Las
clases sociales en América Latina (1971)
1. Edelberto Torres Rivas (crítica a Touraine)
“Es interesante notar que las
clases se reconocen o aparecen solamente como movimiento colectivo y a
condición de que éste se manifieste; el concepto de clases sociales no es
entonces el punto de partida en el análisis…Como concepto sociológico, es sólo
un momento del análisis: el movimiento define la clase cuando la oposición se
da al nivel de la historicidad”.
“En la sociedad posindustrial la existencia de las clases sociales sólo
se reconoce hasta en tanto aparecen movimientos sociales”
Touraine rechaza la noción de
contradicción, al tiempo que releva la importancia del conflicto; pero éste
conflicto, así definido, pierde su misma conflictividad en tanto aparece como
complementario y compensatorio.
Por otra parte, se observa cierta indefinición de los “objetos” hacia
los cuales las clases dirigen su “lucha”, lo cual redunda en la tesis de la
neutralidad de la ciencia y la fuerzas productivas (muchas veces Touraine
pareciera adoptar una postura determinista tecnologicista, en la cual el
predominio de unas fuerzas productivas no sobredeterminadas por las relaciones
de clase, cumplen un papel principal) Ejemplo: “¿Qué significa trabajo? ¿qué
significa producción, si no es tecnología, si no es organización técnica del
trabajo, si no es adaptación?
La idea de una sociedad
posindustrial (también llamada por Touraine una “sociedad programada”) en la
cual la lucha de clases es más cultural (entre nuevas clases: estudiantes y
nuevos trabajadores intelectuales v/s tecnocracia) es un postulado que carece
de rigor teórico. Asimismo, el relevamiento de la idea de “protesta” y defensa
de la “identidad” (como forma de lucha de las clases dominadas), es un
antecedente de los NMS y su veta posmoderna.
“Esta participación dependiente
la llama alienación. En la medida en que la alienación destruye la capacidad de
acción, la sociedad posindustrial, en la lógica de Touraine, ¿no se transforma
en una sociedad sin clases?”
Recordar que también Touraine
entiende las sociedades sin clases (en referencia a un posible futuro
“comunista”) como realidades en las cuales no existe la acumulación (elipsis
para “tasa de acumulación”), ergo, las mismas serían sociedades estáticas. En
este sentido, Touraine malentiende toda la proposición de Marx acerca de la
transpón socialista y el futuro comunista.
“…¿hasta qué punto, al proponer
la idea de la doble dialéctica de las clases, realmente no estamos bastante
cerca de la teoría marxista de la hegemonía?...”
2. Francisco
Weffort (crítica a Touraine)
“El contexto actual (1971) de
la transición vivida por las sociedades latinoamericanas es por cierto muy
variado…Se trata de procesos de transición que no pueden tener otra
designación general que la del pase de la sociedad agraria a al sociedad
industrial, cualesquiera sean las características de estos dos conceptos”
Se afirma que la realidad
latinoamericana, que Touraine estudió, es muy haya influido en sus divagaciones
sobre al sociedad posindustrial “programada”, toda vez que en ellas la noción
de historicidad es fundamental, y lo característicos de nuestras sociedades es
su carácter transicional, de cambio, su historicidad.
El culturalismo de Touraine no es
una imaginación de Weffort, así como tampoco lo son ecos historicistas y
voluntaristas del marxismo (Lukacs, Gramsci) en sus trabajos.
La definición del “sistema de
acción histórica” (SAH) está tomada, según Weffort, del Dieciocho de Brumario
de Marx. Compárense ambas definiciones:
“Los hombres hacen su historia,
pero no la hacen e circunstancias escogidas por ellos mismos y sí en las
circunstancias con las que se enfrentan directamente y que les fueron
transmitidas del pasado” (Marx)
“El sistema de acción histórica
es la manera cultural y social que tiene la capacidad humana para transformar
las condiciones de existencia” (Touraine)
Por lo tanto, si bien Touraine
no toma pocos elementos del funcionalismo parsoniano, es contra el marxismo que
tendrá que reivindicar su autonomía e independencia teórica.
Weffort afirma que Touraine sino
repetir a una corriente marxista (Gramsci, Lukacs), así como también al mismo
Marx, cuando teoriza sobre la ideología del “sistema”.
3. José Calixto Rangel Contla (crítica Poulantzas)
Repensar la noción de “apropiación
real” (relaciones de posesión)
4. Fernando Henrique Cardoso (crítica a Poulantzas)
Influido por Althusser,
Poulantzas realiza la siguiente distinción:
Materialismo dialéctico: teoría general de todos los modos de
producción, correspondiéndole además la especificación de las instancias
regionales.
Materialismo histórico: ciencia que explica la constitución y la
transformación de las formaciones sociales concretas
…La cual se sustenta en la
separación (de bastante radicalidad) entre el “objeto de pensamiento” y el
“objeto real”, que permite la formulación de una “teoría” con “T”, sustentada
en una “práctica teórica” específica.
