estaremos ante un Estado
de contrainsurgencia, tenga éste o no la forma de una dictadura militar.
Anatomía
del Estado de la contrainsurgencia
Hipertrofia del poder ejecutivo, a través de sus
diversos órganos, respecto de los demás; no se trata, sin embargo, de un rasgo
que lo caracterice respecto al moderno Estado capitalista. Más bien esa distinción debe buscarse en la existencia de dos ramas
centrales de decisión dentro del poder ejecutivo. De un lado, la rama
militar, constituida por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas… De otro
lado, la rama económica, representada por los ministerios económicos,
así como las empresas estatales de crédito, producción y servicios, cuyos
puestos clave se encuentran ocupados por tecnócratas civiles y militares. Así, el Consejo de Seguridad Nacional
es el ámbito donde confluyen ambas ramas, entrelazándose, y se constituye
en la cúspide, el órgano clave del Estado de contrainsurgencia.
Los tecnócratas civiles y
militares, que se ocupan de la gestión del Estado, no son más que la
representación política del capital, y en tanto que tal no cabe especular sobre
su autonomía, más allá de lo que se puede hacer con cualquier representación
política respecto a la clase que representa; en otros términos, es
profundamente erróneo calificar a esa tecnocracia como burguesía estatal,
en el mismo plano que la clase burguesa propiamente dicha. Del mismo modo, la fusión de los intereses corporativos de las Fuerzas
Armadas y de la burguesía monopólica no debe oscurecer el hecho de que esta
última representa una fracción propiamente capitalista de la burguesía mientras
que las Fuerzas Armadas (o, para ser más preciso, la oficialidad) no es sino un
cuerpo de funcionarios cuya voluntad económica y política es rigurosamente la
de la clase a que sirve
Finalmente, es necesario tener
presente que, aunque el Estado de contrainsurgencia sea el Estado del capital
monopólico, cuyas fracciones constituyen hoy el bloque en el poder, no excluye
la participación de las demás fracciones burguesas, así como en su reproducción
económica el capital monopólico crea constantemente para los demás sectores
capitalistas condiciones de reproducción
(Comentario: esto se liga a lo afirmado por Cueva; el carácter más
impersonal de las “nuevas” dictaduras latinoamericanas está dado por el hecho de
que el capital monopólico representa de mejor manera al “capital en general”)
En otro plano, junto a un reforzamiento constante
de la Unión Soviética ,
que ha logrado mantener el equilibrio militar con Estados Unidos, se ha
verificado un notable avance de las fuerzas revolucionarias en diferentes
partes del mundo. El punto crítico de la
crisis económica, a mediados de esta década, coincidió con grandes victorias
del movimiento revolucionario en África, particularmente Mozambique y Angola, y
en Asia, con la derrota espectacular de Estados Unidos en Vietnam, al mismo
tiempo que, en la misma Europa, las fuerzas populares lograban significativos
avances en Portugal, España, Italia y Grecia, e incluso en bastiones
imperialistas como Francia.
Democratización limitada, que apunta a lo que los
teóricos del Departamento de Estado norteamericano han llamado “democracia
viable” y, aún más precisamente, “democracia gobernable”… la política de
Carter. Éste ha asumido el gobierno con el propósito explícito de restaurar la
legitimidad del sistema de dominación dentro de la sociedad norteamericana
La primera es la polarización de las relaciones
con el campo socialista, centralizándolas en Europa; la segunda, la desconflagración o el enfriamiento de las zonas
periféricas “calientes”…. , hasta la
revisión de la doctrina de contrainsurgencia, que pretende limar sus aspectos
más ásperos y adecuarla a las nuevas condiciones de la lucha de clases.
Abandonando la noción simplista de la
infiltración externa, los nuevos
teóricos del imperialismo norteamericano, salidos de la Comisión Trilateral ,
como Huntington, ven el problema como resultado de descompensaciones, de
desequilibrios que afectan al Estado en la moderna sociedad capitalista, como
resultado de las presiones mismas de las masas, en sus esfuerzos por mejores
condiciones de vida. Esto que es válido ya no sólo para los países
dependientes, sino para los mismos países capitalistas avanzados, los lleva a
plantearse el problema de la “gobernabilidad de la democracia
V) Economía y
democracia en AL
En los debates que se libran actualmente en
América Latina sobre la democracia, esta es entendida esencialmente como
una forma de organización del Estado, que garantiza los derechos de los
ciudadanos y les asegura mecanismos de intervención en la designación de los
gobernantes y, por esa vía, en la opción por determinadas políticas.
La participación directa en la determinación de esas políticas y, en
particular, de las que, afectando a la economía, determinan las condiciones
materiales de vida de la población es algo que no ha llegado a plantearse
prácticamente.
En otros términos, la discusión en nuestros
países ha tendido, sino a confundir, por lo menos a yuxtaponer liberalismo y
democracia. Esta es tomada en tanto que algo adjetivo, un conjunto de
procedimientos y mecanismos capaces de calificar y, en ciertos casos, corregir
el liberalismo, sin considerar que se trata de elementos conceptualmente
diferentes.
Se trata
de una concepción equivocada y estrecha, que no distingue de manera suficiente
lo que es esencial a ambos conceptos
Cabe señalar que, al considerar la teoría política burguesa, se suele
tomarla como un todo relativamente homogéneo, producto de contribuciones
parciales llevadas a cabo por distintos pensadores. De hecho, ella presenta tres vertientes claramente diferenciadas y en
una amplia medida contrapuestas
Aunque para Hobbes, Locke y Rousseau la soberanía sea, por definición,
atributo esencial del pueblo, los tres difieren respecto a la capacidad de delegación de que puede ser
objeto el Estado: esa capacidad es absoluta para Hobbes, limitada y
condicional para Locke y prácticamente nula para Rousseau. Es por ello que, mientras Hobbes ve a la
sociedad civil desamparada ante el Estado, Locke (y, después de él,
Montesquieu) busca circunscribir la acción y cohibir los abusos del Estado,
mediante la separación de sus poderes y las limitaciones y controles que éstos
ejercen entre sí.
