Joachim Hirsch
Marx mismo no trató sistemáticamente la cuestión del
Estado o, dicho más exactamente, no trató específicamente la forma política de
la sociedad burguesa. En su obra se encuentran sobre este tema incursiones esporádicas,
a veces atemporales y, ciertamente, también equivocadas o al menos
insuficientes.
El aparato de dominación política –el Estado– se ha
separado formalmente de la clase económicamente dominante, la dominación
política y la económica ya no son idénticas inmediatamente, el “Estado” y la
“sociedad”, lo “público” y lo “privado” se ubican como esferas separadas y
diferenciadas. Es ahora que se puede hablar del “Estado” a diferencia de otras
formas de dominación política….De este modo, por ejemplo la expresión “Estado
medieval” es, ante todo, engañosa.
Su socialidad se expresa en forma “objetiva” mediante el
dinero y el capital, esto es, de un modo enajenante y “fetichista”, en la
figura de cosas que se enfrentan a los seres humanos. El dinero no es tampoco un
simple medio técnico del intercambio y de contabilidad, sino la expresión
objetiva de relaciones sociales específicas bajo la forma de cosa.
Las dos formas sociales fundamentales en las cuales se
presenta la unidad social en el capitalismo son la forma valor, expresada en el
dinero, y la forma política, que se manifiesta en la existencia de la sociedad
separada del Estado
La “derivación
del Estado”.
El desarrollo teórico de la forma política de la sociedad
capitalista no se dirige a explicar cómo y por qué existe el Estado y tampoco
cuáles son sus figuras concretas y sus funciones. La meta es con mucho, fundamentar
las razones por las cuales la comunidad política, el Estado, adopta una figura
separada absolutamente de la sociedad y de las clases sociales, y qué
consecuencias tiene este desarrollo de las instituciones y los procesos
políticos
En primer lugar, la “derivación del Estado” significó la
superación del esquema simple de base/superestructura, donde el Estado era
concebido como una expresión derivada de las relaciones económicas. Antes bien,
tanto la forma económica como la forma política, puestas una frente a otra, son
características estructurales de la sociedad capitalista. La forma política es,
en sí misma, una parte constitutiva de las relaciones capitalistas de
producción
Esta determinación formal de lo político, sin embargo, no
basta para explicar las instituciones, los procesos y los desarrollos políticos
concretos; ayuda en principio a analizar las condiciones estructurales
generales de la sociedad capitalista, es decir, las relaciones sociales, los
modos de conducta, las posibilidades de acción, el modelo de percepción y las
formas de institucionalización. La “derivación del Estado” no es, por ello, una
teoría del Estado acabada; constituye, empero, un punto de partida fundamental.
Estas condiciones no sólo pertenecen las condiciones
naturales de la producción y de la vida, sino también las tradiciones
culturales, las orientaciones de valor y las relaciones sociales que no tienen
la forma mercantil, existentes de modo externo respecto de las relaciones
capitalistas directas, formas de producción material como la producción agraria
y artesanal o el trabajo doméstico. Sin ellas, ni la disponibilidad de fuerzas
de trabajo ni la existencia y unidad de la sociedad serían posibles. Para su proceso de valorización el capital
siempre ha requerido condiciones externas de producción en un sentido amplio.
Este simple hecho excluye que la reproducción de la
sociedad quede asegurada solamente a partir de la forma económica determinada,
es decir, por la regulación de la ley del valor. Como mera “economía de mercado”
el capitalismo no existe….Esto sólo puede llevarse a cabo en la comunidad
política. En la sociedad capitalista ello es posible sólo mediante el Estado.
Por ello “mercado” y “Estado” no sólo no son contradictorios sino que están
inseparablemente unidos.
Política” y “economía” no forman dos campos de
autorregulación y funcionamiento recíproco, como sostiene la teoría de
sistemas. La “especificidad” del Estado, la separación entre el “Estado” y la
“sociedad”, se forman en luchas sociales y políticas, y de este modo siempre
quedan en cuestionamiento.
Ejemplo: Este es el caso, por ejemplo, cuando se produce
un estrecho entrelazamiento del Estado con grupos individuales de capital y las
actividades estatales son conducidos por estos intereses específicos. La clase
económicamente dominante tiende esencialmente a una reprivatización de la violencia
física si ya no puede quedar asegurada su dominación por medio del aparato
estatal, sobre todo en épocas de crecientes conflictos sociales.