Al respecto, Cardoso comenta: “No me parece que esta separación arbitraria
entre el nivel teórico y el proceso histórico tenga fundamento explícito en las
obras de Marx o pueda ser recuperado en los trabajaos de investigación
influidos por el marxismo. Al contrario, la crítica de la economía
política contenida en El Capital tiene como uno de sus objetivos rechazar todo
tipo de separación entre teorías generales e instancias particulares y el
aislamiento de esas instancias particulares entre sí…el marxismo como ciencia de la historia –si no se confunde con el
empirismo histórico- significa precisamente un esfuerzo de reconstrucción de
totalidades concretas”
“Por tanto, no cabe, para
Marx, ningún intento de elaboración de una metateoría fundamentada en una
praxis abstracta que se sustente sobre los diferentes modos de producción, como
si fuese la Razón
proyectándose sobre lo real”
“En efecto la separación entre
“objeto de conocimiento” y “objeto real”, que es el punto de partida del
análisis althusseriano, también es su punto más débil. Rehusando la interpretación de que el método marxista al construir las
categorías retiene teóricamente el movimiento que va de lo abstracto a lo
concreto, reproduciendo un proceso de abstracción real –esto es, que ocurre en
la práctica social como un universal (una abstracción) concreta (que se da en
la historia)-, Althusser rechaza no sólo la influencia de la Lógica de Hegel sobre Marx
(la negación de la negación), sino que, además, rechaza el materialismo de la
doctrina marxista. A partir de allí, puesto que Althusser no acepta que
el orden lógico contiene una dimensión ontológica –esto es, producida
objetivamente por las relaciones entre los hombres e ininterrumpidamente
reproducidas, negadas y transformadas por ellos- termina por valorar la
práctica teórica como un recurso para garantizar la objetividad del proceso del
conocimiento”
“Sin embargo, un ejemplo de
este universal que se sitúa abstractamente en el nivel de la propia práctica
humana se encuentra, entre otros análisis, en el estudio del fetichismo, en el
libro primero de El Capital:
“Pero esta forma acabada del
mundo de las mercancías –la forma dinero- lejos de revelar el carácter social
de los trabajados privados y, por tanto, las relaciones sociales entre
productores privados, lo que hace es encubrirlas…Estas formas son precisamente
las que constituyen las categorías de la economía burguesa. Son formas mentales
aceptadas por al sociedad, y por tanto objetivas, en que se expresan las
condiciones de producción de este régimen social de producción históricamente
dado que es la producción de mercancías” (Marx)
“Althusser cree que formulaciones
de este tipo llevan al empirismo en la medida en que la abstracción es
contemplada como un proceso producido por lo real y que la esencia (los
conceptos) pasa a ser un momento de la propia realidad. Sin embargo, no es ésta
la acepción que sustentan los defensores de una lectura ontológica de El
Capital…Por otra parte, esa reflexión objetiva no se confunde con el idealismo
hegeliano. Si es cierto que el concepto forma parte de un momento de lo
concreto, éste no se agota en aquél. Lo determina, como expresión suya, y se
constituye históricamente como un conjunto de muchas determinaciones parciales”
“Como en general toda ciencia
histórica, social, al observar el desarrollo de las categorías hay que tener
siempre en cuenta que el sujeto –la moderna sociedad burguesa en este caso- es
algo dado tanto en la realidad como en la mente, y que las categorías expresan
por lo tanto formas de ser, determinaciones de existencia, a menudo simples
aspectos, de esta sociedad determinada, de este sujeto, y que por lo tanto, aún
desde el punto de vista científico, su existencia de ningún modo comienza en el
momento en que se comienza a hablar de ella como tal” (Marx, “Elementos
fundamentales…” –tener en cuenta como una crítica materialista a quienes
postulan que la realidad se constituye en el discurso-)
Cardoso afirma que la preocupación de Poulantzas de construir teorías
“regionales” (de un mismo modo de producción, por ejemplo, la teoría de lo
“político”), tiene sus razones en la distinción radical que Althusser hace
entre “Teoría” y “realidad”. Este sería un procedimiento incorrecto, ya que
el mismo Marx escribe una “Crítica a la economía política” en función del
cuestionamiento a los postulados que creen poder comprender la economía en su
“separación” de lo político y lo social. La distinción entre las distintas
“regiones” de un modo de producción es, para Cardoso, sólo una diferencia de
complejidad, una manifestación de una mayor concreción en el análisis que
reconoce la multiplicidad de determinaciones que constituyen lo real. En algún
sentido, Poulantzas recoge parcialmente esta crítica, ya que en “Estado, poder
y socialismo” argumenta sobre la posibilidad de construir una teoría de lo
político solo gracias a procesos históricos (autonomización de esferas en la
modernidad), abandonando la idea de elaborar una teoría de lo político “en
general” (para todos los modos de producción).
“Para afirmar que Marx no hacía
análisis economicistas y no disolvía las relaciones políticas e ideológicas en
la órbita de la producción, basta mostrar como pensaba Marx el proceso de
producción”
“…el camino recorrido de lo abstracto a lo concreto es radicalmente
distinto del camino recorrido de lo particular a lo general. Si es cierto
que en la teoría marxista una “relación abstracta” significa una “relación
parcial” y por tanto indeterminada, su determinación (totalización) y
concreción dependen de una síntesis teórica. El concepto totalizante para el
marxismo no equivale al concepto general, del positivismo y del empirismo, que
retiene y abrevia los elementos comunes de muchas situaciones distintas…”
En “Poder político y clases
sociales” Poulantzas de hecho habla de lo económico “en general” (a la Balibar ), como una región
constituida por los mismos elementos invariantes, sólo que combinados de
diferentes manera.
(Reflexión)
Al definir estas invariantes
Poulantzas confunde al “trabajador” con la “fuerza de trabajo”, lo cual niega
lo teórico específico del marxismo (plusvalor)
Contra Balibar: “En resumen, todos los estadios de la producción
poseen en común ciertas determinaciones que el pensamiento generaliza; pero las
llamadas condiciones generales de toda producción no son más que esos momentos
abstractos que no permiten comprender ningún estadio histórico real de la producción”
(Marx, “Contribución…”)
La distinción que Poulantzas hace en “Poder político y clase sociales”
entre relaciones de producción y relaciones sociales de producción, no se
encuentra sistemáticamente propuesta en los textos de Marx. El primero siente
la necesidad de realizarla para distinguir el concepto de “clase” de los
conceptos que designan estructuras regionales (entre los cuales no habría
“homogeneidad teórica”). Si bien Cardoso establece que de esta manera
Poulantzas crea un concepto “indeterminado” (ya que su contenido puede ser
especificado tanto por lo económico, como por lo político y lo ideológico),
nosotros afirmamos precisamente lo contrario: Poulantzas habría tratado de
construir un concepto capaz de reunir en sí mismo una multiplicidad de distinciones,
constitutivamente sobredeterminado; cuya misma naturaleza le otorga un carácter
explicativo eminente.
Cardoso entiende que las
clases sociales sólo emergen con la afirmación del mpc. Para esto, cita a
Marx: “las clases sociales se refieren a situaciones que existen…en fases
históricas determinadas del desarrollo
de la producción” (carta a Weydemeyer).
La cuestión es que esto no sustenta para nada lo que postula Cardoso, ya que
muy bien Marx pudo estar refiriéndose aquí a la emergencia de la sociedad de
clases y no necesariamente a la afirmación del mpc (ver si esto es así o no en
la citada carta). Aún si Marx pudiera haber afirmado explícitamente lo que
sostiene Cardoso, esto no niega la necesidad de una práctica científica que
comprenda la categoría de clases no exclusivamente para el mpc.
5. Manuel Castells (crítica a Poulantzas)
El autor interpreta las
relaciones de “apropiación real” como el control técnico sobre los medios de
producción (continuar reflexión sobre esta categoría)
“La contradicción objetiva y no
antagónica entre burguesía y nobleza viene dada por la diferencia de posición
estructural en lo que se refiere al control técnico del proceso de producción”
“En efecto si las relaciones
técnicas están subordinadas a las relaciones de propiedad y si éstas son
relaciones sociales de producción, quiere ello decir que la famosa propiedad
social del producto no puede realizarse sino por medio de una determinada forma
de organización social, de una sociedad de clases. De modo que la autonomía de
lo político y lo ideológico es perfectamente relativa, es decir, sus límites
consisten en que el Estado y la ideología dominante no pueden, en última
instancia, sino reproducir en forma ampliada el modo de producción, o sea, en
primer lugar, la estructura interna del proceso económico de producción. Si así
no fuera, ¡la autonomía no sería relativa sino absoluta! ¿Para que hablar de
autonomía entonces?”