En los extremos, se encuentran Hegel y Rousseau. Hegel ve al Estado… recupera, con ello, el
totalitarismo hobbesiano y reduce la división de poderes del Estado a un mero
expediente funcional. Rousseau, a su vez, aunque radicalmente opuesto a
la vertiente autoritaria, rechaza igualmente el liberalismo, al concebir un
Estado comisario, simple ejecutor de la soberanía que el pueblo ejerce
directamente como voluntad general y de la cual la ley es la expresión.
González
Casanova define al Estado como el poder de disponer de la economía y, está, sin
duda, en lo cierto. Sin embargo, la exactitud de ese concepto varía
considerablemente, según la vertiente de la teoría burguesa desde la cual nos
situemos.
Para el
liberalismo, ese poder sufre una grave limitación. Es así como Locke
subordina esa capacidad de disposición a lo que representa, desde su punto de
vista, el derecho fundamental del individuo: la propiedad privada. En efecto,
para él, la propiedad privada antecede al pacto social que da origen al Estado,
quedando pues fuera de su competencia
Ello no está presente para nada en la concepción
autoritaria del Estado que plantea la teoría burguesa. (Hobbes y Hegel, por
ejemplo)
Pero tampoco lo está, y esto es lo importante, en
la corriente democrática burguesa, que tiene en Rousseau su principal
representante…. La solución residiría
pues en el establecimiento de la perfecta igualdad entre los productores, vale
decir una sociedad de pequeños productores, sobre cuya base se haría posible el
ejercicio de la democracia directa.
Así, si Hobbes subordina la economía a la
política y Hegel subsume una en la otra, Rousseau las vuelve idénticas en la
práctica cotidiana de la ciudadanía. Señalemos,
sin insistir en ello, que Marx se acercará considerablemente a la identidad
rousseauniana, aunque sobre una base radicalmente distinta: la propiedad
individual basada en la propiedad colectiva de los medios de producción.
Divididos y dispersos, presionados por la
atención a sus necesidades inmediatas de supervivencia, los individuos han ido
perdiendo su identidad de clase y encuentran cada vez más dificultades para
lograr un accionar común, en un ambiente de deterioro de sus condiciones de
vida, de corrupción y delincuencia. (Comentario:
reflexionar a cerca del fenómeno de la delincuencia como expresión de
pérdida de la identidad y la solidaridad de clase –delincuencia intraclase-.
Así también, enfatiza en el hecho de que el discurso de la delincuencia no es
más que una estrategia del capital para fragmentar a las clases
dominadas-explotadas)
Más allá de la confusión que introducen conceptos
como el de democracia política y democracia económica, se hace necesario
entender a la democracia como una forma de organización política que atribuye a
la ciudadanía el derecho fundamental de disponer de la economía
VI) Crisis post 1970
Sin embargo, los análisis de la
crisis: a) no han considerado oportunamente el hecho de que esa crisis no era
sólo del mundo capitalista, sino que se había convertido en un proceso
verdaderamente mundial; b) se enfocaron al estudio de las estrategias de
recuperación en relación al mundo capitalista en sí; y c) prescindieron en su
mayoría de un examen serio de lo que pasaba en el mundo socialista.
1era Fase (desde finales de los 60’s hasta principios de los 80’s)
Durante esa fase, se mantuvo estable el
crecimiento de los países socialistas y se aceleró en ellos el avance de la
industrialización. Es así como,
frente a un aumento medio anual de 3.9% de la producción mundial, en la década
de 70, la URSS y
Europa Oriental crecieron a una tasa media anual de 5%; paralelamente, su
participación en la producción industrial mundial, que era de 18.6% al comienzo
de la década de 1970, llega a casi un cuarto en 1980. Sin embargo, cabe
observar que en la URSS ,
durante los 70s, la expansión económica pierde velocidad en relación a la
década anterior: 7.1% anual en los 60 y 5.6% en los 70.
El resorte del crecimiento de
los países dependientes y del bloque socialista europeo fue, precisamente, la
crisis que vivían los centros capitalistas. Implicando allí una sobreacumulación de capital, ella provocó la
búsqueda de nuevos campos de inversión y dio lugar a grandes flujos de
inversión en dirección a esos países… Es lo que explica el notable
crecimiento de países como la RDA
o Polonia, así como la cristalización del fenómeno subimperialista o, si se
prefiere, de los llamados NICs (nuevos países industrializados)
2da Fase (principios de los 80’s -crisis 1982-, a principios de los
90’s)
La recesión de comienzos de los 80 arrastró también, por primera vez, a
los países socialistas, a excepción de China. La expansión de los 70
cobraba ahora su precio: realizada sobre la base de la extensión de sus parques
productivos, sin mayor innovación tecnológica, y en dependencia creciente del
mercado mundial, esos países se vieron a brazos con estructuras productivas
obsoletas y una onerosa deuda externa. Su
participación en el comercio internacional los enfrentó a una aguda competencia
con los países dependientes, particularmente los NICs, centrándose
principalmente en líneas de intercambio caracterizadas por exceso de oferta y
precios bajos
La segunda mitad de la década de 1980 presenta, como señal distintiva,
la reafirmación creciente del poderío y prestigio del capitalismo central,
frente a una Europa socialista en crisis y los esfuerzos de reconversión de los
países dependientes
Las tasas de ganancia presentan una doble característica: por un
lado, una sensible recuperación, que las
pone en su nivel histórico (cercano al 20%), y por otro, la supresión de las
tasas exageradas de Japón, que apuntaban claramente a la obtención de
ganancias extraordinarias, conquistadas sobre la base de diferencias
tecnológicas extremadas.
Un rasgo saliente de la llamada
economía capitalista posindustrial es la coexistencia de altas tasas de
inversión con niveles también elevados de desempleo. La comparación entre Japón y Alemania, o toda Europa, muestra, una vez
más, que el problema no puede achacarse simplemente a la tecnología en sí, sino
principalmente a las relaciones sociales. En efecto, pese a su alto grado de
modernización tecnológica, el crecimiento del desempleo en la expansión es
menos intenso en Japón que en los otros.
