Pierre
Bourdieu
Iglesia: como institución social que conforma el campo religioso,
posee autonomía relativa frente a la demanda de los laicos…..todo parece
indicar que vamos hacia una Iglesia sin fieles que obtendría el principio de su
fuerza (inseparablemente política y religiosa o, como dice el lenguaje de los
clérigos, apostólica) del conjunto de los puestos que ocupa….El cambio de los
fundamentos económicos de la
Iglesia que poco a poco se ha ido efectuando hace que la
transacción meramente simbólica con los laicos (y el poder simbólico ejercido
por la predicación y la salvación de las almas) acabe relegada a un segundo
plano en beneficio de la transacción con el Estado que garantiza las bases del
pode temporal que la Iglesia
ejerce, a través de los empleos financiados por el Estado)
Escuela: proviene de skhole, “ocio”. Comprende, entonces, una
situación institucionalizada de ocio estudioso, un fin en sí mismo, sin sentido
ni incidencia práctica.
Sobre
la fraternidad: el campo religioso es
una forma transfigurada de la unidad doméstica (con el modelo del intercambio
fraterno)….siendo concebida la familia como un agente activo, dotado de
voluntad, capaz de pensamiento, de sentimiento y acción, se entiende que en
ella están suspendidas las dimensiones económicas de la realidad social; ámbito
puro (de ella emerge el ideal de fraternidad) desligado del interés individual
que es criterio de evaluación de demás relaciones sociales…debido a un
antropomorfismo que consiste en atribuir a un grupo las propiedades de individuo,
se concibe a la familia como una entidad trascendente a sus miembros, un
personaje transpersonal dotado de una vida y de un espíritu comunes y de una
visión particular del mundo (universo sagrado, secreto, íntimo…)
(Comentario:
el tercer ideal postulado por la revolución francesa, la fraternidad, descubre
su proveniencia –su fundamento estructural- en la realidad familiar, la cual se
traspone al ámbito religioso. Por ende, la reivindicación de “fraternidad”
implica la constitución de un universo social en forma de comunidad religiosa,
una comunidad más amplia que la familia que generalice la esencia propia de
esta entidad. Esta “esencia” comporta los siguientes caracteres: vida y
espíritu comunes basados en una visión particular, que se sostienen en la
intelección de este universo como sagrado, íntimo y personal. Por lo tanto, el
tercer principio propio de los revolucionarios franceses no puede constituirse
como la superación dialéctica de sus precedentes –libertad e igualdad-, porque
bajo nuestra perspectiva constituye una regresión ideológica pequeñoburguesa.
Su carácter de tal le está dado por sus fundamentos religioso-familiares,
característicos de este tipo ideológico. Por otra parte, sostenemos que
constituye una regresión respecto de los anteriores principios revolucionarios
porque niega las características propias más progresivas de la ilustración.
Esta negación está vista en la naturalización de la totalidad social, concebida
como sagrada, a la cual se le sustrae su carácter intrínsecamente contradictorio
de esta manera. A la vez, esta naturalización inhibe la libertad de crítica
racional en pro del “perfeccionamiento” de esta misma totalidad. Por tanto, el
tercer principio revolucionario niega la libertad y la razón (como crítica
desnaturalizadora). Desde otra perspectiva, se puede concebir en términos de
regresión al ideal de “fraternidad”, si entendemos que el mismo reivindica la
revitalización de un tipo particular de “comunidad” inviable con la tendencia
progresiva de la dinámica social. La reivindicación de unas relaciones sociales
personales e íntimas como constitutivas esenciales del mecanismo social, no
supone más que el “llamado a la naturaleza” y la “vida en comunidad”
rousseauniana, lo cual es incompatible con el carácter propio de la sociedad
moderna. Es un ideal premoderno (regresivo).
Antropologismo:
creo que en una antropología comparada
que hay un reconocimiento universal del reconocimiento de lo universal; que es
universal a las prácticas sociales reconocer como válido los comportamientos
que se fundamentan en la sumisión, incluso aparente, a lo universal……(¿en tanto
Bourdieu reduce las distancias culturales a distancias sociales, no fundamenta
su sociología en una antropología?)