“Lo cual quiere decir que el
control social de la producción (lo que los marxistas llaman la propiedad de
los medios de producción) pasa por el control de la sociedad, de sus leyes de
funcionamiento y distribución, o sea, en último término, por el control del
Estado y de los principales aparatos ideológicos”
“Es en cambio economicismo la tentativa de ligar necesariamente la
propiedad social de la producción al control directo del proceso técnico.
En este sentido Poulantzas comete un error muy de moda al indicar que la
relación que define la clase explotada es “la relación entre los trabajadores y
los medios de trabajo” y al concluir, lógicamente, que sólo “la autogestión
obrera puede modificar fundamentalmente la propiedad económica”. En efecto, el identificar así la
disposición directa del producto de una unidad de trabajo a la propiedad social
del producto, prescindiendo del sistema económico en que funcionan, abre la vía
a todas las interpretaciones tecnicistas de las tesis marxistas: tanto a
las ideas de la revolución de los managers (puesto que la disposición directa,
técnica, de una unidad de producción está en general en manos de sus
directores) como a las de los ideólogos participacionistas, que sueñan con
crear capitalistas colectivos, de Yugoslavia al Perú, pasando por De Gaulle.
Solamente se puede sostener seriamente la tesis fundamental de la separación
entre la fuente de creación de valor y la apropiación privada de la plusvalía
situándola a su verdadero nivel, o sea al de la capacidad estructural de
definir las leyes de funcionamiento económico y social…El carácter
socialista o no de una economía no viene determinado por la capacidad directa
de cada productor en su fábrica de decidir la producción, sino por la capacidad
política de la clase obrera de determinar las opciones fundamentales y de
influir constantemente en su ejecución”
“Otra cuestión, perfectamente
legítima, es el plantear la relación entre la autogestión en las fábricas y el
carácter proletario del aparato político central: puede pensarse, por ejemplo,
que no hay posibilidad de superación del mpc sin una destrucción total de las
relaciones de producción inherentes a ese modo (incluidos los planos político e
ideológico) y que, por tanto, una fábrica socialista no puede funcionar técnica
y socialmente del mismo modo que una capitalista. Pero, en cualquier caso, dicho problema no concierne a la relación
directa entre el productor y su útil de trabajo, sino al modo de relación entre
la clase obrera y las leyes sociales de disposición del producto, a través
de los aparatos políticos, principalmente (pero no exclusivamente) del aparto
del Estado”.
(Comentario: Castells, cegado por sus propias convicciones, no
comprende en absoluto el argumento de Poulantzas. Éste –que conoce muy bien la
tesis de “la revolución de los managers” y de hecho construye partes
sustanciales de su teoría de modo de negar los postulados de esa tesis-,
sostiene, por una parte, que no es la disposición del producto por parte de una
unidad de trabajo lo esencial (lo que Castells cree que Poulantzas sostiene),
sino la disposición por parte del “colectivo de trabajo” del mismo “proceso de
trabajo”, de su carácter “social” que determina en todo momento su carácter
“técnico”. En este sentido, al comprender Castells la relación de “apropiación
real” como una relación “técnica” y no eminentemente “social”, cae en una especie
economicismo tecnoligicista. Inversamente, si lo anterior es una impresión con
sustento en los párrafos citados, también Castells formula algunas tesis con un
resabio politicista: al ser las relaciones sociales generales (el control
mediante el Estado de las leyes de funcionamiento de la sociedad) la dimensión
estructurante del mismo proceso de trabajo, se cae en una negación del
materialismo (el cual supondría que la base para transformar el mismo Estado
estaría en las relaciones sociales básicas, tal como se expresan en el mismo
proceso de trabajo: la cita de Marx al respecto, tan a menudo referida, es aquí
pertinente. Por otra parte, Estado y apropiación de sobretrabajo han existido
desde que emergieron históricamente las sociedades de clase, esto es, el
control sobre las leyes de funcionamiento de la sociedad mediatizado por la
esfera política (aún si esta se encuentra imbricada con otras esferas y no lo
suficientemente autonomizada como se presenta en el mpc), no es exclusivo y
sólo propio del capitalismo. Es que, en efecto, lo que define de manera
específica al mpc es la separación del trabajador de su objeto y medios de
trabajo, no la relación de apropiación general del sobretrabajo (mediatizada
por lo político), la cual es propia de todos los modos de producción en los
cuales existen clases sociales. Es por esto que la distinción teórica de
Poulantzas es relevante: determina la especificidad de la estrategia política
correcta de la clase explotada bajo el mpc)
“…no hay, por definición,
relación entre la apropiación real distinta de las relaciones de propiedad,
sino que tenemos en la práctica histórica siempre un sistema completo de
relaciones en el que están las relaciones de propiedad y las relaciones de
apropiación real, que están además en forma jerarquizada, es decir, que las
relaciones de propiedad determinan las relaciones de apropiación real, y no al
revés”
“La relación fundamental, por
otra parte, no es la de la apropiación real, sino la de la propiedad. En este
me parece que hay u error en el texto de Poulantzas. No se trata de la unidad
productiva entre el trabajador y el medio de trabajo, sino de la separación
entre el producto del trabajo y la capacidad de disposición social del mismo”
(Comentario: la cuestión se reduce a esto: ¿es más importante para
la acción política concebir al mpc como una sociedad de clases en general
(alternativa Castells) o, por el contrario, como una sociedad de clases
específica (capitalista)?. La cuestión se plantea sólo en términos políticos,
ya que teóricamente Poulantzas tiene la razón: su análisis permite explicar de
mejor manera en tanto es capaz de exponer con claridad las especificidades de
cada modo de producción)
“…su ubicación en le proceso
productivo. Evidentemente, dichas posiciones no son simétricas, sino que una de
ellas corresponde a una clase ascendente, otra a una clase descendente. La
clase ascendente es aquella cuyos intereses específicos coinciden, en la fase
concreta del desarrollo histórico en que se sitúa, con los intereses del resto
de la sociedad, es decir, con el desarrollo de las fuerzas productivas,
globalmente y a largo plazo. En cambio, los intereses de la clase
descendente pueden o no coincidir con el desarrollo de las fuerzas productivas
a corto plazo según los periodos, aunque, desde luego, se oponen al desarrollo
general de la humanidad, globalmente y a largo plazo”
(Comentario: pareciera que se concibe a las FFPP como un algo
“neutral”, una cosa-herramienta capaz de ser desarrollada o no por “una” clase
u “otra”. No se distingue a las mismas como una relación social, lo que
supondría entender que el predominio de una clase en las FFPP entendidas como
relación social, supone no el “desarrollo” o el “no desarrollo”, sino un tipo
particular de “desarrollo”. Asimismo, pareciera que Castells asume el mito de
la transición socialista como el “reino de la abundancia”, cuando es más
preciso entender al mismo como un tipo de desarrollo específico, signado
eminentemente por el proceso de igualación de las condiciones materiales de
existencia de los agentes sociales)
“Una clase no puede definirse en sí, sino en una relación de
contradicción.¿Cuál es esta relación de contradicción, por ejemplo, en el caso
de la pequeña burguesía? Se sabe que no siempre hay una oposición
estructural antagónica entre ella y la burguesía o entre ellas y él
proletariado: ello depende de las fases y de la coyuntura, lo cual nunca puede
decirse estructuralmente del proletariado y de la burguesía”
(Comentario: este es un tema fundamental. Castells se equivoca al intentar
definir sólo coyunturalmente a la pequeña burguesía, la misma es identificable
estructuralmente, aún si su posición y misma “naturaleza” pueda variar según
las distintas fases del mp. Ahora bien, lo esencial es que la pequeña
burguesía no es una clase perteneciente a otro modo de producción, es una
realidad que se genera y regenera permanentemente bajo el mpc, una clase
“secundaria”. ¿Es, entonces, errada
la concepción de Marx de que en cada “mp” se enfrentan sólo dos clases
dicotómicas?. La cuestión no es tan fácil de resolver, ya que el mismo
carácter de clase de la pequeña burguesía es incierto: por ejemplo, ¿cuál es la
relación social material que la constituye como clase?. Una relación que no es
mediada por otra clase, una relación “directa” con los medios de producción.