La participación de los países
dependientes en el valor de las exportaciones mundiales, que había evolucionado
del 18.4% en 1970 para el 28.6% en 1980, cae en 1986 para el 20.6%. Para ello,
concurrió el abaratamiento de precios de los bienes exportados por los países
dependientes y socialistas a los centros capitalistas, haciendo con que, para
éstos, el valor unitario disminuyera en casi un quinto y permitiéndoles, pues,
con el mismo monto en dinero, comprar más 20,5% de bienes físicos
3era Fase (desde principios de los 90’s, Guerra del Golfo)
La guerra del Golfo representó
la culminación de la estrategia de poder puesta en práctica por Estados Unidos
a partir de 1980, la cual había ya engendrado acontecimientos como las
intervenciones en El Salvador, en Granada y en Panamá, así como la extensión de
la presencia militar norteamericana a países de Sudamérica, so pretexto de
combatir el narcotráfico
Él iria (Gorbachov) aún más lejos
al votar, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la resolución que
dejó campo libre a Estados Unidos para intervenir militarmente en el Golfo
Pérsico
A diferencia de lo que pasara en las intervenciones anteriores, Estados
Unidos logró en ésta poner tras de sí al conjunto de los países imperialistas…
Se afirmó como única superpotencia mundial, ratificando la división del trabajo
que, desde la segunda guerra, había impuesto en el campo imperialista (al
llamar así las tareas dichas de defensa)…
Con ello, avanzó en el sentido de configurar un sistema mundial que combina, de
un lado, la multipolaridad económica y política y, del otro, su supremacía
militar.
La tendencia de ese nuevo sistema
mundial es expresarse a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
que se configura como una especie de órgano ejecutivo, dominado por los cinco
países que tienen allí asiento permanente y poder de veto al lado de un
parlamento formado por la
Asamblea General , cuyas decisiones no tienen carácter
imperativo. La Corte
de La Haya ,
también sin poder resolutivo, flanquea esa estructura, inspirada en la doctrina
política burguesa
Elemento central es en ello el tema del gobierno mundial. En este
plano, la clave está en la democratización de la ONU , que comprende, entre otros puntos: carácter
imperativo para las resoluciones de la Asamblea General
y los dictámenes de la Corte
de La Haya ;
elección por la
Asamblea General de todos los miembros del Consejo de
Seguridad, así como de las directivos de las organizaciones especializadas
(UNESCO, FAO, etc.); limitación de los poderes y privilegios del Consejo de
Seguridad, con el término del derecho de permanencia y de veto, la institución
del principio de rotatividad para todos los cargos y la fijación de mandatos
anuales; competencia exclusiva de la Asamblea General
(si necesario, en convocación extraordinaria) para la adopción de medidas que
impliquen bloqueo económico, acción militar o cualquier tipo de violación del
principio de no intervención en los países miembros.
El capitalismo dependiente
representa, en ese contexto, un tipo de capitalismo en el cual, dadas las
relaciones de clases que allí se establecen, basadas en la superexplotación del
trabajo, las contradicciones se hacen más agudas, configurándolo pues como el "eslabón
débil" del sistema. Es por ello que
a más desarrollo capitalista dependiente, más contradicciones sociales y mayor
desarrollo de la lucha de clases
VII) El Brasil Neoliberal
Estamos convencidos de que,
todavía por un tiempo, el Estado nación seguirá siendo un factor determinante
en la vida económica y social de los pueblos. Basado en:
“A medida que se ha intensificado
la mundialización de la competencia, no faltan quienes han empezado a atribuir
un papel más reducido a las naciones. Antes al contrario, la
internacionalización y la eliminación de la protección y de otros factores de
distorsión de la competencia es perfectamente razonable decir que si en algo
han afectado a las naciones ha sido para hacerlas más importantes". Porter, M. E., La ventaja
competitiva de las naciones
Tasas múltiples de cambio: es una herramienta para desarrollar la
economía nacional en función de una política de importaciones selectiva, que
discrimina entre los diferentes bienes que ingresan al país, para privilegiar
aquellos susceptibles de desarrollar en mayor medida la estructura productiva
El ingreso de capital extranjero bajo la forma de mercancía (maquinaria y materias primas), permite a la
economía nacional reducir costos en sus importaciones destinadas a desarrollar
la estructura productiva, ya que la misma omite una de las transformaciones del
ciclo del capital (la transformación a capital-dinero)
Brasil no renunciara a su propósito de lograr financiamientos públicos
para su política nacionalista y estatizante. Cambiando de táctica para
ubicarse en el plan multilateral, volvió a la carga en 1958 (con Kubitschek),
mediante la llamada Operación Panamericana (OPA), destinada a obtener el
deseado Plan Marshall. La respuesta
del gobierno norteamericano fue empero la Alianza para el Progreso, mediante la cual
Estados Unidos sostuvo su política de vincular las posibilidades de desarrollo
de la región con las facilidades por ella otorgadas a sus capitales privados
(así como también se le da una dimensión más asistencialista a esta política)
La política liberal de la
dictadura brasileña opera en armonía con los cambios que se verifican en la
economía mundial, de los que cabe destacar la exacerbación de la competencia
entre los grandes centros por mercados y campos de inversión, junto al
predominio de los flujos de capital financiero respecto a la inversión directa….los seguidos déficits de la balanza de pagos
norteamericana crearon una enorme disponibilidad de dólares en el mercado
internacional, llevando a que la cantidad de dólares-billete en circulación
pasara de 6.4 a 35.7 mil millones, entre 1949 y 1968, quedando la mayor parte
de esa masa en manos de los bancos privados
Por otro lado, desde 1968, las luchas libradas
en Brasil por el gran capital industrial y financiero para imponer su política
a sectores desplazados de la gran y mediana burguesía, así como a la clase
media y a las masas trabajadoras, llevaron a un segundo golpe de Estado,
consubstanciado en el Acta Institucional número 5, que puso al Estado enteramente
a su servicio. En ese contexto, se pasa de una política marcadamente
liberal a una nueva política proteccionista, sólo que ahora centrada en la promoción de exportaciones (de bienes
manufacturados, lo cual difiere del tipo de industrialización que llevó a cabo
el país hasta 1964, el cual se caracterizaba por un capital industrial –tanto
extranjero como nacional- cuya base de realización estaba en el mercado
interno)
Además de la unificación de la
tasa de cambio, la práctica de un cambio flexible (que condujo a las
minidevaluaciones) y de medidas administrativas, como la desburocratización, la
promoción de exportaciones se basaba fundamentalmente en incentivos fiscales y
facilidades de crédito
La
política de formación de grandes saldos comerciales es causa directa de la
inflación, aunque más no sea porque representa la transferencia de parte de la
riqueza creada al exterior, sin que disminuya la masa monetaria en la misma
proporción. En efecto, el gobierno, que
ha estatizado la deuda externa, es forzado a adquirir los ingresos cambiarios
que servirán a la transferencia de fondos, pero no es capaz de impedir que esos
ingresos no se traduzcan en moneda nacional a disposición de los particulares….