Subjetividad jurídica, la libertad ciudadana y la igualdad
no son de ningún modo sólo una pantalla ideológica, sino que tienen en la socialización
capitalista una base material. De la misma manera, los momentos de la libertad
y la igualdad subsisten aun en las propias desigualdades sociales
estructurales, y las relaciones de clase colocan y encuentran ahí sus límites.
Por ello, los seres humanos al mismo tiempo tienen una pertenencia de clase y
son ciudadanos formalmente libres e iguales
El carácter social del Estado también se manifiesta en que
es expresión y parte existencial de la división del trabajo (volver sobre la
pregunta que enfatiza en como se puede fundamentar la igualdad a través de la
división social del trabajo: ¿homogeneización del trabajo? ¿trabajo abstracto?)
En realidad hay una amplia serie de confrontaciones
sociales, de relaciones de dominio, de explotación y de subordinación: de
género, religiosas, culturales, regionales. Ellas no resultan simplemente de
las relaciones capitalistas de clase y no desaparecerían con ellas.
Objetivamente son ellas con frecuencia más viejas que la sociedad capitalista
misma.
las relaciones con la naturaleza, las de género, la
opresión sexual o racial son inseparables de la relación capitalista y ésta no
puede en absoluto existir sin aquéllas. Es decisivo que el modo de
socialización capitalista como reproducción material en un modo determinado,
impregne la estructura social y las instituciones (incluidas determinadas
formas sociales), en las cuales se expresan todos los antagonismos sociales.
Precisamente la separación capitalista entre el “Estado” y
la “sociedad” ha hallado una salida en la oposición entre lo “público” y lo
“privado” (notar como la sociedad es igualada a lo privado…citar texto
“Lecciones de sociología”)
La especificidad del Estado se expresa con esto, en que
hay una serie de barreras institucionales que impiden la conducción directa por
parte de la “voluntad popular” de los procesos estatales decisivos. He aquí la importancia
del principio de representación, según el cual el “pueblo” es representado por
diputados elegidos, quienes siguiendo la “voluntad popular” y en el lenguaje
idealizador del proceso, solamente están subordinados a su conciencia y no
están ligados a ninguna instrucción. En la democracia liberal no hay mandato
imperativo. El principio de representación, por ello, no es simplemente una
ejecución técnica de la democracia de masas, sino una condición esencial para
la imposición de la forma política del Estado capitalista.
Los sindicatos son, como otras organizaciones y grupos de
intereses, representaciones de intereses pero también órganos de
control, dominio y disciplina; en este sentido son casi siempre cuasi aparatos
estatales.
Con esto queda cerrada la posibilidad de que los intereses
de clase se abran paso directamente en la política estatal por medio de
organizaciones de intereses económicos y políticos. Esto ya está implicado en la
separación entre el “Estado” y la “sociedad”… Tomado en conjunto, todo esto
tiene como consecuencia que la política de los partidos, las asociaciones y los
movimientos sociales mismos, se inscriba en un grado esencial dentro de la
“lógica del Estado”. Dicho de modo preciso: son determinados por mecanismos
enraizados desde la forma política capitalista.
Tomado en conjunto, todo esto tiene como consecuencia que
la política de los partidos, las asociaciones y los movimientos sociales mismos,
se inscriba en un grado esencial dentro de la “lógica del Estado”.
Dicho de modo preciso: son determinados por mecanismos
enraizados desde la forma política capitalista. mediada tanto al Estado como a
la sociedad. Ambos constituyen la unidad contradictoria y simbiótica del
“Estado ampliado” (expresión de Gramsci)
La forma política capitalista no debe ser confundida con
el aparato estatal concreto, pues éste es únicamente la expresión institucional
de la estructura social existente. Las determinaciones de la forma capitalista,
tanto económicas como políticas, atraviesan todos los campos sociales,
impregnan también la burocracia del Estado así como el sistema de partidos, las
asociaciones de intereses y los medios de comunicación de masas, las
instituciones económicas y hasta la familia.