¿Define, entonces esta realidad que denominamos “clase” una relación social?
¿Es la pequeña burguesía propiamente una clase, sino se opone a otra clase en
su proceso de reproducción material más básico? ¿Supone un sustancialismo
concebirla como clase, si para esto necesitamos negar la realidad más profunda
de las relaciones de oposición/contradicción?)
“Una clase no existe
históricamente más que en la medida en que existe una práctica de clase que
corresponde a sus objetivos”
(Comentario: esto es cierto si nos cuidamos de definir intereses
objetivos como “transición socialista” o “revolución”. Una clase existe en
tanto existen prácticas de clases, lucha de clases. Ahora bien, es la lucha de
clases la que reproduce en todo momento la sociedad, ergo las clases no dejan
de existir mientras exista el mpc. Si esta lucha de clases muy bien puede ser
sobredeterminada (y por tanto, en alguna medida, deformada) por mecanismos
ideológicos y políticos de cooptación, también es claro que la realidad
irrenunciable de las crisis económicas del mpc expresan una lucha de clases que
nunca equivoca de manera gruesa sus intereses fundamentales. Esto es, si
existen crisis bajo el mpc, es porque la clase obrera de hecho lucha, sin
necesariamente saberlo, por la transformación y sustitución del mpc. Otra
cuestión, es el nivel de la lucha conciente de clases, la cual es fundamental
al nivel de la coyuntura en el momento de desenlace (o solución) de las crisis,
ya que determina el camino socialista o no socialista que toma la sociedad en
estos casos)
La idea de que el proletariado
puede construir una formación social verdaderamente universal, ya que sus
intereses objetivos son estructuralmente más generales que los de la burguesía,
es una idea a rescatar. Esto es, de su posición estructural de clase se
deriva la capacidad de establecer prácticas que organicen a la sociedad en un
sentido aún más general y universal que el dominio que establece la burguesía
sobre la sociedad.
Se plantea que la mediación entre
“posición de clase” y “práctica de clase” es establecida por los aparatos
políticos (específicos de cada clase). No
obstante, en tanto Castells entiende una “práctica de clase” sólo como aquella
acción conciente y dirigida a organizar la totalidad según intereses generales,
sus mismos planteamientos podrían hacerle concluir que en un momento dado (en
el cual, por ejemplo, el partido revolucionario no se sea una realidad) existe
una clase definida por una posición de clase, mas no una práctica de clase.
Quizás por eso es relevante definir las prácticas de clase en dos niveles:
práctica de la “clase en sí” (que no
se confunde con una práctica de clase meramente “reproductora”, ya que las
crisis son inmanentes al mpc. Sólo podríamos entenderla como una práctica de
clase “reproductora”, si con ello implicamos que toda “reproducción ampliada”
del mpc es contradictoria y supone de manera inherente la realidad de las
crisis); práctica de “clase para sí” (aquella
práctica cuyo objetivo es la transición socialista, por lo cual intenta
condicionar una reproducción ampliada en la cual las crisis sean cada más
agudas y recurrentes, así como también se encuentra preparada para afrontar la
realidad de las crisis y luchar en un sentido que direccione la solución de
éstas hacia la transición socialista).
De hecho, Castells es explícito
al respecto: “…sólo la referencia a una línea revolucionaria, es decir, a una
práctica social organizada, permite determinar el contenido de clase de las
prácticas”
“Y lo que caracteriza a este
conjunto diverso de posiciones (por ejemplo, nueva y vieja pequeña burguesía) al nivel de las prácticas
político-ideológicas no es tanto su “individualismo” o su “inestabilidad” como
el hecho de que no pueden ocupar una posición hegemónica en el seno de los
“bloques históricos” dirigidos por la clase explotadora y por la clase
explotada. Por tanto, lo que se llama “individualismo” es simplemente la
incapacidad de ligar sus intereses al desarrollo de las fuerzas productivas. Y
su “inestabilidad” proviene de que su posición económica varía fundamentalmente
con la evolución del mp y con los cambios en la relación de fuerzas entre las
dos clases antagónicas”
“En la medida en que en toda sociedad hay una clase dominante y que la
misma organiza, a través de distintos aparatos jurídico-políticos e
ideológicos, el conjunto de la actividad social, es evidente que la práctica de
todos los agentes, cualquiera que sea su posición de clase, será una práctica
correspondiente, en último término, a los intereses de la clase dominante.
En eso consiste justamente una sociedad de clases, a condición de entender
dicha afirmación como análisis de la
tendencia dominante y de incluir los necesarios movimiento de reforma e
integración suscitados por la lucha de clases”
“…sólo la impulsión de un aparato
político, expresión de la clase explotada y del bloque de clases y fracciones
constituido en torno suyo, crea la posibilidad material de una autonomía
política, y en menor grado, ideológica, con respecto a la clase dominante”
“Por tanto, la inadecuación entre
posición estructural de clase y práctica de clase no sólo no puede asombrar,
sino que es la regla general, la condición misma del funcionamiento social”
(Comentario: los últimos tres párrafos olvidan la determinación
económica de la dinámica propia del mpc –interés fundamental de los mejores
escritos de Marx-, ya que pareciera que clase dominante en un mp determinado,
controlara y manipulara sin restricciones la sociedad en la cual “participa”.