(Comentario:
si lo común en toda práctica social es el reconocimiento de lo universal, aún
si éste es aparente, se niega el carácter social de la relación de dominio
-fundada en un interés particular- que es aprehendida como tal por un actor
social, ¿por qué? ¿Cual es fundamento de esta negación del carácter
particularmente motivado de una práctica social? ---en barbecho---Debe
criticarse el antropologismo de Bourdieu en tanto niega la especificidad propia
de lo social. Lo fundamental de su teoría se ha construido analizando un tipo
de sociedad cuyas características no comportan una particularidad
fundamentalmente moderna –la “sociedad” Kabila, argelina-. Desde allí el autor
ha intentado generalizar sus deducciones a una situación social distinta, la
propia de las sociedades “modernas”. El arraigo es, por tanto, antropológico:
basado en la identidad fundamental del género humano, la cual determina al
mismo a construir sus distintas sociedades siempre bajo unas premisas dadas…)
Familia:
la familia asume en efecto un papel
determinante en el mantenimiento del orden social, en la reproducción, no sólo
biológica sino social, es decir en la reproducción del espacio social y de las
relaciones sociales. Es uno de los lugares por antonomasia de la acumulación de
capital bajo sus diferentes especies, y de su transmisión entre las
generaciones
(Comentario:
debe criticarse esta formulación teórica por las siguientes razones. En primer
lugar, si bien la familia es un pilar en la reproducción del orden social, no
es por sí misma –no puede serlo-, el lugar por antonomasia de la acumulación de
capital. Esto debido a una cuestión simple: reproducción se distingue
necesariamente de la acumulación porque la acumulación sobreviene en la fase
productiva, único fundamento de la reproducción ampliada. Desde estas premisas
teóricas debemos constatar que la acumulación de capital –inseparable de su
producción, de su valorización- solo sobreviene en esferas productivas.
Siguiendo la lógica de Bourdieu, las esferas productivas serían coincidentes
son los diferentes campos –religioso, científico, económico, etc-, por lo
tanto, la producción de valor –la acumulación- solo sobrevendría en estos
campos “productivos”, no en la esfera o campo reproductivo. La familia
reproduciría, pero no ampliaría, el valor que se ha producido en otro lugar. En
segundo lugar, concebir a la familia como uno de los entes principales en la
constitución y reproducción del orden social, implica negar el carácter
radicalmente moderno de las sociedades hijas de la ilustración. Esto en el
sentido de que las mismas se componen de clases sociales, eje articulador
fundamental, no de estamentos. Lo propio moderno es la clase social como grupo
relativamente abierto, no un estamento como entidad cerrada. Y es que los
estamentos se fundaban en la familia como eje articulador, no así las clases
sociales. Por lo mismo es correcto afirmar con Poulantzas que existen familias
obreras y familias burguesas: el principio familiar es solo secundario a la
clase social, nunca “determinante”, nunca un “lugar por antonomasia de
acumulación de capital”).
“…mediante
toda una serie de operaciones de selección, separa a los poseedores de capital
cultural elevado de los que carecen de él. Mediante el título, se establecen
diferencias de naturaleza, análogas a las divisiones medievales entre estamentos.
Se constituyen diferencias de esencia, signadas por la distinción
sagrado/profano…(nobleza escolar hereditaria, nobleza de estado)”
(Comentario:
¿en qué sentido es feliz la analogía nobiliaria en ambos casos? Si existen dos
principios de división fundamentales en las sociedades modernas, y uno de ellos
deriva del capital cultural, ¿no suponemos que la sociedad capitalista contiene
un principio fundamental de diferenciación estamental y otro derivado de la
clase social?¿Cómo se relacionan ambos principios; cuál es productor –ergo,
determinante en última instancia-, y cuál reproductor? Si en las sociedades
planificadas primaba el capital cultural, ¿significa esto que su diferenciación
fundamental era una estamental –“nobleza de estado”?...Si bien es correcto
eliminar teóricamente estereotipos fijados socialmente de manera acrítica, como
lo hacen Wallerstein y Balibar al negar la existencia sociohistórica efectiva
de un empresario capitalista “productivo”, innovador, etc, se cae en la
tentación de desconocer las tendencias constitutivas del modo de producción
dominante en una formación social. Esto es, una cosa es afirma que la clase
capitalista realmente tuvo una tendencia efectiva a aristocratizarse
–abandonando la esfera de la competencia mediante la compra de tierras, cargos
políticos, etc-, y otra afirma que este un principio constitutivo del
funcionamiento del orden social. En razón de esto propongo que la tendencia
estamental a constituir “grupos cerrados”, no puede ni pudo constituir nunca un
principio social constitutivo de las formaciones capitalistas centrales, porque
el mismo no se encuentra ligado necesariamente al modo de producción básico de
la “sociedad capitalista”. La característica estamental, propia de formaciones
sociales modernas, no produce la sociedad –no la constituye en su
fundamentalidad-, sino que supone una estructuración secundaria -derivada de
otro modo de producción o correlato secundario del modo de producción
dominante-.
