lunes, 29 de abril de 2013

Contradicción en la conceptualización de lo moderno

Contradicción en la conceptualización de lo moderno

...Si lo propio del capitalismo y la sociedad moderna se constituye a partir de una forma de vida burocratizada en todas sus esferas (Weber), ¿cómo es que Habermas puede apoyarse en Benjamín (junto a otros más) para conceptualizar lo propio de la modernidad como aquél tiempo de una crisis permanentemente “vivida”, de una época de un eterno recomienzo por lo efímero de un curso social que es siempre cambio y refundación (“la modernidad es la primera época que extrae las premisas de su existir y devenir de sí misma”)?...Si la burocratización es predictibilidad, parcelación, ciclos de repetitividad, tediosa homogeneidad subyacente bajo formas fenoménicas divergentes, ¿cómo puede conciliarse la misma con una modernidad en perpetua transformación (por definición efímera, “existencialmente vivida en el momento”)?

Un inicio de respuesta podría estar dado por la periodización propia de una estructura que por sí misma es dinámica y sujeta a transformación (cuyos cambios, sin embargo, no modifican lo sustancial que sostiene la estructura básica que la constituye): lo efímero, cambio perpetuo, no es más que la experiencia social del capitalismo liberal, en el cual la competencia rige la vida de los agentes mediante la generalización de la incertidumbre, propia de la posibilidad real de fracaso en el mercado (tanto para proletarios como para capitalistas). Por su parte, la burocratización, aquella tediosa homogeneidad que sin embargo adquiere siempre apariencias diversas, sería propia del estadio monopolista del capitalismo, en el cual la competencia no es tan acusada para sectores crecientes de la población (dada la proletarización y sindicalización masivas, así como la regulación de la vida social más acusada tanto por parte del mercado como por parte del Estado), por lo tanto, la sensación social de los agentes es mayormente una vida “organizada” heterónoma y heterocéfalamente (no existe mayor incertidumbre).

Ahora bien, puede postularse que ambas tendencias constituyen la pareja dialéctica de opuestos que cristalizan la dinámica propia de lo moderno. En ciertos momentos prima la burocratización, en ciertos momentos prima lo “efímero” –asimismo, sería interesante observar como estas tendencias son más propias de unos grupos o clases sociales a través del curso histórico-. Por otro lado, podemos postular la tesis siguiente: el tiempo actual es uno en el cual se poseen ambas tendencias en sus características más nocivas para los agentes sociales. Por una parte la burocratización todavía se sufre, mas la misma se encuentra desligada de aquella seguridad junto a la cual se presentó en un tiempo anterior. Por otra, lo efímero manifiesta su determinancia en una sociedad que ha enterrado los proyectos sociales como construcciones a mediano o largo plazo, que discursivamente vive en lo inmediato. Ahora bien, las retribuciones propias de esta tendencia en el capitalismo liberal se encuentran ahora ausentes. El agente económico no tiene posibilidades de prosperar en el contexto de unos mercados ampliamente regulados y monopolizados. No obtiene ninguna ventaja material al momento de insertarse en una vida social en la cual la incertidumbre campea….

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