Y, de hecho, es lo contrario: las prácticas de clase no concientes –al menos no
totalmente concientes- de las clases fundamentales del mpc, suponen la creación
de una realidad social (una sociedad) cuya deriva última no es “controlable”,
cuyas contradicciones llevan a las crisis recurrentes. Por lo tanto, la práctica no conciente de la clase explotada bajo este
mp, no es una práctica “correspondiente” a los intereses de la clase
explotadora, sino que es funcional a la reproducción ampliada del mpc (la cual
es contradictoria y supone las crisis, supone la posibilidad inmanente de la
transformación). Asimismo, la práctica de la clase explotadora no es completamente
funcional a sus propios intereses de clase (mantener la explotación que es la
base de su existencia); de hecho, esto es lo que expresan las crisis y la
competencia capitalistas. Por todo esto es por lo que podemos afirmar un
politicismo rampante en Castells)
“Siempre existe una relación,
aunque mediata, entre los intereses materiales inmediatos de los individuos
explotados y los intereses históricos de su clase: si no fuera así, la
revolución sería un acto metafísico”
“La introducción de la teoría del
partido en el análisis es la única forma de conciliar las dos afirmaciones
fundamentales del materialismo histórico: la determinación en última instancia
por la estructura económica y la lucha de clases como motor de la historia.
Quiere decir que, si lo económico es estructuralmente determinante, la lucha de
clases, cuya expresión concentrada es la práctica política de clase, domina
cada coyuntura. La lucha de clases, a través del agente de cambio que es el
aparato político es capaz de transformar la ley estructural, pero sólo en la
medida y en las condiciones determinadas por la estructura y e particular por
la fase del proceso productivo…”
(Comentario: la lucha de clases se entiende como expresión
coyuntural, al tiempo que pareciera que lo económico no contuviera en sí la
lucha de clases. Asimismo, pareciera que la ley estructural es la
autoreproducción sempiterna del capitalismo…los postulados revolucionarios
de Castells, ¿no descansan en un análisis keynesiano, regulacionista o
“legalista ruso” del mpc?)
Similitudes que permiten hablar de América Latina como objeto
específico:
-dependencia
-combinación de distintos modos de
producción
-ambas dimensiones anteriores
suponen una estructura jurídico-política donde la función de “represión”
prima sobre la “integración” (en la relación clases dominantes/clases
dominadas), así como la “dominación”
predomina sobre la “regulación” (en la relación entre las clases dominantes).
Esto supone la exacerbación de la importancia del aparato represivo dentro del
Estado, así como su mayor autonomía frente a cada fracción de la clase (o
clases) dominantes (aún si su autonomía no es tal frente al interés general de
los dominantes).
-Las contradicciones interclases dominantes (o interfracciones
pertenecientes a distintos mp o a distintos estadios de un mp) serán
particularmente agudas y, por tanto, tenderán a hacer una amplia utilización de
las clases dominadas como clases-apoyo.
-Las contradicciones
dominantes-dominados podrán tener una expresión velada a través de una lucha desarrollada
en un principio entre las clases dominantes
-Dada la multiplicidad de
contradicciones de clase, cualquier enfrentamiento de una clase dominada con su
antagonista necesita un bloque solidario de clases dominadas para progresar,
puesto que en caso contrario el bloque se hace en sentido inverso, incluyendo a
todas las clases dominantes y al resto de las clases dominadas, jugando como
clases-apoyo. Vale decir que el
problema de la alianza de clases y de la constitución del bloque histórico
alternativo es el problema número uno del cambio social en América Latina.
- La dependencia (correlato del
imperialismo) supone que la lucha de clases, si se enfrenta de manera conciente
a transformar las estructuras, es una lucha contra las clases dominantes de los
países hegemónicos
- Cualquier redefinición de
importancia de la relaciones de dominación/subordinación dentro de una
formación social dominada, supone una nueva forma de articulación con el
mercado mundial y los países hegemónicos
- El nacionalismo, en un país dependiente, posee un carácter
inherentemente ambiguo: el mismo se debe analizar según las clases y alianzas
de clase que apoyen o no apoyen la causa nacionalista
Castells desarrolla un argumento
en el cual la determinación imperialista externa cumple un rol fundamental;
así, las nuevas dictaduras que ya se generan en la década del sesenta en AL
serían meras formas de canalizar (casi sin fricciones) la política imperialista
(esto es criticable, por ejemplo, tomando a Marini)
Se presenta una interpretación del gobierno de Frei primero:
- Fundado en la generación
internacional de un nuevo tipo de imperialismo, que desarrolla de manera
relativa el mercado interno, así como un crecimiento concentrador y segregante
- crisis de la oligarquía agraria
-creación de una pequeña
burguesía rural, productora y consumidora, gracias a la reforma agraria. Esta clase, una vez asentada y constituida
como tal, comienza a explotar trabajo asalariado agrícola en condiciones
todavía peores de las que existían bajo el dominio terrateniente
-toma de posesión del aparato
estatal por la nueva burguesía monopólica ligada al imperialismo
-la reforma del mismo “aparato”
de modo que el mismo pueda ser funcional a la nueva dinámica imperialista
-generación de clases-apoyo,
derivadas de las reformas (burocracia estatal y pequeñaburguesía rural
- la crisis de hegemonía se
produce por la misma contradictoriedad del bloque en el poder: la burguesía
monopólica se aleja de las capas pequeñoburguesas, la oligarquía terrateniente
da sus últimos estertores de muerte, etc.
Interpretación de la Unidad Popular
- se presenta como la alianza del movimiento obrero organizado, sin
embargo, su fuerza real va poco más allá de la pequeñaburguesía y de una
fracción del campesinado pobre
- su gran basa es el
antiimperialismo
- su intento fundamental, ya en
el gobierno, fue mantener el poder para ampliar su base de clase (tanto de
clase obrera como, de fracciones burguesas y pequeñoburguesas: la oligarquía agraria fue el gran enemigo de
la UP )
- En términos económicos, esto
suponía la iniciación paulatina de un proceso de acumulación originaria socialista,
lo cual se concretizaba en la ocupación generalizada de la capacidad ociosa en
la industria (así es como se
explican dos dimensiones fundamentales del proyecto de la UP : la “batalla de la
producción” y las estatizaciones)
- la política agraria de este
gobierno supone sólo la continuidad del proceso anterior: eliminación de los
terratenientes y su poder. Esto implicaba, sin embargo, la consolidación de la
pequeña burguesía rural “generada” bajo el proceso democristiano, con todas las
contradicciones que esto implicaba (por ejemplo, la polarización de esta “capa”
hacia las orientaciones antisocialistas)
- el término de la fase que
implicó la utilización de la capacidad ociosa, planteó el momento de una
decisión esencial: para continuar con algún tipo de acumulación, algunas capas
sociales deberían sufrir desmejoras en su modo de consumo, su modo de vida.