(Relacionado
con el problema anterior) “Las estrategias institucionalizadas de distinción,
por las cuales los grupos de estatus apuntan a volver permanentes y cuasi
naturales, y por ende legítimas, las diferencias de hecho, redoblando
simbólicamente el efecto de distinción asociado a ocupar una posición rara en
la estructura social, son la conciencia de sí de la clase dominante”
(Comentario:
¿no se constituyen así, más bien, las contradicciones intraclase, que tienden a
imposibilitar la conciencia de la clase capitalista en tanto que clase social y
no grupo estamental? ¿No se reduce la conciencia de una clase social al acto de
cierre característico de un grupo estamental?¿No es, acaso, fundamental la
diferencia entre clase y estamento, en tanto la primera universaliza
–ideológica, pero también materialmente- y el segundo particulariza –acto de
cierre?)
Estado:
“en nuestras sociedades, el Estado
contribuye en una parte determinante a la producción y a la reproducción de los
elementos construcción de la realidad social…crea las condiciones de una
especie de orquestación inmediata de los habitus que es en sí misma el
fundamento de una especie de consenso…” “…concentra diferentes variedades de
capital en un alto grado, con lo que constituye un metacapital (capital
estatal) capaz de configurar -y crear- diferentes campos, así como también
regular las tasas de cambio entre las diferentes especies de capital..” “…el
Estado constituye el campo de poder: espacio de juego en el cual los poderes de
capital (de diferentes tipos) luchan particularmente por el poder sobre el Estado,
es decir, sobre el capital estatal que da poder sobre las especies diferentes
de capital y sobre su reproducción”
(Comentario:
¿no cae Bourdieu aquí en el mito del Estado regulador, propio a la ideología
–históricamente refutada- del “capitalismo organizado”?. Este principio de
totalidad del estado, que posee un “metacapital” capaz de regular la
distribución de los capitales, de instituir gratuitamente sus tasas de cambio
particulares, me parece sumamente “sospechoso”. Constituye una especie de entidad
suprema, por sobre las relaciones constitutivas de un modo de producción, por
sobre el primado propio de la economía –que no es más que el primado de la
relaciones sociales de producción- en la sociedad capitalista…)
Ficción
social: (Nombramiento o certificado)
“identidad social socialmente garantizada (ciudadano, elector, contribuyente,
etc) que, al enunciar con autoridad lo que un ser, cosa o persona, es en
realidad, en su definición social legítima, es decir lo que está autorizado a
ser, lo que tiene derecho a ser, supone que el ente emisor –Estado- tiene un
verdadero poder creador”
“…la
definición dominante legítima, de la familia normal, construye de hecho la
realidad social” “…si bien es cierto que la familia no es más que una
palabra…las realidades sociales son ficciones sociales sin más fundamento que
la construcción social y que existen realmente en tanto están reconocidos
colectivamente...”
“…la familia es una ficción social realizada…que nos ha sido inculcada a través de una labor de socialización llevada a cabo en un universo que estaba realmente organizado según la división en familias”
“…la familia es una ficción social realizada…que nos ha sido inculcada a través de una labor de socialización llevada a cabo en un universo que estaba realmente organizado según la división en familias”
…cuando
se trata del mundo social, las palabras crean las cosas, porque establecen el
consenso sobre la existencia y el sentido de las cosas, el sentido común, la
doxa…”
(Comentario:
todas estas frases relevan el carácter eminentemente discursivo de la realidad
social, negando la sustancialidad material de la misma. Se entiende que lo
propio social es la palabra, mientras lo externo a ella es no social. Sin embargo,
el mismo autor nos proporciona los elementos de su necesaria crítica. Existen
ciertas condiciones objetivas –estructuras-, a las cuales se acoplan ciertas
disposiciones subjetivas –estructuradas y estructurantes- para reforzarlas y
desarrollarlas. Estas condiciones son sociales y a la vez muy materiales: el
mismo Bourdieu lo reconoce al establecer que la “ficción familia” solo viene a
sancionar una realidad que lo antecede (“un universo que estaba realmente
organizado según la división en familias”). En segundo lugar, el autor afecta
un nominalismo extremo al entender que lo social es una ficción, una
construcción arbitraria no basada en la naturaleza social de una materialidad
determinada. Lo social no es una ficción porque, por una parte, se encuentra
basado en una materialidad real que es social y, por otra porque, su carácter
de construcción arbitrario se encuentra constreñido por los límites materiales
de la realidad “social”).