Esta separación relativa de “política” y “economía”, del
“Estado” y la “sociedad”, significa que la sociedad capitalista carece de un
centro abarcador de mando y de control, sobre el que la sociedad en su conjunto
pueda disponer (discusión)
Más bien existen muchas instituciones, organizaciones y grupos,
con relativa independencia recíproca y en lucha parcial, ligadas complejamente
vertical y horizontalmente, las cuales, a partir de acciones de fuerza
estructurales, pero no buscando intereses generales ni de manera directa,
formulan estrategias políticas. Exactamente esto confiere a la sociedad
capitalista no solamente su monstruosa dinámica sino también una gran
adaptabilidad por encima de crisis y catástrofes.
Hemos mostrado que las formas sociales son objetivaciones
de las relaciones sociales que resultan de los principios generales de
socialización y que se enfrentan a los seres humanos bajo la forma de cosas.
Ligado con la acción social, las formas sociales determinan en forma general y estructural
las orientaciones de conducta y las percepciones que asumen los individuos y
que, al mismo tiempo, ellos reproducen a partir de su acción.
Los principios fundamentales de socialización motivan la
formación de instituciones en las cuales las formas sociales reciben su expresión
efectiva concreta y práctica….Estas formas generales de percepción y de conducta
se concretan en instituciones sociales, o viceversa: en las
instituciones se materializan las determinaciones de las formas
sociales.
No percatarse de esta diferencia e identificar a la forma política
simplemente con un determinado conjunto de instituciones, es un error frecuente
El concepto de forma social designa con esto la relación
de mediación entre la estructura social (modo de socialización), las instituciones
y las acciones.
Pero la construcción institucional y la acción reproductora
ni determina objetivamente ni está libre de conflictos, sino que está
determinada por las estrategias de los actores en pugna. Los correspondientes
procesos de institucionalización y las configuraciones institucionales existentes
pueden entrar en contradicción con las formas sociales.
Debido a que la acción social no está fácilmente
determinada estructuralmente, pueden entrar en contradicción las determinaciones
de la forma social y la figura concreta de las instituciones
Entre las formas sociales y las instituciones existen, en
suma, muchas relaciones contradictorias. Las formas sociales realizan y se
sostienen solamente a partir de acciones sociales y conflictos sociales, y
pueden ser puestas en cuestión en su dinámica misma.
Las instituciones posibilitan y limitan la acción social.
Los procesos institucionales no se desarrollan, sin embargo, a voluntad sino
sometidos a la “violencia de la forma”.
La “estructura” y la “acción” no son entendidas hasta aquí
como si estuvieran puestas en una mutua oposición externa. Antes bien, las determinaciones
de la forma social se expresan en la acción misma y en la estructura social con
sus contradicciones propias; de igual manera las estructuras “objetivas” son
reproducidas naturalmente mediante la acción social
El Estado no puede ser determinado principalmente por
funciones específicas. Esto ha sido destacado con exactitud por Max Weber: Desde
un punto de vista sociológico una asociación “política”, en especial un “Estado”
no se define por el contenido de lo que hace. Casi no hay tarea que una
asociación política no haya tomado alguna vez en sus manos,… Antes bien,
sociológicamente el Estado moderno sólo puede definirse en última instancia a
partir de un medio específico que, lo mismo que a toda asociación
política, le es propio, a saber: el de la coacción física (discusión)
La separación formal del Estado respecto de las clases
sociales contiene una específica manera de la institucionalización de las
relaciones de clases. Por ello, la clase económicamente dominante no es
idéntica a la clase dirigente, es decir, la que ocupa y controla el
aparato estatal. Según Poulantzas, se efectúa esta institucionalización de tal
modo que la clase dominante organiza y la dirigente desorganiza
proceso político –por medio de los partidos y el sistema
representativo– no se organiza sobre la base de la pertenencia y la situación
de clase sino a partir de la figura del ciudadano aislado….Esto es el
fundamento del complejo proceso de escisión que conduce hacia una
desorganización de las clases dominadas.
En conclusión, los antagonismos sociales y las relaciones
de clase, que se expresan en las estructuras institucionales del “sistema político”,
están marcadas por estas determinaciones de forma. Ellas se sitúan en la forma
del dinero y del derecho, y se manifiestan en la figura de la relación
burocracia/clientela, en las asociaciones de intereses en competencia, en los
partidos políticos, en las estructuras corporativas, etcétera. La forma
política transforma las relaciones de clase en una contraposición del “pueblo”
y el “Estado”,
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