Quienes más tenían que perder en este sentido eran las capas
pequeñoburguesas.
6. Poulantzas
“Si hay diferencias entre el
capitalismo liberal y el imperialismo, si las hay, como dijo Lenin, entre el
periodo preimperialista y el imperialismo, ello se debe a las diferentes
articulaciones de lo político y lo económico, que por supuesto no bajan del
cielo, sino que se deben a las variaciones en lo económico”
“Para definir a la clase obrera,
se debe partir de dos relaciones: una, la definición de la clase capitalista
apoyada en la relación de propiedad económica, y la otra, que define el tipo de
explotación específica en cada modo de producción, y que define la plusvalía,
que en el sistema capitalista el trabajador no posee sino su fuerza de
trabajo”. Por el contrario, si sólo hacemos referencia a la “relación de
propiedad” y no a la de “apropiación real” (posesión), no podemos distinguir
entre modos de producción diferentes (e.g. entre los modos precapitalistas y el
modo capitalista). Asimismo, el correlato político que se deriva de considerar
sólo la relación de “propiedad” es la teoría de la “clase salarial”
(típicamente socialdemócrata)
7. Florestán Fernandes
Utiliza el concepto de clase social como exclusivo del mpc (a la Gurvitch ), al tiempo que
entiende la clase como entidad nacional (ya que requiere un mpc en el cual
exista un Estado nacional). Ejemplos de este uso incorrecto del concepto de clase
social (derivado de una noción de clase weberiana), se encuentran bastantes
- ¿Existen clases sociales en
Américas Latina? (primer subtítulo del artículo)
Hace uso de la noción de sistema
de producción capitalista (la cual es una categoría laxa, poco rigurosa en
términos marxistas). Otros conceptos de
tinte weberiano que se repiten bastante son: “orden social competitivo”,
“formaciones histórico-sociales típicas”, “capitalismo político y
monopolizador (Max Weber), “un mercado con funciones clasificadoras”, “un
sistema de producción que engendre un orden social estratificado”
Expresión: “…una mayor
flexibilidad tecnológica y económica corresponde a una fuerte rigidez
ideológica y política”
“El elemento capitalista central
de la economía colonial provenía del comercio colonial interno y externo, lo
cual imponía formas de apropiación y expropiación –y, por lo tanto, de
acumulación de capital- precapitalistas. El reverso del capitalismo comercial
en América Latina era un sistema de producción colonial, estructural y
dinámicamente adaptado a la naturaleza y a las funciones de las colonias de
explotación. El carácter precursor de tal sistema de producción aparecía en las
combinaciones de la esclavitud, la servidumbre y las modalidades meramente
suplementarias de trabajo pagado…Los que afirman que el sistema de producción
colonial así constituido, no era feudal, están en lo cierto, porque tal sistema
de producción requiere un contexto histórico en el que el feudalismo sería una
aberración regresiva”
(Comentario: define la existencia de capitalismo a partir de la
esfera del intercambio y la circulación. Asimismo, desestima el carácter
precapitalista de los procesos de trabajo como un factor que inhiba el uso de
la noción de capitalismo)
Se establece que la vinculación
con los centros capitalistas es primero comercial (a través de la esfera de la
circulación), luego productiva. La transición hacia un “sistema de producción
capitalista” en AL, se da en el periodo que abarca desde la emancipación
nacional hasta la afirmación y mayor estabilidad de las oligarquías
tradicionales. Esta transición (que
abarca casi medio siglo desde la independencia en los países más desarrollados
de AL) es denominada por Fernandes como periodo
“neocolonial”.
“En este sentido, el último cuarto del siglo XIX tiene una importancia
decisiva para al consolidación del capitalismo moderno en AL (visto según los
países de mayor desarrollo económico). Como había sucedido antes con las
estructuras económicas coloniales, las relaciones neocoloniales con Europa
entraron en crisis, sin que las estructuras económicas producidas por el
neocolonialismo fuesen destruidas…Las estructuras económicas
precapitalistas…coloniales o neocoloniales, sirvieron como escalón para la
creación y la alimentación inicial del sector moderno de la economía (en la
esfera del comercio interno o externo o en la de la producción)”
“El aburguesamiento del seño
rural es típico. No es menos típica la revaloración de las actividades
mercantiles”. Los agentes sociales de la nueva forma de economía (productor
rural, comerciante, semiasalariado, etc) comprenden la necesidad y las ventajas
de la coexistencia del antiguo régimen dentro del nuevo. Por eso no luchan
contra ella: ven en la asociación con capitales y firmas extranjeras un factor
de progreso, o en formas precapitalistas de producción y de truque una fuente
de intensificación de la acumulación de capital. “Tales agentes económicos
protagonizan y dirigen la revolución burguesa, porque ésta es inevitable…”
“Se pueden distinguir tres momentos cruciales en la evolución de la
modalidad latinoamericana de capitalismo. El momento en que se
configura, en la transición neocolonial (surge el mercado moderno); el momento en que supera el mundo
neocolonial, mas no lo destruye, en que se da un paso del primitivo capitalismo
mercantilista, heredado de la colonia de explotación, hacia un capitalismo
comercial pleno de vitalidad (en este momento la oligarquía pierde su peso
social, fragmentándose, para dar paso a una “hegemonía burguesa compuesta”);
el tercer momento, vivido actualmente por pocos países, en que la revolución
industrial se intensifica y se acelera”
En el momento (que también,
obviamente es un “proceso”) en el cual se constituye la hegemonía burguesa compuesta, emerge el reemplazo de la oligarquía, lo
que Fernandes llama “plutocracia”: este término designa lo que es
compartido y se erige en base del privilegio de clase, que es el poder fundado
en la riqueza, en la disposición de bienes, y en la capacidad de especular con
el dinero. En esta estructura de clases, se encuentra la presencia física de
fracciones burguesas extranjeras, así como se produce una polarización de las
clases “medias” hacia las clases altas (lo que manifiesto en su modo de vida
que imita a estas últimas). Asimismo, los mecanismos de articulación de las
clases altas se expresan en las mismas relaciones internas de las clases medias
y bajas. Por último, no es menor explicitar el carácter eminentemente conservador de estas sociedades (aún si las
mismas clases altas construyen oposiciones aparentes en “conservadores” y
“liberales”), que se manifiesta en la
filosofía exclusivista de las clases altas (patente en los momentos
“dictatoriales” de la región)
“Por eso, el capitalismo
dependiente está siempre en transformación”
“La monopolización de los centros
de decisión por los círculos sociales y económicos interesados (internos y
externos) no fue un problema en el pasado (por lo menos en las dos épocas
históricas relacionadas con la creación de la economía de mercado y con la
revolución comercial. Reconvirtió en problema en la actualidad”
(Comentario: párrafos como éste son los que fundamentan aquella
compresión de la historia social que Cueva critica en la teoría de la
dependencia, por el hecho de que minivan y caricaturiza el rol que cumplieron
las clases populares…)
Las transformaciones de finales
de la década del sesenta del siglo XX en AL, supusieron la transformación de
las burguesías de esta región, constituyéndose una “burguesía compuesta” o
“plutocracia” en la cual los participantes externos están directamente
representados (no sólo por sus intereses o socios menores locales). En este
mismo tiempo finaliza la desintegración y desaparece la oligarquía tradicional.