Clases teóricas- Clases reales: “…la clase teórica es un principio científico
explicativo que clasifica (divide) la realidad según unos cuantos principios
determinantes de los cuales se derivan las demás propiedades de los grupos así
clasificados” “…lo que no significa que la proximidad en el espacio social
engendre mecánica y automáticamente la unidad, sino que más bien define una
potencialidad objetiva de unidad (una clase probable)…” “…la clase real,
suponiendo que hay existido alguna vez, tan solo es la clase realizada, es
decir, movilizada”
(Comentario:
estas citas ameritan cierta reflexión crítica. Si bien reconocen de manera
precisa y pertinente la diferencia entre teoría y realidad, equivocan el punto
con respecto a lo “real”. Entienden la clase a la manera del Marx joven, como
clase movilizada, unificada y consciente de sí, por lo tanto se acercan a la
concepción probabílistica de clase weberiana. Esta concepción yerra el punto
porque lo efectivo es que las clases existen y son “reales”, no sólo en el
momento de la acción unificada de movilización, sino que en todo su proceso
“vital”, mediante el cual reproducen el marco objetivo que las hace “ser”. La
“clase en sí”, definida en su oposición al capital –y necesariamente
fragmentada, no unificada, como toda clase social- es tan real como la clase
movilizada…)
Campos
(universo de economías): “esferas de lucha que difieren por lo que está en
juego y por las diferentes configuraciones de capital que entran en este
conflicto al ser portadas por agentes…”
(Comentario:
la lógica específica de campo es
designada por el autor como un tipo de economía. Este es el carácter general
que hace de cada campo una especie de algo común. Ahora bien, esta lógica
“genérica” se iguala a lucha, conflicto. Es la lógica propia de un espacio
social que se compone de distintos campos. Esta lucha, sin embargo, pareciera
ser una lucha predominantemente entre “agentes”, no entre “clases”. Por ende,
si la lucha más característica del espacio social sucede entre agentes
portadores de estructuras, ¿no se asume de una manera velada un cierto
“individualismo metodológico”?. Por otra parte, estos agentes, al entrar en un
campo dado, “luchan” por lo que está en juego en ese mismo campo. El elemento
fundamental que define lo propio que se encuentra “en juego” en un campo, es
lo que Bourdieu define como “capital” (en sus diferentes
especificaciones). Por lo mismo se hace referencia al capital económico,
político, simbólico, jurídico, militar, religioso, etc. Dejando de lado el
hecho de que el autor no es sistemático, en los textos aquí analizados, en la
conceptualización de los diferentes capitales - ya que por momentos entiende la
existencia solo de dos capitales fundamentales (cultural y económico), para
luego referirse a especificaciones distintas y variadas de capital (religioso,
militar, por ejemplo)-, se mantiene el hecho de que la lucha esencial que se
efectiviza en cada campo tiene que ver con la estructura de capitales de los
agentes. En este sentido, los capitales “poseídos” por lo agentes son a
la vez medio de lucha, y objetivo de la lucha (esto último porque
el autor señala que la lucha se da por un mayor capital político, simbólico,
cultural, etc). Todo este desarrollo debe ser cuestionado en sus
fundamentos. Primeramente –y esto es algo fundamental sobre lo cual se
volverá-, se entiende erradamente el capital como una “propiedad”, como una
cosa poseída por agentes, los cuales actuarían de acuerdo a la cantidad de esta
“cosa” que poseen. Sin embargo, este concepto axial de la sociología de
Bourdieu yerra el punto: el capital no es una cosa, es una relación. No es
posible “poseer” capital, esta expresión –que también es usada por Marx- solo
es una indicación descriptiva, desprovista de significación teórica. Esta
indicación descriptiva señala lo que la conciencia ideológica burguesa entiende
por capital: el dinero, los medios de producción etc. En segundo lugar, aun si
se aceptan estas premisas, pareciera que la lógica de cada campo social
supusiera la lucha por un cierto tipo de capital, lo que de por sí es muy
discutible. De esta manera, el conflicto en el campo económico supondría que la
clase obrera lucha por la posesión de una mayor porción de capital, y que
solamente esta sería la determinación estructural que reproduciría la
existencia de este campo. La experiencia histórica demuestra –así como lo ha
teorizado el marxismo- que la luchas obreras no se han efectivizado solamente
por la posesión de dinero y medios de producción (formas de capital), sino que