De ello resulta un déficit presupuestario que, deflacionado, se ha acercado, en
los años de mayor sangría, a los 8% del PIB. Para cubrir ese déficit, el gobierno echa mano de la emisión de moneda
y títulos públicos de rescate inmediato, con lo que vuelve efectiva la
existencia de una masa monetaria sin contrapartida real, que presiona la
demanda interna y repercute sobre los precios….Mediante ese procedimiento,
el gobierno crea el espacio y las condiciones para que parte del capital
dinerario se vuelque a la más desenfrenada especulación y vuelva a presentarle
al gobierno todos los días una factura más abultada. Por esa vía, se llega al punto en que la deuda pública interna total
alcanza una proporción superior a 20% del PIB, rindiendo a los detentadores de
títulos públicos intereses anuales del 40% en términos reales
VIII) Crisis del desarrollismo
Cepal: agencia de difusión de la teoría
del desarrollo que se planteara en Estados Unidos y Europa, al término de la
segunda guerra mundial. Esa teoría tenía, entonces, un propósito definido:
responder a la inquietud y la inconformidad manifestadas por las nuevas
naciones que emergían a la vida independiente, a raíz de los procesos de
descolonización, al darse cuenta de las enormes desigualdades que
caracterizaban a las relaciones económicas internacionales.
La idea de que
este corresponde al desdoblamiento del aparato productivo, en función de la
conocida clasificación en tres sectores: primario, secundario y terciario. Para
explicar porqué son los países avanzados aquellos en los cuales ese
desdoblamiento se ha realizado plenamente, se toma al proceso de desarrollo
económico que ha tenido lugar en los países capitalistas avanzados como un
fenómeno de orden general y se sostiene que la posición que ellos ocupan en el
contexto internacional corresponde al estadio superior de un continuum evolutivo.
Las distintas economías que integran el sistema internacional se ubicarían en
fases inferiores del mismo proceso, enmarcadas en un esquema dual:
desarrollo-subdesarrollo
El proceso de
modernización, además de traer consigo la posibilidad de tensiones y crisis, se
manifestaría durante cierto tiempo mediante una situación de dualidad
estructural, que opondría un sector moderno al sector tradicional de la
sociedad en cuestión. El tema de la
modernización y la noción de dualismo estructural inspiraron el grueso de la
producción sociológica y antropológica de ese período
Así, el subdesarrollo se definiría a través de
una serie de indicadores: producto real, grado de industrialización, ingreso per
capita, índices de alfabetización y escolaridad, tasas de mortalidad y
esperanza de vida, etc., destinados a clasificar a las economías del sistema
mundial y a registrar su avance en la senda del desarrollo.
Los
inconvenientes de esa metodología son evidentes. Al ser esencialmente
descriptiva, no posee cualquier capacidad explicativa. El resultado a que
arriba es una perfecta tautología: una economía presenta determinados
indicadores porque es subdesarrollada y es subdesarrollada porque presenta esos
indicadores. Girando en círculo, el análisis no puede aspirar sino a
establecer correlaciones verificables, que no arrojan de por sí ninguna luz
sobre las cuestiones referentes a causa y efecto.
Política
exterior yanqui en el mundo de la posguerra:
Destaque
especial merece la creación de comisiones económicas regionales, subordinadas
al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y con asiento en Europa,
Asia y el Lejano Oriente, y América Latina…
En realidad, la misión fundamental atribuída a esas comisiones fue la de ser
agencias de elaboración y difusión de la teoría del desarrollo, en el contexto
de la política de domesticación ideológica
A diferencia, pues, de otras agencias similares, la Cepal , al constituirse, se
vincula a la realidad interna de América Latina y expresa las contradicciones de
clase que la caracterizan, incluso las contradicciones interburguesas. Más que eso, ella será instrumentalizada
por la burguesía industrial… a Cepal, partiendo de la teoría del
desarrollo, en los términos en que había sido formulada en los grandes centros,
introduzca en ella cambios que representarán su contribución propia, original,
y que harán del desarrollismo latinoamericano un producto sí, pero no un simple
calco de la teoría del desarrollo.
La contribución
más importante de la Cepal
es su crítica a la teoría clásica del comercio internacional
Países
“desarrollados”: el alza de la productividad de allí resultante no sería transferida
plenamente inmediatamente a los precios de los bienes que esos países exportan,
llevando a que, en el comercio internacional, esos precios se mantuvieran en un
nivel elevado. En consecuencia, se
favorecería la traslación de riqueza de la periferia subdesarrollada al centro
desarrollado.
La verdad es
que, captando correctamente el fenómeno empírico del deterioro de los términos
de intercambio, la Cepal
lo interpretaba mal: tarde o temprano, el aumento de la productividad y la
consiguiente reducción de los costos tienen que transferirse a los precios,
salvo si se verifican situaciones anormales en el mercado mundial
Como quiera
que sea, con su esquema centro-periferia, es decir, al tomar como punto de
partida analítico a la economía mundial y las relaciones que allí se
desenvuelven entre las economías nacionales, la Cepal iba mucho más allá de
la teoría del desarrollo y aseguraba para el conjunto de sus tesis una validez
de principio, hasta entonces privilegio exclusivo de la teoría marxista del imperialismo.