“Proscribiendo o destituyendo el
orden civil y limitando (o anulando) la participación económica, social y
cultural de la clases trabajadoras, aquellas burguesías se debilitaron a sí
mismas, reduciendo sus alternativas, empobreciendo su visión de mundo y
liquidándose como agente histórico revolucionario…En este sentido, fueron los
artífices del capitalismo dependiente. Lo escogieron y lo fortalecieron como
alt6ernativa de una revolución nacional dentro del orden…”
“Gravitando de manera
permanente en torno a sus posiciones estratégicas y a sus ventajas relativas,
optaron implícitamente por el capitalismo dependiente, conformándose con el
plato de lentejas. El orden social competitivo fue deliberada y permanentemente
adaptado a las condiciones de dependencia y subdesarrollo como estado crónico”
(Comentario: aquí, en estos dos párrafos, el problema parece una
cuestión de mera voluntad –los determinantes económicos y su automatismo se
olvidan olímpicamente-. Este quizás es un problema general de la teoría de la
dependencia, en la cual las clases son siempre sujetos que “producen” los
resultados deseados en sus acciones específicas. Sin embargo, es interesante
rescatar el hecho de que el poder de una burguesía nacional específica,
depende, en algún sentido, de la fuerza de su propio proletariado. Este es un
hecho complejo, ya que el mismo poder del proletariado debiera disminuir el de
la burguesía; quizás la cuestión es más pertinente si nos enfocamos en el tipo
de desarrollo de las fuerzas productivas, que habilita, dependiendo de los
concretos, un mayor poder del proletariado o de la burguesía)
El carácter idealista-moralista
de los desarrollos de Fernandes se explicita de manera clara en algunas
ocasiones: “…que determina la lógica del capitalismo dependiente y el carácter
egoísta, socrático y conservador de sus estructuras de poder elitistas”
“La economía no precede ni
trasciende a la sociedad y la cultura”. “No fueron las funciones clasificadoras
del mercado ni las funciones estratificadoras del sistema de producción…la
manera en que esas funciones fueron aprovechadas y alteradas por el medio
propiamente social…” (Comentario:
parecieran dimensiones interdependientes, cuando en realidad lo social está
presenta en cada uno de esto campos, ya que no existe lo específico social)
Se rechazan el método marxista (de lo abstracto a lo concreto), para
proponer un método comparativo mediante modelos (a la Weber ).
Expresión: “…une lo
arcaico con lo moderno y suscita ya sea la arcaización de lo moderno o la
modernización de lo arcaico”
Se formula la proposición de que
las clases bajas en AL tienden a estar fragmentadas y ser poco solidarias, lo
cual supondría una actitud conformista y una orientación netamente individual
hacia el ascenso personal en aquellos pocos privilegiados que logran
“asalarizarse”. Asimismo, se enfatiza en el carácter inorgánico y mecánico de
la acción de las clases populares (aquí es pertinente la crítica de Cueva)
En repetidas ocasiones Fernandes
comparte la formulación de Marini acerca de la sobreexplotación que “sufre” AL,
aún si denomina una misma realidad de diferente manera.
“Por eso, aunque los factores
internos sea esenciales para cualquier proceso de crecimiento y de desarrollo
–pues de ellos depende la eficacia y el progreso de los dinamismos externos-,
son los dinamismos externos los que “deciden” las transformaciones
definitivas…”
“…dieron sustancia a la
constitución de una oligarquía, que se hizo burguesa por imposición de su
condición económica, de sus papeles políticos y de su destino histórico, y no
por ideales de vida firmemente aceptados ni por el impulso de una revolución
social contra estructuras económicas, socioculturales y políticas que
impidieron que la oligarquía se realizase como clase…por lo tanto, el escenario
no cuneta ni con el “burgués conquistador”, ni con el “campesino inquieto” o el
obrero rebelde”
“La burguesía y la
pequeñaburguesía “usan” la clase social y el régimen de clase de manera muy
semejante a la que, en el pasado, las llamadas oligarquías tradicionales usaron
el estamento y el régimen estamental, o sea como un vehículo de autodefensa, de
autoafirmación y autorrealización”
(Comentario: ¿qué es eso de “usar” la “clase”? Asimismo, para
Fernandes pareciera que la clase y el estamento tienen el mismo estatuto
teórico, ambos pudiendo ser utilizados por “alguien” – ¿las burguesías?-)
En la periferia se acentúan los caracteres políticos del orden social,
toda vez que su inestabilidad crónica es una realidad muy presente, que combina
elementos democráticos con factores autoritarios y autocráticos. Así, el
Estado en AL aparece muchas veces como la institución clave de defensa de las
clases dominantes, como también se politizan en este sentido las asociaciones
gremiales y sociales
“La desagregación del régimen
estamental…introdujo un desequilibrio insalvable entre los sistemas de
gobierno, sus fuentes de legitimación política y la práctica
autoritaria-autocrática (que permaneció inalterada). Lo que interesa poner en evidencia es que existe una competa
incompatibilidad entre el privilegio de clase como factor de diferenciación
social y de estabilidad de las relaciones de poder entre las clases, y la
adopción de sistemas políticos constitucionales y representativos”
En el periodo actual (inicios de los setenta):
El “asalto” de los sectores
populares supuso un “Estado democrático fuerte”, el cual salvaguarda la
democracia para la minoría, mientras ritualiza y vacía de sentido cualquier
mecanismo más inclusivo de participación. De esta manera, la dictadura
tradicional fue sepultada. Se hizo necesaria una capa tecnocrática preparada,
junto a un estado en buen pie, para impulsar nuevamente los mecanismote
acumulación, más ligados ahora al capital extranjero.
“Se ha discutido mucho la
crisis hegemónica oligárquica. Sin embargo, al contrario se ha discutido muy poco
la otra cara de la cuestión. Aquella crisis duró muy poco; y con frecuencia, lo
que se le imputa, como causa o efecto, es un producto de la debilidad y de la
ambigüedad congénitas del nuevo mundo de hegemonía burguesa”
El nuevo tipo de estado es más
que un Estado burgués, es un “Estado tecnocrático”…
“…se formaron identificaciones con el “orden”, la “seguridad nacional”,
la “revolución institucional” y la “modernización” que maduraron en la
conciencia y en la solidarida de clases de la plutocracia en sentido realista.