también por la transformación del modo de producción. Y aun si este objetivo
pudiera no ser “consciente”, la tendencia del antagonismo obrero no es a
“competir” por capital mediante capital, sino a transformar la forma de
desarrollo del modo de producción mediante su misma reproducción. En síntesis
la tesis sustantiva de Bourdieu es: lo que prima en el espacio social compuesto
por campos, es la competencia de agentes individuales por posiciones que
comporten un mayor grado de capital. Sí, porque la lucha, a la cual hemos
sonsacado sus premisas, no es más que la “competencia”. Por lo mismo, debe relevarse
que el mismo autor entrevé la necesidad de desarrollar
sistemáticamente otra concepción del funcionamiento y la transformación del
espacio social: “esta lucha no niega la existencia de otra lucha, aquella que
ejerce un actor (que, nosotros señalamos, puede y debe ser colectivo) para
modificar a su conveniencia el orden general de las preferencias”. Sin embargo,
estas indicaciones no son desarrolladas por el autor, porque las mismas
vendrían a negar de alguna manera su teorización sustantiva.)
“En
esta generación de disposiciones subjetivas a la acción, tienen un peso
considerable las primeras experiencias condicionadas económica y socialmente,
las cuales estructuran verdaderos principios de percepción y aprehensión de la
realidad”
(Comentario:
este argumento, que se repite con frecuencia a lo largo de los textos aquí
analizados, afecta un cierto historicismo. ¿Por qué las primeras experiencias
deben ser entendidas como formadoras de una especie de esencia que se sostiene
en el tiempo mediante la selección de aquello que la afirma? ¿No se cae en el
mito del origen? Por otra parte, se desestima el argumento estructuralista
básico: se otorga preeminencia a la génesis histórica por sobre “lógica”
sincrónica, se atribuye una fuerza de causalidad mayor a lo cronológico que a
lo lógico. Se cae en el historicismo.)
“El
habitus tiende a engendrar todas las conductas razonables, de sentido común,
que son posibles en los límites de esas regularidades objetivas y únicamente
esas.”
(Comentario:
esta frase, junto a muchas otras y junto al espíritu general de la teoría de
Bourdieu, demuestra que esta teoría sociológica no puede dar cuenta de la
dinámica de un orden social dado; sólo puede hacerlo remitiéndose a la noción
de reproducción, la cual no incluye en su seno la transformación, así como
tampoco el “desarrollo” –si al término no se lo completa con la noción
“ampliada”, como Bourdieu no hace- )
“La lógica de la transferencia de esquemas que hace de cada técnica del cuerpo una especie de pars totalis, predispuesta funcionar según el paradigma pars pro toto, y por lo tanto a evocar el sistema completo del que ella forma parte” “…las disciplinas sociales toman la forma de disciplinas temporales y es todo el orden social el que se impone a la más profunda de las disposiciones corporales a través de una manera articular de regular el uso del tiempo”
(Comentario:
Bourdieu evidencia aquí la concepción hegeliana de totalidad, entendiendo a
la misma como “expresiva”. Cada parte expresa totalmente la esencia, el
principio fundamental constitutivo de la totalidad. Ahora bien, es interesante
ver cómo puede relacionarse esto con la lógica de los campos, cada uno de los
cuales posee un proceso de funcionamiento específico. Esto último pareciera
negar la intelección de la totalidad como una expresiva. ¿Contradicción?. No
totalmente, ya que podríamos entender que cada campo posee una lógica
práctico-económica general, la cual hemos reseñado en uno de los comentarios
anteriores: aquella competencia entre agentes “individuales”. Esta lógica
general sería la esencia presente en cada parte, así como lo específico de cada
campo devendrían las necesarias determinaciones de esta misma esencia. Sin
embargo, esta es solo una tentativa de explicación parcial)
“Fácilmente
se puede imaginar cuanto debe pesar sobre la constitución de la imagen de sí y
del mundo la oposición entre masculinidad y femeneidad, cuando esa oposición
constituye el principio de oposición fundamental del mundo social y del mundo
simbólico”
(Comentario:
esta es solo una de las frases indicativas que señalan como para Bourdieu la
especificidad propia de la sociedad moderna se diluye. Si lo esencial de
lo social es la división por géneros, las sociedades que germinan a partir de
la ilustración no tendrían un carácter social particular. Se desestima el
análisis sociológico, ya que lo social se fundamenta en una división biológica
–que puede ser revestida como se quiera pero que siempre será biológica-.)