De hecho, la afirmación de Prebisch en el sentido de que "el desarrollo
económico de los países periféricos es una etapa más (...) en el proceso de
desarrollo orgánico de la economía del mundo" [4]
hace recordar irresistiblemente a Bukharin
Esta tesis: la del desarrollo autónomo,
constituye una de las marcas registradas del pensamiento cepalino.
Otro
elemento-clave: la concepción del Estado como algo situado arriba de la
sociedad y capaz de dotarse de una racionalidad propia
El sector
manufacturero no se había preocupado de conquistar mercados exteriores y
destinaba toda su producción al mercado interno, lo que quiere decir que seguía
dependiendo del sector primario para la obtención de las divisas necesarias a
la adquisición de los bienes intermedios y de capital que su expansión
demandaba. Por esa vía, la industria
—que la Cepal
anunciara como la palanca del desarrollo autónomo— no hacía sino impulsar la
reproducción ampliada de la relación de dependencia de América Latina respecto
al mercado mundial, sin conducirla hacia una efectiva superación
Sus ganancias
se habían obtenido en el mercado interno, realizándose pues en moneda nacional;
pero, para hacerse efectivas y, pues, susceptibles de reintegración al
patrimonio de la matriz extranjera, deberían poder convertirse en moneda
internacional, lo que exigía divisas a ser sustraídas del monto realizado en
las transacciones externas. En otras palabras, lo que sirviera para ampliar
la capacidad para importar de América Latina mostraba ser ahora un factor de
limitación
Para completar
el cuadro, la preservación de la vieja estructura agraria y la concentración de
las inversiones en la industria provocaron un descompás entre la oferta de
alimentos y el crecimiento urbano, impulsando los precios agrícolas hacia
arriba y desatando la inflación.
En 1965, Celso Furtado se empeña en demostrar que
la economía latinoamericana tiende estructuralmente al estancamiento: este no
sería, pues, causado por esta o aquella política económica —lo que absolvía a la Cepal — sino que resultaría
de la dinámica misma de las estructuras económicas existentes en la región,
marcadas por el sello del dualismo… Cabe señalar que Furtado flexibiliza su rígido
modelo estructuralista, al considerar también a la política exterior de Estados
Unidos y la acción de las empresas multinacionales como factores negativos para
el desarrollo latinoamericano. Más que
ello, en un rompante de radicalización política, plantea la posibilidad
de superar las determinaciones estructurales que ha detectado en su análisis
mediante la práctica de un socialismo de corte nacional, estatal y
tercermundista:
Aníbal Pinto produce un texto de
notable agudeza (en 1965), en el que recurre ampliamente a la contribución de
renombrados marxistas, como Baran, Sweezy, Dobb, Bettelheim, Nove y Wright
Mills.
El punto de partida de Pinto es la noción de que,
en la fase que la Cepal
llama de "desarrollo hacia adentro", vale decir, de industrialización,
la dualidad estructural se modifica:
Por una parte (...) la separación entre
los polos es menos nítida que en el otro modelo (del "desarrollo hacia
afuera", RMM) y no corresponde a una simple dicotomía sectorial. Dentro de
cada una de las actividades principales —primarias, secundarias y terciarias—
se establece una especie de `corte horizontal', que divide las capas modernas
de las tradicionales o estancadas.
Por otro
lado, los desniveles entre ambos universos parecen ser con frecuencia mucho más
pronunciados
Planteada en
estos términos, queda poco de la confianza que depositara la Cepal en las virtudes
intrínsecas del desarrollo económico capitalista para asegurar el progreso y la
justicia social en América Latina. El
desencanto de Furtado lo lleva a radicalizar sus proposiciones y a confiar al
socialismo la tarea de romper la tendencia innata del capitalismo
latinoamericano al estancamiento. Bajo su aparente moderación, la
conclusión de Pinto es igualmente desesperada: ante el cariz perverso que ha
asumido el capitalismo latinoamericano, cabe al Estado coartar la expansión del
sector moderno, o sea, actuar contra el propio desarrollo económico, en los
términos en que la Cepal
lo había concebido
Autores:
Prebisch, Aníbal Pinto, Celso Furtado
Hito iniciático: informe Económico de América Latina de 1949
IX) Técnica y
empleo
La idea muy
difundida por los economistas desarrollistas de la conveniencia de utilizar
técnicas llamadas "no ahorradoras de mano de obra", o sea que implican un uso más
extensivo de la fuerza de trabajo, como medida eficiente para enfrentar el
problema del desempleo, tan agudo en nuestros países. Esta tesis implica un error teórico y tiene una consecuencia
política importante… Tiene
una consecuencia política peligrosa, ya que renunciar a la técnica superior
para combatir el desempleo nos condenaría a un subdesarrollo tecnológico
permanente, frente a los países capitalistas más desarrollados.
Pienso que ahí hay un error fundamental. A
mi modo de ver, la técnica sí es un elemento neutral, los resultados que
arroja no modifican las relaciones sociales sino, que, inversamente, dependen
de éstas. La técnica es neutral si la entendemos en el siguiente sentido:
La técnica tiene necesariamente que reducir
el gasto en fuerza de trabajo: el hecho de que signifique o no ahorro de
trabajadores ya es otro problema, que, como vamos a ver, está vinculado con el
tipo de relaciones sociales, en el marco de la formación social en la cual
se desarrolla y se implementa el progreso técnico; pero el ahorro en fuerza de trabajo es siempre un elemento fundamental
para medir el progreso técnico
La visión de
la burocracia como resultado simplemente del crecimiento y de la complejidad de
las estructuras de producción, lejos de ser una idea marxista, se aproxima más
a la concepción de Max Weber.
En segundo lugar, la técnica sólo determina
cierto tipo de consecuencias de carácter social, como por ejemplo el proceso de
burocratización, o la enajenación de trabajadores respecto al proceso de
trabajo, en el marco de condiciones sociales dadas
Las
variables que determinan el empleo, en el marco de la sociedad capitalista, son
básicamente tres: 1) el volumen o la masa de inversión; 2) lo que podemos
llamar, en la terminología marxista, de composición orgánica de capital, es
decir la relación que se establece en la inversión o el capital acumulado,
entre lo que son las materias primas y equipo, por un lado, y la fuerza de
trabajo, por otro; y 3) el grado de explotación de la fuerza de trabajo.