Las clases privilegiadas entendieron que no podían ser ilustradas, liberales y
mucho menos tolerantes…pragmatismo político, que eles enseña que es
imposible conciliar capitalismo y democracia, sin sacrificar un poco su
privilegio relativo...Las estructuras de poder en que se funda la hegemonía
burguesa se racionalizan, mientras las demás estructuras de las sociedad de
clases evocan los dilemas del subdesarrollo”
Existen varias expresiones que
suponen la adopción implícita de un modelo comparativo de análisis en el cual
uno de los polos de comparación es la imagen mítica del capitalismo autónomo.
Algunas de ellas son:
-“En América Latina, el
capitalismo y la sociedad de clases no son productos de una evolución
interna…En consecuencia, clases y relaciones de clases carecen de dimensiones
estructurales y de dinamismos de sociedad que son esenciales para la
integración, la estabilidad y la transformación equilibrada del orden social
inherente a la sociedad de clases”
-“Sin embargo, no pueden
universalizar y fortalecer impulsos igualitarios relacionados con la
redistribución de la riqueza y del prestigio social o con la democratización
del poder, necesarias para la misma estratificación en clases sociales”
- “Las funciones clasificadoras del
mercado aún no ennoblecen el trabajo”
- “Como las clases altas y medias
solo se proponen e intentan resolver los problemas nacionales que se relaciona
con sus propios intereses de clase, los dinamismos del orden social competitivo
son más o menos ciegos e ineficientes (cuando no impotentes) frente a los
problemas nacionales que se refieren…a intereses de la población media o a
intereses particulares de las clases bajas”
- “Las clases
privilegiadas…tienden a definir su posición frente a la modernización en
términos de una relación mercantil. La modernización se convierte así misma en negocio…Las decisiones
modernizadoras pierden de vista, por lo tanto, lo intereses de las clases que
no participan en esas actividades…”
8. Rodolfo Stavenhagen (crítica Florestán Fernandes)
“Pero es indudable que sobre todo
en el medio rural subsisten vestigios de modos de producción históricamente
superados, aunque igualmente es evidente que el modo de producción dominante
(es decir, el capitalismo dependiente o periférico) ejerce su hegemonía sobre
los demás. Este fenómeno es el que llamamos colonialismo interno, es decir, la
subordinación de modos de producción y formas acumulación precapitalistas al
modo de producción dominante…El colonialismo interno es una relación estructural
característica de la yuxtaposición de modos de producción correspondientes a
tiempos históricos diferentes dentro del marco global del capitalismo
dependiente y de la situación de subdesarrollo”
(Comentario: esta es la tesis del “colonialismo interno” que critica
Cueva. Supone, como bien se ve, la construcción teórica de un “modo de
producción dependiente” – a la
Banaji- )
Cuando se habla de “marginalidad”
en AL, en realidad se está haciendo referencia al “ejército industrial de
reserva” en una formación social en la cual gravitan con mayor peso modos de
producción distintos del mpc. Por la misma razón, es interesante preguntarse
por este fenómeno: ¿es meramente transicional, o estructural y permanente?
¿Definido por su origen de clase, género de vida fuera del trabajo, posibilidad
de asalarización, forma de trabajo, etc?
“Los dos fenómenos –el de la
estratificación y el de las clases- existen en todas las sociedades clasistas
y, en mi opinión, éste determina aquél, pero a través de una dialéctica
compleja. Es necesario reconocer que en las sociedades latinoamericanas existen
diversos sistemas de estratificación basados en criterios y valores diferentes,
que pueden o no tener una relación directa con la estructura de clases”
“Al plantear la problemática de
las clases sociales como fuerzas políticas (a través de sus organizaciones o
movimientos, o simplemente como masas activas o pasivas), es necesario también
preguntarse acerca de su relación con las fuerzas políticas basadas no en
clases sociales sino en grupos corporativos o institucionales mayor o menor
importancia. Así, en América Latina, el peso político, en distintas
circunstancias, del ejército y de la
Iglesia y, en menor grado, de los estudiantes es indudable.”
9. Jorge Graciarena (crítica a Fernandes)
La idea de comparar el caso
“puro” europeo con las realidades de nuestra región, olvida un punto esencial.
Nuestra realidad no se encuentra “deformada” por la débil presencia del
capitalismo, sino que ambas realidades –la europea y la latinoamericana-
contienen especificidades propias interconectadas, no reductibles a un modelo
“puro”. Esto es, la dinámica de las clases en Europa no fue tal sólo dado a que
allí se haya establecido el capitalismo en su forma “pura”, sino que también se
explica –y quizás de manera fundamental- por la misma relación de
sobreexplotación que sostiene el viejo continente con AL (e.g. esta abundancia
de recursos puede haber servido para hacer concesiones a la clase obrera
europea).
“…¿no será que los países
hegemónicos transfirieron hacia los países de la periferia buena parte de sus
antagonismos convirtiéndolos en nuevas tendencias estructurales y conflictos o
agudizando los ya existentes en ellos?...”
“…segmentos de un mismo sistema,
cuya unidad global y esencial no debe ser perdida de vista en ningún momento.
La lógica del capitalismo subdesarrollado y dependiente no es ni debería ser
otra cosa que un aspecto de la lógica general del capitalismo”
Repite la misma crítica mía en
torno a la idealización que hace Fernandes del capitalismo (“mito del
capitalismo autónomo…”)
“Un punto que introduce alguna
confusión en los análisis que relacionan sociedades desarrolladas y
subdesarrolladas es el de la naturaleza del concepto de “autonomía”, como
situación histórica y como configuración estructural y funcional…
¿Todos los países desarrollados
son autónomos?¿Es siempre la autonomía un requisito para el desarrollo como lo
es la dependencia para el subdesarrollo?¿Cuáles son los indicadores de la
autonomía nacional?¿En qué medida la heteronomía de unos países es condición
para la autonomía de otros?”
“En el mundo de hoy no parece
caber duda de que los Estados Unidos son un país autónomo. Pero, ¿qué se puede
decir de las otras sociedades capitalistas avanzadas, como Inglaterra y los
países del mercado común europeo?¿Son también autónomos y en la misma medida
que Estados Unidos?”. El caso de eeuu quizá demuestra que la autonomía sólo
expresa la fuerza del poder militar de un país…
“…es que generalmente se usan
estos pares opuestos de conceptos como si fueran dicotomías y no como un
continuo del cual son sólo sus posiciones polares, formuladas como tipos
ideales. En realidad, hay grados y estilos de autonomía-heteronomía, lo que
parece ser más apropiado que presentar ambos conceptos como si se refirieran a
situaciones absolutas de completa carencia o total libertad de decisión y de
acción”
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