“la
lógica del campo continúe siendo desconocida” “…si la lógica práctica escapa
por definición a la aprehensión teórica, solo se puede inteligir negativamente,
apuntando a los efectos propios de lo teórico (totalización, sincronización)
que, por lo tanto, no pueden encontrarse en lo práctico” “…la práctica,
experimentada como una linealidad irreversible, excluye el retorno sobre sí,
sobre el pasado y sus principios, ergo, elimina la posibilidad de totalización.
Por el contrario, destotaliza con cada acto que disimula su verdad en la
totalidad”
(Comentario:
se elimina toda posibilidad de acción consciente orientada hacia la
transformación. No existe punto de unión, conexión, entre la lógica práctica y
la lógica teórica. Si la teoría puede totalizar y comprender los corolarios
necesarios de una acción transformadora –al menos en alguna medida-, está
llamada a permanecer “teórica”, desvinculada de la acción en la realidad
material. Este es otro elemento que niega la posibilidad de una dinámica
transformadora a la teoría de Bourdieu. Pareciera como si la reproducción fuera
una premisa de la práctica, y la posibilidad del cambio no la alcanzara. Se
niega la acción práctica consciente como tendencia estructural; el orden se
reproduce mediante la inconsciencia –mientras en el marxismo el orden se
reproduce tanto mediante la consciencia como por medio de la inconsciencia)
“La competencia cultural solo puede constituir efectivamente cierto capital cultural (objetivación de relaciones de explotación en bienes materiales, por ejemplo) mediante y en las relaciones objetivas que se establecen entre el sistema de producción económica y el sistema de producción de los productores (campo cultural, configurado típicamente por la familia y la escuela)”
La
emergencia de la escritura da pie para la separación del capital cultural de la
persona (estado incorporado), para que el mismo se objetive en las cosas
(estado objetivado). En este proceso se produce una acumulación originaria de
capital cultural por parte de determinados grupos constituyentes de una
totalidad social más amplia, la cual se da mediante la apropiación de los
recursos simbólicos (religión, filosofía, arte, ciencia, etc) gracias a una
monopolización de ciertos instrumentos (escritura, lectura, etc) muy propios
para esta apropiación”
(Comentario:
los dos párrafos antecedentes tematizan el núcleo más profundo de la teoría de
Bourdieu. ¿Cómo es que se constituye el capital cultural? Si esta última noción
es un concepto, no una mera palabra de representación descriptiva, debiera
captar y desarrollar una relación –en este caso relación social-. Ahora bien,
la relación social específica de todo capital es una relación de explotación
mediante la cual a la vez se elabora un producto material y éste se enajena de
su productor directo inmediato. Esta noción podría ampliarse, quizás, indicando
que el producto no necesariamente requiere ser “material” en un sentido propio.
Así, podría entenderse la existencia de un cierto capital político: los
productores serían los ciudadanos; éstos, mediante su voluntad mancomunada
elaboran un poder de decisión susceptible de ser materializado en lo real, el
cual enajenan en la persona de un representante. Sin embargo, no vemos como
pudiera existir un cierto capital cultural que añadiera algo específico al
capital simbólico -el cual solo es un modo de funcionamiento de cualquier tipo
de capital-. ¿Quiénes son los productores de lo cultural? ¿Cuál es el tipo
producto elaborado?. Sumariamente podríamos decir que los productores se reúnen
en cualquier contexto de formación –escuela, academia, universidad, instituto- ,
elaborando lo que Bourdieu denomina “títulos” o “certificados”. No se ve como
el conocimiento, sustancia de esos títulos, ser del producto cultural, pudiera
ser producido por una clase de agentes a los cuales se les enajena su
producción. Urgimos encontrar una respuesta a esta cuestión basal. Porque, si
ésta no se encuentra, nos veríamos obligados a entender la noción de capital de
Bourdieu como una mera palabra descriptiva, no un concepto, toda vez que solo
designaría una propiedad, no una relación social.