Existen variaciones
en la composición técnica que no se derivan directamente del progreso técnico,
de modificaciones en la técnica: baste tener presente que el nivel de la
composición técnica del capital tiende, en una esfera como la agricultura, a
ser más bajo, exigiendo menos materia prima, menos maquinaria y equipo que en
la industria.
Cuanto más alejado de la naturaleza esté el proceso de producción, más será
influido el nivel de inversión por la composición técnica; cuanto más cerca de
la naturaleza, menos determinante es la composición técnica
Es en el marco de
la composición orgánica del capital, o sea en la relación entre composición de
valor y composición técnica, donde tenemos que considerar la técnica como tal,
es decir, las modificaciones en el progreso técnica… en la composición orgánica,
intervienen otros elementos además de la técnica misma y, por lo tanto, que la
técnica es sólo uno de los factores que determinan el nivel de empleo
De
hecho, la técnica afecta directamente la
productividad del trabajo, en tanto que el obrero, con el mismo gasto de
fuerza de trabajo y en el mismo tiempo, producirá una cantidad mayor de
bienes. Ahí reside fundamentalmente la diferencia con la intensidad del trabajo, que hace referencia, sobre la misma base
técnica, a un proceso de aceleración del ritmo de trabajo, que está implicando
un gasto mayor, un desgaste mayor de la fuerza de trabajo… Sin
embargo, aunque los adelantos técnicos impliquen mayor productividad del
trabajo, crean también condiciones para incidir sobre la intensidad del trabajo
Es
por esa razón, que en la determinación
del empleo, junto con esas variables que mencioné antes: la masa o el volumen
de la inversión y la composición orgánica del capital, el elemento clave es el
tercero: las condiciones de
explotación. Son ellas, en última
instancia, las que decidirán si los cambios en cuanto a la acumulación de
capital y en cuanto al progreso técnico implicarán o no desempleo.
La
forma principal de la inversión extranjera en América latina era la inversión
directa o sea, la inversión directamente productiva, hecha en general por las
grandes corporaciones industriales internacionales , con miras sobre todo a la
explotación de las posibilidades y potencialidades del mercado interno, o sea,
del mercado nacional. Desde fines de los
años 60, y más aún en el curso de los años 70, la forma principal de la
inversión extranjera es la forma financiera: los préstamos y financiamientos;
ya no se trata de transferencia de un capital que prácticamente no pierde su
forma productiva [2],
sino de un movimiento de capital dinero
Pero,
sin duda alguna, el endeudamiento ha sido sobre todo un mecanismo para atraer
el capital extranjero y convertirlo en capital productivo… Cuanto más dinámicos los países latinoamericanos en el último período,
tanto más ha crecido su deuda externa.
Una segunda
transformación, en la fase actual en América Latina, es el cambio de forma en
la transferencia de tecnología. En el marco de la fase anterior, la etapa
de los años 50 hasta fines de los 60, la forma principal de inversión
extranjera había sido la inversión directa, que implicaba ella misma una
transferencia directa de tecnología por parte de la empresa del país más avanzado,
que se hacía mediante la transferencia de paquetes tecnológicos integrales,
aplicables al proceso de producción que se trataba de promover… La realidad es
que esos paquetes tecnológicamente completos presentaban un cierto desfase en
cuanto al grado de desarrollo respecto a la tecnología existente en los
centros… Es evidente que se
creaba un gran desfase tecnológico, que no permitía a países como Brasil y
México aspirar seriamente a la salida de su producción al mercado mundial; la
producción era hecha fundamentalmente con miras a las potencialidades del
mercado interno.
Hoy
día, lo que se observa, es una sensible homogeneización tecnológica en
la industria automotriz (sigo tomándola como ejemplo). Su nivel tecnológico se
va uniformando en los países dependientes y en los países centrales, pero ya no
se trata de producir enteramente un 100 o 90 % del automóvil en el país para el
consumo local, sino producir sus partes en diferentes países, convergiendo a lo
que las firmas automotrices llaman hoy día el "auto mundial".
Las
implicaciones para América Latina pueden captarse desde distintos aspectos:
a)
la implantación y desarrollo de la industria automotriz se concibió, en los
años cincuenta, en los tres países considerados, como uno de los soportes clave
para una estrategia de desarrollo nacional. ¿Podrá seguírsele
atribuyendo ese papel a una rama industrial totalmente internacionalizada?... No hace mucho el señor Meil
Goldschmidt, secretario de Transporte de Estados Unidos, calificó a la crisis
de la industria automotriz norteamericana como una amenaza a la seguridad
nacional de su país;
cabe preguntar si los cambios que se observan en la industria automotriz
mundial y su impacto en México, Brasil y Argentina, los tres grandes centros
productores de América Latina, no interesan también a la seguridad nacional de
esos países;
Un
último aspecto a considerar es que, sobre la base de la restructuración
internacional, la industria automotriz trata de superar la presente crisis y
entrar en nueva fase expansiva, sin modificar en lo esencial su planteamiento
básico: la producción de autos individuales, ahora menores y más económicos,
por sobre la producción de medios de transporte colectivo
X)
El Estado en AL
La primera tiene
que ver con los modos de participación de la sociedad en las estructuras y en
el ejercicio del poder, es decir, con la democracia. La segunda, con la capacidad
de esa sociedad para formular e implementar políticas atendiendo a sus propios
intereses, lo que atañe a la autonomía y, por ende, la dependencia. (Comentario: en ambos postulados se hace
de la sociedad sujeto, entidad portadora de intereses -¡son las clases las que
transparentan intereses!-. Asimismo, se atiende a la sociedad como realidad
externa al poder, en el cual “participa” ¿?)