Pregunta
fundamental: ¿en qué sentido clases
diferenciadas actúan bajo un marco categorial propio y distintivo –el habitus,
el sentido práctico- , cuando unas poseen capacidad de acción sobre sus
condiciones materiales objetivas –lo cual influye en gran medida en la
conformación de la estructuras generales que organizan la sociedad –mucho mayor
que otras? Esto es, como puede constituirse un concepto genérico –el sentido
práctico-, como atingente a dos clases tan dísimiles como las que reproducen y
transforman el modo de producción capitalista? Postulamos que no existe la
continuidad lógica en la realidad como para poder aplicar un mismo concepto a
realidades distintas: o es la clase obrera aquella a la cual es aplicable el
concepto de sentido práctico, o este concepto es aplicable a la clase
capitalista, nunca puede ser aplicable a ambas clases simultáneamente, aún si
se le adicionan todas las especificaciones y determinaciones según se considere
cada clase)
“Para
mí, la sociología de las obras culturales debe tomar como objeto el conjunto de
las relaciones (las objetivas y las que se efectúan en forma de interacciones)
entre el artista y los demás artistas, y de manera más amplia el conjunto de
los agentes envueltos en la producción de la obra o, al menos en la del valor
social de la obra (los críticos, directores de galerías, mecenas, etcétera)”
(Comentario: ¿quienes son los productores de la obra cultural? Ningún
sujeto espuriamente concebido como individual, sino todo el conjunto de agentes
que interrelación un campo –en este caso cultural-, con unas disposiciones
(habitus) generados en la familia, escuela, etc. Si asumimos que los artistas y
“científicos sociales” poseen un capital cultural elevado, solamente podemos
concebir este capital como “autoproducido”, nunca constituido por la
enajenación de un producto (y su trabajo incorporado) a un productor directo
distinto del artista o científico social. ¿Define entonces este capital
cultural una “relación social de producción”? A mi parecer, no. Aquellos valores
que el artista hace suyos mediante su “capital cultural” se constituyen
mediante su fetichización en tanto artista o científico, por el grado de
legitimidad naturalizada -de superioridad incuestionada en un campo dado-, que
éste adquiere ante un público dado. Podríamos decir más todavía: los valores
adquiridos solo existen en función de una relación. Sin embargo, como esta
relación solamente adquiere relevancia en el campo de la consumación
realizativa de los productos, no podemos denominarla relación social de
producción. La producción propia del artista es autónoma, solo derivada de una
formación específica propia. Éste, acude al mercado como un poseedor de una
mercancía particular, la cual debe ser validada en el mismo. Su producción es
análoga a cualquier pequeño productor (pequeñoburgués), no supone la mediación
de la asalarización. Por lo tanto, no nos es posible encontrar una relación
social de producción: el concepto de capital, en Pierre Bourdieu, designa algo
muy distinto a la noción de capital marxista, en tanto en la misma no podemos
encontrar dominación ni explotación directa)
Asimismo,
la realización de este “capital” es postulada como mecánica y automática:
“las
divisiones internas del campote producción se reproducen en una oferta automáticamente
(y en parte conscientemente) diferenciada que sale al encuentro de las demandas
automáticamente (y también conscientemente) diferenciadas de las diferentes
categorías de consumidores. Así…cada clase de clientes puede encontrar
productos a su gusto y cada una de las clases de productores tiene
posibilidades de encontrar, al menos en algún momento (es decir, a veces
póstumamente) consumidores para sus productos”.
(Comentario: ¿no parece esta formulación
una variante de la conocida premisa de Say: “la oferta crea su propia
demanda”?)
“Los
determinismos sociales que dejan su huella en la obra de arte se ejercen por un
lado a través del habitus del productor,
lo cual remite así a las condiciones sociales de su producción como sujeto
social (familia, etcétera) y como productor (escuela, contactos profesionales,
etcétera)…
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