La experiencia
de los pueblos latinoamericanos les ha enseñado que la concentración de poderes
en manos del Estado, cuando éste no
es suyo, apenas lo refuerza en tanto que máquina de opresión de la burguesía. Debilitarlo hoy, restarle fuerza económica
y política interesa, pues, al movimiento popular, siempre que ello implique
transferencia de atribuciones y riqueza no a la burguesía, sino al pueblo… Respecto
a las privatizaciones, el movimiento popular —sin perder de vista que la
propiedad pública siempre es más permeable a sus demandas que la privada—
El movimiento
popular ha avanzado considerablemente en su capacidad de concretar alianzas y
aglutinar amplios sectores de la población. Desde fines de los 80, los procesos electorales, en México, en Brasil,
en Argentina, en Perú, en Venezuela, han mostrado un claro avance de las
fuerzas progresistas. El que, en la mayoría de los casos, los gobiernos
resultantes de esos comicios hayan asumido la defensa de intereses ajenos al
pueblo es harina de otro costal. Ello ha implicado un divorcio creciente entre
las élites políticas y las masas, llevando a que el proyecto
democrático-liberal se vuelva cada vez más cuestionado
La capacidad de los países
latinoamericanos para autodeterminarse, conviene recordar que, en los 70s, la
declinación del poderío norteamericano, vis-à-vis del bloque
socialista y de los otros centros capitalistas, abrió camino a una mayor
autonomía de los Estados latinoamericanos en el plano internacional. Al lado de proyectos de afirmación
nacional como el del "Brasil potencia" o de la "Gran
Venezuela", se desarrolla entonces un vigoroso latinoamericanismo, que se
expresa en la formación del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), en 1975,
e iniciativas como las del Pacto de San José, mediante el cual México y
Venezuela buscan paliar los efectos causados por la crisis petrolera a los
países centroamericanos, o la del Grupo de Contadora, con el que esos dos
países, junto a Colombia y Panamá, tratan de frenar al intervencionismo yanqui
en la región.
En los 80,
caracterizados por la contra-ofensiva norteamericana, bajo el gobierno de
Ronald Reagan, y el derrumbe del socialismo europeo, esa situación se modificó
drásticamente
XI) Dos notas sobre el socialismo
El modo por el
cual se tiende a plantear, actualmente, la cuestión del capitalismo y del
socialismo, como si se trataran de dos sistemas abstractos, disociados de los
procesos de la lucha de clases y susceptibles de comparación en términos de
pragmatismo y eficiencia, es totalmente engañoso. Ese procedimiento ignora los intereses reales que inspiran los dos
sistemas y hace caso omiso de su historicidad
Ello nada tiene
a ver con el punto de vista de Marx, que vinculó el socialismo a la
emancipación de la clase trabajadora y lo concibió como una nueva etapa
histórica…. No fue ese tampoco el enfoque adoptado por Lenin, quien, partiendo
de la noción del socialismo como hecho histórico
La ganancia deja progresivamente de ser el
resultado de transferencias de valor propiciadas por relaciones mercantiles que
se efectuaban entre diferentes modos de producción, para derivarse de la
parte del producto del trabajo que es apropiada por el capitalista (con la
afirmación del periodo manufacturero en el mpc, lo que después se acusa con el
advenimiento del gran industria)
El capital
comercial podía convivir con distintos modos de producción, ya que era en la
esfera de la circulación que él se apropiaba del fruto del trabajo ajeno. Ese no será el caso del capital
industrial, el cual opera en el plano de la producción y necesita crear allí
una organización económica especial
Inglaterra: revolución
gloriosa" de 1688-89, que instauró la monarquía constitucional y la
convirtió en expresión institucional de la alianza de clases entre la burguesía
y la nobleza feudal, o la fracción aburguesada de ésta. Tal alianza se fue
depurando, hasta llegar —con el predominio de la Cámara de los Comunes sobre
la de los Lores— a la cristalización de la hegemonía burguesa al interior del
bloque dominante
Por las mismas
fechas en que tiene lugar en Inglaterra la
revolución burguesa, Francia se ve dilacerada por una guerra civil en la
que se enfrentan dos fracciones de la nobleza. La burguesía emergente participa
en ese proceso dividida. El resultado de la Fronda es el fortalecimiento del poder real, el
cual, ubicándose por sobre los conflictos de clase, encarna en la monarquía
absoluta de Luis XIV. Esta, sustentando con una mano los privilegios
feudales, concede con la otra beneficios a la burguesía, mediante una política
industrializante y proteccionista….los
campesinos siguen oprimidos por un sistema cada vez más parasitario y las
ciudades ven crecer a los pequeños comerciantes y artesanos, al lado de una
masa de profesionistas carentes de perspectivas. La revolución de 1789
forzará a la dirección burguesa a aliarse, en un primer momento, con esas
clases y fracciones de clase
Revolución burguesa en Alemania, a
mediados del siglo XIX, que culmina con la subordinación de la clase a la
nobleza, la cual constriñe su desarrollo a un marco signado por el militarismo
y la necesidad de conquistar mercados exteriores.
Todos
ellos están mostrando que la afirmación del capitalismo en su espacio
originario: Europa, se tradujo en procesos sociales y políticos diversificados,
que se realizaron en diferentes momentos históricos y se basaron en distintas
alianzas de clases. Si consideramos el modo mediante el cual la
burguesía se convirtió en clase dominante e impuso nacionalmente su modo de
producción en Estados Unidos y América Latina, tendríamos ante nosotros un
mosaico de situaciones, que solo a nivel de una elevada abstracción pueden
tratarse como fenómenos de una misma cepa.
Lo que importa señalar aquí es que el
período de transición del capitalismo se extendió por más de dos siglos y sólo
fue superado una vez establecida la dominación burguesa y concluida la
revolución industrial. En ese lapso, el capitalismo ensayó distintas
formas políticas… A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la historia
se convierte de hecho en historia del capitalismo, vuelto en fin sistema
universal
Siendo un
período de transición, el socialismo es también ya parte integrante de esa
nueva era histórica, del mismo modo que el capitalismo comercial y
manufacturero integra la historia general del capitalismo. No procede,
pues, considerarlo como simple articulación de modos de producción, como
pretende el marxismo estructuralista francés, así como algunos teóricos
latinoamericanos. Un período de
transición tiene que verse a partir de lo nuevo, del modo de producción que
está surgiendo y que lo hace, no mediante la combinación con los que lo
preceden, sino principalmente a través del enfrentamiento y la lucha en contra
de éstos. La historia de ese período es la de los éxitos y fracasos del nuevo
modo de producción y de la clase que lo representa, en su proyección hacia el
futuro.
En efecto, el
capitalismo, cuyo fundamento es una variante de la propiedad privada, inicia su
existencia dentro del modo de producción feudal. Se requiere cierto tiempo para
que el orden feudal se presente como obstáculo para su desarrollo. Sólo entonces la revolución burguesa, la
conquista del poder, se plantea como ineludible
Distinta es la situación a la que se enfrenta
el socialismo, puesto que para él la conquista del poder por los trabajadores
es condición sine qua non de su existencia. Es cierto que el capitalismo pone las premisas del socialismo, al
concentrar la propiedad de los medios de producción y favorecer así la
expropiación del capital y la socialización del proceso de trabajo… Sin
embargo, hasta que se produzca la revolución proletaria, todos esos procesos no
hacen sino acrecentar el poderío burgués y volver más rígidas las cadenas que
atan los trabajadores al capital.
La conquista del
poder por los trabajadores hace posible imprimir un sello distinto a esos
procesos, pero de ningún modo reemplazarlos por otros, de la noche a la mañana.
En tanto que período de transición, el socialismo implica la continuidad de los
mismos por cierto tiempo y su gradual transformación en algo diferente….Con mayor razón todavía, la
transformación de la base material de la sociedad burguesa sólo en escala muy
limitada puede ser objeto de actos de voluntad y decisiones superestructurales,
condicionada como está al desarrollo de las fuerzas productivas
Para dominar las fuerzas productivas, para
distribuir la de modo justo la riqueza, para ejercer la conducción de la
sociedad en el socialismo es necesario que las masas sepan utilizar los medios
que utiliza la burguesía y que los someta a su crítica práctica. Ese camino debe conducirlas a posesionarse
de hecho de la gran conquista democrática que significó el advenimiento de la
era burguesa: el concepto de ciudadanía, exento en teoría de las exclusiones
con que se ha tratado de restringirlo a grupos sociales, étnicos y sexuales
definidos.
En la historia
de las ideas, socialismo y democracia no tienen el mismo origen ni tienden
necesariamente a la identidad. Tanto
Platón como Saint Simon fueron capaces de imaginar sistemas socialistas de
carácter marcadamente autoritario… Es
el socialismo moderno, que surge como crítica al proceso y a la idea de la
sociedad burguesa, con Babeuf, Blanqui, la izquierda ricardiana, y culmina con
el marxismo, el que relaciona íntimamente a los dos conceptos y los vuelve
inseparables.
Inseparables,
pero no idénticos. En su expresión superior, es decir, en tanto que
gobierno de las mayorías, la democracia supone al socialismo, en la
calidad de modo de organización social que, por asentarse en la propiedad
colectiva de los medios de producción, asegura la igualdad política a la masa
de productores… la democracia plena no
sólo tiene al socialismo como premisa sino que conduce a él, a menos que se
pudiese concebir una mayoría que gobernara en beneficio de la minoría, o sea,
en contra de sí misma.
Hay en cada
proceso particular la tentación de convertir en leyes o imperativos generales
lo que no son sino características específicas… Así pasó con la colectivización forzosa en la Unión Soviética ,
la cual, siendo tan sólo el resultado del aislamiento internacional del país y
de las luchas de clases que allí se libraban, fue elevada por sus partidarios
más entusiastas a la condición de efecto de una hipotética ley de acumulación
socialista originaria (crítica a Preobrazhenski)
Aún el Estado
esclavista, que reposa en una relación de opresión-explotación casi
indisfrazable y que, por esto mismo, se encuentra siempre con las armas en la
mano, aún ese Estado está forzado, para ejercer su poder, a emplear medios no
coercitivos: la tradición, la idea de la inferioridad del esclavo, etc… Arma privilegiada que representó para
la conquista del poder político, la ideología constituye también, para la
burguesía, instrumento fundamental para ejercerlo. Ninguna clase en la
historia, antes de ella, concedió a la ideología papel tan decisivo en su modo
de dominación
Las concesiones a la burguesía, inversamente,
están condicionadas por las exigencias de la transición, la cual contribuye a
fijar su naturaleza y sus plazos. Sin embargo, si se revelan exitosas, abren la
posibilidad de acuerdos específicos, los cuales, sin llegar a configurar una
alianza, dado que excluyen objetivos históricos comunes, se definen como compromisos.
Ejemplos: La política leninista
practicó compromisos sin ningún disfraz. Un ejemplo de ello es el decreto de
1918 reglamentando la publicidad comercial; Otro, los privilegios concedidos a
los técnicos, en el período de la
NEP ; Cuba mantuvo durante largo tiempo intocado al pequeño
comercio. Y la Nicaragua
sandinista, en la línea esbozada por el gobierno socialista chileno de la Unidad Popular ,
consagró tres formas de propiedad en su estatuto jurídico: estatal, cooperativa
y privada
En este
plano, el concepto de dictadura, en tanto que régimen de violencia abierta de
una clase contra otra, no se aplica plenamente. Los compromisos representan una
forma de ejercicio del poder hasta cierto punto consensual… A diferencia de
las alianzas, ellos no implican cuestiones relativas a propósitos históricos
comunes, sino que se refieren a intereses de clases inmediatos, claramente
identificados y debidamente ecuacionados por las partes.
para llegar a practicar una política de
compromisos, el proletariado tiene que haber solucionado previamente, de modo
correcto, su política de alianzas: sólo un bloque revolucionario sólido asegura
un Estado fuerte, condición sine que non, como ya indicamos, del
compromiso. En otras palabras, la política de compromisos no es posible si
la democracia no se ejerce plenamente en el seno de la alianza, sin lo que se
abriría flanco a maniobras del enemigo.
Es un error corriente entre los marxistas separar
mecánicamente, en el tiempo, esas dos
formas de producción de plusvalía y desconocer el hecho de que la plusvalía
absoluta es condición sine que non
del capitalismo, cualquiera que sea la fase en que este se encuentre
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